Costumbres, tradición, gastronomía, trabajos rurales, vida vaqueira, saber popular
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Seronda temprana
I.N.B. Mixto
Benedicto Nieto
Pola de Lena, 1981
Gráficas Eujoa

Texto completo en PDF:

A) ÍNDICE del libro

  1. Adolfo Camilo Díaz López (al. BUP. Universidad Laboral. Gijón): ¡Suéltalo ya!

  2. Ascensión Herrero: Trabajos en prosa. Presentación y temas..

  3. Carlos Balado García (al. BUP. Oviedo): Incluso ante el público.

  4. Carmen Soledad Moreno Martos (al. I.N.B. Pérez de Ayala. Oviedo): Despacio....

  5. Casimiro Palacios García (al. I.N.B. de El Entrego): No sigas por el camino.

  6. Conchita Cabo González (al. I.N.B. Pola de Lena): Escuchando música.

  7. Conchita Fernández Rodríguez (al. Escuelas Selgas. Cudillero): Medios anticontaminantes: la bicicleta.

  8. Crisanto Manuel Alonso (al. I.N.B. de Lugones): El viejo pescador.

  9. Cristina Díaz García (al. Colegio Santo Domingo. Mieres): Rosbi.

  10. Esperanza Medina Martínez (al. I.N.B. Menéndez Pidal Avilés): Río grande.

  11. Eva María Bernardo (al. Colegio Nacional de Santa Cruz): El amanecer.

  12. Evaristo Lorenzo Caballero (al. Formación Profesional. Mieres): Estrellita.

  13. Federico Alonso-Villalobos (al. Colegio San Ignacio. Oviedo): Una calle.

  14. Florentina Prieto-Susana Grandoso (al. Colegio Nacional Mixto "Vi- tal Aza". Pola de Lena): Aquella primavera.

  15. Genma García Menéndez (al. Escuela Nacional de Pajares): Amapola.

  16. Graciela Rivera Andrés (al. Colegio Nacional. Santa Eulalia Ujo): Amistad rota

  17. Maria Guadalupe Sánchez Enriquez: Presentación.del libro.

  18. Isabel Losada (Alumna de 3.0 de BUP del I.N.B. Pola de Lena): Y me habló la libertad.

  19. Jesús Pulgar Bayón (al. Escuela Nacional de Pajares): La cigarra y el grillo.

  20. Jorge Luis Martínez Prieto (al. Colegio Nacional Santa Cruz de Ujo): Sin rumbo.

  21. José Javier González Martínez (al. de COU. Colegio Santo Tomás de La Felguera): Elegía.

  22. José Luis Fernández López {al I.N.B. "Valdés Salas". Salas): Sé que algún día volaré.

  23. Julio Concepción Suárez: Nota introductoria a la selección de poemas.

  24. Laura Antolín. (Alumna de COU. I.N.B. Pola de Lena): Sueña, no despiertes...

  25. Margarita Sardat (al. Colegio Sagrada Familia. Pola de Lena): Un hombre.

  26. Margarita Suárez (al. I.N.B. de Moreda): Mi amigo.

  27. María Angeles Argüelles (al. Colegio N. Santa Eulalia. Ujo): Ha florecido el primer cerezo.

  28. María Isabel Losada López (al. I.N.B. de Pola de l.ena: Por ti.

  29. María Luisa Campo (al. I.N.B. Valdés Salas. Salas): Luto.

  30. María Reyes Trava (al. I.N.B. Menéndez Pidal. Avilés): Sociedad.

  31. María Teresa Armada Simón (al. Colegio Nacional. S.E. Ujo): Muñeco de trapo.

  32. Maribel Fernández García (al. Colegio Nacional Mixto. Jarrio): No lo hagas, mamá

  33. Maximino Rodríguez (al. I.N.B. Pola de Lena): Límites.

  34. Nicanor Alvarez Pando (al. COU I.N.B. de Pola de Lena): Amor: muerte y vida.

  35. Nuria Varela Martínez (al. Colegio Santo Domingo. Mieres): La libertad.

  36. Remedios Rodríguez (al. 3.0 de BUP I.N.B. de Pola de l.ena}: ¿Quién?.

  37. Roberto Sancifrián (al. I.N.B. Poi a de Lena): Cuento: El abuelo.

  38. Rosa Irene Pereira Mallada (al. E.G.B. Colegio Santo Domingo Mieres): Llora la tarde su pena.

  39. Rosa María Pulgar Pulgar (al. Escuela Nacional de Pajares): El caracol.

  40. Sonia Díaz Martínez (al. Colegio Santo Domingo. Mieres): La amistad.

  41. Teresa Díaz Campomanes (al. EGB Villalegre. Avilés): Velada en el valle de Lena.

B) Nota introductoria a la selección de poemas

Una primera lectura de los poemas presentados a este Certamen Regional de Creación Literaria deja en la mente del lector atento el eco de una nota general de acabamiento, soledad, frustración juvenil, incomunicación. En definitiva. algo naturalmente ajeno a la esperable singularidad distintiva de unos jóvenes entre la Educación básica y el Cou: futuro. plenitud. utopías. amistad. camaradería.

