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En fin, con la misma idea de Carlos Baíña:


Camín antiguu a Carabanzo: la anchura de la caja, los muros en la pendiente

A) El camín del Castiellu a Santa Cruz, por El Puente los Peregrinos de Carabanzo: otra vez, un camino alternativo en una misma ladera pendiente sobre el valle un río caudaloso

Un antiguo camino recuerdan bien los vecinos de Castiellu o de Carabanzo (Arturo, David, Jesús Ángel...): es el que venía de La Pola por San Feliz y La Corrona, El Cantu la Cruz (encrucijada a Fresneo); subía por L'Entregal, El Castiellu Baxo, La Casa la Pila, El Castiellu Riba, El Caleyón...; y seguía a Carabanzo a media ladera, o se desviaba más fondu y abajo, hacia Senriella, Retalente, Sovilla, Santa Cruz...

El más alto, tal vez el más antiguo, ascendía ligeramente hacia El Retrunal y en El Cantu'l Medio seguía entre las matas, por debajo de la carretera actual. La caja se divisa bien hoy, aunque está casi intransitable entre las malezas y las maderas que fueron abandonadas en la última corta de las matas. Sólo con cuidado se puede comprobar en la andadura.


La Casa la Pila: un precioso documento arquitectónico al lado de un camino principal.

Con los pareones conservados para retener la pendiente sobre la calzada

Es un camino unifirme, con una caja de unos tres m en casi todo el recorrido, con sólidos muros semiconservados para contener los efectos erosivos de las pendientes del castañeru. Algunos pareones se continúan hasta unos sesenta m para comprobarlo. El camino pasa por los castañeros de Regallegues y llega al Puente los Peregrinos, hoy desapareecido, sólo atestiguado por la memoria oral de Arturo, David, Jesús Ángel, y vecinos mayores de estos pueblos.

En varios tramos se hace visible también un muro intermitente, por la margen izquierda (dirección a Carabanzo), que prevenía de posibles argaxos con el peso de los carruajes, el paso del ganado, los efectos de las lluvias..


El paso antiguo por El Puente los Peregrinos

B) Llegamos al Puente los Peregrinos, ya bajo las mismas casas de Carabanzo

El Puente los Peregrinos resulta una prueba toponímica evidente de la función local y global de este camino en el paso del Castiellu a Sovilla, tal vez el más propicio y seguro en alguna época. Del puente sobre el Reguiru Carabanzo sólo se vislumbran ya en un par de rocas asentadas a modo de cabeceras simétricas en cada parte del arroyo; podría tratarse de uno de aquellos antiguos pontones de maera, que salva el paso sobre el regueru. Faltan ya los maderos que los unían por encima.

Estos pontones, antes de gruesos troncos abiertos al medio, resultaban imprescindibles para evitar las torrenteras: los hinchentes que se forman de imprevisto y podían cortar los caminos con la broza, la piedra suelta..., por unos cuantos días; no existían las máquinas ni las técnicas actuales; sólo se arreglaban en estaferias comuñeras, y sin más recursos que el ingenio y ferramientas del vecindario.

Por eso se cuidaban en especial los puentes, de los que quedó el nombre bien explicativo tantas veces. En este caso, El Puente los Peregrinos, no por casualidá, baxo Carabanzo y El Palacio los Faes.


Santa Cruz, la encrucijada que santificó el nombre, justo en la intersección de valles, ríos, caminos, culturas milenarias...

La bifurcación a Santa Cruz, Mieres del Camino...

Otros nombres del paraje siguen atestiguando aquella impresionante red viaria para sus tiempos. En El Puente los Peregrinos se bifurcaba el camino: hacia la derecha, ascendía amplio a Carabanzo; hacia la izquierda, descendía a Senriella, Retalente, Sovilla...

Este camino está hoy inundado por las aguas del arroyo, de forma que resulta impracticable: esas aguas, antes, se encaminaban a la presa del molino que hay bajo el pueblo; una vez, sin funciones, se dispoersan a sus anchas por los caminos y las fincas circundantes.

