"Cuando los guajes se ponían malos de tosferina, había que pasalos un puquinín per detrás de la Soterraña cuando la chiminea taba chando fumo"
(recuerdan algunas muyeres mayores de Muñón)
Muñón Cimiru:
el pueblo los horros...
El poblamiento de un valle
a la falda de los yacimientos del Aramo.
Las Minas de La Soterraña.
Extracto del proyecto
de investigación en marcha
sobre el origen del poblamiento
del valle
de Muñón
a la falda del Aramo:
un monte con tradición de minerales
documentada desde época neolítica.
Por Xulio Concepción Suárez,
(Más información en el libro:
(Por los pueblos de Lena, 20014
) .
1. El poblamiento
El valle de Muñón se sitúa geográficamente en una zona fondera del conceyu Lena (Lena de Yuso), no por casualidad a la falda de las calizas cimeras del Aramo. Contemplado el paraje desde la cima todo hace pensar que se trata de un espacio tempranamente habitado, en contigüidad con los poblamientos prerromanos que atestiguan los vestigios arqueológicos documentados en las últimas décadas en distintos estudios universitarios: dólmenes, menhires, túmulos., esparcidos por las zarzas en su mayoría hoy. Algunos ejemplos.
L'Aramo. La antigüedad del topónimo hace pensar en la llegada de unos pobladores primitivos a estas montañas, muchos siglos antes que los romanos. El profesor de la Universidad de Oviedo Martín Sevilla ha estudiado la voz detenidamente. Cita en principio el teónimo galo Aramo , lo que indicaría la presencia de la cultura celta sobre la cuenca del río Lena (raíz céltica asimismo). Sería el culto a un dios precristiano, tal vez en relación con los valles de la altura: el culto necesario para poder sobrevivir entre los altos y los valles con unos rigores invernales bastante más duros que los presentes, van 3.000, 4.000 años atrás.
El mismo autor Martín Sevilla recoge otras interpretaciones de diversos investigadores europeos (Pokorny, por ejemplo), que también interpretan la palabra Aramo, a partir de una posible raíz indoeuropea, reconstruida con el sentido de 'bifurcación de caminos' sacralizada: un lugar donde se rendiría culto a la citada divinidad celta. Y hay otras interpretaciones parecidas, que suponen la raíz prerromana *ar-m- , 'valle', conjunto de valles, presente en toda la toponimia europea. El Valle de Aram (Pirineos), por ejemplo, se interpreta como una redundancia por sucesión de culturas; en realidad, 'valle de valles'. Siempre en esa necesidad de alternar la vida de los altos con otra más fondera según los rigores de cada época del año.
La Cobertoria. La vida primitiva en los altos de Muñón se documenta por todo el cordal divisorio con Quirós. Las palabras de la romanización tradujeron los megalitos al nombre de La Cobertoria: primero, la de los altos (bajo Los Fitos, y la que está bajo Chago); y luego, la del valle (bajo Santa Cristina). De esta forma la voz romana habría desplazado al prerromano Aramo hacia el cordal cimero, y por extensión, a toda la cadena que le sigue más al norte hasta Riosa y Morcín.
Ambos topónimos, La Cobertoria y L'Aramo fueron describiendo todo un conjunto indiviso como primitivo lugar de culto: ahí siguen los enterramientos que hace unos años se fueron agrupando en la llamada necrópolis megalítica, localizada por toda la línea divisoria de Lena con Quirós: El Prau Chagüezos, La Campa los Fitos, La Cochá Cimera y La Mata'l Casar, Chan de los Fresnos (catalogados y excavados algunos por diversos profesores de la Universidad de Oviedo, sobre todo).
L'Arquera . En principio, la voz arca se considera de raíz indoeuropea (* ark-) , con el sentido de'límite, hito, mojón divisorio. Se suma al entorno de la voz muñón , de significado parecido. Según el toponomista Roberto Faure, entre otras acepciones prerromanas, la voz arca, arcas , en la toponimia catalana y gallega designa los dólmenes y otros monumentos megalíticos (túmulos.). En el caso de Muñón parece evidente dada su conexión visual con otros lugares de vestigios parecidos en el concejo Lena.
En la parte cimera de la finca actual queda un recinto que pudiera indicar el asentamiento de los antiguos túmulos, una vez reutilizadas las chábanas para otros usos de la zona (pareones, cuadras, cabanas): se trata de un pequeño montículo alomado rectangular, con una especie de meseta superior muy erosionada ya, de unos 30 m de largo, por unos 20 de ancho; los muros laterales tienen forma de paredes de tierra, también fuertemente erosionados con los siglos. Dicen los propietarios que nunca conocieron función alguna a este recinto que, ciertamente, parece excavado a mano.
La situación estratégica de recinto en la pura cumbre del cordal de Riosa estan evidente como vistosa en las cuatro direcciones: al este, se columbra el Dolmen de Padrún (sobre Espinas), El Castiitsu y Corros, El Castro Corneyana.; al sur, El Castro de Currietsos, El Castro de Tsagüezos, El Mayéu La Cobertoria.; más al oeste, Los Fitos, Campa la Soma, Los Veneros., y demás recintos funerarios catalogados por diversos arqueólogos; finalmente, hacia el norte, todo el recinto del Monsacro, y resto de castietsos hacia Villayana, Carabanzo y Uxo (algunos no se ven directamente, pero se conectan a través de otros de estos valles). En fin toda una red de conexiones visuales se cruzan en el paraje de L'Arquera, entre los altos leoneses de Pindietsa, puertos de Somiedo, Cangas del Narcea, y las mismas costa de Avilés y de Xixón.
