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Jesús Lana Feito entrevista
Manuel Álvarez Lana (Manolín)
y a Víctor Lana Brañas
(L'Auteiro, Somiedo)
:
Publicado por la
ASOCIACIÓN CULTUAL
DE VECINOS Y AMIGOS DE
VALLE DE LAGO.
Abril de 2012
Prometimos el año pasado realizar una segunda parte que ahora publicamos en este boletín que tenéis en la mano. Conversamos sobre varios temas y seguiremos recogiendo sus testimonios para años sucesivos. Tenemos que aprovechar esas memorias prodigiosas que pueden situarnos con precisión en el pasado de nuestro pueblo. No están ahora los dos en su mejor momento, ambos perdieron a sus esposas y compañeras inseparables durante tantos años, Erundina hace ya más de un año y Carola hace unos meses, el mismo día que Víctor cumplía 89 años.
Dedicábamos en el boletín del año pasado una parte biográfica a Manolín y ahora se la dedicamos a Víctor.
Víctor Brañas Lana .- Nació hace 89 años en la casa conocida como Casa El Sacristán, su abuelo. Ya en aquel momento había pluriempleo porque el abuelo era también cartero y sacristán. Este último oficio le permitió a Víctor conocer tareas e historia relacionadas con la iglesia del pueblo. Ayudaba a echar aceite en la lámpara y otras tareas. Recuerda también que el campanario de la iglesia lo hizo Marcos El Canteiro, abuelo de Marcos el de Gerardo. Conserva hoy la ventana redonda, en ojo de buey y fue Hidroeléctrica del Cantábrico la que subvencionó la construcción del campanario y el cierre del campo de la iglesia.
A los 14 años se traslado, Víctor, a vivir con sus padres a la casa, hoy de su hermana Tomasa. Recuerda cuando se encumó, es decir, cuando se reconstruyó la cresta del teito y su abuelo preguntó a los vecinos colaboradores que cuánto se debía. Todos contestaron, como era habitual, que nada, excepto Lucas, abuelo de Antón, que respondió que algo sí necesitaba porque debía a las siete mil vírgenes.
A los dos años de contraer matrimonio con Carola Álvarez Lana se trasladan nuevamente a casa de su abuelo y posteriormente a La Pinietsa , donde vive actualmente. De esta casa heredó una cuarta parte, propiedad de su abuela, el resto lo adquirió, con todos los sacrificios de la época, abonando la parte correspondiente al propietario de las otras tres partes, el Pampero de Urria.
Pastos compartidos y límites .- Habíamos quedado el año pasado en la laguna de Fuentes y allí regresamos ahora.
Las vacas de la parroquia de Éndriga, que incluye los pueblos de Arvechales, Éndriga y Saliencia podían bajar hasta Fuentes aprovechando los pastos de El Burril y El Tarambico y hasta El Cueto Las Buxas. Incluso de escapada pueden llegar hasta Entre la Machada. Algo parecido ocurría con Cerveriz, que es pasto de Saliencia, pero que de escapada las vacas de El Valle pueden llegar incluso a La Almagrera. Camayor es pasto de Arvechales y facería con El Valle. Cerveriz, La Cueva y La Calabazosa son pastos de Saliencia.
Arvechales podía llegar desde Camayor hasta la fuente de Las Divisas y compartir también Los Pozos de Promedio entre El Coto, Urria, Arvechales y Saliencia.
A continuación de los Pozos de Promedio, pasados Picos Albos, están los pastos de la Mortera de El Coto y más hacía el sur la Mortera de El Valle, la mortera Menuda. Esta se extendía desde Peña Orniz hasta las inmediaciones de El Lago, en Las Alumbrosas, por arriba de la Fuente El Letrao. Estas morteras podían ser pastadas por el ganado de El Valle hasta la llegada de los pastores en junio.
Al sur de la Mortera de El Valle están los pastos de Cuevalancho, hoy pertenecientes a Torre de Babia, que llegan hasta La Paredina. En este término de La Paredina , aguas vertientes hacia Murias Tsongas y Cuavalancho, se celebró un pleito entre vecinos de La Cueta y Torre de Babia y en el que participó el cura de Torre, que había metido tierra en los zapatos y pudo jurar que estaba pisando tierra de Torre. Ante este juramente de un sacerdote no hubo duda de que los terrenos de Cuevalancho tenían que ser de Torre.
Los pastos de la braña de Murias Tsongas van desde Picos Blancos, Poza García, Cebolleo, La Paredina , Cresta de Vatsemorteras, Puenxo la braña y Pastor del Miro. La Bobia de Sañeo está detrás de El Rebezo entre Fuxadinos y Braña de Sousas. Las brañas tenían sus propios límites y también las facerías o pastos compartidos.
