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GANADERÍA EN SOMIEDO

Aurelio Lana Feito

Haciendo un poco de historia y volviendo atrás en el tiempo, este Concejo, el más montañoso de Asturias y el menos comunicado, sufrió en pocos años una profunda transformación en todos los aspectos. Uno de los ejemplos lo tenemos en la ganadería y agricultura, que eran de pobre subsistencia. Se abandonó la agricultura, las tierras de cultivo se transformaron en prados para forraje, mucho más rentable y con menos mano de obra. Todo ello, aparte de otras mejoras de selección, dieron como resultado una cabaña ganadera de las mejores del país.

La verdadera afición de los somedanos es la ganadería, refiriéndose, claro está, a las vacas, que se parecen muy poco a las que teníamos hace unos 25 ó 30 años. Aquéllas eran unas vacas sufridas, mal alimentadas, que tenían que trabajar la tierra, acarretar la hierba y la leña para cocinar y dar calor para los días invernales, dar leche para el consumo y todavía sobraba algo para la venta, y criaban unos xatos que valían poco dinero a la hora de venderlos, sobremanera si eran xatos.

La alegría era cuando parían xatas para criar y reponer. Ahora es todo lo contrario, ¡son cambios espectaculares en pocos años! Quiero aclarar que sólo pretendo que lo entiendan los chavales, que de ellos es el futuro, los mayores ya lo saben.

Aquéllas vacas, no eran de una raza definida sino unos cruces entre casinas , parda - alpina , etc., cruces que causaron muchas pérdidas en los partos, porque los xatos eran excesivamente grandes con relación a su madre.

A fuerza de años estos cruces se fueron adaptando, dando lugar a una excelente ganadería, que hoy se denomina asturiana de los valles , de aptitud cárnica adaptada al frío y a un terreno muy abrupto, la prueba está en que cuando se llevan a otro lugar, aunque sean ya de edad, siguen creciendo.

Tenemos el ejemplo en la costa, la carreña (entre otras) procedió de la montaña y hoy son vacas de mucho tamaño y buena configuración. Me quedaba lo más importante, paren unos terneros culones de primera calidad. En cuanto al número de vacas, novillas y terneros, se puede considerar una cabaña semiextensiva, con un promedio de 30 reses por ganadero.

Volviendo a la raza casina , autóctona de Asturias, siempre estuvo muy desprestigiada, se decía que no daba rendimiento en ninguna de sus aptitudes. Con el tiempo se demostró lo contrario, aparte de tener un gran valor como raza autóctona, se adapta a cualquier terreno y puede vivir en las más míseras condiciones.

Hace años alguien se dio cuenta de esas cualidades y por eso no desapareció. Algo parecido pasó con el caballo asturcón , solamente quedan unos pocos en los montes del Sueve.

Ya por último, llamar la atención de los jóvenes, que no abandonen la ganadería, pues es muy satisfactorio trabajar por cuenta propia.

Valle del Lago

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