Costumbres, tradición, gastronomía, trabajos rurales, vida vaqueira, saber popular

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    Asturias, concejo a concejo
    Aller

    Real Instituto de Estudios Asturianos.
    Oviedo. 2016

Autores.
Pablo Arias Cabal,
Soledad Beltrán Suárez
Jorge Camino Mayor
Joaquín Fernández García
Andrés Fernández González
José Martínez González
Fernando Manzano Ledesma
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Coordinadores del volumen:
Joaquín Fernández García
Julio Concepción Suárez

El concejo de Aller, los lectores alleranos, o los no alleranos, los aficionados a la investigación local, popular, tienen ahora un texto más; 226 páginas dedicadas a un concejo tan extenso en pueblos, como intenso en tradiciones y costumbres: etnografía, historia, geografía, arquitectura asturiana, palabras de las caleyas, palabras del paisaje...

Juaquín, con la guía del so conceyu, y con la otra guía de sus brañas

Una nota decisiva hizo posible el pequeño manuel que tenemos entre las manos: el diseño del trabajo en la perspectiva allerana del autor del proyecto, Juaquín Fernández, de Escoyo (como a él le prestaba asoleyar) vecino entrañable del conceyu, local y universal al tiempo; médico toda su vida al servicio de alleranos y no alleranos, por igual.

Su idea de principio estaba clara: elaborar una investigación conjunta del concejo que siempre llevó dentro desde la infancia a la jubilación; y desde su pueblu a las brañas y cabañas del verano en los altos de La Funfría, La Brañuela, La Vega Baxo, Canietsa y Vegará.

Precisamante, como fruto de su illusión, tan lugareña como universal a la vez (glocal y global, que se dice ahora), vieron, por fin, la luz estas páginas de la Guía. Como vieron la luz aquellas otras 120 páginas del precioso librín sobre La Ermita de Nuestra Señora de la Brañuela, gracias a la aportación de Lolo Caleyín (empresario de Tsevinco), aunque Juaquín no llegara a leerlas tampoco. Pero, como los de pueblu estamos muy acostumbrados a las estaferias de siempre y a otros trabayos comunales, el librín salió a la luz, y ya debe estar casi agotáu. Los alleranos se lo supieron agradecer bien.

Como otros muchos otros proyectos que tenía Juaquín en su impresionante memoria, para su conceyu de siempre y para la etnografía asturiana. Y así me decía alguna vez: "tengo que vivir siquiera 90 años, porque munchas cosas tengo apuntás nel quentu la memoria y fayme muncha falta escribilas antes..".

Con un equipo, buen conocedor de la historia allerana

Contó Juaquín para el trabajo de la Guía con otros seis especialistas en las distintas materias, que también compartieron su proyecto: descrubrir, catalogar, divulgar..., los vestigios y valores alleranos que estuvieran menos asoleyaos, o del todo sin investigar todavía; ponerlos al alcance de la vista de cualquiera y de la mano, en unas páginas, de la forma más sintética posible.

De ahí, también, las diificultades en la coordinación del trabajo: una guía tiene sus límites, comenzando por la misma palabra. De Aller, habría mucho que decir, pero era inevitable seleccionar: tiempo habrá; nos conformamos con todos estos campos abiertos para seguir construyendo, y reconstruyendo, la intrahistoria allerana (que diría Unamuno). Creo que Juaquín daría por cumplido el objetivo: le firmaría el visto bueno, con su mano generosa, y con su sonrisa bonachona y siempre agradecida.

0. Datos estadísticos de Aller

Comienza la guía con un par de páginas que resumen en unos cuadros el conceyu allerán según registros documentados: superficie geográfica, alturas de los montes, uso agrícola y ganadero, población entre 1900 y 2011, grupos por edades, índices de natalidad, mortalidad, crecimiento, envejecimiento...