En efecto, una brizna de sombra une redundantemente la mayoría de las palabras y expresiones más o menos poetizadas y originales, en un manojo de poemas sencillo y emotivo a un tiempo. En formas que van desde la traducción más directa del pensamiento aún infantil, hasta procesos más complicados de la palabra crítica y el cuadro irónico o impresionista, los poemas seleccionados del conjunto poético del Certamen (por otra parte uniforme en la tonalidad del contenido) envuelven al lector en una ola silenciosa y cenienta de palabras que se mezclan y recubren en torno a un mismo núcleo de sigonificación poética: un temprano (demasiado temprano) desencanto juvenil simbolizado en recurrentes imágenes y expresiones próximas al lenguaje juvenil en ocasiones y desviadas de los usos la mayoría de las veces.

En cualquier caso, estas pequeñas (tal vez no tan pequeñas) creaciones poéticas de nuestros alumnos. proceden lo mismo de su corta experiencia o entorno familiar y social, que de las resonancias y lecturas de los "maestros" en la historia de la creación literaria. Miguel Hernández. Lorca, Herman Hesse, Gloria Fuertes. Neruda, E. Sábato, Delibes ... Bécquer ..., Baroja, Blas de Otero ..., fueron nombres que unos u otros de los concursantes nos citaban al preguntarles por sus lecturas. Y son ecos resonantes en los poemas de Javier González, José Luis Fernández. María Luisa Campo o Carmen Soledad.

El otoño y el símbolo

El tema del otoño (seronda o seruenda en nuestro concejo), traído a estos poemas de las más diversas maneras expresivas, da forma alegórica a diferentes contenidos naturalmente ensombrecidos con matices variados de nostalgia, pesimismo juvenil y temática dolorida en a experiencia de sus creadores. El conjunto otoño (término, contenido afectivo y realidad) se convierte en el hilo que va entretejiendo diferentes subcampos a lo largo de los poemas aquí seleccionados (escasos en número por evidentes razones de edición y, en definitiva, económicas).

El otoño es de esta manera el signo verbal que va designando todo aquello que se acaba naturalmente y sin violencia por una evolución esperable de los hechos, o todo aquello que se siente acabado en un tiempo aún en plenitud, pero cuya caducidad se desea no como solución sino como etapa inevitable para el renacer (retoño) de nuevos brotes (renacimiento relativo), o para el nacimiento de algo nuevo radicalmente distinto en el ciclo del tiempo siguiente.

Otoño y esperanza

Dos aspectos o notas están presentes, por ello, en los poemas que siguen: uno negativo, crítico de lo que no se acepta, y uno afirmativo, esperanza de lo que puede aportar el devenir natural de las cosas y los hechos. En los poemas de Laura Antolín, pongamos por caso, el otoño está asociado a noviembre y a la lluvia, pero también a la paz y a la musicalidad de la naturaleza (P-4): "y ver que noviembre / es lluvia, otoño, viento musical,... / Pero noviembre / también es caminar juntos…”.

Las notas afirmativas y de esperanza neutralizan de esta manera las abundantes pinceladas de desencanto distribuidas por las palabras empleadas:" soledad, tristeza, ruido mecánico de la vida". Y, en efecto, esa esperanza surge de unos poemas estructurados en torno a la solidaridad y deseo de comunicación: "Dame la mano ... / Si me das la mano / no podré asomarme / al absurdo precipicio / de la soledad". (P-4): "por qué no me escupiste tus penas / Por qué no deshojaste tus penas?". (P-3).

Comunicación, en definitiva, que en los poemas por Laura aquí presentados está lejos de identificarse con lo que usualmente se suele malentender por comunicación: la relación verbal entre hablantes: "si cerramos los ojos! oiremos la lluvia caer! y la sinfonía de nuestra paz" (P-4); comunicación interpersonal incluso (o tal vez sobre todo) por otros signos que la palabra gastada, vaciada y viciada, en los que incluye el silencio por ejemplo. "Otoño, lluvia, árboles deshojados" se convierten así en símbolo de lo sencillo y natural, de lo desnudo de ropajes artificiales, entorno adecuado para la relación humana

Mientras la primavera florece también

Frente al otoño, Laura Antolín sitúa lo que ocurre en la primavera, en un poema que describe el suicidio como algo contiguo a determinada situación incomunicativa, (P-3): "Es triste suicidarse en primavera". Así mientras en el otoño las hojas caían naturalmente, en primavera, con sol, arroyo, amanecer y árboles que florecen, el hombre no encuentra marco adecuado a su angustia y se suicida: "cuando comprendiste / que debías suspender /el frágil hilo de tu vida, / en un suave amanecer de primavera".

José Javier González, en el poema-6, utiliza igualmente al otoño como símbolo que designa la vida del pastor que culmina sin violencias en un proceso lógico en el conjunto de lo natural: "A mi padre, pastor trashumante / que se lo llevó el otoño". Tampoco aquí la pobreza o la riqueza, la opresión o la esclavitud de los "mayorales y los amos" terminaron violentamente (a pesar de las violencias) con la vida del pastor: "¡Cuánta desolación y cuánta reja, / cuánta siembra de lluvias y de atajos, / cuánto asistir al parto de la oveja! ... / Le dieron por camino los caminos, / patearon su cuerpo los rebaños, / y comieron el pan de su mochila / perros y mayorales y los amos".

