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"En mi mundo no hay reyes ni reinas:
hay árboles, águilas, nubes y estrellas.
En mi mundo no existen fronteras:
existen valles, ríos y cordilleras.En mi mundo no existen escuelas,
pues la vida y la propia experiencia
son las únicas que la verdad enseñan.En mi mundo no hay política, leyes ni reglas:
a mí solo me gobierna
el Sol, la Luna y la Naturaleza.
- Arnau de Tera -
Agradecimientos
.
¡Qué delicia! un pan del tsar,
sobre las ascuas de unas brasas toda la tarde:
un piezu pan del tsar,
con un pletu patatas fritas y un güivu pa cenar,
un poco queso, un vaso agua de la juenti ...
Y a dormir na cabana como un guaje
hasta las cencerras del alba, otra vez.
Y, todo ello, gracias a Fernando,
el entrañable pastor del puertu cabraliegu.
La hospitalidad, el saber inmemorial,
la imprescindible presencia constructiva
de los pastores sobre cualquier paisaje.
Un tejido de fuentes orales para empezar.
Las distintas secciones que van componiendo esta Web sólo resultaron posibles gracias a las numerosas personas de los pueblos que, durante muchos años, fueron tejiendo con sus informaciones mis trabajos sobre el concejo lenense y sobre la cultura rural asturiana en las montañas. Unos 8.500 ficheros, con unas 4.900 fotos, recogidos durante unos 25 años hasta hoy mismo.
Con todos estos ficheros navegando ya en la red, se acrecienta mi más sentida gratitud con los vecinos y vecinas de los pueblos, y con todos aquellos amigos y amigas que con sus aportaciones, sus ideas, sus palabras compartidas, y sus críticas más sinceras, continúan perfeccionando estas páginas sobre Lena, y sobre otros conceyos asturianos.
Imposible citarlos ahora a todos (sólo en Lena, muchos cientos): siempre me quedarían unos cuantos y unas cuantas. Y, por otra parte, ya están recordados en la introducción a otras publicacioes y trabajos del autor Xulio Concepción Suárez (ver Libros). Allí van justamente reseñados en varias páginas.
La grata compañía de amigos y amigas en diversos campos
También he de agradecer la muy grata compañía de los amigos y amigas por los caminos, por las bucólicas praderas, por los senderos sosegados, o por las sendas empinadas, por los pedreros hacia las peñas, por los barciales enmarañados entre las breñas, por las oxas y las carbas campo a través (picu arriba, sin más contemplaciones), cuando uno ya se cansa un poco de tanto serpentear por la pindia palazana a poco de columbrar (degolar, devolar) junto al buzón de la cima.
Cada uno y cada una a su ritmo y a su bola, con cámara de fotos o sin ella, con la mochila para el bocata y el agua (de la fuente o embotellada..., y de etiqueta que prefieren algunos...), muchas cosas vamos descubriendo entre todos y todas sobre el mismo paisaje; pues los ojos se multiplican siempre por dos; y el saber de cada uno y cada una, a veces, por cuatro.
Muchas andaduras (largas algunas) por estas montañas asturianas en compañía de Raúl, Francisco, Rafa Morilla, Rafa Polonio, Julia, Dani, Felipe, Nedi, Gloria, José Ramón, José Ramón Redondo, Moisés, Julio César, Cristian Longo, José Manuel el de Mohías, Benxamín el de Cartavio, Manolín, Miguel, Pepe, Belén, Rubén, Xerardo el de Gradura, Alberto el de Tiós, Ramón el de Parana, Armando el de Güetses, Valerio el de Irías, Luisín el de Güeches, César (padre y fíu), Juanjo...
En otras ocasiones muchos datos semidormidos podemos ir levantando de un paisaje en compañía de otros collacios y collacias del senderu, que caún va tseyendo a so manera: Jesús Lana, Adolfo, Pano, Adela, Jose, Magda, Manel, Martín, Loly, Juanco, Alberto, Javier, Olaya, Lucía, Marisa, Carlos, Charo, Miriam, Concha, Luiggi, Anuca, Kike...
Con objetivos más didácticos, dellas veces
Y organizamos paisaxes y saberes lugareños en los diversos grupos de trabayu (ya un poco más didácticos), en los que ún encuentra expertos conoceores de los sos conceyos d'aniciu. Ye'l casu de los saberes aprendíos del occidente asturiano escuchando, en sin parpadiar tampoco, a Nicasio, Benxamín, Fredo, Juanjo, Ana, José Antonio (Toño), Antonio, Ramón, César, Pedro, Luis..., pe los conceyos de Villayón, Eilao, Coaña, Navia, Valdés, Boal, Grandas... También los alumnos y alumnas agradecerán estos datos en las aulas nuestras de cada día... (pa facer la cosa un poco más llevadera, vamos).
Es evidente que con unos, más andaduras, más moyaúras, y más pindios los senderos o las peñas; más duraderas las jornadas de cabana en cabana, y de braña en braña; con otros menos, claro está, pero todas igualmente disfrutadas y fructíferas, según lo va permitiendo la estación del año, ciertamente.