El Corréu . Los lugares del poblamiento primitivo con restos de edificaciones son muy abundantes en Lena: Currietsos, Corros, El Corraón, La Corrona, La Corraona, Les Corres, Corravieya, Curreverano. Siempre se trata de la misma base léxica considerada ya de origen celta: *kor-r- (cercado, construcción circular). Casi siempre se trata de lugares en las proximidades de los castros (de raíz prerromana, igualmente): El Questru, El Castichu, El Castión.
Es decir, corras y corros eran el tipo de construcciones para personas y animales, conservados hoy en las brañas de Somiedo y otras asturianas: con bóveda semicircular, y sin una madera ni componente vegetal interno ni externo. En los castros occidentales (Coaña.) hay algunos modelos reconstruidos. Se suponen los tipos de vivienda más antiguos conocidos, tal vez reproducción de las mismas cuevas en las que vivieron sus predecesores en tiempos aún más primitivos.
En el caso concreto del Corréu no quedan restos de edificaciones a la vista, una vez construidas cuadras y pareones en las proximidades: la piedra se habría reutilizado para otros usos. No obstante, otros muchos datos parecen justificar el nombre (* corretum ,'conjunto de corros'): en continuidad con los restos arqueológicos del Aramo, al lado de L'Arquera (lugar de túmulos), situado en alto, orientado al saliente y al sur, al paso de un camino importante por la cumbre divisoria, sobre un entorno boscoso.
Muñón Cimiru. La etimología del nombre atestigua también un poblamiento prerromano a la falda del Aramo, tal vez como estancia invernal alternativa a la temporada de verano en los altos: el lugar del invierno al cobijo y al alimento de los frutos y de la caza en los bosques más fonderos (La Maerá, La Bildosa.). Se interpreta como una raíz frecuente y precisa en el sentido: céltico * mun-n- ('colina, altura'); más tarde,'muñón divisorio, límite'. Tal vez, el límite fondero de todo un recinto habitado en torno al Aramo y La Cobertoria.
En ambos casos, Aramo y Muñón, se trata de dos nombres prerromanos. El primer poblado se levantaría, precisamente, bajo la cumbre: Muñón Cimeru; el poblamiento más antiguo, contando con el descenso desde la altura; con el tiempo, se formaría otro núcleo más abajo de la media ladera, a medida que se fueron colonizando las riberas de los ríos mayores, en épocas prerromanas sin duda tan inhóspitas como intransitables. Imposibles para vivir en invierno ni en verano.
En esa sucesión ininterrumpida en el progreso de las culturas y los tiempos, tal vez se justifique el nombre ya romano del Palación: un edificio señorial (unos 30 x 15 x 10), que todavía recuerdan habitado los vecinos, allá por los años cuarenta. Sería la pervivencia en el tiempo de uno de aquellos caserones con amplias pertenencias y heredades, que tienen origen remoto en las villas romanas y medievales de las que quedan otras muchas en el conceyu y por toda la región asturiana (Xomezana, Corneyana, Parana.).
El Palación recuerda una posesión señorial al completo: tenía planta y pisu , con puerta de entrada frente a La Capilla, marcaciones talladas, escalera de piedra, y correor . Eran los típicos palacios de los pueblos, por supuesto no en la acepción palaciega y refinada que connota la palabra actual, o las imágenes más lujosas recientes. Simples caserones señoriales de los terratenientes a la antigua usanza rural de montaña.
La Barraca. A juzgar por el nombre también, La Barraca hubo de ser un poblamiento primitivo, muy anterior incluso al de La Pola misma: la posición del barrio en la confluencia del río Muñón con el río Lena, en la intersección de dos valles, en un cruce de caminos, sobre una fértil vega, hace pensar en un lugar, siglos atrás, estratégico para la estancia invernal lejos de los altos del Aramo.
Allí los pobladores de las cumbres podrían sobrevivir al cobijo de los bosques las crudas temporada de aquellas nieves de varios milenios atrás: frutos secos, caza de animales salvajes que bajaban también a los frutos del bosque (bellotas, castañas, fayucu).. En realidad, unas mismas estrategias de supervivencia humana y animal: pura y sabia ecología del medio.
La propia voz Barraca se considera prerromana: tal vez, derivada de * barra , 'palo, pértiga', bien en relación con * bar-r , 'altura', o con * bar , 'agua'. A esta raíz, se sumaría el sufijo - aca , igualmente de origen prerromano ( -aku ), asociado a la cultura celta, por su frecuencia en la toponimia gala y francesa. En toponimia habría dado como resultado esa voz barraca , con la acepción que ya poseía en el Diccionario de Autoridades (más de tres siglos atrás): 'choza, vivienda rústica, para defenderse de las inclemencias del tiempo'.