La muerte se convierte por el contrario en retoño de esperanza: tras la jornada violenta, el otoño como cabaña acogedora y refugio al desterrado: "de empujón a empujón y a manotazos / vino a dar a las puertas del otoño". Y más aún, "Descansa en paz, pastor de los caminos, /mayoral de ti mismo y de los años, / que al amparo del rumio, las estrellas / calientan ya el reposo del establo". Porque en esta perspectiva no hay muerte: "Fue el otoño amarillo, fue el otoño / quien te empujó de encima del caballo".

Un final sin ruptura

El otoño se asocia al proceso natural y a la madurez de unas cosechas o siembra de las otras, en el poema-7. Un marco natural afirmativo es el escenario de una muerte descrita como final tranquilo: "Será en otoño cuando yo me pare / para ver cómo va la sementera". Un final sin ruptura: "No quiero despedirme del ganado / ¡Pastores, evitadme esta tristeza!".

Y un final, en definitiva, sin muerte: "Me dolerán entonces vuestros pasos / detrás de las paredes que me llevan". Esperanza y otoño, el comienzo de un nuevo ciclo con savias nuevas, aseguran las redundancias encontradas en el contenido muerte-otoño de poemas anteriores, en el P-8: "un día de primavera/miraré con ojos nuevos/ cómo crecen las espigas / hijas de nuestros sollozos"

La comunicación bajo la forma de reencuentro tiene también como escenario el otoño en el P-9. Frente a la soledad que surge de la búsqueda angustiada, "Te busco en el silencio; te busco en el umbral de cada puerta; te busco por el mar; bajaré; andaré; te buscaré, .. ; Soledad, soledad de los pastores, / redonda soledad / soledad una y sola ... ", el reencuentro; tras la incomunicación la esperanza "en el amanecer de un otoño oscuro".

Porque, cuando todo llega...

Carmen Soledad, desde unos cuadros poéticos en los que no aparece el término otoño, pinta la totalidad y la plenitud conteniendo ya la caducidad y la desintegración, el lamento de una vitalidad que no pasa del espejismo y la duración efímera de la pura ilusión: "Y al comprender lloraría, porque: / cuando todo llega, algo se apaga", P-10. La lentitud, la madurez es motivo de reflexión al poeta sobre la importancia de intensificar el mismo proceso largo frente a lo efímero del éxito en el que desemboca y por el que se esfuerza.

Las mismas cavilaciones se hace José Luis Fernández el poema 15; el otoño, una etapa que se deshoja, le da ocasión de recomponer en el futuro un período juvenil insatisfecho, pues aún quedan nuevos brotes que hagan florecer impulsos reprimidos. El otoño da lugar a una simbólica vuelta a la infancia o adolescencia desaprovechada: "Dejaré de pisar mis hojas de otoño ...  / y volaré a mis primeros cigarrillos".

Una vez más a esperanza renace en el mismo agotamiento de la plenitud: "El fénix surgirá / desde el cadáver de una paloma". "Y volará". Y una vez más se enfrenta en estos poemas lo personal e individual ("lo que siempre estuvo dentro de mí") a lo impuesto y en serie ("olvidaré todo lo que he aprendido"), notas potenciadas en el final del poema en esa especie de paradoja que se establece entre paloma y cadáver (que aún podrá volar).

Otros ciclos temporales

El invierno es también marco de esperanza en un poema en el que, como en casos anteriores, aparece asociado a la muerte y en un contexto social de pretendida amistad y aparente sentido de comunicación (P-23), de Remedios Rodríguez: "en un día oscuro de invierno". Y brota un rayo de esperanza, pero no es esta sociedad; en el poema la posibilidad de comunicación no procede del tú ni del vosotros ni de "los que me juran fidelidad" sino de un futuro desnudo (el viento) y de una plenitud ya deshojada también.

La tarde (símbolo paralelo al otoño en el proceso temporal) da lugar a Rosa Irene en el poema 30 para identificar una vez más incomunicación y sociedad. Es efectivamente la naturaleza quien en realidad acompaña al minero muerto desde el comienzo al final del poema: "Llora la tarde su penal con lluvia de rabia y duelo". Por el contrario, el hombre, sus compañeros, quedan reducidos a breves pinceladas y a un reprimido silencio.

Incomunicación y lenguaje

Sería interesante redescubrir el camino (sin duda el pedregoso y mal camino) que llevó a estos jóvenes poetas (y la coincidencia no es casual) a refugiarse en el otoño, si no como solución sí al menos como mal menor en espera de lo nuevo. En otra serie de poemas (o en algunos puntos de los ya analizados) se encuentran dibujadas motivaciones que se podrían reunir en torno a palabras a modo de enmarañadas raíces: frustración, desencanto del entorno, insolidaridad, incomunicación, desengaño, ficción, manipulación...

Todo ello deshoja tempranamente árboles que no florecieron aún, o permite que vientos más fuertes sacudan de las ramas frutos sin madurar todavía. Símbolos como "el pozo", insistentemente empleado por Laura Antolín, "la sombra", en José Luis Fernández, "la niebla", la palabra rutinaria, el "obediente", la técnica y el mármol, o el cemento, distribuidos a lo largo de éstos y otros poemas presentados al concurso no son sino otros tantos síntomas de obstáculos y zarzas del sendero por el que caminan nuestros poetas.

