Costumbres, tradición, gastronomía, trabajos rurales, vida vaqueira, saber popular

"Vidal, tú sabes lo pobres que éramos en mí casa: yo no fuera a la escuela, ni había salido de las Monas a los 19 años; y no tenía más mundo que el valle del Güerna… Cuando me encontré con las llanuras de Palencia, para mí, lo único que contaba eran las tierras". .

Argimiro
y Guadalupe

Manuscrito de
Argimiro Octavio Álvarez López
(97 años)

(V)

A) Presentación propia: porque yo nací para echar de menos a la sabiduría... Y porque los niños en el campo somos vecinos de todas las clases de arañas, de los pájaros

Yo soy Argimiro Álvarez. Acabo de escribir el prólogo a esta obra; como tengo salud y tiempo, me  cuelo a ensayar una editorial. Mi presentación: quiero  huir de toda vanidad. Soy un hombre que bajó del monte; nací en un lugar lejos de la escuela, y ni en aquella vecindad ni en mi familia, se tenían nociones de enseñanza, ni datos de ninguna cultura. En mi casa había pobreza, y cuando ya me valía, me recogieron como criado para labores como pastoreo, este cargo duró tanto como el periodo de andar a la escuela.

Yo nací para echar de menos a la sabiduría. Ahora, en ese prólogo digo la mutación de la ciencia. Los niños en el campo somos vecinos de todas las clases de arañas. No podemos saber LA NATURALEZA en particular para qué capítulo emplea a estos bichos. Hay un indeterminado número de clases de arañas; pero cada una hace su tela de modo y tamaño diferente y además lo hace con el género que produce su propio cuerpo, pero todas las telas (cárceles) tienen su garita particular, y bien camuflada para estar de guardia permanentemente hasta atrapar la caza.

Los otros vecinos de los niños pastores son los pájaros. Aquí, en el valle del Güerna los pájaros vecinos son xarica, raitan, malvis, tordo cuervo… Los niños de todas las épocas son admiradores de los nidos de estos pájaros. De los pájaros que nos visitan me quedo con la golondrina. Siempre pensé en el misterio de por qué trabajando para la naturaleza tienen que viajar miles de kilómetros.

Va poco leí en un libro que un viajero europeo trajo en el bolsillo del chaleco una sola semilla de eucalipto, de ese continente que se llama Australia. Al parecer fue la única para contagiar Europa. Ahora también pienso que si las abejas, mariposas, etc. trasladan el polen, si lo podrán acarrear los pájaros; o tendremos que arreglarnos con las pepitas… si es que las golondrinas comen ese género.

La migración de las golondrinas, los salmones...

La mutación de la ciencia (de la ciencia de sembrar). Ahora todo depende de esos aviones trasatlánticos. Es de suponer que cuando vuelan sobre el nítido monte, abran las compuertas de las repletas cisternas  y que a la velocidad de mil km./ hora el marallu de mierda quede bien extendido. La naturaleza tiene todas las cuentas echadas y las golondrinas, si llevaran pepitas en su estómago, y si hicieran escala, y se convertiría en estación de millones de años, habrá variedad de repuestos.

En Asturias tenemos el salmón; nacen aquí y vienen a morir (de viejos) aquí; eso allá ellos. Pero también recorren miles de millas por los fondos marinos poblados de bosque vegetal.

Los animales y las semillas

Yo dejo aquí esos misterios y quiero repetir que no tuve quien me diera escuela de ningún género, pero sí nací con las ideas de trabajar. Puse en el prólogo que deseo ofrecer como biblioteca de periódicos de variedad de títulos  de fechas.

-Mirar- la corteza de nuestro planeta (sin la mano del hombre) está en todos los tiempos preparada para recibir las semillas vegetales.

Aquí en Xomezana y puerto de Valseco a veces se conserva un “nevero” hasta avanzado el mes de junio; cuando se derrite el campo queda yermo de plantas, pero aparece lleno de topineras con la tierra molida y abultada, dispuesta para recibir todo el género que venga a ocasión.