La verdad es que, como dicen los paisanos: "Cuatro güeyos siempre ven más que dos". Y las moyaúras de la tormenta, los días agostiegos del verano arriba, el viento de cara en los carrietsos, la ventisca de las invernadas en las vidayas, el orbayu en la nublina..., se soportan mejor, siempre a la espera del bocata al resguardo de la cima o en el portal de una cabaña; y, por supuesto, siempre con la cantimplora en la mochila para el agua cristalina del manantial. O aunque sea con botellina de plástico y etiqueta de colorinos... (seguro que daquién ya se da por aludíu...o aludía).
También resultan más sabrosos los parajes con las palabras y el ritmo acompasado de unos pasos entrañables, siempre más o menos al lado: delante o retrasaos, lo mismo da (en nuestru palabreru no hay plusmarcas).
Y terminando por los incondicionales de la escuela o de las caleyas
No podría cerrar unos agradecimientos sin añadir el apoyo de los amigos incondicionales cuando uno más los necesita: mis imprescindibles corresponsales en los pueblos desde los años más mozos. Los estudios posteriores nunca nos hicieron (ni a ellos ni a mí) renegar del aréu, ni de la guiacha, ni de la cabana, ni de la gaaña, ni de la carreña... Por lo menos, hasta la fecha...
Ello nos sirve para intentar fundir (y saborear) de manera tan placentera, la cultura de las caleyas y aquella otra más libresca de las silenciosas bibliotecas, ahora informatizadas. Para apreciar lo mismo el léxico de los forcaos y de las carriechas, que las más complejas terminologías helenistas, latinas, o informáticas, lo mismo da. Como palabras, todas parecidas en sus respectivos contextos: todas con sus ajustadas etimologías colocadas en cada tiempo, de siglo en siglo, y de milenio en milenio.
Pero imprescindibles los amigos en los tsugares, claro. Para cualquier dato que he de completar en un trabajo, ya están en movimiento buscando informaciones por las caleyas: Juan Manuel Cachero, Luisín, Miguel, Pepín, Paulino, Modesto, Pedrín, Berto el de Güeches, Primitivo el de Yanos; Toño, Falo, Dorín, Juaninacio, de Zurea; José Ramón Estrada, José Manuel y Juanín Valdés, Jesús Lana, Servando, Aurelio.... Eso tampoco se paga con nada. A ellos debo muchos datos de estas páginas, y de las otras publicaciones y trabajos.
"El pasado debe ser
una fuente de inspiración,
y no de imitación;
de renovación,
y no de repetición"
(dicen los bretones)
Foto ya más bien al atardecer sobre la braña
Sin perder tampoco las huellas de los que van pasando delante por el mismu senderu
Finalmente, siempre resulta un placer compartir los senderos o contemplar los pueblos desde los altos, en compañía de jóvenes investigadores del entorno (muchos ex alumnos), que comienzan por patear los datos para sus tesis y proyectos, mucho antes de elucubrar acomodados desde la mesa de un despacho cualquiera, con los pies jugando sobre la moqueta y el sofá. Buen comienzo de prau, y grata compañía la de estos jóvenes de mochila, boli y cámara dixital.
Sirva el ejemplo de Cristian Longo, no sólo collaciu paciente por tantas palazanas picu arriba más allá de las cabañas, sino atento investigador de estos paisajes de palabras, que también él recueye con lupa para sus trabajos etimológicos y toponímicos (tesina, tesis doctoral...).
En la grata compañía de Alejandro y Víctor con sus ferramientas del dos mil
En estos últimos tiempos, tuve hasta el honor de coincidir en las aficiones toponímicas con dos personas que reúnen de forma ejemplar el deporte, la devoción por las palabras y el cuidado medioambiental, lo mismo en el respeto al paisaje que en el culto (el cultivo, el cuidado) a la toponimia de los lugareños: Alejandro Zuazua y Víctor Manuel Delgado. Con ellos sigo compartiendo los topónimos más olvidados en los rincones de pueblos, brañas y montañas: siempre queda algún lugar del que yo no tenía el nombre (¡y quedarán tantos...!).
Pero la juventud, la capacidad andariega de estos dos montañeros, me hace pensar que serán rescatados (ya lo están siendo) cientos de topónimos en verdadero peligro de extinción. Con sus nuevas ferramientas dixitales (waypoints, GPS...), no sólo pasarán estos "rescatados" a la larga lista ya analizada con otros cuantos miles de etimologías, sino que los están pasando a los mapas con la precisión cartográfica y claridad visual que les impone Alejandro. El trabayu comunal que tanto haría falta en estos tiempos. Gracias asgaya a los dos por la oportunidad de esta estaferia toponímica, que podemos disfrutar en el milenium.
En fin, con todos ellos y ellas, con tantos colaboradores en la esfueya de los nombres (el trabayu multidisciplinar que resuena con tanta novedá ahora), van tomando vida estas páxinas del web, a modo de resumen de otras muchas ya publicadas en sucesivos trabajos, o expuestas en diversas charlas a lo largo de unos cuantos años.
Y todo ello, para seguir construyendo y proyectando este entorno que nos tocó vivir. Como bien dicen los bretones franceses:
"Le passé doit être
une source d'inspiration,
et non d'imitations;
de renouvellement,
et non de répétition".
(... mucho más que mil palabras...,
por supuesto)
A todos y a todas, simplemente, gracias.
El autor:
Julio Concepción Suárez