Para los datos estadísticos de Aller, comienza la guía con un par de páginas que resumen en unos cuadros el conceyu allerán según registros documentados: superficie geográfica, alturas de los montes, uso agrícola y ganadero, población entre 1900 y 2011, grupos por edades, índices de natalidad, mortalidad, crecimiento, envejecimiento...

1. Geografía: Andrés Fernández

En 22 páginas resume el autor las notas físicas del conceyu: límites con los conceyos circundantes, las montañas cimeras, los cordales medianos, los ríos y regueros, el clima, el paisaje vegetal, agrícola, ganadero, forestal...; se detiene, especialmente, en la distribución de los pueblos mayores y menores del concejo; con una serie de tablas, pirámides de edades, gráficos diversos, va visualizando el autor la evolución del poblamiento allerano en los últimos siglos; destacan, en especial, los datos recientes de estos pueblos alleranos por parroquias, con esa observación de que una mayoría disminuyen en poblamiento, mientras Cabañaquinta aumenta el censo, como capital del conceyu.

2. Prehistoria: Pablo Arias Cabal

En otras 24 páginas, el autor se remonta al Paleolítico y al Mesolítico, para rastrear los primeros posibles vestigios alleranos tantos milenios atrás; aunque, de hecho, es en el Neolítico y en la cultura megalítica donde encuentra las huellas más fiables; sería el caso de los dólmenes en El Padrún (Bo), El Moyón de La Corralá (La Pola Vieya y La Sienda la Varera (Ruayer), a los que dedica varias páginas de interés, dada la escasa información, documentación y divulgación de este patrimonio allerano de tanto interés cultural asturiano.

Sigue rastreando Arias Cabal la prehistoria allerana, a través de la Edad de Bronce, donde ya encuentra bastantes más ejemplos conservados, como en La Cueva la Mora (Santivanes de Murias), El Mayéu'l Gumial (Felechosa), Ya en la Edad de Hierro, va citando los recintos castreños de Los Castietsos (La Pola'l Pino), El Questru (Morea), Les Mueles (Yanos), El Peral (Castietsu, Piñeres),

Termina el autor allerano con la interesante ara al dios Júpiter, (única y ejemplar en Asturias) aparecida y bien conservada hoy en la iglesia de Serrapio; un altar dedicado al culto por dos comunidades indígenas, únicas en la región asturiana: los Arronidaeci y los Coliacini, posibles antecesores del poblamiento actual de Cotsanzo.

3. Época romana: Jorge Camino

A la vida allerana en época de los romanos, dedica Jorge Camino las siguientes 18 páginas; se detiene, sobre todo, en el campamento de La Carisa (entre Aller y Lena), ya descubierto por José Manuel González en los años sesenta, como Castiechu de La Carisa, hoy Picu Currietsos; va describiendo los fosos, las defensas, los sucesivos recintos...; así como el repertorio de objetos encontrados del armamento: puntas de lanza, remaches, dardos, piezas de catapultas, azadones, clavijas, argollas, vasijas, monedas...; concluye que se trata de la vía como infraestructura principal pata la ocupación militar romana de la vertiente asturina.

El autor sigue analizando la vida allerana con los influjos romanos a través de otros vestigios: continúa con el Ara a Júpiter de Serrapio (Iovi Optimo Maximo); la Estela de Piñeres: Lig(rus) Tri(tius), Palanti(a), que se lee en los dos renglones del texto; la Estela discoidea de La Piedrona de Rumiera (en Santibanes). Termina el autor estas páginas con el análisis de las Monedas de Murias (en Santibanes), época de Cayo y Lucio; las Monedas de Peña las Blancas (en El Pino), siglos I-II; y otros yacimientos arqueológicos alleranos semejantes (en La Bechisca, La Cava...).