Ya sobre el valle, el mayor problema sería cruzar los caudales de los ríos desbordados por los valles en ciertas épocas del año, caso de los ríos Aller y Lena, varios siglos o milenios atrás. De ahí nombres como Santa Cruz (evidente santificación de caminos): una encrucfijada de valles, inevitable para seguir por Uxo Taruelo, Les Cruces, L'Infierno, Figareo..., hacia Mieres, por algo "del Camino", en su tiempo.

La rama cimera de la andadura

En definitiva, toda esta variante del camino desde El Castiellu supondría una rama del camín del Salvador, entre tantas, sin duda la más adecuada para elegir según las condiciones del tiempo, los peligros de los ríos....

Desde Carabanzo, bajaba también otro camino alternativo más al norte, por Valdiciego (el valle ciego, semioculto a la vista, empozado), El Camín Oscuru: un camino empedrado, pero más barrizoso entre las fincas, con varias ramas también; una, directamente a Santa Cruz (a la derecha); otra, a la izquierda, hacia Senriella, que se junta con los que vienen más fondos por Retalente..


El Castiellu, La Bárcena, Senriella...

Los Praos de Sovitsa, xusto baxo las mismas casas de Carabanzo

No por casualidad, otro dato toponímico destaca en la conversación con Arturo, David y Jesús Ángel: Sovitsa; la coincidencia del nombre de estos praos con el poblado mayor de Sovilla (barrio abajo, sobre el río) pudiera atestiguar una remota unidad del topónimo: todo un conjunto de fincas bajo la villa de Carabanzo, como atestigua el barrio de Cimavitsa, tampoco por casualidad, sobre el barrio de Ablino, junto al Palacio actual (villam Avellinum).

El nombre de los Praos de Sovitsa disiparía las dudas del origen de Sovilla (una vez castellanizada), hoy asignada a Ujo: ciertamente, Sovilla (bajo la villa, alrededor de la villa) lo mismo puede describir su posición sub villam, que super villam; el resultado fónico sería el mismo; es decir, debajo de la villa (supuesta Carabanzo); que sobre la villa (supuesta de Ujo).

Ahora bien, si el nombre incluye unido el valle de Sovilla con las fincas de Carabanzo, todo indicaría que se extendió de arriba hacia abajo, y no de abajo hacia arriba. Se trataría del conjunto de fincas de la Villa de Carabanzo, tal vez el origen del Palacio y posesiones de los Faes, como se conoció después.

Las tierras cercadas del cereal, los canales para quitar el agua de los caminos...

La Llosa, L'Aguañal, Los Pedreos, Trasespinos..., atestigua, igualmente, las fincas que fueron productivas en su tiempo y, en parte, lo siguen siendo con productos diversos: la tierra cerrada para los cereales.

O la tierra con aguañales: los canales de agua desviados a las fincas para regar y para quitarla de los caminos; los suelos con piedra abundante para los productos de mejor calidad; la tierra detrás de los espinos, las espineras... O L'Ardisal, de referencia más difusa, tal vez el lugar en alto, sin más (voz celta, *ard-, 'altura').


Cimavitsa, Ablino, El Palacio..., en rellano más soleado de la media ladera

La villa que habría surgido al final de la vía romana de La Carisa, en los mejores rellanos de la ladera, lejos de los peligros más fonderos de los ríos...

Al paso por Carabanzo, resuenan nombres tan sugestivos como La Vieya, El Preu la Vieya, La Calzá Vieya...; es decir, un simple adjetivo que se quedó sólo, tal vez por interpretación popular, pero que vuelve pronto al sustantivo correspondiente, a poco que escuchemos a los vecinos, o consultemos las páginas de algunas publicaciones ya divulgadas también.

En definitiva, una antigua calzada, vieja por tanto, la más estratégica milenios atrás, al filo del cordal, bajo El Picu Ranero.

