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Arximiro IX

Buscando un sitio
en la pobreza .

por Arximiro Álvarez López (97 años)

Y abrí el Arca de Espinedo

Va unos años crié una biblioteca en Espinedo y entre el mueble figura “El Arca de Espineo”. Yo no soy ni personaje ni escritor, ni periodista, y quiero ser un trabajador que se coloca en la pobreza. Tengo ilusión con lo que tenemos en la escuela de Espineo, sobretodo en el arca que estimo que dure muchos cientos de años más, para que vea pasar muchas generaciones entusiastas del afán que sentimos por la cultura literaria.

Cuando monté la Asociación fue para un puñado de vecinos, que éramos unos treinta. Y ahora, sí se me ocurre algo que poner. Mi madre era natural del lugar de Tios (concejo de Lena) y mi familia hereda unas fincas en aquellas Erias de sembrados, con edificios y sus establos.

Cuando el Ave arrasó las Erías de Tiós

Pero la Variante de Pajares, antes de traer las máquinas, repartió folletos de sus planos y planes, para un Ave que pasaría por un túnel bajo las ricas Erias de Tios. En los planos se veían solo tupidas manchas que se convirtieron luego en muy gruesas capas de escombreras de todo tipo; yo no puedo precisar los miles de metros cuadrados que arrasaron las Erías por expropiación forzosa. Pero me cayeron lágrimas porque esa tanda de Erias tiene buen perfil, bastante humedad y mucho sol.

La otra cara de la moneda es el mundo que nos toca vivir… En los pueblos del valle del Huerna falta el 80% de la población que había va cien años; los utensilios de trabajar la tierra ahora son piezas de museo, colgados en las paredes y debajo de las paneras hay sendos automóviles de lujo. La Variante también ocupó lo bueno de Carraluz y de otros lugares; pero las fuerzas vivas de los pueblos ya están jubiladas, todos tienen pensión, y el dinero extra que cobramos de las fincas, lo consideramos como una lotería.

Las caserías con sus fresnos delante la cuadra y la cabana

En el concejo de Lena ya no queda vivo ningún “quinto” de la mi edad, soy yo el más veterano y además me crié en el monte, y en mucha pobreza. Entonces, en todos los caserías, había fincas con prados, cuadra y cabaña. Delante de cuasi todas esas caserías, sigue habiendo como media docena de fresnos, pues el fresno tiene una calidad alimentaria como la alfalfa. La hoja no se puede cortar todos los años, pero, antes, las explotaciones ganaderas (particulares) contaban con los fresnos del monte y con los de sus antojanas para engordar sus terneros, corderos y cabritos..

Al principio de este relato saludamos con buscarme un sitio en la pobreza; pero la pobreza se traduciría en grandeza, si en esas docenas de kilómetros cuadrados de las ricas tierras de Tios se pudiera escarbar los morrillos con máquinas y sembrar por esas rendijas la semilla del fresno para que esa tierra de Tios  sintiera el orgullo de que aquí no paso nada, porque en menos de veinte años, la riqueza seria singular.

La emigración también era, “Buscando su sitio en la pobreza”

En este capitulo vamos ha hablar de la emigración en Jomezana. El padre de mi padre, era uno de sus cuatro hermanos: Ramón, Antón, Gaspar y Remigio. Ramón emigró a Villaviciosa (Asturias), llegó  a ser empresario de taxis de alquiler tirados por caballos. Gaspar tuvo una empresa de fabricar baterias de cook en Mieres. Remigio fue comerciante ambulante de lo que se terciara en el valle del Güerna. Antón era el padre de mi padre, que nació en Murcia capital en el año 1886.

Antón era oficial de una policía que me parece se las llamaba “Somatenes”. Las políticas del Estado crearon unos controles para las mercancías de casi todos los usos, para que pagara tributo hasta por pasar de un concejo a otro como el impuesto que hubo aquí en Senriella Villayana - Ujo. La empresa era difícil, porque entonces mal a penas había caminos, y sí había muchos mozos contrabandistas, capaces de rodear kilómetros con sus mulas cargadas y no pasaban por los fielatos.

Desde Xomezana a Cuba y Argentina (año 1800)

Mi abuelo un día montó a su familia en el tren y, recién estrenado el ferrocarril del puerto Pajares, apeó a la muyer y sus hijos en la estación de Campomanes. Él no hizo presencia, la hizo el revisor del tren; pero mi abuela quedó en una situación de pobreza tremenda y aquel pícaro, calentado en ir también a Cuba, con los de Jomezana se marchó a Gijón al barco.