4. Época medieval: Soledad Beltrán

Ya en tiempos medievales, rastrea los documentos Soledad Beltrán en otras 29 páginas; comienza por la Alta Edad Media, donde se detiene, en especial, en su poblamiento entre los siglos VIII-XII, que aparece en sucesivas menciones desde los años 857 en adelante, con su toponimia antigua: Santibáñez de la Fuente, Santa María de Salceda, Locum Campizo, Las Paragias, Locum Castañedo, Locum Novalos, Nembra, Castillo Peñafiel...; y semejantes, flumine Alier, villa Salzeta, rego de Castannedo (Soto), villa Tallezias (Morea).

Va analizando luego la evolución scial y económica del poblamiento allerano altomedieval: una economía agraria progresivamente rica y diversificada, en torno las villas, iglesias y monasterios, sobre todo, como centros de explotación agraria y de organización social; documenta, así, una referencia antigua a las terras, pumares, vineas, nocares, figares, perales...; o a las kasas, oreos, montibus, bustos, fontibus, pratis, pasquiis, terras escalidatas..., y toda una interesante terminología léxica, traducida hoy a la rica toponimia allerana, en su mayoría.

En esta misma época altomedieval, sigue localizando ya a la distribución administrativa del territorium de Aller; comienza por citar la Pobla de Aller, con una primera noticia en 1318, supuesta en los alrededores de La Pola'l Pino (de ahí, La Pola Vieya); sigue la autora rastreando la primera organización parroquial, en torno a las iglesias de San Juan de L.lamas, San Miguel de Conforcos, Santa María de Salzeta, San Martín de Soto..., aunque no fueran todavía parroquias como las entendemos hoy; cita los monasterios de La Cortina (Morea), San Pedro de Senra (tal vez, Piñeres), y semejantes.

Ya en la Baja Edad Media, s. XIV, recoge la autora la conflictividad social propia de la época, con motivo de los sucesivos levantamientos d ela nobleza contra los monarcas; quedan como símbolos, la torre de Serrapio, la torre de Soto, o la de Castandiel.lo. Concluye la autora que se trataba de un concejo de montaña, con los conflictos propios con los otros conceyos vecinos por el control de los pastos, pero con un intenso aprovechamiento ganadero, ya en estos tiempos, que iría favoreciendo un poblamiento estable, sobre todo en la parte alta del concejo (el Alto Aller)

5. Época moderna: Fernando Manzano Ledesma

Más complicado ve este autor el estudio la vida allerana en otras 16 páginas, durante la Edad Moderna: mucha extensión de terreno, orografía montañosa, inviernos rigurosos, lugar de paso entre la vertiente asturiana y la meseta interior..., serían otras tantas circunstancias para que los historiadores hayan dedicado tan poca atención al concejo. Sólo el Catastro del Marqués de la Ensenada permitirá sacar unas cuantas conclusiones; su pequeña microhistoria particular. Se deduce, por ejemplo, que que constaba ya de 17 parroquias y 3 anejos, con una denominación semejante a la actual.

Entre los datos del Catastro, destacan los productos: escanda, maíz, arbeyos...; pero con una mayoría de suelo, más o menos montañoso, dedicada a los puertos, el monte alto, los pastos comunales... (un 70% del concejo); el resto del suelo cultivado, o aprovechado, se distribuía entre los huertos, las tierras de semar, los praos, algunos frutales... Entre las cabezas del ganado destacaban las oveyas, en proporción casi el doble que las vacas, y más del doble que las cabras; con muy pocos caballos y yeguas en proporción; de modo que la ganadería suponía la base económica de los alleranos por el s. XVIII adelante.

Y así va exponiendo Fernando Manzano en el resto de los productos y sistemas de producción que dieron vida a los alleranos de van casi cuatro siglos atrás: los molinos, los batanes, las teyeras, las ferrerías...; con los artesanos correspondientes: los molineros, los teyeros, los ferreros, los carpinteros, canteros, xastres, zapateros, madreñeros, texeores...; y otros oficios no menos importantes para su tiempo, como los escribanos, los cirujanos, los estanqueros...; o los clérigos y los párrocos.

