Costumbres, tradición, gastronomía, trabajos rurales, vida vaqueira, saber popular

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Porque, tal vez, y una vez más, al otro lado de las discusiones,
como recuerda el dicho:

"El auténtico camino de Santiago
es el que escoja al andar
el peregrino"
(muy oportuno dicho popular
para estos tiempos)


El edificio actual, izquierda del camino entre Yanos de Somerón y Fresneo

Munistiriu:
Yanos de Somerón.
Al paso del camín francés
por El Payares

En parte, publicado en el libro
Por los pueblos de Lena.
La voz de los mayores, los oficios artesanos,
los cambios de los tiempos.

(pp. 526 ss).
Xulio Concepción Suárez.
Ed. HiFer. 2014.
Oviedo
.

Anotaciones previas al camino: a los caminos, según lo aconsejaran los tiempos...

Caminos al sol y caminos a la sombra, según la época, el tiempu, la estación del año, los peligros de la andadura, la necesidad de cobijo y de alimento; o de pedir limosna, en ocasiones y en tiempos camineros bastante más precarios; de ahí tantas variantes a una misma dirección de la andadura; en este caso, por la alternativa soleada de Santa Marina, Yanos de Somerón (antes, y todavía, Chanos), La Berguera (la alberguera, la alberguería, por supuesto), Munistiriu... O caminos de invierno, caminos de verano, caminos de buen tiempo, caminos de mal tiempo: el nombre es lo de menos.

Porque algo aparece claro a la vista y al poder de las palabras del suelo, en boca de lugareños: en zonas de montaña, con valles profundos y laderas empinadas, con los efectos del clima muy marcados sobre el terreno, nunca parece haber un solo camino: "el verdadero camino", que algunos se obsesionan en imponer a veces -algunas instituciones, incluidas, por supuesto-.

Estudios diversos sobre la diversidad de un paisaje, blogs, webs, guías responsables, montañeros y montañeras respetuosos con los nombres..., lo atestiguan también. Sirva un esquema entre otros. Resumen de la conferencia expuesta en el Congreso Internacional de Zamora, por Xulio y David; y publicada en el libro Los paisajes sagrados a escena. Visiones plurales. Junta de Castilla y León. Museo Etnográfico de Castilla y León (85-102).

"... Como se viene apuntando más arriba -exponen los autores-, al paso de los años, con las mejoras en el trazado de los caminos y la abundancia relativa de los albergues, se podrían buscar alternativas adecuadas a la época del viaje: desde esos tiempos altomedievales –s. VIII-IX- se fueron levantando por estos valles del Payares diversas hospederías, hospitales, monasterios..."

[...] Por la margen derecha del río Valgrande: L’Hospital de Payares, Monasterio de Orria, Santa María de Parana (restos de la capilla en la finca [...] San Pelayo de Parana, Santolaya del Rasón... (muy documentados algunos).

[...] Ya desde el s. XI, irían proliferando este tipo de instituciones monacales, lo mismo por el Payares que por el Güerna, como atestiguan documentos y topónimos referidos a hospedajes, posadas, albergues, santuarios...; es el caso de varios lugares que se siguen llamando L’Hospital, L’Hospitalón, Alceo los Caballeros, Munistiriu... Casafraes, Fraimanes, Casabián, Ventaveranes, La Venta la Ciega, El Ventorrillo, La Berguera, La Breguera, La Belguería, La Casa los Probes, L’Horro los Probes, Tsázaro..."


Un pueblu soleyeru, orientado al este-sureste, por lo menos en invierno desde bien temprano.

Por la vertiente más soleada, o por la más visiega, según el tiempu...

[...] "Con la relativa hospitalidad que pudieran aportar los nuevos centros de hospedaje, por vertientes más o menos empinadas sobre unos valles profundos, siempre más o menos boscosas también, las rutas podrían diversificarse y acortar distancias por las dos fasteras enfrentadas de cada uno; siempre se podría elegir entre la más segura, pero la más larga y sinuosa; o la más corta, aunque sólo fuera posible en ciertas épocas del año.