La incomunicación se convierte poema tras poema en un proceso complejo de ausencias en sociedad: falta de amor, libertad, comprensión, todo lo cual conduce al individuo a rincones muy reducidos como solución. Laura Antolín en el poema-1 plantea el tema con resignación reprimida: "pájaros que hablan, muñecos que bailan, guijarros que se aburren".

Lo irreal, lo no-existente es, en cambio, lo soñado y aún sin realizar: "hombres que se aman, vidas con sentido / y mundos maravillosos". Esto motiva una sociedad y un entorno desolados: "vidas banales, grises, tristes / nebulosas, sucias, rutinarias, / melancólicas, aburridas, sin amor".

El símbolo del pozo

Pero Laura recurre al símbolo del pozo (y un pozo sin fondo) para designar plásticamente y de forma redundante ese refugio aislado, único reducto-cobijo del individuo desarraigado: "el pozo es un estancamiento de silencio. / El río es un brote de silencio contenido". Reducto de incomunicación antisocial: "Seres fantásticos que se miran en el espejo negro del pozo sin fondo: el silencio". P-2.

El mismo tema de la incomunicación discurre, en cambio, hacia el suicidio en el poema-3 de Laura también: "Pesares... desesperación ... ansias... , amargura, penas ... ", son el resultado de una situación incomunicativa, con otro tipo de relaciones tal vez subsanable: "No te conozco. / ¿Hubiera podido ayudarte?", aunque la solución en el poema, con la consabida técnica del paréntesis, es sangrante y crítica: "(Supongo que no)".

Pero el pozo, símbolo de aislamiento pero también de vida, reducto del pensamiento y del sentimiento, puede connotar tal vez una gota de esperanza en las aguas que contiene: "El río fluye ... / Corre el río, corre hacia el pozo. / El pozo calla ... ".

Palabra poética y libertad

Isabel Losada. en el poema-5, intenta destruir las barreras que impiden la relación personal: libertad frente a manipulación, forman un contenido redundante en el poema.

El deseo de comunicación sólo se logrará en esta perspectiva una vez eliminados con el grito, la conciencia y la protesta, los ruidos (motivados o no) que impiden establecer un proceso de relaciones personales sin las trabas de lo convencional: "Y si ves que las fronteras / guardan tus mensajes... / grita más fuerte ...”.

En dirección semejante, entiende la comunicación en el poema-8, José Javier González. Es la palabra poetizada y el sentimiento sin las trabas verbales al uso el camino hacia la libertad, la liberación y el tú de los demás: "para romper las cadenas, / para comprender tu llanto". Aquí cabe, en cambio, la esperanza de que a una situación de aislamiento suceda la relación soñada, un lenguaje adecuado para la expresión y comprensión en libertad: "un día de primavera/miraré con ojos nuevos / cómo crecen las espigas ... ".

Carmen Soledad, en el poema-11, también presenta como un motivo poético más, la incomunicación: "soledad del cemento" o la ficción comunicativa: "Sí, ya sé que sólo queda, / después de todo, / el brillo de una caricia".

Sólo apariencia de diálogo

En un monólogo con apariencia de diálogo, el poeta convierte las personas en sombras solitarias, rodeadas de un entorno angustiado y monótonas o deshumanizadas, destinadas a la frustración de los deseos soñados y a la comunicación frustrada: "Queda la mueca tímida/de lo que quiso ser una sonrisa".

El mismo contenido, en el expresivo título "Obedientes" y con semejante grado de esperanza deshojada, en el poema-12, Carmen Soledad esboza a grandes rasgos un bosquejo desolador de una situación manipulada: "Obedientes por mayorazgo/se beben los golpes del viento obligado".

A ello precede la incomunicación o relación verbal reduce a un recital de vocablos sin más filamento que la concordancia morfológica o sintáctica en el mejor de los casos: "Los Obedientes rezan/campos de obedientes palabras". Los síntomas son evidentes al tiempo que lamentables desde la perspectiva del poema: “... pisan la bolera americana; Visten moda; la técnica les espera... ".

Para una educación en libertad

Carmen Soledad formaliza en el poema-13 otro rasgo de la incomunicación, en este caso bajo el reducto del campo educativo, que precisamente por ello sería más bien deseducativo en rigor. Desde el mismo título (Destierro-Reformatorio) hasta el final poético (" ¡gente buena ... / hipócritas con ojeras!"), enfrenta constantemente dos casos irreconciliables en el poema: una educación normalizada desde una determinada estructura y un deseo de educación en libertad.

De ahí que el léxico fundamental del texto esté cargado de connotaciones negativas, destructivas, antieducativas, en fin: "muralla alta; largo pasillo; diez árboles vigilan; colegio entre rejas; un colegio sin risas; cada pared: una pena: del tiempo esclavas; lo bueno es malo; ninguna conoce lo social; las rejas para vosotros ... ". Educación, por otra parte que no es sino la superficie de estructuras que la soportan y motivan: "unas manos viejas ... / ¡sucias de limpieza! / negras de sociedad ... ; otra vez la sociedad".