En definitiva, varios milenios antes de las divisiones administrativas y parroquias actuales, L a Barraca sería el nombre con el que fueron designadas aquellas primitivas chozas sobre las riberas del Lena y del río Muñón: unas rústicas viviendas, de madera, barrotes y barretas, blimas, poco duraderas. Se da la coincidencia de que otros poblamientos con el nombre de 'barracas' están, igualmente, cerca de las aguas y en el fondo de los valles. Con la llegada de los romanos, y tras el descenso de los altos, La Barraca supondría un lugar adecuado para la estancia prolongada, con las ventajas del río pequeño (el de Muñón), y lejos de los desbordamientos del río mayor, el Lena. Tal vez el límite fonderu que lleva el nombre de Muñón.
Llamo y Texeo . En el contexto de muchos siglos atrás, también, no existían las divisiones actuales de los conceyos, como se acaba de señalar. Habría otros tipos de límites, pero los nombres no tenían propiedades: eran comunes de un valle a otro, parecidos, con el mismo significado. El ejemplo de Llamo es evidente: un pueblo hoy de Riosa, pero antes en el mismo contexto cultural prerromano de todo el Aramo. Es decir, de la raíz * lama - ('terreno pantanoso'), luego'pradera húmeda', como tantas otras lenenses: Las Tsamas, Tsamarreonda, La Tsamargona.
El topónimo indicaría un poblamiento también en un valle profundo y retirado de los altos invernales del Aramo, tal vez en continuidad con las minas de cobre de Texeo (en la zona de los texos ), ya documentadas por los arqueólogos en el tercer milenio antes de C.; es decir, en la Edad de Cobre (van unos 5.000 años ahora). Y ambos topónimos son importantes para Lena, habida cuenta de que hasta hace pocas décadas los minerales de Texeo se sacaban por el cordal de Muñón hacia Villayana y Uxo. La salida relativamente más fácil para los carros.
Pelay. En el orden citado del poblamiento del valle de Muñón, tras los pobladores prerromanos se irían asentando los colonizadores romanos por varias razones: sometimiento (captura) de nativos por los altos, roturación de suelos para cultivos, formación de las primeras villas (caserías rurales organizadas). El ejemplo puede ser Pelay: caserío sobre La Bildosa, habitado hasta hace poco en un paraje relativamente productivo para su tiempo. El nombre parece claro: lugar del posesor Pelayo (< lat. Pelagii , genitivo latino de Pelagius , 'Pelayo', topónimo presente en otros lugares del concejo).
El Palación. Como ya se dijo, el poblamiento primitivo del valle terminaría por organizarse en torno a la posesión señorial de un palacio relativamente grande para su tiempo: en una casa señorial sobre el arroyo, orientada al sur, retirada de los vientos, en el fondo de la pequeña vaguada. Y a la sombra del señorío, se irían agrupando los colonos, los vecinos posteriores, hasta formar el importante núcleo cultivado que recuerdan los numerosos hórreos del pueblo (señal de que había muchos cereales y granos que guardar). Un pueblo rico para su tiempo, por lo que dicen los horros.
2. El suelo
Cuatrovientos. Como se verá para otros poblamientos de Muñón, el topónimo alude también a la posición recogida del valle a la falda de las inclemencias del Aramo. En este caso, el nombre describe la posición del paraje: es lugar más moderno, con poblado más reciente, pues el viento azota en todas direcciones: s obre todos, sopla el sur, el sudeste, lo mismo en las calismas del verano, que en los días ya más fríos del otoño y del invierno; el norte castiga menos, cortada su fuerza por el Alto las Segás (cordal que da a Riosa).
En todo caso, los vientos eran muy observados en los pueblos, pues según la dirección, sabían si llovería, si sólo habría tormenta, si se avecinaba inverná, si venía el calor . Resultaba imprescindible saber de dónde venía el aire, cuándo " apostaban los vientos" y cuál se imponía; qué grado de humedad o de calor iba a traer..., era cuestión importante, tantos años antes del telediario. De ahí lo de Cuatrovientos.
La Culquera. El nombre de La Culquera refuerza el uso temprano del valle de Muñón como residencia inverniza a la falda del Aramo: un lugar empozado y orientado al sol. El topónimo pudiera, pues, haberse motivado sobre la misma base de Reconcos (lat. agros + * concos , 'en forma de cuenco'); sería luego modificado por varias razones: en principio, para diferenciarse en lo fónico del poblado de arriba ( Reconcos ); por simple rotación de alveolares n->l ; o por confusión con otras palabras....
Esa circunstancia empozada del paraje se "lee" también en el suelo: La Culquera (por * La Cunquera ) es zona retirada del viento, lo mismo que Reconcos y Los Fueyos, a diferencia de Torneros y Cuatrovientos (más expuestos al vendaval, sobre todo el que procede del sur). Precisamente por ello, es zona de muchos cuquiechos , aves que conocen bien los cobijos del monte en los días más fríos de la primavera temprana.
Reconcos. Es el caso más evidente de un poblamiento que escogió un lugar empozado para levantar las viviendas: m uy retiradas del viento norte y al abrigo del terreno, las casas buscaron el calor natural de la ladera. De esta forma, en Reconcos (lat. * agros concos ) resalta el tipo de poblamiento temprano, que todavía tuvo ocasión para elegir el emplazamiento de las casas: el suelo de las viviendas no sería cultivable, por ser más pedregoso, pero es acogedor para la estancia invernal, animado desde los primeros rayos de un sol madrugaor.