Cuando mi abuela hizo testamento, el Notario (entonces escribían a mano) puso en el testamento que leí yo: "Josefa mujer casada, si no ha muerto su marido, que van veinticinco años que no saben de su paradero". Los emigrantes nuestros, cuando marchaban a Cuba, etc. iban creyendo que “allá” se ataban los gatos con longanizas, pero que yo sepa volvieron sanos, aunque sin hacer fortuna.

La mocedad de Xomezana y los progresos de aquellos tiempos

Desde que empezó el siglo XX en el mundo entero aparecía la ciencia y muchos descubrimientos. Pero para nuestro mundo cercano, la fuerza del vapor creó la explotación del carbón y también las fábricas de todo tipo, hasta que apareció la electricidad. La mocedad de Jomezana olvidó a Cuba, pero no olvidó a estos lugares. Durante muchos años hubo varios autobuses desde Telledo, que llevaban y traían plantillas fijas del carbón y de otros servicios de esas cuencas. Quiero recordar aquí que en el año de 1932, la plantilla de vecinos en nuestra parroquia era aproximadamente de mil personas.

Quedamos en que el siglo XX, fue un siglo mundialmente maravilloso. El siglo XXI lleva buen ritmo, pero tiene la cojera de que cada puesto de trabajo que se va creando tiene a muchos clientes con la mano estirada, esperando por él. La ama de mi casa me cuenta que ahora la confección de ropa se hace completamente a máquina, incluso pegar los botones a las camisas de hombre. El material plástico se carga un sin fin de mano de obra.

En los desvanes de Jomezana aparecieron telares que funcionarían desde muchos siglos atrás. Hilar lino y lana se hacia a mano, pero en haciendo el tejido, lo llevaban a los batanes para ser tupido con unos mazos movidos por un salto de agua en Espineo. Ese mazo siempre tenia mucho trabajo. La agricultura tenía mucha ocupación de mano de obra; solamente el pan: desde que se sembraba la escanda hasta que se metía el bollo en el horno, había que hacer una docena de labores.

Para escribir este capitulo debería pedir permiso a la Historia, porque yo añoro que Jomezana vuelva a tener más de mil personas. Con los años que ya tengo, siempre me pareció mucho lo que crecieron los pueblos que se hicieron ciudades. En los nuestros pueblos todos teníamos lo primero, la Iglesia; y después la güerta; pero ahora también cerraron.

Pero los mejores terrenos, los de los amos...

 Los españoles fuimos a ocupar el Sáhara, en cambio ahora vienen ellos a devolvernos la visita; ellos dejaron allá sus tierras que dan mucho fruto, pero nuestras huertas no tienen mano de obra porque nuestra gente se fue a las nuevas ciudades sin llevar nada en la mochila… Aquí en Jomezana para nosotros comenzó la historia cuando cayó por aquí el Imperio Romano, 29 años antes de Cristo. Primero y después, las tierras hubo que hacerlas con los brazos: El Frisnu la Braña, Cuentichobos, las Yanas del Siirru, los Pebidales, Los Yanos, La Protiecha, Xuan Pelayo...

Tales fincas, a más de mil metros de altitud, fueron trabajadas para una empresa que hubo para coger lino; había mucha necesidad de mucha gente que no cabían, que no tenían sitio en la pobreza; o que el terreno bueno estaba controlado por señores amos.

Esta historia va a ser difícil para que lo pueda escribir yo, aunque solo lo haga para un grupo de vecinos; y aspiramos –por qué no- a ser tantos vecinos como en el año 1952. La parroquia de Jomezana, antes del año 1930 tenía solo tres manzanales, injertos en una finca llamada Prociles o Porciles. Tenía muchos nogales y avellanares, y sobre todo, mucha riqueza de los castañeros. De lo que se sigue careciendo es del sistema de riego.

Por si hubiera que retomar las tierras

Yo, en mayo de 2014, visité el concejo de Siero, que contrasta mucho con lo nuestro porque son llanuras, bajas de altitud; pero no ví ninguna güerta puesta “al día” y muy pocos árboles frutales. Cuento esto, saliéndome de Jomezana, por si el Principado o el Estado tuvieran que tomar medidas para dar de comer a tantos millones de ciudadanos parados (sin empleo y sin la escuela), y para saber cómo son las herramientas para trabajar la tierra,

Nosotros vamos a quedarnos en Jomezana, y cuando ya seamos mil vecinos, tenemos toda la confianza de que habrá gente con mucha vocación y capacidad para la filosofía de ser empresarios agrícolas. De volver a resucitar los castañeros, plantar muchos miles de manzanales que den fruto, para ocupar fabricas de sidra, y que vuelvan los nogales. Teniendo en cuenta que dejan libre el terreno con perfil de tierras para sembrar.

