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Luis el de Máisimo:
"mis recuerdos entre las abeyas y los truébanos"
(II)

Por Luis el de Máisimo. Xomezana.
Apicultor desde una larga tradición familiar.

Una larga historia de abejas

Estos insectos llamados abejas, que tanto respeto les tiene la humanidad por sus picaduras muy dolorados, se puede afirmar que son los insectos más beneficiosos de cuantos pueblan el planeta tierra. Además de todo cuanto traen a la colmena, tenemos que destacar su labor de polinizadoras, sin la cual muchos frutales se irían muriendo sin dar fruto. Y lo mismo ocurriría con buena parte de nuestros cultivos y pastizales.

Por lo cual, aunque existan personas que no consuman o desprecien los productos apícolas, se están beneficiando de las abejas por su labor de polinizadoras. Hay científicos que se atreven a afirmar que si un día las abejas desaparecieran del Planeta Tierra, la humanidad tendría los años contados. Y, como sería lógico, con nosotros desaparecerían muchas especies.

El producto de la miel, la cera ...

El primer producto que nuestros primitivos aprovecharon de las abejas fue la miel. Y muy lentamente fueron descubriendo luego otros productos de la colmena hasta llegar a nuestros días, en los que se confirma que todo lo que las abejas traen a su colmena es útil para el hombre.

Desde su existencia, las abejas vivieron en los huecos de las peñas y de los árboles, intentando así protegerse de las adversidades del clima y de sus enemigos. Cuando el hombre empieza a construir sus viviendas, también considera necesario construir algo para las abejas, ya que donde ellas formaban su colonia silvestre, no tenía mucho p rovecho la miel.

Las colmenas, la madera ...

Las primeras colmenas construidas fueron de corcho y de paja. Más tarde las hicieron de los árboles huecos cortados en trozos de un metro aproximadamente. Cuando consiguieron serrar la madera, también empezaron a hacerlas de tabla. Todas ellas recibían el nombre de truébanos .

Los tipos de maderas son importantes. Para los enjambres el olor de la madera preferido era el cerezo y el roble. Estos truébanos, cuando estaban listos para ofrecer a nuevos enjambres (para cazar truébanos monteses), se embadurnaban con algo que atrajera a las abejas por su olor, de forma que se quedaran definitivamente instaladas en él.

Esta forma de conseguir miel era mejor que la primitiva, porque así tenían a las abejas metidas en sus truébanos cerca las viviendas. Ahora bien, el método de extraer los panales con la miel no permitía valorar lo que podían necesitar ellas para pasar el invierno, de modo que se les extraía demasiado y terminaban muriendo la mayoría.


Los panales de la miel al completo:
satinados, relucientes, sabrosos...

Los nuevos sistemas de explotación

Por este motivo, los apicultores de los pueblos se vieron obligados a probar algo mejor y más rentable. Cuando empezaron a desarrollar los nuevos métodos de explotación apícola, también empezaron a estudiar la morfología de la abeja y su comportamiento en grupo.

El nuevo sistema de explotación apícola consistía en hacer unas colmenas con paneles extraíbles, es decir, con varios cuadros de madera que tienen una lámina de cera en el interior, fijada con unos alambres para que no se caiga. A este sistema se les empezó a llamar “colmenas modernas”, y hay varios tipos con diferentes formas y medidas.

La composición de cada colmena es la siguiente:

•  un fondo con un saliente llamado piquera, que utilizan las abejas para su entrada y salida a la colmena;

•  un cajón completo con cuadros y láminas que, por ser el primero, recibe el nombre de cámara de criar;

•  un tablero para cubrir los cuadros;

•  y un techo.


las celdas al detalle...

Los panales, las celdas. ..

Cuando empieza la época de la floración, se van colocando cajones completos, con los cuadros y sus correspondientes láminas de cera, sobre la cámara de cría. Y antes de que las abejas terminen de llenar un cajón es conveniente colocar otro.

Las láminas de cera tienen un espesor de un mm, con la forma de las celdillas, que luego las abejas van estirando por las dos caras hasta alcanzar un espesor aproximado de tres cm. Los panales del centro de la colmena los dedican las abejas a formar las nuevas crías. La reina pone sus huevos en el centro y parte alta del panal. En la parte baja, en los extremos y en los panales que dan a las paredes de la colmena, almacenan la miel y el polen, que luego dedican para alimentar a sus crías.

Esos panales dedicados a las crías tienen vida muy corta: cada vez que crían, se van quedando más oscuros; las paredes de las celdillas se engordan, y por tanto el interior es cada vez más reducido, por lo que las abejas nacen cada evz más pequeñas. Por esto conviene renovar esos panales con cierta frecuencia..


las celdas verticalmente repletas...

Morfología del as abejas .

Las abejas tienen en la parte de la cabeza, además de los ojos, dos antenas y una boca con una pequeña trompa, que utilizan para extraer el néctar de las flores. Luego está el tórax, el abdomen, con un aguijón al final, que utilizan para defenderse de sus enemigos. Luego tienen las alas y las patitas.

