La
llegada de los romances a estas montañas:
la convivencia más pacífica
con los pastores extremeños
La convivencia obligada de vaqueros lenenses y pastores leoneses o extremeños, buena parte del verano y del otoño, introdujo en las cabañas nuevos usos literarios de la Meseta Castellana, y de las tierras al otro lado del Duero.
Había bastante buena avenencia. Los pastores extremeños llegaban a estas montañas por Sanantonio: a mediados de junio. Los vaqueros les levantaban las cabañas, y ellos les devolvían el favor con una oveya que guisaban de forma exquisita, previa sopa de la chanzaina: sangre cocío con migayas de pan -recuerdan todavía con agrado muchos lenenses.
Con aires más literarios, de cuando en cuando, alguien puede llegar todavía a tiempo para forzar la memoria de algún abuelo que traiga al presente temas, antes recitados al fuego y al mor de las cabañas.
El tema de "Rosina Encarnada"
Así llegaron a nuestros días algunos temas del romancero antiguo, en castellano unos, asturianizados los más. En todo caso, todavía circulan por algunos pueblos varias versiones para un mismo contenido reinterpretado con sucesivos retoques.
Es el caso de "Rosina encarnada", largo romance conocido en muchos pueblos de Lena. Las distintas variantes , sólo orales, contienen hechos más o menos recientes y actualizados, pero con la misma estructura y unidad temática :
-Al marcharme
a la guerra, Rosina Encarnada,
me juraste que a mí me esperabas;
ahora vengo a casarme contigo,
y resulta que ya estás casada.
- ¿No te
acuerdas del mantón de grana,
que, de novios, yo te regalé?
-Yo sí me acuerdo del mantón de grana,
y de muchos regalos también
....................
-Casadina lo estoy, sí por cierto,
con un hombre que yo nunca amé:
me he casado en la flor de mi vida,
y la ley me lo hizo volver...".
....................
Las distintas versiones continúan, en una veintena estrofas, la repetida historia en los cantares de ciego, que recoge, por ejemplo, Miguel Delibes en El Príncipe destronado : la infiel casadera (ya casada) le dice al soldado que va a tener un hijo; él espera que nazca, cumple su amenaza de muerte por la traición..., y ella termina con una especie de moraleja antes de espirar:
"Esta carta
que aquí dejo escrita
es para todas mocitas solteras:
que no den palabra a otro hombre
mientras tengan el suyo en la guerra"
El tema de "La loba parda"
Otro ejemplo evidente es el romance de la loba parda , que, más allá de las brañas lenenses, también llegó a otras zonas como Somiedo , tras la secular relación entre vaqueros y pastores extremeños.
La versión asturiana lenense, sin duda en traducción forzada, supone una adaptación más o menos reconstruida por alguna abuela con ayuda de nietos o biznietos.
Tando yo na mio choza,
pintando la mio cayada,
les cabres diben altes,
la luna rebaxada.
¡Mal barrunten les oveyes!:
nun paren en la mayada.
............... (48 versos, en total)
Algún dato debía faltar a R. Menéndez Pidal
La versión de estos romances recobra mayor interés al leer las palabras de Ramón Menéndez Pidal, referidas, precisamente, al de La loba parda:
"Este gracioso romance, de pura cepa rústica, auténticamente pastoril, creo que nació entre los zagales de Extremadura, donde hoy es cantado al son del rabel, sobre todo en Nochebuena. Los pastores transhumantes lo propagaron por ambas Castillas y León; lo oí cantar hasta en las montañas de Riaño, lindando con Asturias, esto es, en el punto en que termina la cañada leonesa de la transhumancia" -dice R. Menéndez Pidal-
Y termina el autor:
"Pero ya en el Principado asturiano es completamente desconocido, así como en Aragón, Cataluña y Andalucía; lo cual quiere decir que las tierras que no reciben sus ganados de Extremadura tampoco recibieron esta composición pastoril".
La Senda las Merinas, La Fuente los Pastores...
Pero algún dato había de faltar a D. Ramón, pues muchos topónimos asturianos hablan de los pastores y las merinas. Y es que "los extremeños de las merinas" -en el decir de los vaqueros- sí pasaban la raya de los puertos tras los rastrojos. Y lugares llamados La Fuente la Plata llegan hasta las mismas costas del mar, junto a Salinas.
Hasta la llegada de las nieves, convivían pastores y vaqueros entre las cabanas y mayaos de los puertos más altos, que van, sobre todo, desde Ventana (sobre Lindes y Cortes) hasta El Negrón (en Valgrande): Güeria, Cua Palacio, Che Turbio, El Meicín, Retuerto, Candioches, La Vachota, El Fasgar... Bien los recuerdan muchos mayores hoy.
Y aquella buena vecindad no podría menos de traducirse en intercambios literarios. El hecho es que estos cortos poemas se siguen recordando en Lena y más abajo, pues en algunas versiones aparecen rasgos del concejo de Mieres: asturiano central, con plurales en -es, etc..
Extracto del artículo
publicado sobre este tema:
CONCEPCIN SUREZ, J. (2002).
"Costumbres vaqueras en las brañas
lenenses ",
en Etnografía y folclore asturiano: conferencias
1998-2001
(pp. 75-119). RIDEA. Oviedo.
Ver Bibliografía
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