Cuvicha. La palabra describe la posición privilegiada del suelo: una pequeña depresión a modo de cueva imaginada. El c aserío sobre La Iglesia, al cobijo de aquella depresión del terreno orientada al nordeste, justifica sobradamente el nombre: una especie de 'cueva' en la pendiente (lat. * cova + - ella , sufijo diminutivo). O de cupam ('cuba') por la forma empozada, igualmente. Adecuada para el invierno, en especial.
Los Fueyos. Las pozas del terreno: la condición de un paraje ligeramente empozado sobre otra pequeña vaguada en la ladera (lat. vg. foveos , 'hoyos, fosos'). Con la misma función descriptiva de otros muchos pueblos asturianos. Se trata de una voz sinónima de pozos, con la que incluso alterna, si en el mismo valle coinciden varios lugares en hondonada.
Es el caso de Refueyos , bajo Pozos, ambos sobre el valle de Palaciós y Tablao: dos depresiones casi ocultas entre Brañavalera y El Mofusu, pero con distintos nombres para designar el mismo referente morfológico del terreno. Pozos y Fueyos: sinónimos toponímicos, muy escogidos por los pobladores a la hora de cobijar animales o familias siglos atrás.
3. Los límites: los antiguos muñones poco menos que sagrados para los nativos
Muñón . Como se dijo, el nombre tal vez describiera, varios milenios atrás, aquella selección invernal de un paraje más fonderu, como alternativa a la temporada de verano en los altos: el lugar del invierno en busca de cobijo y alimento lejos de las nieves cimeras, bastante más incómodas antes, durante varios meses al año. Se interpreta como raíz céltica * mun-n- ('colina, altura'); más tarde,'muñón divisorio, límite'. El límite del conjunto prerromano del Aramo.
El Muñón d'Espines . La palabra se repite en el léxico común: un muñón es el mojón divisorio de las fincas sembradas, con sus testigos debajo para que no hubiera posibilidad de cambiarlo y ampliar las parcelas colindantes en una o en la otra dirección (testigos de teyas rotas, cerámicas., que cada parte conservaba como prueba documental por separado). El Muñón d'Espines divide ahora los conceyos de Quirós, Lena y Riosa.
Muñones poco menos que sagrados, en definitiva. Porque, en el origen, los muñones eran muy respetados por los nativos, por las tribus vecinas, las etnias, las culturas sucesivas. O, por lo menos, habrían de intentarlo si no querían terminar usando la fuerzas... Así se irían asentando los muñones, transformados, poco a poco en lugares de culto en forma de túmulos, dólmenes, menhires...
Alberto Porlan (1998, p. 336) es claro en este punto: los túmulos, como los megalitos europeos, tuvieron una función original topográfica de mojones, "hitos sacralizados por el respeto a la muerte y a la memoria de los muertos. Nadie debe tocar una tumba; nadie debe tocar una señal límítrofe..."
Es decir, en la mentalidad remota, imagina A. Porlan, pensarían algo así como: "Convertiremos en sagradas las marcas de nuestro territorio enterrando a nuestros muertos bajo ellas. De esta manera, nadie que respete a la muerte las moverá o las hará desaparecer. Y como como en nuestra cultura megalítica todos respetamos a la muerte, nuestras fronteras permanecerán inmutables mientras ella subsista"
4. Las aguas
Chamixé. Tsamixé, Xamixé., es otro paraje en la cima divisoria del valle de Muñón por Brañatsamosa con el de Riosa y Llamo: una voz prerromana también para designar las zonas húmedas muy adecuadas para los veranos más secos. Una lama , tsama, tsamarga, en definitiva: prerromano * lama ('pradería húmeda'), estudiada con detalle por R. Menéndez Pidal en diversas regiones peninsulares. Coindiden los topónimos en la misma zona, por tanto: Tsamixé, Llamo, Brañatsamosa. Tal vez los pastos más adecuados para las sequías del otoño.
El Bayo . El valle de Muñón está tupido de palabras prerromanas, como se viene diciendo. El Bayo sería el paso del río por la zona más apacible en ciertas épocas de inundaciones ocasionales: voz celta * bedo ('arroyo, zanja') latinizada en vadum ('paso de río').
5. Las plantas
La Maerá . El nombre atestigua el paisaje bastante más boscoso unos cuantos milenios atrás: las zonas del arbolado mayor (lat. materia ), también presente en la vertiente riosana de La Mairá , conjunto de praos bajo L'Aramo, sobre Felguera, a la falda de La Pena la Madalena, ya en el límite con Morcín. La Maerá y La Mairá, hoy menos boscosas en ambos casos, serían un espacio más en continuidad con las espesas matas de castaño, robles, fayas de ambos valles, el lenense y el riosano. Las depensas de las bayas todo el invierno, y de las maderas (las materias primas) para los diversos usos. La coincidencia de los nombres indica, asimismo, la ausencia de fronteras administrativas y concejiles al uso actual.
La Bildosa . El bosque de los abedules : un tipo de maderas muy nobles para trabajar, que facilitaría el trabajo para los utensilios domésticos (es madera blanda en verde, muy resistente en seco; ligera, duradera, si se corta en menguante.). Un recurso imprescindible en su tiempo. La palabra abedul, abidul (en asturiano) se considera de origen celta ( * betus ), latinizada en betulla ('álamo blanco; abedul'), a partir de * betulus.