Incluso, podrían alternar de ladera: por la más soleada –la más soleyera–, la propicia a los meses o días de mal tiempo; o por la más sombría –la más avesea–, la más llevadera en los meses y días de calor".

[...] De modo que, las nuevas construcciones medievales al lado de los caminos habrían mejorado el servicio a los caminantes que podrían decidir las rutas alternativas en función de diversos criterios, pero, sobre todo, del tiempo atmosférico.

[...] Así, si el tiempo era –o se volvía– invernizo, habría que buscar la ladera más soleada del valle. Por ejemplo, ya en La Casa Tibigracias, sobre La Mortera Payares, habría una primera desviación del camino primitivo: hacia abajo, a la derecha, seguía por La Capillona, La Isuela, Las Campas, La Mortera, Yana Colmena, Doñastasia, L’Hospital [...] La Pría, La Triema... (bajo el actual pueblo de Payares); para enlazar hacia Las Nieves, La Romía..., con el camín más fonderu que procedía de Samiguel del Río.

[...] Por lo dicho, es posible que, un poco posterior, fuera la desviación desde La Casa Tibigracias a Samiguel del Río por Polación: el camino que bajaba amplio por El Quentu los Muertos, El Mayéu l’Estudiante, El Xugu los Bolos, Los Cochadiechos, La Fabariega, Polación, La Fuente, La Güerta, Las Panizaliegas, La Cuandia, Los Texales, El Canticu Salas...

Y Samiguel del Río; desde aquí, seguía por Santa Marina a Yanos de Somerón (iglesia de Santiago), una vez abierto el paso desde Munistiriru a Fresneo entre las calizas de Serralta [...] La estrategia alternativa parece evidente: en La Puenti Santamarina (la puente mayor) el camino continuaba –como lo sigue haciendo hoy– hacia Santamarina y Yanos de Somerón..., buscando la senda más soleada en invierno o con mal tiempo, por la margen izquierda del río.

Si, en cambio, el cielo aseguraba días mejores, o incluso, si hacía demasiado calor, en el mismo Samiguel retomaban la dirección a la sombra, la más boscosa por la margen derecha del río: la que salía por Vitsar de Payares, Las Matas, Reguerascura, Las Nieves, El Pasaúriu, La Romía, Naveo, Monasterio de Orria, Vitsar de Parana..." (Lectura del texto completo en el artículo citado).



La Ninina de Serralta, así llamada por los nativos: la silueta femenina contemplada de perfil y en la distancia, desde Fresneo, sobre todo.

Hacia el antiguo monasterio rural en la media ladera de la montaña

Desde Yanos de Somerón, el camino se desvía a la izquierda y un poco hacia arriba, tras el antiguo bebederu, tsavaíru, fuente conservada hoy... A poco que observemos, el camino es amplio, uniforme, con una anchura de unos dos metros, que se fue reduciendo con el tiempo por efectos de la erosión y algunas malezas.

Pero la caja de la calzada atestigua que fue cuidada durante siglos: sólidos muros de piedra tallada y gruesa se prolongan hábilmente por toda la margen derecha del camino, de forma que no se fuera deshaciendo con el peso de los carruajes en la ladera pendiente. Hoy, en parte, un poco desmoronados por tramos, pero bien visibles a poco que nos asomemos donde haya menos zarzas. Se pasa bien.

Por ambos lados del camino vamos observando también una serie de construcciones que atestiguan el uso intenso que debió tener este paso a media ladera en sus tiempos: gruesos muros de cuadras grandes, pareones, cierres de fincas derruidos; manantiales, aguañales..., que fueron cuidadas construcciones en piedra. Algunos bien visibles todavía.