La llamada Vía de la Carisa -camín real, antes, para la mayoría lugareña y del conceyu-, conserva bien algunos tramos, como en la caja de la calzada en la finca actual bajo Ranero, casi en la cima del cordal sobre Carabanzo; un trozo de pradera casi limpia, a pesar de los siglos: como estaba empedrada, echa menos malezas. Hay algunas otras pedreras entre las fincas y el monte, pero ya más bien sepultadas entre escombros y malezas.

Un adjetivo, con muchas interpretaciones fantaseadas, pero, aquí, simple calzada vieja

La Vieya supone, por tanto, la ruta más antigua, la más directa para comunicar la Meseta castellana y leonesa con el mar; sobre todo, para aquellos soldados que habían de entrar desde la Legio VI hasta Noega y costas de Xixón, por el camino menos malo y menos largo, con menos peligros y posibles emboscadas de nativos, noche y día al acecho.

Los vestigios castreños de La Carisa, y las versiones más o menos noveladas de la narrativa más reciente (La voz de Lug, La Diosa contra Roma, Astures..., etc.) lo atestiguan en parte.

Ya en Ujo confluían todos los demás caminos y calzadas antiguas hacia Mieres, por algo llamada del Camino.



El Palacio Carabanzo

Un pueblo caminero desde antiguo, por tanto; pero, ¿por qué subir a Carabanzo desde el valle de San Feliz y La Corrona, si había otro camino por abajo, más directo a Santa Cruz?; ¿qué dirían a catar los peregrinos a Carabanzo...?

Una lectura de este paisaje de caminos a media ladera y casi por el fondo del valle, nos llevaría varias preguntas que responder sobre el contexto geográfico, social..., de varios siglos atrás.

Las respuestas podrían ser varias, pero, teniendo en cuenta lo que ocurre en el resto las variantes al camino de Santiago por el resto del conceyu (valles de Güerna y del Payares, sobre todo), se nos ocurren algunas en coherencia con las expuestas en otros casos (Munistiriu de Yanos, por ejemplo).

La variante más cimera, la que va a Carabanzo, confirmaría una preocupación constante entre los peregrinos ya desde tiempos medievales: la necesidad de alimentarse al paso por los pueblos, pero sin abusar demasiado de la hospitalidad de los vecinos; no hacer caer siempre el peso de las limosnas en los mismos pueblos, caseríos, sobre todo en los más pequeños...

Tal vez, al cobijo de la villa, alguna remota posesión señorial...

Si Carabanzo fue una villa (como atestigua Cimevitsa), y tuvo un Palacio después, el pueblo ofrecería una opción más segura para obtener alimentos, cobijo..., aunque fuera a cambio de un trabajo en las fincas de los propietarios más pudientes.

De esta forma, desde El Puente los Peregrinos, se acercarían al poblado los que más necesitaran tomar provisiones para seguir la andadura; tal vez, al modo parecido de aquella arraigada tradición popular de otras regiones con el llamado "palo de los pobres" (que atestigua Pascual Riesco, 2014).


El camino amplio del Puente los Peregrinos a Carabanzo

Sin olvidar el llamado "palo de los pobres" por otros caminos regionales

De modo que las dos variantes del camino desde El Castiellu podrían alternarse en busca de alimentación o cobijo, como se observa en otras variantes de caminos asturianos y más allá de estas montañas; la misma región leonesa hasta tenía el orden establecido para pedir en los pueblos.

Es digna de recordar aquí la arraigada -y muy respetada- tradición del llamado "palo de los pobres" (Pascual Riesco, 2014): un palo de madera que pasaba por turno de casa en casa, y era recogido por el nuevo mendigo que llegaba al pueblo; los chiquillos ya se encargaban bien de llevarlo con gran algarabía hasta la familia de turno, que le daba albergue por una noche, algo de cena y desayuno; el palo pasaba a la casa siguiente hasta el nuevo mendigo'.



La impresionante castañar que, con los siglos, fue creciendo con el pareón de la finca entre sus vetas

Muchas otras circunstancias se debían dar siglos atrás a la hora de elegir caminos y direcciones de la andadura según tiempos y contextos en cada estación del año; pero, en especial, a la hora de conseguir camida, limosna, seguridad física, incluso, con tantos asaltadores de caminos, que relatan los documentos, las leyendas, las tradiciones de los pueblos.