De ella proceden abundantes topónimos en estos valles, entonces bastante más boscosos: El Monte los Abidules (La Cortina), El Monte l'Abiular (sobre Traslacruz), L'Abiular (Riospaso), El Cochéu los Abidurios (Axeite), Las Abiuletas (Xomezana), El Quentu l'Abiolar (Tuíza Baxo), El Picu'l Biolusu (derecha del Cochéu l'Oro, sobre Tablao).
El Venceyal . Otro documento botánico que atestigua las plantas imprescindibles para el ganado suelto por los castañeros en el invierno: un tipo de felechos, les venceyes, los felechos fema ( Athyrium filix-femina L ), los helechos hembra; son de hojas más anchas que terminan en espiral, más espesas por el tallo, de verde mucho más claro durante todo el año, y más blandas de cortar.
Estes venceyes crecen espontáneas en los castañeros ; pero, a diferencia de los felechos , no llegan a secar del todo en el invierno, ni se pudren aunque los cubran las nieves. Por esta razón, servían de alimentos verdes más tempranos para el ganado, a la espera de los primeros retoños y paciones de primavera.
Otras funciones tenías este tipo de helechos: por ejemplo, conservar les castañes y otros frutos en les güexes y en les corres : colocada una espesa capa debajo (a modo de muchíu ), y otra, encima de los frutos (como en maurera ), les venceyes los aislaban de la humedad, de la luz, de las xelás , y del frío entre los meses de noviembre a mayo; entonces se comían mejor les castañes mayuques, les manzanes de mingán, les nueces y les ablanes ...
Les venceyes son muy codiciadas por todo tipo de ganados, pues se dan más bien en suelos húmedos, sombríos, de modo que resisten todo el invierno en los castañeros y xebes de algunos praos . Por esta razón, los animales (domésticos y monteses) las buscan con ansiedad, cuando más escasean otras yerbas. De ahí, el aprecio de les venceyes en estos valles de Muñón, siempre expuestos a inviernos muy largos para vecinos y ganados a la espera de subir a los pastos veraniegos del Aramo (lat. vinculum > *vinciculum ), porque también servían para atar a modo de cordeles, como vínculos.
6. Los animales
La Golpeya . La posición estratégica de todo el cordal de Muñón limítrofe con Riosa es el mismo para la vigilancia humana que para los animales del monte: estos altos suponen el control a un tiempo de toda la falda del Aramo hasta Oviedo; y de todos los valles de Lena desde Payares a Mieres, y hasta las mismas costas de Xixón. Bien lo saben, por ejemplo, los zorros, los raposos, las rapiegas (lat. vulpeja ), de donde Golpejar, ya en tierras de León. Los zorros, en época de celo, sobre todo, se colocan en lugares estratégicos para llamar la atención de las hembras; o para cazar, vigilar, escuchar.
Una importante zona cinegética en el pasado, pero, sobre todo, un escenario para escuchar los sonidos del bosque en las horas adecuadas del día o de la noche: palomas torcaces, palombos, urogallos, perdices, tordos, malvises.
Armá . Algo parecido recuerdan los altos de Armá: lugares de armadas , donde se colocaban trampas para los chobos, xabalinos., que oteaban igualmente la caza del contorno, o que pasaban desde sus guaridas entre los hayedos y calizas del Aramo hacia El Monte'l Mofusu, la Pena Chago. Según las épocas del año, los animales salvajes salen a las camperas, o se refugian a la rebusca de las bayas, o a la caza de otros animales menores por el invierno. Los lugareños conocían bien sus costumbres y sus pasos por lo que les armaban en los lugares adecuados.
El Puzu los Chobos de Foz . Es la prueba evidente de este tipo de trampas: quedan las paredes relativamente conservada bajo Chamixé por la vertiente riosana que da a Foz; y una arraigada leyenda del hombre que se convirtió en lobo por una maldición de la madre que no lo podía soportar con sus travesuras.
El Puzu los Chobos del Sosechar . Por la vertiente de Lena, bajo El Sosechar queda otro pozo casi simétrico, aunque bastante más deteriorado sobre el Vache Peral.
Cuchupuircu . El collado, el cochéu de los xabalinos: los puercos monteses. Es parte del picacho sobre Chamixé que controla igualmente todo el valle de Piedracea, Riosa, Muñón. Otro entorno cinegético hasta estos mismos días.
La Cachiparra . Saliente cónico sobre el valle de Peral y Espines por encima de Cuchupuircu: debe el nombre a las cachiparras que se acumulan entre los felechales donde se cobijan (encaman día y noche) animales diversos.
7. Los caminos
L'Aramo . Que todo el cordal del Aramo está en el camino de La Meseta leonesa hacia las costas del mar parece algo evidente: una línea recta une los altos de San Emiliano y El Naranco, a poco que sigamos la línea casi recta con la vista: Terreros, El Meicín, El Visu, Bovias, El Barral, Piedramuñón, Porciles, Bildeo, La Cobertoria, Los Fitos, El Gaminiteiru. O Espines, L'Arquera, La Segá. Lo confirman tres topónimos: La Fuente la Plata (en Bovias), La Fuente la Plata (en L'Argañosa, Oviedo), y Fuente la Plata (en Salinas, viaducto de la autovía actual).