Hacia una relación más interpersonal

Frustración, añoranza de la oportunidad perdida frente a la libertad desesperada, es la nota crítica del poema 17, de José Luis Fernández también. Y la manipulación social ("he visto a una juventud envejecida / que arrastra una gran máquina/como a huracanes atados y adormilados") desemboca en la destrucción total en el mismo poema 18: "hacia un desierto sin viento y sin arena". La incomunicación es a un tiempo motivo y consecuencia de la situación rota: "he gritado al mundo pero recogió mi voz el silencio".

Insistente y angustiada pesquisa de la comunicación y crítica a la ficción comunicativa, monotonía, desazón y fracasos consecuentes, son las notas distintivas del poema 19 también: "sólo cabía preguntar en un bar de metal / frente a una Coca-Cola:" La desesperanza es absoluta en el poema: "Y por eso hoy (Camino) me arrastro / por una interminable avenida / ... sin bancos, sin amor y sin esquinas".

Esperanza Media funde en el poema 20 los mismos temas. Una vez más la motivación inmediata está en el entorno social ensombrecido por la ausencia de la relación interpersonal: "con frío sobre asfalto". Y una vez más el horizonte lleno de bruma o tal vez de nubarrones: "sin mar azul, sin cielo claro". El tema de la droga se conecta inevitablemente en el contexto poético de esta temática desarraigada. Así Evaristo Lorenzo le da forma en el poema 22: "A un hombre marginado/cuya profesión es estar / solo".

Siempre con esa distancia incomunicativa

Remedios Rodríguez en el poema 24 enfrenta críticamente la incomunicación y lo convencional de ciertas relaciones establecidas o lo que es lo mismo, la ficción e inconsistencia de ciertas relaciones de amistad pretendidamente reales: "rostros / retorcidos por el sufrimiento / y por la hipocresía " ... "hermosas palabras ... ", Poema que también se cierra sin esperanza alguna: "quedó allí, solo / cuando el último grano de tierra / cerró la cárcel eterna del olvido".

Finalmente, la incomunicación se hace particularmente sangrante en otro tema de una niña de EGB, poema 28; el aborto da lugar a un deseo desesperado de relación hijo-madre, desde un lenguaje traducción directa del sentimiento infantil: frente a la insistencia del niño ("No lo hagas mamá; me matarás; jamás tu nombre aprenderé"), la distancia helada de la madre: ("Sueñas tranquila; tus ojos están ciegos para mí; tu boca no se abrirá para mí ").

Retoño y esperanza

De la copiosa lluvia amarilla poema tras poema, brotan en cambio, como se apuntaba más arriba, señeras pinceladas de esperanza, bien con el abono mismo de las hojas caídas, bien desde el sueño de la unidad, la comunicación humana y la solidaridad en el nuevo ciclo temporal.

Así, José Luis Fernández, en el poema 16, ilumina la oscuridad (nacida de "los preparados sintéticos; las manillas plateadas de las puertas; las frías banquetas metálicas; bajo el imperio del tubo de neón / y del mármol pulido”) con la luz irradiada desde la unidad con el "tú": "Si tú mueves tu mano / Aunque tú no lo creas / Amanecerá".

por Julio Concepción Suárez

C) Algunos poemas del libro

1. de Laura Antolín

Pola de Lena, 2 de Junio 79

2. de Carmen Soledad Moreno Martos

  • Destierro reformatorio

La muralla alta.
La puerta llana.
Una voz que suena

por entre la benévola ventana.
Un largo pasillo .
..
Uno, tres, diez árboles vigilan.

Al final: la casa.
Un colegio entre rejas.
Un colegio sin risas .
..
de sirenas, de alarmas, de policías.
Cada pared: una pena.

Cada rincón: un año, un momento,
un eterna palabra,

un desafio.

¡Todo al tiempo!
del tiempo esclavas
por no serio antes ...
cuando vivían en otra casa.
Aquí, con ellas,

lo bueno es malo;
lo malo, peor.

¿El sol? ... ¡nada!
¿La vida?
.. un error.
Si ella te mira ...
busca la manera
de que el rincón esté solo,
de que la tierra esté seca.

Y, así, lo bueno es malo;
y .
.. si hubiera sido malo
ahora seria peor.

Tú, pequeña ... ¿por qué aquí?
-La vida se apagó entre mis manos-
Aquíuna que llora.

Allí una larga condena.
A la muda. . . ¡no la nombres,
ya se va para su tierra!

Todos, Nadie.
Ninguna Conoce lo social,
ni el consenso, ni la publicidad. ..
¿gobierno? ¿liberal? ¿democracia?
- ¡A mí que me dejen en libertad!-
¡Si, que la dejen,

que les enseñe la verdad ... !

Diles a la cara ...
sin miedo, que llevas razón,
diles: ¡las rejas para vosotros,
que sois nuestra perdición!
Lleváis dentro lo peor .
..
y mirando vuestros ojos,
así, despacio,
voy llorando,
se va quemando mi corazón.

¡Me quedo, sí!
¡no quiero salir!
Voy a entender tu palabra,
tu gesto, el porqué de tu risa,
el amor a tu cuerpo frente a ser,
del universo bueno, alma fugaz;

ley, libro, dinero, partido, nervios, dueñas ...
-Ser o no ser. He ahí el dilema-.

Lo dices seria,
para ti es divertido

jugar con el sentido de una estúpida frase
que entre todos hemos escrito.