La Pila, que dio nombre a todo un monte: un vestigio en parte respetado, en este caso, con los siglos

C) Segundo camino: una variante más fondera a Senriella y Retalente, tal vez en relación también con las villas, las posesiones señoriales...

Tal vez, por ello, otro camino más fonderu, en El Castiellu, se desvía abajo, hacia caseríos menores, como La Casona, Senriella, Retalente..., que no podrían atender a muchos caminantes en ciertas épocas de mayor afluencia: no habría limosna segura para todos, incluso a cambio de trabajos compensatorios.

Este camino sube también por L'Entregal (la entrada), El Castiellu Baxo, pasa junto a La Casa La Pila, El Castiellu Riba, El Caleyón..., y bajo El Retrunal se desvía ya a la izquierda, en pequeño descenso, por la calzada también ancha en esta zona, hacia las matas y castañeros que recubren hoy toda esta ladera derecha del río Lena.

Pronto encontramos el caserío deshabitado (Casa Matildona), pero que sería completo en su tiempo: con dos pisos, varias ventanas a uno y otro lado, balcón orientado al sur, buenas vigas, y una amplia galería de madera, con la puerta principal bien orientada al poniente; una cuadra al lado con dos aguadas, un pequeño manantial, algunos espacios hoy con malezas, atestiguan sus usos para el ganado, los cultivos en las güertas...

Con varias desviaciones al valle, según los productos, los sembrados, los caminantes..., en cada tiempo

A pocos metros del caserón de La Matildona (unos cien m), se desvía a la izquierda, pendiente y sinuoso, un camino amplio que desciende a hacia La Bárcena: antigua zona de las minas (en La Catalana, La Estrepitosa, La Viña...), hornos siderúrgicos, lavaderos de carbón...

Sigue el camino por Retalente, hoy desaparecido bajo la autovía, pero que tuvo varias casas extendidas a la falda del monte, como recuerdan los nativos de Carabanzo; abundantes restos de frutales asilvestrados atestiguan hoy el poblamiento intenso en su tiempo: figares, nisales, parras de uvas.... Con los llerones, antes sembrados, por ambas márgenes del río Lena.

Y, así, el camino sigue a Senriella: antigua zona de buenas fincas sembradas también sobre las márgenes del río Lena; en demasiadas ocasiones invadidas por los desbordamientos tan perjudiales para cosechas y vecinos. No obstante, con algunos beneficios, pues, tras los lodos de las aguas, los campos quedaban intensamente abonados para las cosechas siguientes.

Este camino sigue hoy ya más estrecho entre la autovía y las pendientes hacia Los Tableros, Santa Cruz...., hoy recuperado entre las zarzas, de modo más bien provisional hasta señalizarlo de forma inequívoca.

D) Tercer camino: por La Casa Micaela, al puente viejo de Retalente

Poco más allá del descenso más pendiente por La Bárcena (otros cien m), se desvía un tercer camino a la izquierda también, y en ligero descenso, pero hoy muy tomado por la maleza; antes pasaba por La Casa Micaelo y Micaela, y seguía por las pendientes de los castañeros hacia las casas de Retalente (desparecidas con la autovía).

Tras las últimas casas del antiguo poblado, se conserva casi íntegro, aún con parte entre las zarzas, El Puente Retalente -para otros Puente del reguiru Carabanzo, pues cruza el río que desciende de los altos del pueblu-; tiene unos 2,50 m de ancho, unos ocho de largo, con sólidos muros casi de un metro en altura por ambos lados.

Tal vez, no por casualidad, sobre este mismo regueru, arriba, bajo las casas de Carabanzo, está El Puente los Peregrinos, pero ya desparecido. De ahí el interés que supone el Puente Retalente, un documento caminero, arquitectónico..., casi al completo.

E) El camín de la maera, el que no llegaba a Retalente

Un camino intermedio -podíamos decir, cuarto- topamos de paso y podemos seguir unos cuantos metros entre el espeso ramaje de las matas de castaños, y hasta con castañas por el otoño arriba. Pero que no llega lejos: se queda muerto antes del arroyo de Carabanzo.