En el origen podría estar un ramal entre tantos de una antigua vía pecuaria estacional, luego vía de La Plata: el camino de la balata (árabe, balata ,'camino empedrado). En un principio, ruta espontánea de los ganados extremeños que en ocasiones bajaban a invernar a las mismas costas del mar por Salinas, Aviés, Luanco. La misma ermita del santuario de Alba, al otro lado del Gamoniteiru, recuerda un antiguo camino por los altos desde tiempos ya indoeuropeos (raíz *alp-, *alb-, áltura, blanco').
El nombre del Aramo, como se dijo, se habría construido a partir de otra posible raíz indoeuropea, con el sentido de 'bifurcación de caminos' sacralizada: un lugar donde se rendiría culto a la citada divinidad celta, para no perderse entre los múltiples valles y vallinas del cordal. Y hay otras interpretaciones parecidas, que suponen la raíz prerromana *ar-m- , 'valle', conjunto de valles, presente en toda la toponimia europea. En definitiva, camino, conjunto de valles, bifurcación. Casi como en estos mismos días, si uno se perdiera entre la nublina ciega. Hoy se recurriría al GPS, al móvil, a la brújula: varios milenios a tras, sólo al dios correspondiente.
La Prestación . El Camín de la Prestación es el camín real que pasa por los altos de Palaciós y Piedracea, según los mayores de estos valles. Era la vía de comunicación entre Oviedo y Castilla : venía por Ujo, ascendía hacia los altos de Retrullés y Muñón; y continuaba por la línea del cordal divisorio con Riosa: La Golpeya, El Sosechar, Alto la Cobertoria, Bildeo, La Casona, La Balsa, Porciles, Bovias, Tuíza, San Emiliano..., y tierras leonesas.
El nombre, La Prestación, pudiera proceder de algún tipo de tributo exigido en estos caminos, por el servicio prestado a las mercancías entonces de paso obligado por estos y otros cordales, tal vez ganados extremeños, sobre todo. En relación inversa, los vecinos del pueblo tenían la obligación de conservar el trozo de camino que correspondiera a su pueblo: mediante la estaferia correspondiente, arreglaban pedreras, aguatochos, pareones, asgaxos...
La Mesta . En realidad, la mezcla, la unión, de caminos en este caso (latín, mixta ): se junta el camino que asciende desde la vertiente riosana de Llamo con el que desciende de Espines y La Cobertoria por La Golpeya y sigue hacia L'Arquera, Uxo. Un documento más de que el camino principal hacia Oviedo era por el alto de Muñón, y no por el valle de Llamo hacia Morcín: imposible cruzar las foces y estrechamientos calizos morciniegos y riosanos unos cuantos siglos atrás.
El Trechuru . Lugar de paso importante debió ser también el lugar del Trechuru, más a la falda en este caso del cordal: lat. tractum, *tractorium ('lugar de paso, arrastre').
La Segá . Los cordales cimeros tienen a veces cortes y precipicios a los lados, como pudiera atestiguar L'Alto la Segá: lat. secatam ('tierra cortada'). El camino del alto se ve limitado por los cortes más verticales de la ladera riosana, sobre todo. Nombre tal vez antes, más extenso por el cordal, y ahora concentrado en el punto de la intersección de carreteras a La Vara y a Espines.
8. El culto, el mito y las leyendas
El Picu la Muyerina. Es el picacho alomado sobre L'Arquera, donde se dice que fueron hallados los restos de una muyer texendo tsana, con la rueca y el fusu ente las manos (expresión de la zona). Cuenta la voz oral que la muyer estaba enterrada en posición de cuclillas, pero sin soltar los utensilios de filar con los que había muerto en las manos. El relato resulta de particular interés, por encontrarse justo encima de L'Arquera, posible yacimiento de megalitos, ya casi en el límite con el valle de Riosa.
Santumaeru . Suele interpretarse el nombre a partir del santu San Emeterio , origen del mismo Santander en la vecina región cántabra, o de Santumederu en Oviedo: del griego Heméteros , lat. Emeterium , con los cambios fónicos del tiempo y las regiones. Ahora bien, el hecho de que se encuentre justo bajo La Maerá, y en un espacioso valle hasta hace poco espeso en arbolado, inclina a pensar en un caso de tantos con la santificación del bosque: una especie de culto al arbolado por lo que suponía de sagrado para los pobladores antiguos que habían de sobrevivir todo el invierno con los alimentos del boscaje (frutos, animales salvajes, leña.).
En definitiva, el culto al bosque, porque permitía sobrevivir los largos inviernos: el bosque da cobijo, animales de caza, leña para el fuego, frutos secos conservados entre la hoja por muchos meses, plantas medicinales, defensa en épocas hostiles. Se trataría de la voz latina materiam ('madera'), a su vez, tal vez en relación con la raíz prerromana * mat- ('monte'). La fusión con el santoral vendría después.