Otra vez el largo pasillo.
Detrás: unos ojos sencillos,
unos ojos que de todo han visto.
Unas manos viejas .
..
¡sucias de limpieza!
negras de sociedad.

Un cuerpo rasgado, roto,
manoseado, tibio .
..

Un cuerpo de niebla que grita:
¡soy virgen!

Sí, en el "colegio" sí,
fuera, ¡ramera! te gritarán.
La muralla alta,

alambre de espino.
Una puerta que no abre ...
sólo aprendió a cerrar.
El mundo de nuevo.

Otra vez la sociedad.
¡Gente buena .
.. !
¡hipócritas con ojeras!.

3. de María Luisa Campo

4. de José J. González

"Para sólo morir
tenemos que morir a cada instante'

A empujones abrió por vez primera
los ojos a la luz de la alborada;
a empujones vivió, no que los diera,
y a empujones murió, que se los daban.

Un cordel heredó y una cañada,
cauces para el ganado y su querencia,
y una guadaña en celo, enamorada
detrás de la pezuña y la inocencia.

¡Cuánta desolación y cuánta reja,
cuánta siembra de lluvias y de atajos,
cuánto asistir al parto de la oveja!
¡Qué cosecha de vientos y de cardos!

Le dieron por camino los caminos,
patearon su cuerpo los rebaños,
y comieron el pan de su mochila
perros y mayorales y los amos.

¡Todas las dimensiones a su acecho,
distancias curvas y astros encelados
en el túnel final de cada hueso
amamantando a oscuras el gusano!

Y así, de pena en pena y otra pena,
de empujón a empujón y a manotazos,
vino a dar en las puertas del otoño
y de la fría muerte en el regazo.

¡A la luna conjuro a la mesta,
al dios de los pastores y al ganado,
que no pudo contigo ni el camino
ni el sol redondo, el viento ni el nublado.

Fue el otoño amarillo, fue el otoño
quien te empujó de encima del caballo.

¡Descansa en paz, pastor de los caminos,
mayoral de tí mismo y de los años,
que al amparo del rumio, las estrellas
calientan ya el reposo del establo!

¡Llevadme de una vez, sacadme al campo,
y dejadme tranquilo con la tierra!

Debe ser con silencio de campanas
cuando la estrecha calle esté desierta,
cuando los niños canten en la clase
y pasten en el monte las ovejas.

¡Sacadme de una vez a campo abierto,
que quiero ver la hierba!

Será en otoño con la lluvia fría
golpeando las piedras.

Yo andaré por los túneles oscuros
de mis heladas venas
consolando a mi sangre sorprendida;
visitaré despacio las almenas
de mis huesos callados;
ascenderé a los montes de mis cejas;
ordenaré despacio
los trastos del desván de mi cabeza,
y tiraré el caldero
al pozo consumido de mi huerta.

¡Sacadme de una vez, sacadme al campo
sin nadie por mi causa ante su fuerza!
Caerán las hojas secas de los chopos
sobre mi cara yerta
y en todo el territorio de mi pecho
y en el confín de mi cabeza.
Vosotros, no lloréis por mi persona,
bastante lloran ellas!

Me dolerán entonces vuestos pasos
detrás de las paredes que me llevan.

No quiero despedirme del ganado:
¡Pastores, evitadme esta tristeza!

Será en otoño cuando yo me pare
para ver cómo va la sementera.
Cuando llegue el otoño yo os pido
que me enterréis en tierra.

5. de José Luis Fernández López

Dejaré de pisar mis hojas de otoño,
saltaré sobre los patios interiores
y volaré a mis primeros cigarrillos.

Me remontaré y empezaré en un nuevo principio
sin corregir nada, sin arrepentimiento y sin nostalgia
olvidaré todo lo que he aprendido.

Seré lo que nunca me permití ser,
gozaré de la felicidad desperdiciada
en buscar, ciego,
lo que siempre estuvo dentro de mí.

El fénix surgirá
desde el cadáver de una paloma.
Y volará.

Bajo los preparados sintéticos,
las manillas plateadas de las puertas
y los grifos;
bajo el imperio del tubo de neón
y del mármol pulido
bajo el azulado fuego de gas
y las frías banquetas metálicas,
nació la sombra
y se extenderá
bajo las mesas,
entre los microscopios,
junto a los tubos de cristal.

Nos irá cubriendo
a ti y a mi
tapándonos,
condenándonos
a flotar en oscuridad mientras nos miramos
nos hundimos, explotamos
y tal vez nos amamos.

¡Rompamos la ventana
no quiero la paz
necesito la luz!
Rompamos la ventana antes que la oscuridad
nos pertenezca.
Si tú mueves tu mano, yo moveré la mía
y Amanecerá.
Aunque tú no lo creas
Amanecerá

  • Te lo dedico a ti

    Te lo dedico a ti
    siempre te lo he dedicado a ti
    pero hoy he sentido lo que eres
    he sentido el olor de la tierra mojada
    he sentido el aire del verano en mi cara

    he sentido la soledad envolviendo mi cuerpo
    he visto a las piedras de mi cementerio implorando vida
    he visto a un río aburrido

    he visto a una juventud envejecida
    que arrastra una gran máquina

    como a huracanes atados y adormilados
    hacia un desierto sin viento y sin arena
    he gritado al mundo pero recogió mi voz el silencio

  • Algún día te encontraré

    Algún día te encontraré en alguna esquina
    y te invitaré a un café
    en aquel bar con sillas de madera
    y una mesa de piedra.