Hubo otro pleito entre las parroquias de San Miguel de la Llera (El Coto) y la de El Valle. Esta última se constituyó y se separó de El Coto en 1794. Cuenta la tradición que los vecinos de El Coto preguntaron, en tono de burla, a Andrés, vecino de El Valle, que se había desplazado a Madrid, única sede del obispado, para negociar la independencia parroquial, cómo estaban los garbanzos en la capital. Antes hubo una sentencia favorable a El Coto. Él respondió también en tono socarrón que ahí les vendría la prueba. También cuentan que la piedra para la iglesia de La Llera (El Coto) se trajo de Gúa. Era piedra del monasterio.
El referido pleito resolvió que la Bobia de Sañeo era el límite entre los pastos de Fuxadinos y Sousas. Sus vacas podían pastar en facería hasta la bobia de Cuevameliz y las nuestras hasta Sousas. Esta braña de Sousas podía ser pasto de El Valle hasta que subían la mayoría de los brañeiros de Urria, pero sólo pastar sin pernoctar y las ovejas de El Valle hasta el 29 de mayo. Continuando hacia el sur están los pastos de la Salgada y Valdecuélabre, ambos de El Coto y que podían ser pastados por las ovejas de los pastores que bajaban de la Mortera empujadas por la nieve.
Utilizaban los pastos de La Salgada como ensanchas, terrenos denominados así porque eran ampliación de otros. En el campo de La Vagúa , entre El Coto y El Valle, se celebraban reuniones para sortear el pasto de Las Morteras. También recuerdan, los informantes, que los vecinos de Urria, Coto y Valle pagaron a los de La Pola 800 reales por el puente Oriz (al lado de Casa Guillermo).
Había ordenanzas para dividir las zonas que hacía cada pueblo como estaferia. Los de Urria salían arreglando el camino en dirección a El Valle hasta la “piedra fachada”. Los de El Coto hasta la fuente de El Empotso, cerca de la Vagúa. Los tres pueblos se encontraban en este lugar, sobre todo cuando había nieve, y tenían unos límites entre parroquias: Piedra Facha, Fuente El Empotso, Fuente del Sapo (en Tabladietso), Alto de la Gabita (en Falbustián). En la fuente del Sapo no se bebía por aquello del sapo.
Tareas comunitarias .- Recuerdan Manolín y Víctor muchos de los trabajos que se hacían entre todos los vecinos y que tenían una organización conocida por todos. Uno de los trabajos más importantes para los pueblos eran las estaferias.
Se hacían 15 estaferias al año para arreglar caminos, fuentes, etc. Todos los vecinos tenían la obligación de participar enviando a una persona de la casa. El vicario, que era el responsable de las estaferias, nombrado por el pueblo, se encargaba de dirigir los trabajos y no le gustaba nada que de una casa mandaran a un neno o a una persona con pocas posibilidades de realizar las tareas propias del día. Solía buscarse un día que no fuese importante para algún trabajo de la temporada como la hierba, las patatas, el trigo, la leña.
Se formaba un buen grupo de personas puesto que las casas estaban todas habitadas y para el transporte de materiales se utilizaban dos parejas de vacas, una empezaba por arriba y otra por abajo. Había unas ordenanzas escritas, que el Ayuntamiento enviaba a cada pueblo, porque también se dividía el trabajo de cada pueblo en los caminos que los unen. Los de Urria tenían que llegar hasta Piedra Fachada y los de El Coto hasta la Fonte El Empotso.
Las ordenanzas regulaban una estaferia siempre antes de la hierba para que los caminos estuvieran limpios de piedras sobre todo antes de acarretar. Siempre se dejaba el acarreto para los últimos días, lo primero era segar, después amontonar y al final cuando los praos ya estaban llenos de montones era el momento de acarretar. Si en cada casa había dos carros y cuatro vacas para el acarreto la cosa iba bien. Ahora la tendencia es la de recoger toda la de un prao y después pasar al siguiente. .
NUESTRA QUERIDA PARROQUIA
Contribuimos a la reparación reciente de la iglesia, que es lugar de encuentro para todos. Unos llevados por sus creencias y otros por las relaciones sociales, pero lo cierto es que nos llama la atención su historia, su ubicación, alejada del mundanal ruido y su mirada distante a todos los barrios.
Ya hemos dicho en otras ocasiones que se independizó de la de El Coto en 1794, con dificultades porque una segregación o separación siempre merma ingresos y, por supuesto. poder. Los de San Miguel de la Llera , no querían perdernos como parroquianos.
Los aficionados a la investigación de estos datos encontramos en el archivo histórico del arzobispado documentos siempre interesantes. Constatamos que la parroquia es de creación tardía y que solamente han pasado por ella ocho párrocos anteriores a D. Hilario Fernández, conocido por todos nosotros más tarde en la parroquia de El Coto.