La Iglesia . El lugar de la iglesia, no por casualidad en el espacio saliente más vistoso que controla los demás pueblos hacia arriba y hacia abajo, a la izquierda y a la derecha del valle: la iglesia, la retoral, siempre se levantaron donde pudieran controlar las fincas sembradas de cada uno, las crías nacidas en primavera, el número de cosechas en cada especie, los forcaos de yerba, las güexas de escanda. Era el cómputo de la producción muchos siglos antes del ordenata: y con las observaciones hechas, a pagar los diezmos y las primicias, las rentas, los impuestos.
9. Los productos
La Muela . El nombre define la importancia de la pequeña industria rural en la vida de los pueblos, cuando había que vivir del medio. L o mismo que su vecino en el valle del Payares, parece motivado en alguna cantera sobre el lugar, que tiempos atrás abastecía de piedra los abundantes horros, piedras de afilar a pedal, rabiles y molinos del contorno: allí se extraía la piedra más adecuada en calidad y mejor de trabajar, con la que se iban construyendo aquellas muelas , imprescindibles en la entonces bastante más intensa actividad rural (los molinos, sobre todo).
Les Cortines . Completaría a La Muela en la estructura de nombres sobre el entorno de Muón: los sembrados que se cercaban para el delicado cultivo de los cereales. Les Cortines eran el c aserío entre La Maerá y La Soterraña, bajo los pinares, junto a las matas cimeras del valle Muñón. Hubo tierras sembradas.
El nombre recuerda aquella actividad poco menos que sagrada del cultivo de la escanda: el pan de cada día, aunque tantas veces no fuera diario para tantas bocas a la hora de comer; y tampoco fuera'nuestro', porque buena parte del grano limpio, había que pagarlo en impuestos, rentas, tributos., a la iglesia de Dios. Eses cortines (lat. cohortes , recintos, corrales'), eran las tierras cerradas con pareones, de forma que los animales domésticos o del monte no pudieran entrar en los sembrados y espiazar el pan (la escanda, más bien en estos pueblos). La Cortina sobre los Los Pontones es otro ejemplo evidente.
Les Campuxes . Forman parte de la ladera en la que se abrieron las minas principales para la explotación más reciente: una ladera muy escasa en productos, más bien carbizos, monte bajo, bastante improductiva. El nombre describe la calidad del paraje: femenino del latín campum ('campo cultivado); las campas serían espacios más amplios destinados a los cultivos, pero valorados negativamente por los propios lugareños, tal como indica el sufijo despectivo, - usculas ('pequeñas, de mala calidad'); a su vez, de raíz ya preindoeuropea.
En la experiencia de los pobladores del valle de Muñón, Les Campuxes siempre serían unas tierras de mala calidad: secanas, poco productivas, pendientes, con aguas malas para personas y ganados. La extracción in situ del mineral vendría a confirmarlo hasta estos mismos días, por mucho que se hubiera ocultado durante tantos años.
10. Las brañas
Brañachamosa . Es movimiento estacional de los altos veraniegos a los valles inverniegos parece tallado en el nombre de Brañachamosa: en realidad, tierra veraniega lamiza, húmeda, chamarguiza. Contemplado el paraje boscoso por la primavera arriba, se diría que los altos del pueblo serían los espacios intermedios más adecuados entre los pueblos más fonderos de Muñón y los puertos del verano.
Es decir, allá por mayo, como primer escalón, subirían familias y ganados a la braña húmeda; por xulio y agosto, definitivamente hacia las calizas del Aramo; ya en setiembre, en veranos más secos, sobre todo, de nuevo el descenso a la braña húmeda que asegura los pastos hasta el invierno otra vez.
El origen del nombre de Brañachamosa es evidente: la palabra braña (lat. * veranea , 'relativa al verano') está suficientemente documentada en el léxico asturiano ( enverangar, verangas, brañar, brañeros ..., siempre referidas a los ganados y a las actividades que con ellos pasaban los vaqueros y vaqueras, desde mayo arriba, en las zonas y puertos más altos respecto a los valles fonderos. En realidad, para el componente Braña se parte de ver-veris , 'primavera tardía', en oposición a la más temprana, la actual prima + vera , 'primera época de la estación'.
En definitiva, el lugar de Brañatsamosa (pronunciación antigua) atestigua la explotación completa de un valle organizado anualmente desde las riberas del río Lena (a unos 300 m en altura), hasta la cumbres cimeras entre las rocas (hasta unos 1600 m). Unos 1300 metros de diferencia que exigían toda una organización programada de espacios si aquellos pobladores de hace 4000, 6000 años querían sobrevivir de invierno a invierno. Y al año siguiente también.
La Maramuniz. Pudiera recordar una situación paralela a la de Brañatsamosa, pero con otro nombre. Dicen los lugareños que el pueblo fue fundado por una señora que llegó a estos altos en un tiempo inmemorial para explotar estos suelos también altos y tardíos sobre el valle de Muñón. En realidad, el topónimo podría describir la actividad de una muyer, María Muniz (Muñiz, en castellano) más trabayaora, arriesgada, protagonista de alguna peripecia famosa., que dejó nombre al poblado posterior.
La palabra Mara , nombre hebreo, estaría, ciertamente, aquí lejos en el sentido'. Podría tratarse, por tanto, de una reducción de María , como en el caso de Marrampelayo, Marrandrés ... ( María + Pelayao, María + Andrés ). La confusión con para ('parada') resultaría aún más forzada. La tradición popular resuena acorde con la posición del poblado. La documentación escrita aprueba los supuestos con mayor nitidez. Así, ya en un documento del año 1076, en una donación del citado Monasterio de Santolaya, constan los nombres de Xemena Moniz y María Moniz . De modo que el nombre de la propietaria ya aparece en territorio de Lena.