El monasterio al par del antiguo y camino por la media ladera

Y llegamos a Munistiriu: conjunto de seis cuadras actuales bajo el mismo techo, sobre Fierros, en esta ladera de Yanos de Somerón (Chanos, Llanos..., otros según hablantes), que da a Fresneo. Al lado, por la parte este, se conservan bien dos cuadras, con sus puertas, pesebreras, payar...; delante de la primera puerta, de donde parte el camino que ascende a Espinas, al monte, a La Vega'l Puzu..., hay una cabana conservada que dicen fue capilla.

En la otra parte del edificio, más bien al sur, por el camín que viene de Yanos, un cerco de piedra, ahora cubierto de ortigas y artos, fue el cementerio del monasterio, según la memoria oral de los mismos vecinos de Yanos: "salían güesos de vez en cuando" -nos decían algunos mayores hace años..

Ante el monasterio pasaba un ancho camino que continuaba, casi horizontal, a media ladera; se estrechaba ligeramente entre las peñas de Serralta (sierra ‘elevada’ sobre el valle), y enlazaba con el camín de La Mortera Fresneo; y con el que rodeaba por encima las peñas dando la vuelta por Espinas.

Ya en Fresneo, el camín francés continúa casi horizontal en dirección al Cabanón, San Miguel d’Heros, Herías, Bendueños, Campomanes... Recientemente, se abrió una senda provisional para salvar la interrupción de este camino entre Munistiriu y Fresneo: un paso estrecho, pendiente en parte, que permite rodear Serralta pore encima, pero poco apto para días de mal tiempo, pues pueder resultar resbaladizo.

La senda está en proceso de remate, escalonamientos, alguna empalizada, señalización..., y sería una buena alternativa para evitar el descenso a Fierros por la carretera desde Yanos. Los peregrinos disfrutarían, de nuevo, por el antiguo camino, boscoso en su mayor parte, muy propicio al buen tiempo y al fresco toda la andadura en días de calor.


La ruta por el boscaje: cerezales, nozales, nisales, manzanales, fresnos, robles, espineras, xabú...: los recursos inmediatos al alcance de los monjes, los peregrinos...

Unas rústicas celdas semiconservadas: el valor del hospedaje en tiempos más precarios

Los seis habitáculos -algunos muy deteriorados ya en la techumbre, sobre todo- son estrechos y alargados hacia el fondo, si se contemplan desde cada puerta. Las paredes frontales se sostienen, en parte, por los gruesos tallos de las yedras que, a modo de abrazaderas, impiden el desmoronamiento de las piedras. Este conjunto monacal de Munistiriu se esconde en un rellano bajo las peñas que dan a Fuentes, y entre las sierras y encinas de Serralta, Valcárcere, Valpariso, La Trapa, Maldicates (Malmicates)...

Todo el paraje de Munistiriu queda, así, al abrigo del viento norte, bien orientado al saliente, aunque los montes de La Vaga’l Puzu le quitan el sol de media tarde, por el invierno arriba, sobre todo. Desde el antiguo monasterio se divisan los valles, caminos y montes de enfrente, pero pasa desapercibido desde el valle de Fierros y La Romía hacia Payares. El conjunto, apostado en aquel recodo de la pendiente, apenas se deja ver al caminante desavisado desde la vertiente más oriental.

Los edificios de Munistiriu parecen, en parte, reconstruidos: tanto los habitáculos separados interiormente, como el pequeño edificio exterior, y los muros derruidos bajo el camino, tienen varias piedras talladas entre otras más toscas; por ello, parecen proceder de construcciones anteriores reformadas o derruidas.

Por ejemplo, en el interior de las cuadras, y bajo la aguja de la cabana, pueden leerse algunas rudimentarias letras toscamente labradas, al lado de la cruz latina (IH, JH). En otros casos, las piedras están rotas, por lo que la “lectura” es imposible. Destaca el dibujo tallado en la madera -no parece antiguo- de una de las puertas centrales que representa un edificio más cuidado, pero de difícil precisión, lo mismo en el referente concreto que en el tiempo probable de la talla. Alguien lo interpretaría así más bien como pasatiempo.


