"Me llamo LGP y quiero hacer un balance sobre el transcurrir del
estado de mi salud mental, a partir del 26 del 10 del 2011 hasta el día de
hoya 25 del 8 de 012.
Llevaba unos años en tratamiento antidepresivo, controlado por
una psiquiatra. Unas semanas antes de la citada fecha, me empecé a
sentir mal, se me hizo insoportable la vida, perdí la ilusión a todo lo que
me rodeaba, incluido la familia y decidí acabar con mi persona. Al fracasar
en el intento me vi obligado a retomar mi vida y mi salud mental, empecé
con la psicóloga Natalia en Mieres.
Las primeras sesiones fueron muy
duras por los temas abordados y además porque yo estaba muy reciente y
muy sensible. Desconocía casi por completo el funcionamiento del
cerebro y esto contribuía a que las sesiones con la psicóloga fuesen más
duras. Tardé poco en comprender que me podía ser muy útil y me dejé
llevar. Después de varias sesiones empecé a apreciar mejoría. Mi cerebro
ya empezaba a producir parte de las sustancias que mi cuerpo necesitaba,
por lo cual empecé a suprimir parte de la medicación que estaba
tomando. A esta decisión mi cerebro respondió positivamente.
A medida
que continuaba dando sesiones con la psicóloga me iba mejorando
mentalmente y cogiendo confianza en mi mismo. Consideré que podía ser
la ocasión para dejar de tomar el resto de la medicación. Lo fui dejando
lentamente, igual que lo anterior. A partir de la última toma de
medicación me empecé a sentir débil emocional y mentalmente, pero
esto no solo fue por dejar la medicación sino que se acumularon más
cosas.
Ahora dos meses más tarde ya lo estoy superando, sin fármacos. Si
a raíz del intento de suicidio me hubieran asegurado que en poco tiempo
dejaría toda la medicación, no podía creérmelo y sin embargo ahora es
una realidad. Fruto de un debate consecuente y sincero con la psicóloga,
que supo orientar y llevar a buen puerto un tema tan complejo como es la salud mental.
Como ya señalé anteriormente los debates fueron y siguen
siendo muy duros. En ellos se abordan todos los temas que guardan alguna relación con el desorden mental (ya sea de familia o de cualquier
otro tipo) buscando con ello una aclaración y al mismo tiempo evitar que
perjudiquen al cerebro.
Antes de terminar la primera parte de este resumen, lo haré
recordando a mi psiquiatra la doctora ... en la primera cita que tuve con
ella a raíz del intento de suicidio y en la que nos reuníamos, ella, mi familia
y yo, al final de un debate muy tenso, sin ningún resultado positivo, la
misma psiquiatra reconoció que con los fármacos ella había llegado al
límite de sus posibilidades y con ellos solo conseguiría aliviarme.
Al final
considero que mi caso podría ser tratado por psicólogos. No se bloqueó y
dio paso a otra ciencia en la que podía encajar mejor mi problema. Por lo
tanto quedo muy agradecido por su sinceridad.
Esta segunda parte la dedico a todas las personas que de una
manera o de otra están afectados del sistema mental, que piensen que se
puede superar, eso si, con mucha fuerza de voluntad y confianza en uno
mismo. La ayuda de psicólogos o psicólogas es casi imprescindible para
que te orienten y te ayuden a conocer tu cerebro.
Es cierto que mucha
gente tiene mala imagen tanto de psiquiatras como de psicólogos, iensan
que recurrir a ellos solo seria en la fase de entrar en la locura. A los que
piensen así yo les puedo asegurar que están en un error y lo mejor será
pedir ayuda antes de tocar fondo. Los desequilibrios mentales no se dan
en todas las personas por igual ni por los mismos motivos. En mi caso es
por saturación mental.
Con el paso de los años y las excesivas cargas de
trabajo que le damos a nuestro cerebro, éste se va agotando y al final nos
pasa factura. Con una buena información sobre su trabajo y sus límites
podríamos evitar muchos trastornos.
Cuando el cerebro llega a la saturación y no somos conscientes de
ello, corremos el riesgo de que desconecte de la realidad y se vaya a la
deriva, con peligro de la vida. Estos problemas "mentales" están mal vistos por mucha gente, y, sin lugar a dudas, por falta de información.
Esto la gente lo atribuye a caprichos, rarezas, mal carácter, y cosas por el estilo, negando así el derecho al cerebro de enfermar, como cualquier otro miembro de nuestro cuerpo. Si algún día llegáis a este deterioro y sois conscientes de ello, no dudéis en recurrir a la ciencia de la sicología. O, depende de cada caso, a la siquiatría, para que os ayude a salir del pozo. Los familiares mucho podrían ayudar si lo comprendieran, pero cuando no es así, más vale que se mantengan al márgen.
En mi caso, "como ejemplo", mi familia más cercana, hasta el día de hoy, no me preguntaron cómo llevo mi salud mental, ni si tomaba o no tomaba fármacos: guardan silencio absoluto, posiblemente fruto del miedo o de ignorar este tema tan complejo, como es la salud mental.
Cualquier persona que se encuentre en una situación parecida a la mía, que no reprochen a su familia: seguro que si no ayudan al enfermo es porque no conocen el problema, que por naturaleza es muy complejo. Una vez más, insisto que con fuerza de voluntad, y la ayuda sicológica o siquiátrica, se recupera la salud mental y la confianza en uno mismo".