    Te preguntaré si eres feliz,
    si tienes buenos amigos, si te gusta Neruda,
    si he cambiado mucho.
    y te diré que estoy solo, que sigues siendo la misma,
    la más bonita,
    y volveré a acariciar tu pelo
    y volveré a besarte temblando, como siempre,
    y volveré a amarte como entonces
    y te contaré mis fracasos y tú me contarás tus ilusiones.

    )' nos sentaremos en el mismo banco
    iremos al mismo viejo cine
    pasearemos por la misma húmeda plaza.

    Pero sé que no quedan muchos días y ninguna esquina
    porque yo las rompí todas con mis huesos
    buscando, persiguiendo, a una sombra tuya
    a la que sólo cabía preguntar en un bar de metal,
    frente a una Coca-Cola:
    ¿qué estudias?
    ¿en qué trabaja tu padre?
    ¿ te enrolla el rack?

    Y por eso hoy (camino) me arrastro
    por una interminable avenida
    sin plazas húmedas, sin viejos cines,
    sin bancos, sin amor y sin esquinas.

6. de Esperanza Medina

  • Río grande

    Soy. Amanecer de invierno oscuro,
    de lluvia fria y viento helado,
    sin mar azul, sin cielo claro,
    con tempestad, con fria sobre asfalto;
    con grises huracanes interiores,
    con gélidas tormentas de agua helada,
    con sueños como el vaho en la ventana,
    que se vuelve neblina y luego marcha.

    Y soy como la flor en primavera,
    solitaria y tranquila,
    o como el río grande, el sol o el viento,
    siempre la misma vida,
    en distintos momentos.

    O soy como los coches y las gentes,
    indiferente a todo lo que sienten,
    tal vez como los libros y los cuentos,
    siempre solos,
    a pesar de lo que llevan dentro

7. de Evaristo Lorenzo Caballero

  • Estrellita

    Estrellita estrellada,
    que siempre vas a la mar
    a olvidar tus penas,
    angustia y soledad.
    Estrellita de mi alma,
    estrellita de la caridad,
    ¿por qué no vienes un día
    a estrellarte sobre mi soledad?

8. de Remedios Rodríguez

  • Ausencia...
  • Te busco en el silencio de la lumbre,
    y al amparo caliente de la casa;
    subo arriba y no estás, y salgo afuera
    a mirar con tristeza a los que pasan.

    Te busco en el umbral de cada puerta
    y en las cenizas grises de la brasa;
    te busco por el mar de las pupilas
    oscuramente dulces de las vacas.

    ¡Soledad, soledad de los pastores,
    redonda soledad de las cañadas,
    soledad una y sola, soledades
    del páramo a la sierra y a la nada!

    ¡Llorad, hijos de Abel, llorad conmigo
    tanta y tanta simiente malograda!

    Bajaré a la bodega de los sueños,
    andaré de mi sangre por las ramas,
    te buscaré de sombra en sombra y solo
    hasta dar con mis sienes en las canas.

    En la majada de la luna llena
    convocaré mis penas y mis ansias,
    y esperaré que llegue tu persona
    en el amanecer de un otoño oscuro.

  • ¿Quién?
  • Si la muerte envolviera
    mi espíritu y mi alma
    con su enorme capa negra
    ¿quién derramaría una lágrima?

    Si la eterna oscuridad
    cegara para siempre
    mis ojos tristes y cansados
    ¿quién dejaría una flor sobre mi tumba?

    Si mi espíritu vagara errante,
    sin paz ni sosiego
    en un mundo sin amor
    ¿quién rezaría una plegaria por su descanso?

    Ni tú, que te crees mi amigo,
    ni vosotros, mis eternos confidentes,
    ni los que me juran fidelidad.

    Tal vez el viento arrastre
    una pequeña flor marchita hacia mi tumba,
    tal vez el cielo derrame lágrimas
    en un día oscuro de invierno.

    Tal vez ... , tal vez ...

  • Cárcel del olvido
  • Cuántas lágrimas derramadas,
    cuántos suspiros ahogados
    entre los velos oscuros.
    que cubrían los rostros
    retorcidos por el sufrimiento
    y por la hipocresía.

    Pero cuando el último grano de tierra
    cerró la cárcel eterna del olvido,
    los llantos se convirtieron en risa,
    en placer el sufrimiento,
    y el negro de aquellas macabras vestiduras
    pasó a ser de alegre y vistoso color.

    Pero él, quedó allí,
    con muchas flores que
    cubrían la lápida,
    con muchas oraciones,
    con muchas y hermosas palabras.

    Pero nadie volvió a hablar de él,
    ni a reponer las hermosas flores,
    ni a rezar ninguna oración.

    Simplemente quedó allí, solo,
    cuando el último grano de tierra
    cerró la cárcel eterna del olvido.

  • Por ti
  • Quedará la poesía
    de la música del alma,
    de la fresca melodía,
    de la verdad aclamada.

    No tengo más que el sentimiento
    para gritar que te amo,
    para romper las cadenas,
    para comprender tu llanto.

    Un día de primavera
    miraré con ojos nuevos
    cómo crecen las espigas
    hijas de nuestros sollozos.