Este servidor segó la hierba en Bobias y encontré que un cuervo se llevó una panoya y en agosto ya eran grandes los maíces. Yo seré un pelma; pero tengo  que pensar que ese tal de periódicos hace las veces de semillas; en el prólogo hablo de los temas pero ahora digo que me echo confiado en brazos de esa suerte. Yo no soy escritor y empecé llamando a esto editorial. Pido disculpas por mis flaquezas y pido a la suerte que esto dure 600 años.

Argimiro Álvarez


Argimiro,
en La Pena la Portietsa

B) Carta a Vidal el de Xomezana

Hoy a 20 de noviembre año 2013

Señor Vidal González, Xomezana Riba

Querido vecino, ya sabes que soy de la “quinta” del tu hermano José, él ya se fue; yo Argimiro Álvarez, aún quedo con 96 años; vivo en mi casa con mi esposa, que va para los ciento dos años. Estamos asistidos, pero tenemos soledad. Te cuento esto porque mi afición es escribir… Ayer me preparaste tú, esta ocasión, porque mandaste al señor Aurelio para el estudio de injertar castañas.

Vidal, yo, como no sé cosas de escritor, voy a contarte cosas simples, y que tú conociste, por ejemplo: cuando se hacían establos con cabana en los praos de casería; invariablemente, había que facer la borroná. Para otros de cien años, las tierras (a veces furtivas) que se hacían en terrenos silvestres, había que quemar maleza y tierra para ennoblecer y abonar los sembrados (borroná).

El problema de facese con el cucho pa las tierras

Otra lucha de todos los campesinos de aquella época, era hacerse con el cucho necesario para abonar las tierras de los sembrados. Vidal acuérdate que mi padre era José Fabas, y él hizo una borroná en el curuchu de la Ponzona, a 1500 m. de altitud, de mil m2 de superficie, abonada con cucho de los parrotales;  dio mucha comida y tabaco.

Querido Vidal, para ti y para mí es una satisfacción tener en la memoria la historia de esta nuestra parroquia, y que las fincas estaban repartidas, y que todos teníamos ganado para poblar las cien caserías; y caballos de tiro para bajar leña y hierba para producir cucho. Vidal esto queda para la historia: la ciencia ganó la partida.

Y la vagancia que produce el bienestar

Vino la carretera a Xomezana, y después a Bobias; vino la energía eléctrica, la gasolina, el teléfono, las placas que producen la energía solar…. Y, con ello, la vagancia que produce el bienestar. Ahora ya no trabajan ni las yuntas de vacas, ni el caballo, nadie quema la leña, nadie siega hierba, nadie trabaja tierras ni huertas, nadie recoge castañas, ni avellanas…

Vidal, va un par de años estuve donde las cabana de Valseco, y quedé sorprendido porque en el montón de la basura había botes de leche vacíos de la Central Lechera Asturiana. Yo me enteré por boca de los vaqueros, que ahora nadie, nadie ordeña las vacas…

Vidal, acuerdaste de José tu hermano, no fue a la guerra con los rojos (la guerra del 36) pero a mí me llevaron y fui a los frentes del Puerto del Escudo; me hicieron prisionero y me llevaron a Castilla.

Prisionero en Pelencia, para mí lo único que contaba eran las tierras

Vidal tú sabes lo pobres que éramos en mí casa, yo no fuera a la escuela, ni había salido de las Monas a los 19 años; y no tenía más mundo que el valle del Güerna… Cuando me encontré con las llanuras de Palencia, para mí, lo único que contaba eran las tierras. Era el uno de agosto y los frutos estaban en su apogeo, pero la mitad de las Erias, estaban recién labradas, en fase de recuperar… !Que cosas tan extraña!

