Costumbres, tradición, gastronomía, trabajos rurales, vida vaqueira, saber popular

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La creación del diccionario toponímico
A modo de ejemplo...,
hasta unos 13.500 topónimos analizados

Monte Munietsos .

Reseña del diccionario toponímico:
por el camino de la etimología
en el léxico rural

1. Motivación del trabajo ¨ Este libro surgió de las cabañas, de las caleyas en los pueblos, de las largas caminatas en la grata compañía de vaqueros y pastores, de las veladas inolvidables a la luz de la luna o al mor del fuibu en cualquier braña¨. Muchos topónimos asturianos en este campo.

2. Muchas jornadas escuchando y contestando interminables (y muy gratas) riestras de preguntas tantas veces reformuladas entre ellos mismos: el sentido de las palabras asentadas sobre el terreno (el precioso y preciso lenguaje toponímico del suelo).¨

3. El sano deseo de aprender (ellos y yo). Es admirable el ansia de saber que tienen en los pueblos: tiempo atrás, se manifestaba menos; hoy lo han revalorizado, una vez que fueron entrevistados por muchas personas para objetivos diversos (tesis doctorales, televisión, investigaciones diversas...). Pero, ¿el saber libresco sobre sus propios pueblos no podría llegar también a ellos?¨

4. El saber popular de los lugareños. Los habitantes de los pueblos (los vaqueros, los pastores), siempre cavilaron mucho sobre su entorno inmediato: origen del pueblo, nombres de sus praos y sus montes, razón de sus caminos, misterio de sus caserones; antigüedad, situación, orientación de sus cabañas... Y tienen sus discusiones e interpretaciones: tradición de sus güelos, leyendas, mitos, creencias...¨ La Etnografía en su complejidad popular (ver términos y ciencias relacionadas)

5. Pero, ¿a dónde van esas informaciones cultistas?; ¿han de quedar sólo al servicio de los eruditos?; ¿seguirá siendo verdad también que todo sale del pueblo, pero poco llega al pueblo?; ¿no tendrían derecho los lugareños de los pueblos a ser los primeros lectores de las informaciones que tan gratuita y generosamente ofrecen a cualquier entrevistador?

6. Y para que los recursos informáticos y las nuevas tecnologías, las tecnologías de la información..., sirvan también a la cultura de los pueblos; que los pueblos se vayan familiarizando con los lenguajes más tecnificados, y vayan fundiendo en un mismo lenguaje la cultura popular y las palabras en apariencia más complejas: informatización, informática, informatizable, web, indexar, subdirectorio, redireccionar...

7. Que los lenguajes de la técnica y de la ciencia, el lenguaje informático, las bases de datos más tecnificadas..., no queden sólo al servicio del control de los impuestos, de la fiscalización de las rentas de los campesinos, de la explotación del penúltimo céntimo que ha de pagar el lugareño que ya no tiene más que cuatro pitas, una vaca, un par de gatos..., y todos los achaques de reuma y atrosis imaginables, fruto de tantas moyaúras y tanta fame en sus años más mozos, por mantener aquella riestra de fíos, las rentas al señor terrateniente, los impuestos al fisco, los diezmos y primicias a la iglesia de Dios, las donaciones "voluntarias" (obligadas, pa ser claros) el día del ramu, del santu, de la fiesta'l pueblu...

8. Que los recursos informáticos no sirvan sólo para seguir estrujando al lugareño, mientras los grandes señoríos y señores de los euros sigan a sus anchas, como en los peores tiempos feudales (los tiempos cambian, pero los sistemas de control con los menos favorecidos por la fortuna -que diría Lazarillo- cambian muy poco). Por lo menos (algo es algo) que se asoleye bien, que se sepa el valor de los paisanos y paisanas de los pueblos desde tiempo inmemorial, como pobladores de nuestas montañas.

Y el valor económico incluido, por supuesto: ¿de quién vivieron siempre los palacios, los señores, los castillos, los marquesados, los grandes cotos, los grandes señoríos...? ¿O qué manos encallecidas levantaron las grandes catedrales...? Los pueblos rurales habían de conformarse con humildes ermitas, las capillas, la iglesia'l pueblu..., de rústica piedra sin tallar, pues el tiempo había que dedicarlo a pulir la piedra de los palacios y las catedrales de la ciudad...

9. Que los vecinos y vecinas, que siguen manteniendo la cultura rural en sus propios poblados (sobre todo, en los pueblos de montaña), por lo menos se lleguen a beneficiar algún día (tal vez en otra galaxia) de tantos recursos informáticos y de tanta base de datos. Que las nuevas tecnologías sirvan a los propios lugareños para algo más que para controlarlos y sacarles impuestos hasta por el gatu y la gallina.

10. En fin, se explica la etimología de las palabras con una función toponímica entre los lugareños de cada pueblo: picos, mayaos, mayadas, carbas, oxas, puertos de verano, brañas, cabanas (cabañas), acebales, fayeos, fayotales, mazos, jayeos, robledales, rebochales, carrascales, riegas, regueros, ríos, palazanas, mudas, maeas (maedas), armadas, armaduras, posas, poisas, posadoiros, posaúrios, cruces, encruceyas, cruciyás, cruciyaes, encorciás, foces, foceyas, foceichas, bisbitones, bisbiteras, tabayones, gavias, varganales, cuetos, pericuetos, cuerrias, caleyones, caleichos, cuañas, cueñas, cuandias, cuendias... El nombre de nuestras montañas asturianas.

11. Asi vamos leyendo orónimos, litónimos, fitónimos, zoónimos, cromónimos, hidrónimos, teónimos, antropónimos, odónimos, agrónimos, sociónimos, somatónimos, epónimos, etnónimos... En otras terminologías: orotopónimos, litotopónimos, fitotopónimos, biotopónimos, zootopónimos, cromotónimos, hidrotopónimos, teotopónimos, antropotopónimos, agrotopónimos, sociotopónimos, potamónimos, talassónimos, epotopónimos, etnotopónimos, somatopónimos, endónimos, mitónimos, exónimos, arqueotopónimos...

En fin, caminamos sobre el lenguaje del suelo en la biodiversidad del paisaje: diacronía toponímica, microtoponimia, nanotoponimia... -que dirían los más técnicos-, en definitiva.
Ver cuadro completo en esquema.


Foto prestada por Juaninacio el de Zurea

A modo de ejemplo, unos cuantos topónimos resumidos, en esquema: