"Lo que en el fondo se pretende con la pregunta inicial es eso: si el topónimo en cuestión tiene un significado que proceda o no de un nombre común. Y la respuesta no puede basarse sólo en la lingüística, sino que se ha de recurrir unas veces a la historia, otras a la geografía, otras a la botánica, y otras a las tantas ramas del saber que tienen parcelado lo que en la toponimia se da junto y sin distinción" (Maximiano Trapero).
El lenguaje toponímico habitado:
uso común, designación figurada,
el significado de las palabras
con los cambios de los tiemposUnas cuantas frases, textos alfabetizados de autores diversos:
“ADN y toponimia…, porque la toponimia es el reflejo de la historia, el ADN de los pueblos” (Félix Mugurutza, elcorreo.com ).
“Aluvión de topónimos..., toponimia de aluvión... Son términos que se vienen generalizando desde hace décadas, en folletos turísticos, guías de montaña, libros de rutas, mapas elaborados desde oficinas y despachos institucionales, incluso...; en la mayoría de los casos, de autores con poco conocimiento (o ninguno) del asturiano de la zona, y al margen del uso que dan los nativos de la zona a cada palmo de terreno utilizado en sus funciones ganaderas.
El proceso es antiguo, pero se fue intensificando con los medios digitales y publicitarios recientes: ya desde las crecientes explotaciones mineras del XIX, el montañismo más o menos aventurero o profesional, la toponimia se multiplicó con nombres nuevos sin relación alguna con el terreno; una toponimia superpuesta -o paralela- diseñada sobre la marcha por empresarios de minas, ingenieros, cartógrafos extranjeros, cazadores, montañeros, turistas de paso...
La prensa de papel, los blogs, las webs personales o comerciales..., intensificaron el proceso con la difusión de errores que perjudican tanto al lenguaje toponímico asturiano, como a los propios investigadores de toponimia, que no van a encontrar justificación etimológica posible a un nombre desplazado a kilómetros de su referencia original; o inventado por motivos que nada tienen que ver con la morfología, la geografía, la etnografía del paraje; o en simple interpretación seudolingüística sin consulta previa alguna sobre la etimología, etimologías posibles.
Los ejemplos de esta contaminación toponímica serían muchos: L’Alto la Cubilla (a kms de la verdadera vaguada empozada), en lugar del Alto’l Palo. Picu Campigüeños (a kms de la Mayada Campigüeños, en lugar del Picu las Becerreras, La Becerrera Sampedro. Peña Cerreos (irreconocible para los vaqueros mayores), siempre Pena Cabello. Montañeros como Víctor Delgado y Alejandro Zuazua llevan años con su proyecto cartográfico informatizado, de situar los nombres donde los sitúan los nativos de cada conceyu asturianu o limítrofe (https://pindio-pindio.blogspot.com/).
En fin, los topónimos nuevos, puestos por quien sea en lugares sin nombres, que no hubieran sido señalados antes toponímicamente, siempre formarán parte del lenguaje del suelo; y serán informativos, incluso en lo etimológico. Pero serán los menos, nunca en el aluvión que arrasa con toda una larga historia etnográfica, etnolingüística asturiana, leonesa, cántabra, galega..., sobre todo en zonas mineras y de montaña. Ver en las frases: Toponimia de aluvión“ (xuliocs.com)."Antropónimos, después de los topónimos... La idea, en efecto, del hombre como posesor de y no como poseído por la naturaleza es muy reciente en términos de especie biológica, ya que aparecida sólo con el Neolítico; de modo que el probablemente más frecuente modelo de toponimia antroponímica, la de la indicación del posesor del terreno en cuestión, no puede ser muy antigua" (Xaverio Ballester).
“Antropónimos y topónimos... En esto se diferencian semánticamente los topónimos de los antropónimos; no sólo por referirse éstos a personas y áquellos a lugares, sino también por ser los antropónimos siempre arbitrarios y la mayoría de los topónimos motivados. En realidad, los antropónimos con función primaria no significan nada, designan sólo a personas. Es una ingenuidad creer que el nombre de cada cual es así porque el hombre (o mujer) que lo lleva posee las cualidades que se le atribuyen al nombre...
Los nombres propios de persona no significan nada dentro de cada lengua en particular, que es el ámbito donde se constituyen los verdaderos significados lingüísticos: ni Pedro, ni Juan, ni Andrés significan en el español más allá de 'nombres de persona'. Cuando se dice, por ejemplo, que Rosalba significa 'rosa blanca' lo único que se hace es traducir al español un conjunto léxico rosa + alba cuyos componentes tenían en latín la cualidad de ser nombres comunes y que allí sí significaban eso; en español Rosalba no «significa» otra cosa que 'nombre de mujer’” (Maximiano Trapero, 1997, ver Bibliografía de la páxina)“Asociación etimológica..., etimología popular... Pero... no es normalmente el pueblo quien más interviene en estas reinterpretaciones asociativas; con frecuencia son las personas cultas, y aún los mismos especialistas del lenguaje... a quienes corresponde mayor participación en ellas. Por eso, es preferible la inmatizada denominación asociación etimológica, que propugnan algunos filólogos.
Pero tales asociaciones etimológicas, modificando el significante y el significado de los topónimos, perturban la recta comprensión de su verdadero origen, llenando nuestra toponimia de moros, de supuestos arabismos, así como de toda clase de animales (gallos, cuervos, águilas, moscas, etc.) o partes del cuerpo humano (ojos, morros, cuellos, caras, etc.)" (Álvaro Galmés, 1990: 7 s).“Cambios de los topónimos tradicionales... Neste sentido, debemos chamar a atención sobre os cambios de denominación por factores de tipo conmemorativo, aqueles que responden ao desexo das autoridades municipais de enaltecer a figura dun determinado persoeiro. Aquí puidemos ver, por exemplo, como o nome de praza de Cervantes desprazou no século xix o nome tradicional de praza do Campo, que daba conta do que foi o asentamento do mercado da cidade durante varias centurias. Ou como a moderna denominación da rúa de Xelmírez enterrou hodónimos relacionados coa canalización da auga, como era o de Rego de Auga, e coa puxanza do gremio dos cambiadores, como foi o de Moeda Nova.
Se partimos da consideración da hodonimia tradicional como parte do noso patrimonio inmaterial, habemos valorar estes cambios, que por desgraza non son alleos ao noso presente, como unha perda que cómpre frear” (Gonzalo Hermo, en A. I. Boullón, 2019: 32)."Corpus toponímico... Nos sirve de contraste para poner de relieve el olvido en que se ha tenido otra perspectiva de estudio, no menos legítima y quizá sí más lingüística, como es la semántica de la toponimia..., en que el léxico de la toponimia se organiza también en estructuras semánticas... Y, por tanto, los topónimos podrían ser estudiados en su relación respectiva con la geografía, y con la historia, y con la antropología, etc. Pero antes que nada, como nombres que son, los topónimos deben ser estudiados por la lingüística, y como nombres..., que significan, deben ser objeto también de la semántica" (Maximiano Trapero, 1995: 63).
"Corpus toponímico léxico, abierto a los cambios sucesivos... La toponimia, como corpus léxico utilizado por los habitantes de una región determinada, no es un dominio en el que el léxico esté cerrado, inmovilizado y a expensas sólo de un grupo social o de una comunidad dialectal, sino que, al ser usado por todos los hablantes, y en cualquier situación de habla, está expuesto a la evolución y al cambio al que está expuesto el léxico patrimonial de una lengua cualquiera" (Maximiano Trapero, 1995: 63).
“Designación toponímica... Los topónimos designan, que no significan. ¿Pero todos los topónimos tuvieron antes de llegar a ser nombres propios de lugar un significado en la lengua común? Los más, así nacieron: los primeros pobladores de un territorio cualquiera que se enfrentan a una geografía sin bautizar (y por tanto «ilimitada», es decir, sin límites, pues éstos los pone la lengua) echan mano generalmente de un vocabulario preexistente que se acomode a las características del accidente geográfico que quieren nombrar: a un valle lo llamarán, según sea: Valleseco, Valverde, Vallehermoso...; a un espacio rico en vegetación, según la especie predominante: Las Palmas, El Pinar, Sabinosa...; a una gran depresión Barranco Hondo, Hoya Grande...; a una elevación preeminente: El Montañón, Roque Grande, Las Mesas...; etc. ’” (Maximiano Trapero, 1997, ver Bibliografía de la páxina)
"Estratigrafía toponímica... La toponimia ha conservado nombres de diversos orígenes que han llegado hasta hoy como testimonio indeleble de las diferentes etapas lingüísticas de la historia de un país, por lo que éstas se pueden seguir bastante bien a través de los topónimos. A los nombres más antiguos, que se han de corresponder con los de los primitivos pobladores, se han ido superponiendo otros de manera sucesiva, en función de las vicisitudes históricas, hasta llegar a constituir el conjunto contemporáneo de topónimos. El corpus actual de nombres geográficos es, por tanto, el conglomerado resultante de la suma de esas capas o estratos toponímicos, reflejo a su vez de las etapas históricas y lingüísticas.
Por tal motivo, la delimitación de esas capas, agrupando en ellas los topónimos, nos permitirá establecer la estratigrafía léxica del conjunto y contribuirá sin duda a un mejor conocimiento del pasado lingüístico, acorde con el histórico, de todo ese territorio [...] El estudio de la toponimia hispánica nos procura, de esta manera, una visión panorámica, diacrónica y diatópica, de las diversas lenguas que aquí han convivido y que se han ido sucediendo, así como de los procesos históricos, culturales y de otro orden que estas implican (conquistas, colonizaciones, etc.). (Jairo Javier García Sánchez, 2010: 154 s)"Evocación toponímica, descripción evocativa... Lenguaje toponímico descriptivo, evocativo... La descripción geográfica recurre ampliamente a la imagen visual, al mapa, al dibujo, a la fotografía, a la película; se puede pensar que se dedica a grabar sonidos, músicas naturales, ruidos de la ciudad o de la fábrica. Pero su medio de expresión habitual sigue siendo la palabra. Se observará que, al contrario que las geografías generales, la descripción regional no tiene vocabulario técnico.
Habla el lenguaje de todo el mundo, en cierto modo porque se dirige a todo el mundo, pero también porque invita al lector a una participación activa despertando su memoria y su imaginación: más que describir, evoca. En su grado de perfección, la belleza de la forma no hace más que expresar la plenitud, la riqueza secreta del pensamiento (...) En ese grado, la distinción arte o ciencia, ciencia o arte, se desvanece” (Henri Baulig).“Hipótesis toponímicas...... Muy en concreto con las últimas concepciones sobre el pueblo y las lenguas indoeuropeas, que ni es claro que fuera un pueblo ni menos aún que fuera una lengua, hacen que cada argumento que se construye sobre un nombre concreto se apoye tanto en razones como en apriorismos muy discutibles, y en definitiva, que la mayor parte de las explicaciones no pasen de ser hipótesis de trabajo. Al final el trabajo es comparativo, es de acumulación de datos y de paralelismo y convergencia entre los mismos, pero raramente los resultados para cada topónimo pasan de la categoría de hipótesis a la de tesis" (Antonio González Blanco).
"Historia local, historia universal... No es casualidad que la historia local, de validez tan firme y fuerte como la Historia Universal, con la única condición de que ambas estén bien hechas, y que además es la única base firme para poder escribir historias generales o universales, sólo la pueden hacer los hijos de la tierra que han vivido en contacto y cercanía continua con la misma. Tiene la dificultad de su difusión que suele ser limitada y difícilmente asequible, por lo menos hasta la llegada de la “era de la red”, que como es bien sabido aún tiene mucho que hacer" (Antonio González Blanco).
"Lengua y pueblo... La lengua es una directa manifestación del pueblo mismo -es el pueblo- con sus vulgaridades y a veces chabacanería -sus disfemismos, suele decirse-, pero también con sus eufemismos y mojigaterías. Tampoco, pues, faltan, las expresiones biensonantes en la toponimia" (Xaverio Ballester).
"Lenguaje toponímico y topónimos... Más que de toponimia, topónimos..., habría que hablar de lenguaje toponímico: el sistema verbal de comunicación entre los usuarios de un territorio desde remotos tiempos preindoeuropeos; un nivel del lenguaje que, en su mayoría, parte del uso común en su lengua local respectiva, y va evolucionando a medida que se van perdiendo referentes anteriores y los propios nativos necesitan explicarlo, trasmitirlo de una generación a otrs, por razones diversas. Como lenguaje toponímico, funciona socialmente, es ininterrumpido para los lugareños, inconexos, contextual, con palabras vulgares, popular, motivado, endógeno, cultural... Los topónimos aislados son discontínuos, sacados de contexto, exógenos, inmotivados, extralingüísticos, intelectuales, cultistas... Y así los habría que estudiar: como lenguaje, no como lista sometida a la pura elucubración fonológica, etimológica..., sin relación etnográfica, etnolingüística... (www.xuliocs.com).
"Lenguaje toponímico y unidad indouropea...; la lección de nuestra unidad primigenia... Lección que debe oponerse al mezquino y engañoso recreo nacionalista de patrias y banderas, ese espejuelo utilizado desde que tenemos memoria para deslumbrar y atraer finalmente a la ruina a cuantos viven cegados por un apego al terruño y al refrán que, a menudo, les impide reconocer la amplitud del mundo y el peso de las ideas" (Alberto Porlan).
"Manipulación, deformación toponímica... Con respecto a la toponimia quienes más han intervenido, sin duda, en su alteración han sido precisamente los profesionales encargados de registrar los topónimos o de consignarlos en las escrituras. Me refiero, naturalmente, a los secretarios de ayuntamiento, a los registradores, a los escribanos o a los notarios.
Éstos, con frecuencia foráneos y desconocedores de las peculiaridades lingüísticas del lugar, son los grandes artífices de las llamadas asociaciones etimológicas... [la mal llamada etimología popular]... Así, pues, en muchas ocasiones es como se establece la nomenclatura referida a los topónimos, y tal nomenclatura, aceptada ciegamente sin la menor crítica, induce, con posterioridad, a disparatadas etimologías" (Álvaro Galmás, 1992: p. 313 s)."Metáforas toponímicas..., imaginativas, fantásticas... Las metáforas..., digamos que aquí con diferencia destacarían ... las inspiradas por el cuerpo humano o eventualmente por la anatomía... de un animal. Bastante común es también la metáfora inspirada en artefactos, utensilios u objetos construidos o fabricados por el ser humano. Así pues, miembros o componentes del cuerpo humano constituyen la básica metáfora toponímica probablemente por tratarse también de la más básica referencia morfológica y quizá incluso metafórica para el ser humano" (Xaverio Ballester).
"Metonimia toponímica... En la toponimia encontramos también muchos empleos metonímicos -es decir, mediante la referencia por alguna suerte de contigüidad- a la hora de definir o identificar ubicaciones y lugares. Y difícilmente podría ser de otra manera, ya que... para indicar algo de modo no directo los hablantes nos servimos prioritariamente o del indicio de contigüidad o del simbolismo por similitud, es decir, nos servimos de metonimias y metáforas" (Xaverio Ballester).
“Motivación semántica... La toponimia de un determinado lugar... se nos ofrece como el resultado de múltiples lenguas funcionales sucedidas en el tiempo. Muchos de los topónimos actuales han perdido su motivación semántica, es decir, han dejado de ser interpretables semánticamente justamente porque han dejado de ser apelativos en el sistema actual de la lengua, y ello a pesar del intenso proceso de 'reinterpretación' que sufre la toponimia a través de las asociaciones etimológicas; pero no cabe duda de que cuando nacieron fueron transparentes semánticamente hablando para los hablantes de quel momento, porque los nombres que pusieron a aquellos lugares procedían de un sistema lingüístico en el que funcionaban como apelativos" (Maximiano Trapero, 1997, ver Bibliografía de la páxina)
"Nombres comunes en toponimia... Una gran mayoría de los topónimos asturianos actuales son adjetivos o nombres cuyo significado está vivo aún en la lengua romance. El estudio de estos nombres de lugar puede ser útil a la geografía económica o a la botánica, tal vez a la historia o a la filología en cuento son nombres de especies de cultivo hoy desaparecidas o bien adoptan formas diferentes según las fronteras de algunas evoluciones fonéticas... " (Carmen Bobes).
"Origen común de las palabras... El hecho es que hay ecuaciones o igualdades sistemáticas entre distintas lenguas que no pueden ser atribuidas a la casualidad. La hipótesis..., que esas lenguas proceden de un origen común, continuación de un lenguaje prehistórico único, llamado protoindoeuropeo. La complejidad del lenguaje humano es la razón misma de que su estudio resulta fascinante... Y es que, en definitiva, la historia de una palabra es la historia de una herencia, de una tradición" (Edward A. Roberts y Bárbara Pastor)
“Paisaje verbal toponímico habitado... La interacción entre comunidad y paisaje adquiere una dimensión recíproca: existe una apropiación cultural del espacio..., en virtud de la cual, éste es traducido al lenguaje y la práctica de la comunidad; e, inversamente, la expresión individual se enriquece y expande mediante la constante referencia a un fondo común, más vasto, más antiguo y más sabio que la vida personal" (Pascual Riesco Chueca)
“Palabra toponímica lugareña exacta... El hablante, creador de la toponimia, es más racional de lo que muchas veces pensamos, y así, lo mismo que llama al pan pan y al vino vino, al monte le llama monte, y a la peña peña, y al valle valle, y al llano llano, y al río río, etc." (Álvaro Galmés)
“Paralelos toponímicos documentales...; o noso propósito era subliñar a importancia das fontes documentais de cara a estabelecermos as posíbeis orixes dunha determinada expresión toponímica e, por tanto, á hora tamén de valorarmos as hipóteses etimolóxicas vixentes, dándoas por válidas ou descartándoas en favor doutras máis verosímiles e coherentes cos datos textuais.
Ademais de á reconstrución do étimo e do percurso evolutivo do topónimo, o concurso dos documentos medievais pode contribuír de xeito decisivo á detección de paralelos noutros ámbitos do sistema toponímico (paralelos que permiten unha explicación máis completa e contrastada de cada nome de lugar en concreto), e incluso á identificación e a interpretación de certas mudanzas ocasionais que puidesen producirse nun determinado ítem toponímico” (P. Martínez Lema, 2012: 104)."Prudencia toponímica y modestia... Es la toponimia una parcela cuyo objeto de estudio es tan variado y tan complejo, ciencia en la que deben confluir tantos saberes para interpretarla que dos razones parecen ser las mejores consejeras para quien se acerque a ella: la prudencia y la modestia; prudencia para no dar nada por seguro y por definitivamente confirmado y modestia para estar dispuesto a aceptar cualquier otra teoría o explicación ajena que sea capaz de mejorar la propia en cualquiera de los aspectos antes considerados" (Xaverio Ballester).
"Raíces indoeuropeas compartidas... En rigor es el mismo argumento que llevó a la conclusión del parentesco de las lenguas indoeuropeas, pero dentro del ámbito lingüístico peninsular con las variantes pertinentes. Si la misma raíz se repite en diversas lenguas indoeuropeas y en ellas significa la misma cosa, es que las lenguas tienen una relación y que tal raíz significaba lo que significa en las varias lenguas" (Antonio González Blanco).
“Raíces toponímicas asociadas... Para la recta comprensión del significado de los topónimos es necesario,... analizar aquellos agrupados por familias, que se deducen de radicales comunes, y no de forma aislada cada topónimo, pues ello nos puede conducir a explicaciones parciales y en muchos casos erróneas, al no tener en cuenta que es más general lo que, aisladamente, podemos creer excepcional, y al no considerar formas afines que puedan acercarse más a la etimología" (Álvaro Galmés, 1990: 10 s).
“Redes léxicas prerromanas... Lo nuevo vino, sobre todo, con la creación masiva de vocabulario [griego] abstracto..., de nuevas oposiciones, de infinitos derivados adjetivales del nombre... Y, en definitiva, de la creación de amplias redes léxicas en las que entraban nombres, verbos, adjetivos y adverbios relacionados entre sí y derivados de una misma raíz o tema...; tras las bases indoeuropeas hay precedentes de este léxico en el más antiguo griego: tanto de los nombres abstractos como de los más de los sufijos. Pero hay que hacer constar que, en la fecha más antigua, los que llamamos abstractos eran más bien elementos considerados como entidades independientes, hipóstasis divinas o semidivinas... Por supuesto, todo esto partía de los orígenes indoeuropeos del griego..." (Rodríguez Adrados).
"Retoponimización, renominalización de topónimos... cambios del nombre tradicional... Pois ben... van encontraranse aproximacións tradicionais ó estudo da toponimia (etimoloxía, clasificación, interpretación), pero sobre todo darase conta de diversos procesos de renominación (renaming en inglés) e de imposición de nomes novos (neotoponimia)... Malia isto, en novas vías públicas, na construción de novos barrios urbanos ou en urbanizacións de zonas rurais actuouse en moitos casos como se fosen terra incógnita, tal e como expresaba moi acertadamente Gonzalo Navaza: “o urbanocentrismo leva a ocupar o campo coma se fose un lugar amnésico, sen historia previa” (Rey 2011).
Así, impuxéronse nomes que sepultaron os existentes, en favor doutros conmemorativos ou de palabras que soaban ben ós construtores polo seu posible valor propagandístico (o Barrio das Flores na Coruña, As Mimosas en Ames, Os Verxeles en Teo, Madrigal en Ourense, A Campiña en Lugo…). O nome é tamén marca comercial, como se ve" (A. I. Boullón, 2019: 7)."Toponimia habitada y paisaje milenario... Entender el significado de las palabras más arraigadas en el territorio, más pegadas a sus habitantes y a nuestros antecesores, fomentar su uso, intentar que no se olviden o se pierdan. En definitiva..., mostrar una pequeña colección de palabras bellas que sirven o sirvieron en ocasiones para designar el medio que nos rodea" (del Palabrero geológico. Instituto Geológico y Minero de España).
Toponimia, antroponimia y origen común... Como hipótesis de trabajo, puede decirse que todo nombre propio procede de un nombre común y que, por tanto, todo topónimo fue antes un apelativo" (Maximiano Trapero, 1995: 66).
"Toponimia universal... Del mismo modo que un solo topónimo con la designación de "el rollo" no habría sido significativo para el planteamiento del tema del uso y de la entidad misma del Rollo, sino que era la repetición, condición esencial para poder argumentar, ya que estaba convencido que para el estudio de la toponimia y su desciframiento final era esencial la recogida de topónimos de todo el mundo y como medida previa de toda una región primero y de toda una tierra como ámbito de estudio. Sólo cuando tuviéramos un Corpus de la toponimia de toda España o al menos de todo el ámbito castellano parlante podríamos afrontar con alguna garantía la difícil tarea de buscar la significación. Por ello, no descansé" (Antonio González Blanco).
"Topónimo como documento originario remoto... El topónimo, por el hecho de serlo, adquiere una independencia cada vez más eficaz respecto al nombre común original y esto permite su supervivencia después de desaparecidas las lenguas de donde procede. Una investigación posterior puede relacionar los topónimos con su contenido semántico primitivo y deducir de ellos datos de tipo geográfico, histórico, económico... Nombres de especies animales o vegetales hoy desaparecidas persisten en toponimia y dejan deducir la extensión de un cultivo o de un animal. Llevando sobre el mapa estos nombres permiten señalar las zonas de mayor frecuencia de un cultivo, de mayor abundancia de aguas..." (Carmen Bobes)
"Topónimos casi siempre revisables...; ... cuando una hipótesis de trabajo funciona pasa a ser tesis. Ahora bien eso implica atención a toda la toponimia existente o “que existió”, por eso es un trabajo siempre abierto y una tesis planteada con los datos que tenemos puede dejar paso a otra si aparecen nuevos datos para replantear el problema. Y de esto hay muchos ejemplos en la obra de Martino que ha ido cambiando sus razones al descubrir nuevos datos que así parecen exigirlo" (Antonio González Blanco).
"Variantes toponímicas.... Con frecuencia, se escuchan nombres con dos variantes: la de los nativos, los vecinos del pueblu (Orlé, Grao, Moal, Erías...), la más generalizada; y la de los pueblos circundantes, los mapas, las instituciones... (Orllé, Grau, Mual, Irías...), la menos frecuente, pero en extensión creciente a veces. Surgen las discusiones, pero habría que comenzar por el respeto a los nativos: la versión que oyeron a sus padres, güelos y güelas. En mis diccionarios y trabayos, suelo recoger en lo posible todas las variantes escuchadas fuera y dentro del nombre en litigio; pues cualquiera de ellas podría dar la clave de la interpretación etimológica remota, la referencia inicial de la palabra.
Y, en el caso de los discutidos letreros de los pueblos, habría que colgar a la entrada la versión interior: la de los nativos, los lugareños. La razón parece la más asertiva, de orden natural: la lengua, las lenguas, las hicieron siempre los pueblos, el pueblu; y como siguen evolucionando, la versión toponímica llegará hasta donde ellos decidan en el futuro; si cambia, que la cambien ellos y ellas por las razones que sean. Nadie les tiene que decir por delante cómo tienen que hablar, cuál va a ser la evolución de su topónimo en el futuro: "lo que tendría que ser...", no es "lo que es ahora, ni lo que vaya a ser...".
Sabido es de nombres en litigio como Ribadesella (comercio, turismo, ciudadanos riosellanos mayores...): ciertamente, tendría que ser Ribasella, Ribesella, Ribeseya..., en lo fónico, lingüístico; eso sería lo esperable; pero, ¿lo dicen, lo quieren así los lugareños?; o ¿se oponen? Pues, solución: si un día ellos lo articulan así, que será lo más probable, lo esperable en asturiano, que lo hagan y se cambie el nombre del letreru; mientras tanto, lo que digan en el pueblu; los de fuera a respetar su voluntad, lingüística, incluida, por supuesto" (www.xuliocs.com).
"Valor geográfico, etnográfico... de las palabras toponímicas... En pocos lugares se encuentran, como en el Sahara, tantos topónimos formados a partir de nombres que aluden a la existencia del agua; y es que sólo aquello que es extraño y vital merece ser consignado, localizado, puesto en relieve, señalizado de un modo expreso" (Henri Dorion, en Joan Tort, 2003, ver Bibliografía de la páxina).
"Vivir en las palabras... La vida es un recorrido a pie con las palabras que llevas puestas... Andando con tus palabras miras, ves y respondes al mundo que te rodea. La palabra es un lugar, un espacio ocupado y por ocupar por tus acciones..., según la forma que quieras dar a esa habitabilidad" (Luis Castellanos).
"Vocabulario local, vulgar y toponimia... La geografía como descripción explicativa de la Tierra fija su atención sobre una variedad de rasgos de la Tierra y los compara por lo que respecta a su distribución. De algún modo es siempre una lectura de la faz de la Tierra. Los profesionales no existimos porque hayamos descubierto una línea de investigación o siquiera poseído una técnica especial, sino porque los hombres siempre han necesitado el saber geográfico, lo han acumulado y clasificado.
Los nombres que aplicamos profesionalmente a los elementos o formas que identificamos e incluso quizás a los procesos que perseguimos proceden común y lógicamente de términos vulgares. Nosotros los organizamos en un vocabulario de clara y más amplia inteligibilidad. A menudo, los lenguajes de pueblos primitivos y los dialectos de nuestras propias culturas nos suministran términos más significativos que la lengua literaria.
Una ilustración familiar de ello se encuentra en el significado de configuraciones del terreno, de la vegetación, y de formas culturales, para las que hemos adoptado términos del habla local y generalizado su aplicación a otras zonas. Además de denominar categorías geográficas, tanto físicas como culturales, a partir del habla popular, obtenemos conocimiento retrospectivo de situaciones del pasado a partir del estudio de nombres propios geográficos.
En particular, el vocabulario geográfico local y la toponimia de cada idioma constituyen un sustrato de saber que todavía tiene que ser explotado, tanto para la identificación de variedades de los fenómenos que estudiamos como para visiones culturales comparativas” (Carl Sauer).