Dibujo del cuarterón de la puerta de una cuadra del Munistiriu (hoy desaparecido el cuarterón)

Un nombre monacal, con los matices religiosos de aquellos tiempos camineros

Recientemente, estos edificios volvieron a intrigar al estudiante de Arquitectura David Ordóñez, que retomó el trabajo de reconstruir en el ordenata: el diseño posible del edificio antiguo (izquierda del camino, bajando). (Ver el trabajo realizado hasta la fecha en http://llanosdesomeron.wordpress.com/el-munistiriu). Se supone otro edificio desaparecido enfrente, a la derecha del camino, posible lugar de los establos, anexos para los aperos, ganados, payares… Hoy sólo murias derruidas y ortigas.

La memoria de los mayores del pueblo pueden ayudar al estudiante en el empeño, lo que podría aportar datos interesantes sobre la importante función caminera de las posadas por Lena, en unos tiempos tan precarios: camino a pie o en cabalgadura, alimentos escasos, peligros por el monte, penalidades en días de nieve, lluvias… El dato de Munistiriu (más o menos religioso, tal vez) es un ejemplo de hospedaje montaraz cuando más hacía falta, sin duda en aquellos tiempos.


David explicando la historia documentada del Munistiriu: estudiada en el máster (Universidad de Valladolid) y publicada en la revista especializada de investigación correspondiente (ver texto completo en PDF)

En palabras de David:

"A expensas de estudios arqueológicos, puede concluirse que el actual Munistiriu es un conjunto de restos y edificaciones, más o menos reconstruidas, que formaron parte de un complejo mayor, dedicado a auxiliar a caminantes. Su construcción podría coincidir con el apogeo de las peregrinaciones a Santiago, en su desvío por Oviedo, (s. XI-XV). Formaría parte de una red de pequeños cenobios y establecimientos que se crearon en torno a las principales vías de comunicación para prestar atención hospitalaria. En el Concejo de Lena, muchos han desaparecido y apenas se conservan documentos antiguos que se refieran a ellos. Tan sólo lacónicos recuerdos llegados por tradición oral".

Y, con los datos del Archivo Histórico Provincial de Asturias, David recoge aquellas "obligaciones del hospitalero para con los huéspedes... bien descritas en los libros del Hospital de Pajares·:

“... assímismo declararon dhos. Apeadores, Ser de la obligazión del hospitalero el hazer lumbre a los Pobres, darles Cama y agua, y asistirles Conforme a la Nezesidad de ca Vno, y quando hubiese algun enfermo debe dar quenta al mayordomo, para que se le de Vna limosna, y se transite a otro hospital”

De forma parecida, a los hospitaleros de Puente de los Fierros se les imponían ocho condiciones que habían de cumplir, entre las que leemos: “la primera que ayan de dar ospedaje a todos los pobres que quisiesen ospedarse en dho. ospital aciendoles lumbre para calentarle y guisar su comida, hacer las camas con la ropa que se les entregase por el mayordomo que fuese, y tenerlas siempre mullidas, y limpia para su descanso.

La segunda, que tengan la obligacion de conducir dhos. pobres estando enfermos asta el primer ospital segun el viaje que llevasen dandoles a dhos. ospitaleros el estipendio que se acostumbra, […]” (texto completo)

La Trapa, la interpretación popular de los "trapenses"...

Como se dijo, en la entrada sur del monasterio, viniendo de Yanos, hay una amplia corra -eso parece- con unos 5 m. de diámetro: según los vecinos de Yanos de Somerón, fue cementerio de los frailes, pues durante muchos años aparecían huesos, a poco que se excavara para coger alguna piedra del muro semiderruido sobre el recinto circular. El grueso muro antiguo apenas asoma ya entre la maleza. También se encontraban restos humanos en La Torna, cuando era conjunto sembrado.

