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Foto: La Fuente la Plata, nel puerto Bovias de Xomezana

La ruta de la plata:
los caminos de la vía balata
a su paso por los montes de Lena,
hacia el centro y la costa de Asturias.
Una antigua vía pecuaria.

(Descripción completa en el libro
Por las montañas de Lena.
Julio Concepción Suárez
Ruta cero, pp.33-39)

A modo de resumen previo

(...) Utilizada, en parte, la Vía de La Carisa por la vertiente de León, nuevas culturas siguieron reutilizando, ramificando, prolongando, los caminos con nuevos trazados en torno a los ya existentes. Es el caso de la cultura y la economía árabes.

La Calzada Romana de La Carisa enlazó en parte con La Calzada Romana de La Plata, suficientemente documentada en tierras de Zamora, Salamanca, Cáceres, Badajoz, Sevilla... (varios estudios al respecto)
(...)

(...) La   llegada del ferrocarril no tardó en tender sus raíles sobre la antigua balata entre Huelva y Gijón, pasando por Zafra, Mérida, Cáceres, Salamanca, Zamora, Astorga, León, La Robla, Busdongo, Fierros, Campomanes, La Cobertoria, La Pola, Villayana..., Oviedo y Gijón.

Todavía hoy resulta un privilegio escuchar a los pastores de Villamanín, por ejemplo, recitar su riestra interminable de topónimos, casi pareja a las vías del tren, aprendida de zagales en boca de sus padres. Todo un placer observar la sucesión inteligente de los senderos en el tiempo. (...)

Algunas precisiones sobre el nombre La Balata

Con tantas interpretaciones, más o menos manipuladas, tergiversadas, deformadas con objetivos diversos, resultan muy oportunas las precisiones etimológicas del Grupo Ecologista Alagón (varios autores), en su obra Topología de La Ruta de la Plata a su paso por las tierras salmantinas (Amarú Ediciones, 1995).

En principio, para estos autores, la llamada Ruta de la Plata se remonta en su construcción originaria a una vía pecuaria, de uso ganadero primitivo, mucho antes de los romanos; en el decir del Grupo Alagón (p. 44):

"Las vías pecuarias son entonces un elemento que nace inherente a la propia marcha de los rebaños tras los pastos, y con el tiempo irán adquiriendo personalidad jurídica. Estos caminos desde tiempos prehistóricos, fueron reglamentados y señalizados; protegidos policialmente sus itinerarios y castigadas las infracciones cometidas contra ellos. La Mesta se ocupó de todo".

Esta vía pecuaria en concreto, la más occidental, luego, sería reutilizada y mejorada como vía romana, en torno al II siglo antes de C. Ello explicaría el sentido del nombre.

"Con el transcurso del tiempo -dicen en la página 22-, la ruta empleada en la Prehistoria por los herbívoros salvajes en sus migraciones estacionales y posteriormente por los pueblos ganaderos primitivos, se afinazó con la construcción de esta calzada romana (posiblemente en el siglo II a.C.); configurándose entonces como la principal vía de comunicación e intercambio cultural hasta el siglo XIX para estar regiones del occidente peninsular".

Y, así, ya sobre el propio origen de la palabra dicen:

"Su nombre, de hecho, parece proceder de una palabra árabe, que se pronuncia "Balata" (con una "a" muy cerrada entre la "B" y la "l", con lo que al oído quedaría como "Blata"), que castellanizada habría quedado como "Plata" y cuyo significado es "Camino empedrado"".

En fin, quedarían así definitivamente zanjadas interpretaciones ajenas al contexto ganadero, origen del topónimo. Lo de plata, como metal, transporte de minerales, vías del tren..., vendrían mucho después, con el nombre ya asentado por los remotos ganados trashumantes. Y por las técnicas romanas después.

En conclusión:

Una simple vía empedrada en muchos de sus tramos, relativamente conservada a su paso por Lena: pedreras a la vista (pulidas, ensambladas en parte...) del Meicín, a su paso por El Vatse las Arrobas, El Cancetsón, La Piedra, Tuíza Riba, Tuíza Baxo, Vitsaquemá, El Visu, El Puerto la Cruz, La Fuente la Plata en Bobias de Xomezana... (el manantial de la braña).

Y sigue la vía ya más diversificada y difusa que atestiguan topónimos más abajo hasta las mismas costas del mar: Fuente la Plata en Uviéu; La Cantera la Plata, en Llanera; Fuente la Plata en Castrillón (hoy Viaducto de La Plata para la autovía del Cantábrico).

Documentación de Fuente la Plata en Castrillón:

Fuente: Hallan un documento que revela que la fuente de La Plata es anterior a 1602 | El Comercio

Foto: elcomercio.es, OMAR ANTUÑA
Artículo de GIOVANNA F. BERMÚDEZ

Algunos textos

Riesco Chueca, Pascual
(2012): La actividad trashumante, generadora de lugar y paisaje: una aplicación geográfica del "habitar"
Cuadernos geográficos de la Universidad de Granada, Vol. 50, Nº 1, 2012, págs. 9-36

“En la trashumancia se hace manifiesto este «dejar ser», puesto que la irregularidad de los agentes atmosféricos y la aleatoriedad de suelos se compensan por medio de una utilización adaptativa e improvisada de los itinerarios.

No se trata de transformar el medio o blindarlo frente a la inclemencia, sino de hacer en cada momento una lectura actualizada de las oportunidades naturales y mover el ganado en consecuencia. Si una tormenta reciente ha favorecido el retoñar local de la hierba, el movimiento del ganado se ralentiza en los pastos beneficiados; los retrasos causados por heladas y sequías pueden aconsejar la elección de rutas alternativas.

Esta flexibilidad en la ejecución del camino explica el sorprendente trazado del mapa de vías pecuarias: las cañadas son vagamente paralelas, pero sus trazados ondulan aproximándose entre sí, llegando a cruzarse, o alejándose a capricho. El desplazamiento ganadero por las vías pecuarias es ensimismado y autosuficiente; no es una ruta que ha de ser cubierta expeditivamente, sino un recorrido diseñado para la lentitud.

El propio ancho de las cañadas reales, unos 75 metros, no tiene su origen en necesidades de maniobra, sino que pretende asegurar el sustento del ganado durante un recorrido moroso, que podía prolongarse durante más de un mes en cada viaje (RUIZ, M. y RUIZ, J., 1986; 79).

Las vías accesorias multiplican las opciones para la interpretación del recorrido. En la trashumancia se produce la fusión e indistinción entre un espacio del andar y un espacio del estar, por utilizar la terminología de Francesco Careri.

Cabe añadir que el movimiento del ganado trashumante se ha venido caracterizando por una constante negociación espacial, una diplomacia del itinerario, debida a la necesidad de comprobar vados, sortear alambradas, y en general improvisar rutas que no siempre gozan del reconocimiento de vía pecuaria (o que han sido objeto de usurpación)”.