Desde la puesta del huevo por la reina hasta el nacimiento de las nuevas abejas, pasan 21 días. Nada más nacer, esas jóvenes abejas ya tienen varias misiones que cumplir: alimentar a la cría que está en las celdillas, y segregar jalea real por medio de unas glándulas con las que nacen muy desarrolladas, y que a los pocos días ya se les bloquean. Y otra misión de las pequeñas abejas al principio de su vida es la producción de cera por medio de otras glándulas, que también se bloquean muy pronto.

Al final de estas funciones, ya se consideran adultas, y se van a la función de apecorear. En las épocas más fuertes dela apecorea tienen la vida muy corta, entre 6 y 8 semanas. Las que nacen en otoño son las que tienen la vida más larga, pues pueden durar hasta la primavera, dada su inactividad invernal.

Componentes de una colmena .

En cada colmena encontramos abejas en un número aproximado de unas 3.000 a 3.500, una sola reina, y en verano, unas docenas de zánganos. Cada una de ellas tiene unas funciones:

La reina sale de un huevo hermano al de las obreras, las abejas comunes. Cuando una colmena se queda sin reina, las abejas fabrican unas celdillas mucho mayores que si fueran para criar las abejas o los zánganos. En esta celdilla depositan un huevo recién puesto, y vierten sobre él gran cantidad de jalea real, para que cuando el huevo eclosione, la larva se alimente bien. Esto hace que la abeja se haga mayor y diferente a las demás. La reina nace a los 14 días de depositar el huevo, y es un poco más gruesa y más larga que las demás abejas. No tiene aguijón, por lo que no pica.

A los 3 – 4 días de nacer, ya está lista para ser fecundada, y se prepara para su vuelo nupcial. Un grupo de zánganos la siguen excitados por su olor. Ella vuela a muchos metros de altura, mientras los zánganos se van cayendo extenuados. Cuando ya no queda más que uno, la reina se deja castiar. Se deduce que este zángano era el más fuerte del grupo. Una vez terminada la fecundación, el zángano se muere. La reina se vuelve a la colmena y las abejas la acogen con alegría, al tiempo que la limpian, y la dejan preparada para la puesta de huevos.

La reina tiene en su vagina dos compartimentos: uno, para huevos de obreras; y otro, para zánganos (estos huevos no quedan fecundados). La reina va depositando huevos según la época del año y la marcha de la colmena. En primavera, antes de que empiece la floración, hace la mayor puesta de todo el año.

Si al nacer la reina no se fecunda, bien porque no tenga zánganos, o porque el temporal no le permita salir al vuelo nupcial, se le atrofianse le atrofian sus órganos genitales, y ya no podrá poner huevos para obreras. Por esto, sería una reina inútil y a eliminar por el propio apicultor, ya que las abejas en la mayoría de los casos no lo harían. Ellas se confiorman con tener una reina presente, pero la colmena terminaría por quedar vacía. La reina tiene una vida de unos 4 años.

Lejos de lo que se pensaba antiguamente, la reina no tiene otra función en la colmena que la de poner huevos. Por lo demás, son las propias abejas adultas las que deciden la marcha de la colmena. No obstante se dicen otras muchas cosas. Hay investigadores que afirman que la reina se castia (se fecunda) una sola vez en la vida, y lo hace en vuelo. Otros dicen que se castia más de una vez, pero dentro de la colmena.

La sustitución de una reina

Fuera de los casos de enjambrarón, cuando las abejas consideran que su reina está vieja o deteriorada, y no cumple el acometido que tiene a su cargo, deciden sustituirla. Para ello, hacen 3 ó 4 casillas para reinas, y empiezan a desarrollarlas. A veces, la reina vieja rasga las casillas en vísperas de nacer la nueva que la iba a sustituir y la estrangula. Se resiste a aceptar su reemplazo.

En otros casos, son las propias abejas las que eliminan a la reina vieja, antes de que nazca la primera reina nueva. Y luego será ésta la que elimine al resto de reinas nuevas que pudieran ir saliendo de las celdillas compañeras. La nueva reina se alimenta en adelante con jalea real y con algo de miel.

Por otra parte, cuando una reina se muere, bien por enfermedad o por accidente, y no deja puesta de huevos para nuevas crías, las abejas ya no pueden formar nueva reina. Por ello, intentan rehabilitar a un pequeño grupo de sus compañeras de forma que se les desarrolle su aparato reproductor y empiecen a poner huevos. Pero, como no están fecundadas, sólo nacen zánganos, de modo que esa colmena en poco tiempo está llamada a desaparecer.

Los zánganos.

Ya sabemos que salen de huevos no fecundados, bien sean de reina o de abejas que no tienen reina. Se les puso un nombre que no les justifica completamente, pues aparte de fecundar a la reina (aunque bastaría con uno solo), tienen como misión la de limpiar la colmena, y traer parte del agua que necesita para su conservación todo el año.

Los zánganos son más grandes que las abejas, y, al igual que la reina, no tienen aguijón, por lo que no pican. Nacen en primavera antes de que empiece la época más fuerte de floración. Desde la puesta del huevo hasta su nacimiento pasan 24 días, por lo que existe el dicho: “son zánganos hasta para nacer”. Tienen una vida corta. Las abejas no los quieren en la colmena durante el invierno, por lo que al final del verano los liquidan ellas mismas.

(continuarán las reflexiones
de Luis el de Arnón
sobre sus experiencias con las abeyas)

(Por Luis el de Máisimo:
apicultor de siempre en su pueblo)
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