9. de Casimiro Palacios García

  • No sigas por el camino
  • Si algún día vas por el camino
    erróneo,
    devuelve al espejo tu mirada
    y posa tus ojos en la hoguera,
    verás tu misma forma dibujada,
    verás tu mismo signo entrecerrado.

    Si vas por el camino de los dioses,
    piensa en los días que pasaste
    en las cavernas,
    y no te dejes influir por su polvo.

    Si escribes algún día ese viaje
    procura serte fiel hasta en los puntos
    y no cometas fallos en las letras,
    pues si alguien lee tu libro
    querrá saber cómo es el camino.

10. de Maribel Fernández García

  • No lo hagas, mamá

    Sueñas tranquila,
    sin saber que él te dice:
    "No lo hagas, mamá",
    me matar ás,
    jamás me conocerás
    y me matar ás,
    jamás tu nombre aprenderé
    y me matarás,
    jamás tu cara veré
    y me matarás.

    Jamás tu cara yo veré
    para culparte,
    Para decirte:
    "no lo hagas, mamá".

    Tengo mis derechos,
    nacer, existir, vivir ...
    y lloraré
    pero tus ojos están ciegos para mí
    y gritaré
    pero estarás en un mundo sordo lejos de mí
    y te hablaré
    pero tu boca no se abrirá para mí.
    y llegará un día en que ella vendrá,
    sí, la soledad vendrá
    y me llevará.

    ¡Oh, por favor!
    no lo hagas, mamá

11. Rosa Irene Pereira Mallada

  • Llora la tarde su pena

    Llora la tarde su pena
    con lluvia de rabia y duelo;
    no suena el agua del río
    que en el mundo repite el eco
    de aquella canción bravía,
    que era madrigal y reto.

    Los hombres miran sin ver
    el paisaje oscuro y denso,
    que entre escoltas de escombreras
    se alarga por el sendero.

    Sólo el ruido de los pasos
    en el desigual terreno
    son las saetas monocordes
    que van rompiendo el silencio.

    Por las cuestas neblinosas
    bajan un minero muerto.
    La tarde llora su pena
    en lluvia de rabia y duelo.

12. de María Teresa Armanda Simón

  • Muñeco de trapo

    Muñeco de trapo
    que adornas mi habitación.

    Tú sabes afrontar
    con alegría los problemas,
    aunque por dentro
    tengas triste el corazón.

    Muñeco, ¿por qué aguantas
    mi conversación?

    Tú me escuchas con ese amor
    que sólo un amigo puede tener.
    Si tú me ayudas en mis problemas,
    yo contigo los resolveré.

13. de María Isabel Losada

  • Y me habló la libertad
  • Y cuando te canses de llamarme,
    vuelve a llamarme otra vez.
    Y cuando me llames otra vez,
    no te canses de llamarme,
    si ves que tus esfuerzos son vanos.

    Y llámame otra vez,
    porque quizás yo esté perdida
    y no te pueda escuchar.
    Y grita más fuerte, si ves que tu voz se debilita,
    para que así mis oídos ciegos
    puedan escuchar el eco de tu blanca compañía.

    Y si ves que las fronteras
    guardan tus mensajes,
    no te entretengas con nadie,
    grita más fuerte,
    y, corriendo hacia mí, ven a buscarme.

    Y si tus gritos impunes e incesantes,
    bastan para que todos tus amigos te tachen de loco,
    ¡acelera la marcha!
    y, como tal,
    destruye los obstáculos que te impiden cobijarte en mi seno
    pero . . . no te canses nunca de llamarme.

14. de Gemma García Menéndez

  • Amapola

    Mamá, la amapola me ha dicho
    que si voy a jugar con ella
    entre los verdes campos.

    Mamá, la amapola me ha dicho
    que si voy a jugar con ella
    a las montañas;

    por no dejarte aquí sola, mamita,
    no he ido con la amapola.

15. de Jesús Pulgar Bayón

  • La cigarra y el grillo

    ¡Cómo se quedaron
    la cigarra y el grillo
    al ver a los peces
    nadar en el río!

    Cubiertos de escamas,
    van bajando uno a uno
    por entre el agua.

    ¡Cómo se quedaron
    la cigarra y el grillo,
    al ver a los peces
    nadando en el río!

16. de Rosa María Pulgar Pulgar

  • El caracol

    El caracol va.
    Zas, zas, zas. ..

    Caminando va,
    con su cuerpo pegajoso
    se arrastra.
    Zas, zas, zas . . .

    Está en la hoja de la col
    con muchos caracoles más.
    En esta escuela aprenden mucho.
    Ñan, ñan, ñan.

    El caracol está comiendo
    en la hoja de la col
    y sigue caminando.
    Zas, zas, zas..

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Ver síntesis de los otros libros del Instituto:

    1. Andecha lenense (1991): A la memoria del profesor Juan García García (26 participantes), alumnos y profesores igualmente.

    2. 25 Aniversario del Instituto de Enseñanza Secundaria "Benedicto Nieto" (1972-1997): por alumnos y profesores, con la colaboración inestimable de algunas exalumnas a la hora de buscar datos, informatizar listas, redactar.

    3. Leo, escribo, construyo... (2013): Esfueya en comuña, alumnos/as, profesores/as.

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