Es un camino más reciente, a media ladera, siempre bajo el camín antiguu a Carabanzo, que continúa más llano y amplio desde La Matildona, para ascender luego un tramo, bordeando las peñas y precipicios de la ribera; según parece, fue construido para sacar las maderas de estas matas; se alarga y se dispersa, finalmente, por senderos más difusos, para caer sobre los castañeros de Retalente, Los Tableros... No baja directo a los pueblos.

F) Varias andaduras, por tanto, se conservan relativamente en una misma ladera sobre la margen derecha del río Lena

En fin, hasta los mismos caminos desde El Castiellu, el más altu, el medianu, el de la maera, el más fonderu, estarían de alguna forma programados, pues según la voz oral, las propiedades de Senriella pertenecieron al Palacio Carabanzo; una senra señorial como atestigua el nombre. Lo mismo que el desaparecido poblado de Retalente (sin duda, antigua villa).

Pues la voz senra -serna, sienra, en otros conceyos- se considera ya celta *sen- (separación); más celta antiguo, *-ara (tierra labrantía). Es decir, la tierra buena separada para uso exlusivo del señor, con obligación de un trabajo vecinal para sembrarla, recoger los frutos... Senriella sería una tierra pequeña, pero buena y productiva.

Algo parecido sería Retalente: otra villa pequeña, pero buena, sobre las riberas del río, y propiedad de un señor: antropónimo latino Terentius, villa Terentii (la casería completa del posesor, *Terente, *Telente..., Talente).

G) Para seguir leyendo los caminos por las palabras, por los vestigios históricos, botánicos, geológicos, geográficos...

Todo un lenguaje toponímico caminero, por tanto, en torno a Carabanzo, que lo describe como un lugar de paso imprescindible tiempo atrás; no por casualidad, situado -posicionado, que dice ahora- con estrategia en lo mejor de la ladera: calzada antigua de La Carisa y tierras leonesas, camín de peregrinos procedente del valle del Payares y del Güerna.

Unos caminos, siempre más o menos pendientes sobre las riberas de los ríos mayores, como atestiguan nombres como L'Envaralao: el pequeño poblado entre el río Lena y la vertiente más empinada del Rebollu, El Pedriscu..., y los altos de Uxo por Paniceres, cordal de Conforcos...


La ruta compartida en un descanso para seguir leyendo el camino a través de las palabras: datos históricos, preguntas, respuestas en lo posible...; las rutas interactivas, que se dice ahora.

Con los varales de entonces para evitar los precipicios, las empalizadas de ahora

Precisamente, en L'Envaralao, y en otras zonas por ambas riberas, se recuerdan varales, empalizadas de madera a modo de quitamiedos, para no deslizarse al precipicio o al río; de hecho, los güertos y güertas se los llevaban las aguas en algunas ocasiones. Por eso, las güelas prevenían a los nietos cuando iban solos por estos caminos:

"¡Ay, neninos!, teney buen cuidao de nun arrimavos a la varalera, nun vayáis cayer al río".


Los correores de Los Tableros: el lugar para correr seguros los guajes, mientras no sabían andar; de ahí, la separación justa, calculada entre las rejas; unos 7-8..., cm; poco más; lo justo para que no metieran la cabeza y cayeran a la caleya.

Ya más abajo, con el valle más abierto y espacioso, todos estos caminos se unificaban hacia el centro regional, a partir de Santa Cruz: la gran encrucijada de los caminos, los ríos, los valles... (Aller, Lena, altos de Riosa por Ubriendes, Uxo...). Y Mieres, por algo llamada del Camino: el camino por excelencia, que lleva también el nombre.

(páxina en construcción...)

Y, Uxo: la entrada fondera al valle, una vez descendidos y unificados los caminos de los altos, que bien asoleya la palabra: lat. ustiu (entrada).