La Maramuniz es uno de esos pueblos relativamente altos, situados en quentu y en pendiente, en el límite con las matas y las carbas , en el punto más expuesto a los vientos del norte, y retirados del sol invernizo a media tarde. Un paraje propicio a los meses de mayo y xunio también; y a los de octubre, noviembre a todo más, pensando en los inviernos de antes. Un nombre paralelo al de Brañatsamosa, con nombre de propietaria ahora: otra braña intermedia hacia los altos.
11. Las industrias.
La Soterraña. Según los vecinos del valle, el nombre de La Soterraña viene de las minas que siempre hubo en aquella zona alta del monte (mucho antes que las recientes), y que nunca tuvo arbolado mayor: es la única fastera que no tiene matas de castaño, roble, faya, abidul ... Tal vez de ahí el nombre de unos suelos más yermos: la extracción antigua del mercurio y otros minerales en forma sub+terranea , como ocurrió en tantas otras minas altas muy anteriores al carbón. Es el caso del Cochéu l'Oro (sobre Zurea), La Cocina (cobre sobre Riospaso), Tixeo (cobre del Aramo, sobre Rioseco y Riosa), Fasgosa (hierro sobre El Mayéu Fierros , bajo Tresconceyos), etc.
El término toponímico fue también de uso común: en Zurea, llaman la soterraña a la estancia - veyar - que hay bajo la cabaña de las caserías en los praos del monte (arriba, los vaqueros; abajo, los xatos, la reciecha ). Es el caso de la cabana del Llanón, al subir a Cochaxinxa, dando al valle Las Cangas. Este sentido de 'sub-terráneo' en los montes, pudiera tener origen en aquel tipo de cabanas que aprovechaban las pequeñas cuevas y rocas naturales más adecuadas para el cobijo animal y humano -caso de las actuales en Valseco, sobre Bovias y Xomezana-: un intermedio entre cueva y cabana .
La explotación de la mina se considera prehistórica, y siempre se cita en relación con las demás extracciones prerromanas de varios minerales por todo el cordal del Aramo. La mina, reabierta ya en varios siglos anteriores, llegó hasta los años sesenta: sabido es que el mercurio es un metal blanquecino (argentum vivum) que, dada su escasez en estado puro, se obtiene a partir del cinabrio (hydrargirium).
Los minerales asociados al mercurio, ahora entre las escorias y hollines de las escombreras y edificios semiderruidos, siguen suponiendo un importante lugar contaminante sobre todo el valle de Muñón: aguas de manantiales y ríos, pastos, frutales, güertas, arbolados en general, personas. Décadas atrás, los daños fueron irreparables: aguas envenenadas, animales muertos, personas con enfermedades irreversibles. Los mineros se morían muy jóvenes.
El caserío, en cambio, tiene una arraigada tradición de poblamiento antiguo en relación con el puerto de L'Aramo, tal como atestigua la copla popular recogida por Martínez Torner: da la impresión de que a las brañas de verano los pastores subían por el valle de Muñón y La Sorerraña. Dice así una versión:
"Nun pueo xubir al puertu
que ta tsueñe la cabaña
y l'amor tienme prendíu
nel pueblu La Soterraña.Cadena d'amor m'echaron,
nun la pueo desatar;
ya nun xubiré a L'Aramo
el mio rebañu a pastiar.¡Ay!, si pudiera,
comigo la xubiría
y pastora la fixera.Nun recuento les oveyes
nin miro pa otres pastores,
tengo puestu'l pensamientu
na prenda los mios amores.
¡Ay! de mí, que ya nun pueo
xubir al puertu a curiar,
porque me tien prisioneru
l'amor nesti tsugar.¡Ay! si pudiera,
comigo la xubiría
y pastora la fixera"
La Fuente Bermeya . Es otro documento que atestigua los yacimiemtos de fierro, por precarios que fueran en su tiempo, y con nombres diversos: la Fuente'l Fierro, la Fuente la Saluz. Estas aguas rojizas (bermeyas, de donde el nombre) no sólo se dan en suelos de mineral, sino que eran muy apreciadas por los lugareños como fuentes de salud: dicen que son buenas para el hígado, para fortalecerse y recuperarse tras la enfermedad, pa l'anemia .
En la misma zona de Muñón hay otros datos en este campo. Por ejemplo, La Fuente la Saluz: manantial en el camino que asciende de Muñón Fonderu a Brañachamosa, bajo La Vallina. Y otro manantial parecido que fluye del Cogutsu sobre Espines.
El Molín de Malpique. Es un resto de tantos otros molinos levantados sobre cualquier arroyo para la molienda de los cereales. Completa, pues, el nombre de Les Cortines y La Muela, como se dijo.
"Si me quieres matar,
mándame a La Soterraña,
que no hay cuchillo más fino,
que'l fumo que allí se traga"
(recogida por Berto Cortina)Ver tabla de los minerales del Aramo
Ver relación de minas en Lena
(carbón y otros minerales)Otros libros sobre Lena:
Xulio Concepción Suárez
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