Cuando me llevaron a la guerra del 36, conocí Castilla y sus tierras todas en activo y pregunté a aquellos labradores que cómo se arreglaban para hacerse con estiércol para tanta tierra. No se abonaban las tierras; las trabajaban muy bien todos los años, pero sembrar es alternando cada medios años. Quiero decir que la tierra produce un año y descasa otro. Pero esto sucede con tramos de muchísimas áreas de tierras que producen abundantes cosechas.

Hasta exportó nueces y ablanas Jomezana

Yo empecé este rollo pensando en hacerme un sitio en una zona pobre, pero esto no me sale porque las tierras de Jomezana, sembrando solo la mitad cada año, dan cosechas como cereales, para comer y para vender más de la mitad, si no se empleaba en la cría y engorde de animales. Hasta mediados del siglo XX, Jomezana exportó nueces, avellanas y castañas; también queso, manteca; y camadas de cerdos que se vendian los sábados en el mercado de La Pola. También había tratantes que compraban para exportar a las zonas de San Emiliano (León).

De vez en cuando nos visitaban industriales anónimos: eran los tejeros; la tierra de Jomezana es propicia a la arcilla, excelente para ser cocida en los hornos. Antes de haber carretera, la teja y el ladrillo era obligado hacerlo aquí, y entre el siglo XIX y el siglo XX, en el contorno de Jomezana además de los lugares se hicieron cientos de caserios y bastantes en la cordillera alta.

Y la novedad que tengo que contar…

Hacia los años 1930 hubo bastantes actividades políticas y entre aquellas rivalidades y aquellas influencias al grupo mayoritario se les ocurrió echar carretera a Jomezana. Cuando apareció hecha, nadie sabía para qué era. Aquí no había ningún vehiculo con ruedas; ni siquiera un carretillo. Había vehículos, se llamaban forquéu, carreña y corzón. Luego apareció el Ayuntamiento amenazando con multas porque aquellos corzones desempedraban la graba del piso de la vía.

Pero el presente de mis sueños ya tiene el inconveniente de que las empresas que ahora llevan todo el movimiento motorizado están totalmente en contra de que tome la alternativa la energía solar. De momento esta parroquia, que es mi punto de partida, tiene la gran tarea de buscar un sistema para que todas sus fincas se clasifiquen, empezando por las que puedan ser aradas y con posibilidades de riego.

Y contarán la mayoría de los terrenos para los árboles frutales; ya lo dijimos que son desde los castaños, nueces y, sobretodo, amplias pomaradas para exportar sidra hasta otros continentes, donde se puede tener a nuestra Asturias como jardín central de la Naturaleza.

Por un futuro de energía solar, pero con bibliotecas

Es seguro que la Energía Solar sirve para todos los servicios, y puede que Jomezana llegue a tener el rizo de contar otra vez con mil vecinos. Jomezana en esta época nuestra contó con personas ilustre como el Padre Díaz, el Padre Alonso, el Padre Manuel.

La nuestra generación hace lo que puede porque a falta de habitantes, montamos escuelas con muchos libros que llamamos Bibliotecas, y todos tenemos la esperanza de que mil años pasan pronto; y que ustedes lo vean.

“Volverán las oscuras golondrinas
de tu balcón sus nidos a colgar,
pero aquellas que aprendieron nuestros nombres,
"esas” no volverán”.

por Arximiro
(tomado de otro de sus muchos manuscritos,
transcritos por Carmen Castro Riego).

Ver Argimiro: (I): nacer en Las Monas, un siglo atrás

Ver Arximiro (II): la Fragua y Tanilsao,
mis primeras luces

Ver Argimiro (III): de filanguiru

Ver Argimiro (IV): El Arca de Espineo

Ver Argimiro (V): la quemá de La Pena

Ver Arximiro (VI): Museo - Escuela d'Espineo

Ver Arximiro VII: La Fábrica de Sillas de Sotiecho

Ver Arximiro VIII: Escribir en fueyas de panoyas...

Ver La Fábrica'l Quempu:
recuerdos de Alberto Cordero
y de otros informantes

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