Éramos cientos de prisioneros en el campo de concentración, pero aquello no era mi público. Encontré un vecino de aquel lugar y se molestó en ponerme al corriente de cómo funcionó siempre allí el sistema de los sembrados, que cada dos años la tierra tiene que recuperar (como cucho) al estar arada para recibir el oxígeno o lo que sea. Este prubritin del valle del Güerna, no lo posó nunca de la cabeza.

Todos conocemos a D. Julio Concepción Suarez, este doctor de la enseñanza escribió libros, y en uno pone que en el año 1932, en la parroquia de Jomezana se aproximaba al millar de personas. Hacia esas fechas fue cuando se echó la carretera que nadie sabía para qué. En esas fechas, en esta parroquia nadie cobraba pensión. Las casas de vivir son de lujo; pero la lujosa carretera tiene en su haber que la gente marchó. Ahora en la parroquia no contaremos con los 100 habitantes.

El valle del Güerna, el paraíso de la Biología

Vidal todo este “rollo” que te pongo aquí debese a la visita de este señor Aurelio que le encomendaste tú, que me visitara.  Agradezco mucho esta visita. Es el ideal personaje que entiende mis ideas como hombre de monte. Algo ya te lo fui diciendo, como cosas del pasado; pero en esta presente actualidad, EL ESTADO de España tiene a su cago a muchos millones de obreros y obreras parados. El Estado da lecciones para ingeniarse y para economizar. La mayoría de los cuarenta y siete millones de habitantes viven en las ciudades. El señor Aurelio Antuña, acierta con visitar el valle del Güerna, donde está el paraíso de la biología.

A Aurelio ya lo tenemos en Jomezana; este lugar que fue invadido por los romanos en el año XXIX, antes de la era cristiana. Ahora a este lugar le visitan extranjeros; y al alcalde se le ha ocurrido poner como monumento: a una docena de molinos, que molieron diez siglos en poder de los romanos. Desde el siglo XIX antes de Cristo para acá va que muelen escanda, porque en Jomezana el maíz llegó de ¿América? En el siglo XVII.

¿Otra vez camino de la agricultura?

En la actualidad el Estado está interesado en que las empresas ayuden para remediar el problema a tantos parados  Desde el siglo XVII para atrás no había nada que se pudiera llamar empresa, pero el campo estaba dirigido por el Estado. Excepto las nuevas roturaciones, llamadas borronás. El resto de la tierra estaba dirigido y controlado por los “mayorazgos”. Cuando se paró aquel tren se bajaron de él multitud de propietarios a título de hipoteca. Hacia mediados del siglo XX conocí yo, Argimiro, a vecinos de Jomezana y de otros lugares que iban a redimir el  pago de las rancias hipotecas.

En la segunda mitad del siglo XX florecieron las industrias; pero empezó el caos para el campo; podrá ser el siglo XXI que el campo se vuelva a poner las botas. Será una cosa buena y elegante para el Estado. Lo nuestro es Jomezana y por debajo de mil metros tenemos cientos de praos con buen perfil para ser tierras para el arado; y si queremos poner la ciencia a nuestro favor, ahí tenemos la manguera de plástico, para llevar el riego de las fuentes y del rio Piquinin; ahí tenemos las placas solares: para manejar los aperos de la tierra y también para cargar de energía esas cintas indispensables que se ahuyentan de ellas hasta los raposos; y cerrar para el ganado, en prados y puertos, si esa electricidad se puede concentrar en baterías.

La agricultura de Jomezana va por buen camino.

Ver Arximiro (I): nacer en Las Monas

Ver Arximiro (II): la Fragua y Tanilsao,
mis primeras luces

Ver Argimiro (III) otras anécdotas

Ver Argimiro (IV): El Arca de Espineo

Ver Arximiro (VI): Museo - Escuela d'Espineo

Ver Argimiro (VII): Las muyeres de la Fábrica del Quempu

Ver Arximiro (VIII): Cuando aprendí a escribir en fueyas de panoyas aplastás

Ver Arximiro (IX): El Arca d'Espineo

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