"Vidal, tú sabes lo pobres que éramos en mí casa: yo no fuera a la escuela, ni había salido de las Monas a los 19 años; y no tenía más mundo que el valle del Güerna… Cuando me encontré con las llanuras de Palencia, para mí, lo único que contaba eran las tierras"
(Arximiro) .Argimiro el d'Espineo:
una sabia memoria de la cultura popular asturiana, más de un siglo atrás.Todo un documento a estudiar para la Historia interna de cualquier pueblo rural:
la Historia de verdá.
Un hombre universal
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Argimiro Álvarez López: ejemplo de autodidacta, ocho meses a escuela en su vida..., y escribía a mano con letra casi de molde, sin una falta...
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Memorias de Xomezana: la Faragua de Tanislao, cuando aprendí a leyer con el ferriru del pueblu
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Un filandiru de aquellos: el resumen en casi un centenar de artículos sobre la vida en las caleyas, en las montañas, en sus trabayos, en sus viajes...
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El arca d'Espineo: la ilusión por unos libros que nunca tuvo en su niñez; había que dir a andar delante las vacas, a las tierras de semar...
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Carta a Vidal de Xomezana: porque yo nací para echar de menos a la sabiduría....
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Argimiro Álvarez López : hasta un museo para los libros abrió ilusionado en la Escuela cerrada de su pueblo
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Las muyeres trabayando en la Fábrica se Sotietso: Las muyeres trabayaoras en La Fábrica de Sotiello
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Cuando aprendí a escribir en fueyas de panoyas: nin tsibretas, nin tsapiceros como ahora...
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Buscando un sitio en la pobreza: Buscando un sitio en la pobreza..
"La familia del Señor... Vamos pa La Pola... Bajo el mercao antiguu... a los compraores... les interesaban mucho los versos o relatos que iban escritos en los maniegos sobre temas variados para juicio de los clientes compradores de lo que vendía mi madre en las cestas; y de los otros competidores de mi madre. Ella se sonrojaba cuando alguien le ponderaba mis obras.
Y mi madre, entonces, les relataba de paso que cuando hacía las camas de jergón, con hojas de maíz, yo siempre le hurtaba algunas fueyas que mojaba, y las ponía a secar prensadas, para luego escribir en ellas. Algunos señores a los que servía mi madre en sus casas, le regalaban papel aprovechable para que yo escribiera. Y le deseaban que yo llegara lejos".
(los recuerdos de Arximiro vediendo cestos nel mercao La Pola, con versos escritos en fueyas de maíz)
Porque resulta que Arximiro, a sus ochenta y muchos años..., escribía su vida cada noche al mor del fuibu a boli y en fueyas de libreta...; pero al día siguiente pe la mañana, encendía el fuíu del suilu con los mismos papeles, una vez arrebuyaos...
Y esto hubo que hablarlo seriamente, claro..., al mor del mismu fuibu, hasta que acordamos reciclar las fueyas a boli n'adelante...
Y Arximiro escribió muchas páxinas y páxinas, preciosas páxinas, después...
"Tengo otro encargo de D. Julio Concepción para continuar recordando lo que fue mi vida en Las Monas, cuando era pequeño: intentaré hacer lo que me pide mi profesor... Y es que desde mi niñez en el pueblu yo no hice otra cosa que buscarme un sitio en la vida, en aquella vida tan pobre que me tocó en Las Monas de Xomezana. Pero, creerme, que nunca llegué a saber si lo estaba haciendo o no.
Cuando llegué a tener uso de razón, en mi familia había mucha ignorancia por aquellos días: mis padres no habían tenido escuela nunca. Vivíamos en Las Monas en un caserío lejos de la cultura. Mi madre tenía una granja de más de cien gallinas ponedoras, con el gallineru en un prado, de las que yo era el pastor.
Mi padre era cestero para hacer cacíos (maniegos, güexas...), de palos de madera que había que tostar al fuego para rajarlos en láminas, y forgarlos con gran arte para tejer el cacíu. Cuento este detalle porque este arte ya desapareció. Cuando hacía buen tiempo, mi padre tenía el taller en el prado de las gallinas y me hacía compañía; me afilaba con delicadeza un lápiz grueso de carpintería que me servía para mis primeros escritos también".
Mi madre iba todos los sábados al mercado de La Pola a vender huevos frescos que eran preferidos por los clientes; y llevaba de paso algo de fruta: piescos, cerezas... Además, en cada lado de la albarda del burro iban colgados los cestos que hacía el paisano. El burro había que aparcarlo para ir al mercado, y había que pagar una cuota en la corralada de La Casa de Vamos".
Poema dedicado a Arximiro,
en el Prólogo al Diccionario etimológico
de toponimia asturiana (2ª edición, 2007)
por Xulio"Y especialmente dedicado
a Arximiro el de Xomezana,
Arximiro Octavio Álvarez López:
excelente alumno de 88 años.Autodidacta ejemplar:
ocho meses a escuela en toda su vida
(había que dir a las vacas, a las oveyas…).
Y escribe hoy sin una falta…Sobresaliente, un 10,
pero un 10 altu…
Alumno inteligente,
y por ello humilde (muy humilde),
culto, un sabio
de la memoria rural asturiana:
muchas reflexiones manuscritas
lleva Arximiro a boli negru
sobre los senderos de su vida
y de su pueblo lenense,
en libretas y libretas de rayas y rayas,
con márgenes azules
a la izquierda
(toda una joya para encuadernar
con letras de plata)…Y, con todo,
seguro que,
acurruquéu en aquella esquina
de un rústico caserón
al mor del fuibu
y de las faízas arroxando nel fogón,
en la soledad creadora
de las nuiches invernizas de Xomezana,
con el viento helado
xiblando en los cristales,
si no fuera por pura humildad
(por nun comparase con nadie, vamos),
Arximiro pensaría también
con el filósofo:
“Sólo sé que no sé nada”.
Arximiro, gracias asgaya".
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Importancia de la toponimia como documento asturiano: por Juaquín Fernández