Según alguna voz oral escuchada hace tiempo, en Munistiriu hubo frailes trapenses. Ello pudiera estar motivado por una simple interpretación popular a partir del nombre del Prau la Trapa, que está saliendo hacia el alto de Espinas, camín de Fresneo. Pero la verdad es que no se recuerdan demasiados detalles, lo que puede indicar una relativamente lejana despoblación monacal. Las tierras de labor, en cambio, bajo el edificio, La Iría, fueron sembradas hasta los años sesenta (se recuerdan con trigo).

Pero pudiera tratarse sólo de una interpretación popular a pertir del topónimo, pues el nombre de La Trapa más bien habría que atribuirlo a un lugar de caza: la armadura -manga, pozu...- para atrapar animales del monte (primero, voz trampa, luego, trapa), chobos, xabalinos… (hay otros pozos y nombres parecidos por el conceyu).

El nombre de La Trapa parece más probable, por tanto, como un lugar de caza, pues había que comer en medio de un monte también, con abunadante arbolado productor de bellotas y otras bayas: muchas encinas, robles, castañares, ablanares.... La interpretación monacal, trapense, inevitable, vendría después.

La Fuente la Breguera: de la alberguera, la alberguería, según parece

La prueba de un monasterio como albergue de algún tipo ofrece pocas dudas en conversación con los nativos: el topónimo La Berguera. En la entrada inferior de las fincas de Munistiriu, por el camino que sube de Fierros y Quentu Furmusu, hay una fuente de piedra tallada, un tiempo casi perdida entre la maleza, pero reconstruida recientemente.

La Fuente la Breguera, o La Berguera (simple metátesis fónica frecuente), atestigua en la palabra una alberguería antigua; el manantial fluye al lado del ancho camino, y muro de piedra en parte, que bordea el conjunto de la propiedad, y sigue a Fresneo, como se dijo más arriba.

Por otro lado, el lugar de Munistiriu supone otra encrucijada hacia los altos de La Vega'l Puzu: un camino amplio asciende serpenteando por el robledal hacia Fuentes, Espinas, La Mortera Fresneo, La Vegalpuzu, El Carril... Un camín tradicional de vaqueros, casi al filo del cordal cimero, que se alarga hacia los puertos y mayaos del Pedroso, Cuayos, La Vallota...

Este camino más cimero del cordal de Yanos conectaba ya hacia las tierras leonesas de Pinos, San Emiliano, Babia, Tsaciana..., muy transitado antes hacia los mercados correspondientes, para el intercambio de diversos productos locales.


El paisaje que se divisa del valle del Payares, desde esta ladera izquierda, más bien propicia a las sombras del verano

La Iría del monasterio, Valparaíso, Valcárcre, L’Infierno, Malmicates...

La toponimia de Munistiriu supone el otro documento de sus funciones de antaño; se irradia por una buena parte de la ladera, a lo largo de los caminos que fluían y confluyen entre las cuadras actuales. Y lo primero que connotan esos topónimos es el contraste de las palabras descriptivas del terreno: de un lado, los que definen la ladera boscosa, con abundantes encinas, abrupta, roquiza..., sin duda poco adecuada a las tierras labrantías, o a la vivienda humana: Serralta, Valcárcere, El Rebotsal, El Mayéu l'Infierno...

Del otro lado, los espacios cultivados. Es el caso de La Iría: varias fincas hoy de pradera y matorral delante de los edificios, con surcos, sucos y suqueras evidentes de haber sido tierras sembradas. Es más, esta iría en medio del monte, lejos de Fierros y de Yanos de Somerón, hasta los años 60 producía patatas, pan, arveyos... Era una iría en el monte.

La toponimia de Munistiriu gira, pues, en torno a las notas de un poblamiento religioso organizado. Es el caso de nombres como Valcárcere: praos hacia Yanos de Somerón; Valpariso -Valparaíso, según otros-, cerca del conjunto monacal hoy deshabitado.