H) Pasando Uxo: la confluencia por la mejor entrada al valle

En la bifurcación que procede de Santa Cruz, un camino sigue por la margen izquierda del río Caudal abaxo, por el que seguimos leyendo nombres de paso, o más bien arrimados a la ladera, siempre a salvo de las aguas del río, en lo posible. El Lugarín (tal vez, de lucus, 'bosque, bosque pequeño'), Uxo, El Barrio, Cortina, Barreo, Ricastro (el castro sobre el río).

O nombres como La Pedrosa, El Llerón, Dóriga (tal vez, de orca, 'cuba', aplicado al terreno). O Santullano, El Pedroso, Viade (tal vez, antes *abiada, 'lugar de agua'), El Valle a Cenera y Valdecuna, Xinales (tal vez, ensenales, 'entre curvas del terreno'), Viesca (el espino, la espinera), Espineo, Requexáu (escondido), Ribono (el campo bueno)... Y Mieres.

Con el camino paralelo de la otra margen del río

Y enfrente de la andadura, por la margen derecha del río, nombres parecidos -bien expresivos algunos- sobre el paisaje: Uxo Taruelo (en alto), L'Infierno (paso antes muy malo), La Cuesta, Figareo, Santullano, Villasola, Villareyo, Brañanoceo, Vistalegre, La Raíz (el nacimiento del agua).

O Bazuelo (tal vez, celta *bad-, *badeolu, 'vado pequeño'), La Quinta, Pedrova (piedra blanca), Lladreo (lugar de lado, sombrío), Bustiello, Arriondo (campo redondeado), La Velonga (la vega larga)...

Hasta Mieres, otra vez, donde los caminos siguen ya unificados al Padrún, por La Teyera, La Rebollá, La Malatería..., camín de Olloniego, El Portazgo (El Portalgo), Picullancia, La Venta, Las Cruces y San Lázaro d'Uviéu.


La mirada del camino: al suelo, pero al cielo, al boscaje también; los tipos de arbolados, los frutos según las épocas, el sonido de los páxaros, el aroma de la enramada, el ruido de las chirucas sobre la hojarasca del suelo...,

En fin, siempre por las diversas variantes de los caminos, según circunstancias, objetivos, épocas del año...

Tal vez en aquella misma filosofía del camino
y sus variantes, que recuerda el dicho popular:

"El auténtico camino de Santiago
es el que escoja al andar
el peregrino".

O con aquella actitud caminera que parece latir
en los versos de José Benito Buylla:

"Se dice que partir
es morir un poco;
pero llegar
es morir del todo.
Sólo caminar es vivir"


Cuadro de Jesús Ángel

ANEXO 1: un día de ruta por El Castiellu

III Ruta Cultual
Camín del Salvador

Dende L.lena fasta Mieres.
Inauguración tramu Vil.layana.
Coles explicaciones de
Xulio Concepción,
José Antonio Vega,
David Ordóñez.
9:00 H
4 de setiembre
Bollu + hidromiel de baldre.

ANEXO 2: "Aprender a mirar..."
por Martín Caparrós

"...  Digo, aunque parezca Pedro Grullo: en eso consiste la tarea, en preguntarse sin cesar qué es lo que no sabemos ver, qué tenemos delante de los ojos y no vemos porque no sabemos; en convertir la mancha en arte antiguo, el borrón en historia...

Por eso, supongo, la pregunta no debería ser qué vemos, sino, siempre: ¿qué no estamos viendo, que no sabemos ver? ¿Qué mancha es un dibujo? ¿Qué hay ahí, donde no vemos nada?

Por eso, supongo, mirar el mundo es la tarea más difícil: mirarlo en serio, con esa desconfianza, con la lupa poderosa de la duda. Mirarlo, digo, como si nunca lo hubiéramos visto, como si al fin consiguiéramos verlo. Mancharse, digo: descubrir los dibujos, entender algo nuevo"
(Martín Caparrós, en www.eldiario.es).


La Estación de Uxo, RENFE: el edificio de los talleres, conservado en piedra, ladrillo; digno de un uso social, cultural, didáctico..., como documento privilegiado de las vías imprescindibles y los raíles interminables de un tren...