Estos fueron los curas destinados en la parroquia de Santa María Magdalena de Valle de Lago:
1794. D. Francisco Fernández Cárcaba (12 años destinado en El Valle)
1806. D. Domingo Cuerbo Arango (22 años)
1828. D. Joaquín Fernández Miranda (9 años)
1837. D. Manuel Rodríguez de Alva (42 años) (promotor de la repoblación de truchas explicada a continuación)
1879. D. Manuel Rodríguez Feito (14 años)
1893. D. Celedonio Álvarez González (7 años)
1900. D. Servando Feito Lana, (22 años) tío del cura Aurelio Feito Arnaldo, que es tío a su vez del que suscribe, Jesús Lana Feito. D. Servando encargó la reparación de la casa rectoral, situada donde hoy está la casa del pueblo. Sufragó los gastos, pero pudo cobrar, como se indica a continuación.
1921. D. José Lana Álvarez, (14 años) hermano de Emma, madre de Pepe.
1935. D. Hilario Fernández Álvarez (Valle, Coto y Pola, hasta su jubilación)
Estos curas anotaban en los libros de las parroquias asuntos muy interesantes.
En el suplemento La Nueva Quintana , de La Nueva España , se publica una página completa titulada “La pequeña historia de una repoblación truchera”, escrita por el director del Archivo Histórico Diocesano, D. Agustín Hevia Ballina.
Coincidí en días pasados con D. Agustín en el archivo y comentamos que los dos estábamos investigando en el mismo libro parroquial.
En una de sus envejecidas páginas el cura de Valle de Lago dejó anotado el detalle de una operación importante para que hubiera de nuevo pesca. Se constata que los libros parroquiales son documentos que contienen datos importantes sobre la vida de los pueblos y no solo bautizos o defunciones.
Escribe aquel párroco, D. Francisco Rodríguez, que la feligresía de la Magdalena del Valle del Ajo, animados del mejor espíritu los vecinos de este pueblo del Valle, y obedientes como siempre a su pastor, que tomó la iniciativa, llevaron al pintoresco e histórico lago de la Herradura hasta dieciséis truchas, habiendo repetido este glorioso y patriótico hecho en los días diecisiete y veintidós de septiembre con el número doce el primero y veintidós el último, que fueron conducidas desde el molino de Servando Álvarez. Participaron varios vecinos: José Álvarez Menor, Irineo Tablón, León Álvarez Tornero, Daniel Álvarez, Nicolasa Álvarez, José Díaz, Francisco de Alva, Salustiano Álvarez, Rudesindo Álvarez, Toribio Rodríguez y el que suscribe (el párraco) que continúa explicando todo el proceso.
A todos los que les confió la suerte el honroso cargo, porque desde el más anciano hasta el más niño, para evitar resentimientos, se verificó un sorteo, recayendo la suerte en los referidos, que aceptaron con alegría. Firma la presente en nombre de todos los feligreses el cura que tuvo la dicha de ver realizarse un hecho siempre deseado y jamás practicado hasta los días…
En San Andrés de Veigas hay otra noticia de interés porque hoy nadie explicaría la muerte de 17 personas en el mismo día. Dice: Juan Álvarez, párroco que fue de esta parroquia, natural de Genestosa, concejo de Babia de abajo, provincia de León, que murió de muerte desgraciada en el pueblo deVeigas, con ocasión de una avalancha de nieve, que el día 13 de marzo de 1803 derribó cinco casas y cuatro hórreos y sepultó 17 personas, de las cuales solamente una se pudo libertar, a los nueve días de haber ocurrido esta desgracia.
Otros documentos recogen datos sobre acuerdos ejemplares: En 1909, reunido el vecindario a toque de campana, acordaron, después de detenido examen, la reparación y transformación del techo de la casa rectoral (de escoba a teja). Trabajos pagados y sufragados por el Señor Párroco D. Servando Feito Lana. No es justo ni razonable, escriben, que siendo la referida casa propiedad del pueblo y por lo tanto dicho señor solamente un nuevo usufructuario de la misma mientras desempeñe su digno y honroso cargo…
Este vecindario de mutua conformidad acuerda abonarle con carácter de indemnización de gastos la suma de 497 ptas. con cargo a los fondos comunales del vecindario o de los arbitrios. Firman: José Feito, Elviro Álvarez, Lucas Riesgo, José Lana, Víctor Cabo, José Díaz, Víctor Brañas, José Antonio Lana, Narciso Ordás, José Rodríguez, José Alvarez, Isidoro Álvarez, Víctor Arías, Isidro Álvarez, Toribio Rodríguez, Segundo Álvarez, Faustino A. Álvarez, José Lana Tablón, Víctor Sierra, José A. Sierra, Manuel Álvarez, Leonardo Rodríguez, Carlos Álvarez, Irineo Tablón, Manuel Álvarez, Manuel Feito, Manuel Lana. Conforme el párroco Servando Feito Lana.
Ver Recuerdos de la infancia 6:
Suso y el carneiro
Ver Oficios de antaño 7:
el albardoneiro, el sogueiro ...
Ver Camín de la escuela (8)
Ver El filandón
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Para otras informaciones sobre estos temas,
ver trabayos de Xulio Concepción Suárez
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