Nombres y nombres muy significativos rodean el paraje por esta ladera de Yanos: L'Infierno, El Mayéu L'Infierno: ya en los altos de La Vega’l Puzu; Saldorio: salida de paso estrecho entre las peñas del río Valgrande, desde La Romía hacia Yanos, o viceversa; Cabeza la Pena: en las penascas bajo Saldorio.

Destacan nombres como Las Comuñas: para otras labores comunales en el aprovechamiento de los pastos, las veceras...; La Reguera Tsinar (la zona del lino, el tsinu); Las Tsindias: las parcelas donde había que 'lindiar, alindiar, atsindiar...': cuidar las vacas en cada finca comuñera, de forma que no pasaran a la del vecino.


Los romeros atentos a las explicaciones de los guías en La Campa San Miguel, ante La Capilla.

Las viñas de aquellos tiempos, no había otras…

Otra condición cumple Munistiriu, asociada a otros lugares con tradición monacal en estos valles altos del concejo: las viñas. Todavía en La Breguera (alberguería), finca bajo La Iría, brotan asilvestradas las penúltimas parras, racimales de uvas monteas, entre las barcias y las matas, lo mismo que en Regueraseca o en Saldorio.

Se recuerdan en estos pueblos ‘las uvas’: cuentan los vecinos de Yanos que, cuando estas racimales montesas recibían mejor los rayos de sol, sin la espesura del matorral, eran ácidas, pero se podían comer; “tampoco había otras” -rematan con humor...

Había parras por todo el valle. Ya sobre Fierros, queda Chomba la Viña; un poco más abajo, justo sobre la carretera actual por Fierros, La Parra; un poco más arriba, Las Viñas, ladera de Güechas y Parana… Como tantos otros topónimos con la misma referencia por otros pueblos del conceyu: El Quentu las Viñas, Las Viñuelas, Las Viñugas, Viñamayor....

En fin, los datos toponímicos de Munistiriu, al lado de los habitáculos, diseñan una zona habitada y explotada, en la medida precaria que pudieran permitir aquellas pendientes y aquellos rellanos entre las encinas, las cuestas y las sombras de las peñas.

Según algunos mayores de estos pueblos del Payares, el camino por esta media ladera fue camín de carros; pero éstos tenían que bordear Serralta, por Espinas. A partir de Munistiriu, el estrechamiento de la penasca sólo permitía el paso a caballo y a pie. Ya desde Fresneo, el camín francés -más bien, de peregrinos, entre los mayores- continuaba casi en llano hacia San Miguel, Campomanes, Uviéu..


El paso del camín francés, del Salvador..., entre las casas de Samiguel d'Eros

Con La Cuadra y Preu de Tsázaro, tal vez no por casualidad, al lado del camín de peregrinos junto a Samiguelón.

La lectura de tantos nombres al lado de un camino muy transitado en su tiempo, excedería esta páginas. A modo de un ejemplo más, sirva el nombre de Tsázaro: finca con cuadra, cabana, mata hoy, antes una prolongada pradera en la margen derecha de la andadura desde Samiguel a Herías.

La posición del caserío de Tsázaro cerca del agua, El Reguiru L'Esbitsón, lo mismo que otros topónimos asturianos con documentación hospitalaria caminera (San Lázaro, en Oviedo, El Tsázaro, en Quirós), nos inclina a sospechar siquiera que se tratara de una malata, lazareto, entre tantos, por rústica y montaraz que nos parezca hoy.

En palabras de J. Tolivar Faes (Hospitales de leprosos en Asturias..., p. 329):

"Entre los recuerdos que acabamos de aludir destaca la persistencia de algunos nombres que indudablemente tuvieron su origen en las malaterías y en los enfermos en ellas acogidos, aunque a pesar de ese claro origen pueden calificarse de recuerdos vagos, puesto que en la mayoría de los casos se ha olvidado su significación, y hasta en ocasiones aparecen corrompidos.

