"En Los Picos del Cornión, Paco y Ramón por los Picos de Europa: |
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Llegando a Les Bobies, sobre El Llagu Ercina: la mayada del ganado bovino (que dice el nombre) |
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El color, el aroma, el murmullo bucólico de la mayada en pleno estío |
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Orientando a un par de belgas, un poco perdíos en la inmensidad de la mayada |
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Ya camino de Ariu, por Les Reblagues arriba: las tierras de suelo rojizo, que parece colorear hasta en el nombre. |
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Preguntando a Cándido en la mayada de Belbín: sobre el quesu, el ganáu, el origen y el destino de unas cabañas en la montaña por el dos mil arriba. |
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En Les Juentes: las fuentes más sabrosas entre aquellas calizas, siempre en manatiales más bien escasas |
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Con el sabor del midiudía en plena braña : chorizu de casa, xamón, andoya... |
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Sin saber per ónde emprecipiar tantu sabor y tanto aroma a la falda del Jultayu |
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De nuevo en la andadura: Aliseda, Julacistra, La Verdilluenga, El Jitu Ariu... |
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Las vacas también saborean el sal en la mano del pastor |
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Ya casi sobre los abismos del Cares: Culiembro, Ostón, La Cabeza l'Agua... |
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Por aquello de Cabrales, que bien asoleyan hasta las cabras: el nombre que se encaramó entre aquellos riscos también |
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La Cabana Ariu: la de Gustavo, con muchas generaciones de pastores y pastoras por aquellas puertas |
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Y, por fin, al borde de la ruta'l Cares, en los altos de Ariu: sin mirar demasiado al precipicio que se abre impresionante a los ojos y a los pies. |
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Caminnado por las cumbres, siempre con la seguridá que da la vara: el palu inseparable de los pastores, de risco en risco por los vericuetos de Los Picos. Y, de vez en cuando, la vara atravesada sobre los hombros: se descansa mejor, se va más relajado. Dicen que la sangre fluye mejor. También llevan las manos, a veces, colgadas de los brazos del zurrón, de la mochila, cogidas al chaleco... Y, la medida de la vara, cortada a la altura de la cabeza: cada uno con su altura, claro, por las mismas razones (la sangre fluye mejor del brazu a la cabeza) |
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Un buen remate en les xornaes tras dormir al rasu, contando estrellas (nunca mejor dicho y practicado): almorzar con quesu Gamonéu. El día (y la noche) al completu..., a pedir de boca, vamos... |
(El quesu curando al jumu en la cabaña modernizada) |
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Por los altos de Cangas, Tinéu, Somiedo, Allande... Los Cadavales, El Malatu, La Sierra la Cabra, L'Azorerina, Xenestaza... |
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Otra jornada, xubiendo el hayedo camino de la cumbre: troncos centenarios, murmullo de la hojarasca, sonidos del ganado al mediodía del sesteo en plena braña; el canto invisible de los páxaros entre las retamas de la foresta. El sendero multicolor en pleno estío. |
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La mariposa al borde del boscaje: los otros tonos más vistosos de andadura tan policromada |
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O la xaronca
semiasustada, discreta, disimulada, entre los gorbizos y las gorbizas, las arandaneras y las carquexas: ya casi un privilegio poder contemplarla y escucharla silenciosos, expectantes, en los altos de una braña. |
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Y, ¡por fin!, el bocata: ya casi ente la nublina de la altura al mediodía, con las aguas cristalinas del manantial, con los arándanos suculentos a discreción; con la brisa que hace olvidar la subida, entre el silencio bullicioso de aquellos valles y altos, hoy anublinados . En fin, a medias el suelo y el cielo... |
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"Allá muevan feroz guerra |
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