En muchos de los documentos utilizados por nosotros, en apeos antiguos, y especialmente en el Catastro del Marqués de la Ensenada, aparecen nombres semejantes [...], pero no hemos de incluirlos aquí, porque para ello ha de darse la condición de que se hayan conservado hasta nuestros días".

Resulta evidente que el edificio y en contorno de La Cuadra Tsázaro actual no conserva vestigio alguno en un estructura, que pudiera recordar un antiguo lazareto, malata, malatería..., de aquellos tiempos, como quedan otros por el conceyu; sólo una amplia, larga y profunda zanja -hoy casi desfigurada del todo por la hojarsaca y tierra suelta- desciende de los altos del Reguiru L'Esbitsón por encima de esta finca; pudiera tratarse de una rústica conducción de agua del arroyo, pues los muros que la protegen denotan que estaba muy cuidada y se estimaba en sus días de uso.

Munistiriu, un monasterio, en definitiva, al lado del camín francés, de Santiago, del Salvador, de los peregrinos, sin más.

En fin, queda hoy mismo un recinto monacal para contarlo a su modo, o para seguir investigando. Los habitáculos actuales del rústico monasterio se identifican todavía con los últimos restos del camín francés, a su paso por aquella media ladera de la vertiente oeste sobre el valle de Fierros.

El camino, que procedía de Castilla por San Miguel y Yanos, se conserva todavía ancho en algunos tramos; más deteriorado, el que parte del edificio, para continuar a Fresneo, cada vez más estrecho y sinuoso ahora, entre las peñas de Serralta, Las Arrozas, Las Espiniechas, La Casa’l Monte, Penabeyera... Ya mejor conservado, a Samiguel d’Heros, Herías, Campomanes...


Un alto en la campera, al relax y al airín del mediodía

El nombre, ciertamente es lo de menos, pues se irían sucediendo: en Herías, en Trescasa, queda La Fuente los Peregrinos, siempre atribuida por los mayores a los peregrinos, tal vez en aquella arraigada costumbre de no entrar en el poblado mismo, sino rodearlo, por razones de sanidad, seguridad... Y entre El Castiellu de Villayana y Senriella queda El Puente los peregrinos, sobre el arroyo que baja de los altos de Ranero por La Viña.

Pero entre La Casa Nueva de La Frecha y Salas de Campomanes queda El Preu Sansalvaor y El Preu l'Hospital, de indudables coincidencias camineras, uno al lado del otro. Como La Iría Sansalvaor bajo Güetses, al paso del camín de peregrinos por esta ladera más soleyera del Payares hacia Casorvía, Campomanes...

Pues lo que nos sigue uniendo hoy mismo sigue siendo un camino al paso de un recinto monacal, una Berguera...

Como queda en Yanos La Iglesia Santiago, que deja también pocas dudas sobre el nombre del camino. O El Castañiru del Camín Francés, entre La Cruz y Reconcos, justo sobre Los Pontones. O El camín francés, hoy desaparecido bajo los escombros del AVE, entre La Cortina y Artos, camino de Arnón y Piñera.

En fin, la toponimia caminera -la odotoponimia, en este caso-, atestiguan toda una sucesión de nombres que se irían aplicando a un mismo camino en sus distintas variantes y usos por un conceyu; y con un rústico monasterio entre tantos otros nombres de alberegues, ventas, ventorrillos, casas y horros de los probes, casas de postas, portalás, portalones....

El nombre es lo de menos: el camino sigue ahí para contarlo y, sobre todo, para mejorarlo y usarlo de nuevo en el milenium; incluso, con tantos datos recuperados, actualizados, para seguir investigando, disfrutando ahora, aunque sea con distintos güeyos en estos tiempos.


El placer de los romeros tras la subida al murmullo de los boscajes