Observa el autor que, por aquellas fechas, ningún vecino allerano vivía como jornalero del campo exclusivamente, pues siempre tenía que trabajar para la casa y la familia. Y, si ayudaba a otros, era sólo por la comida, pues era un trabajo de ayuda mutua, comunitaria. Existían los criados, que recibían comida y vestido; y, a todo más, algún salario anual. Gracias al Catastro, se puede conocer un poco más de la vida allerana por esos siglos ya modernos.

6. Época contemporánea: Joaquín Fernández y José Martínez

Ya en época más reciente y contemporánea, van recorriendo Juaquín y José Martínez los avateres de los alleranos durante los últimos siglos (24 páginas): evolución política, social, económica... Destacan del s. XIX la lucha contra los franceses, de la que permanece como símbolo de resistencia el santuario de Miravalles (iglesia bien conservada hoy); no obstante, deducen estos autores que "el pueblo llano de Aller se dedicaba a sobrevivir como podía, de espaldas a la política; y, si no había más remedio, emigraba" (p. 130).

En un aspecto más social, destacan la escasa nobleza, aristocracia, burguesía..., hasta que fueron llegando los inversores extranjeros, como los Tartière y otros empresarios nacionales en torno a las primeras minas. Se iba desarrollando también el comercio en el concejo, aunque más bien a base de pequeños establecimientos en los pueblos. Las clases medias estaban formadas por los hidalgos rurales, con cierta cantidad de tierras, criados y alguna cultura.

Luego, estaban los artesanos (los profesionales de los oficios), una especie de aristocracia obrera, que vivía relativamente holgada, aunque en muchos casos tuvieran que combinar su oficio con la ganadería y el cultivo de la tierra; finalmente, estaban los trabajadores manuales, que dieron lugar a los obreros industriales; una doble economía que habían de combinar entre el trabajo diario en el campo y en la industria minera, sobre todo. Fue la época de la intensa emigración allerana también: a Cuba, Argentina, Méjico... Cuando no caían las maletas al mar...

Ya en el s. XX, destacan ambos autores los lentos progresos alleranos, y las muchas vicisitudes soportadas durante la crisis de la Restauración, la Dictadura de Primo de Rivera, la Segunda República, la Guerra Civil... Sería ya por los años 50 y 60, cuando con los duros trabajos del campo y la mina (simultáneos, tantas veces) los alleranos, como tantos otros asturianos rurales, fueron consiguiendo trabajar y ahorrar algo, al tiempo que asistir a las escuelas, como era obsesión de padres y güelos. La llegada de la Democracia favoreció el desarrollo del concejo, con el aumento de la población en las villas mayores y en el Bajo Aller, al tiempo que descendía en los pueblos más pequeños y de la zona alta, cobre todo.

7. Patrimonio monumental: Joaquín Fernández y José Martínez

Muchos ejemplos, más o menos conservados, van citando los autores de las sucesivas épocas históricas. Por ejemplo, el antropomorfe del Moyón de la Corralá (en Polavieya, La Pola'l Pino), supuesto de megalítica, lo mismo que la necrópolis del Padrún (altos de Bo); diez castros inventariados en el concejo, pero sólo excavado el de Currietsos. De la arquitectura religiosa medieval: San Juan de L.lamas (857), San Vicente de Serrapio, San Juan de Riomera (Santibanes de la Fuente). De la arquitectura civil: la Torre de Soto, o La Casa de la Torre del Pino.

Ya en el estilo moderno, abundan más ejemplos: La Capilla de Santa Ana y otras cuantas, en Soto, Cuergo, La Brañuela, Escoyo, L.levinco, Miravalles, Vega, Petsuno, conforcos, Casomera...; como abundan las de arquitectura civil: La Casa Homera, El Corralón, El Palacio de los Arias-Prieto y un largo etcétera. Terminan los autores recordando toda una arquitectura más popular, tradicional, rural o urbana, religiosa o civil, que se contempla en estos mismos días, en ocasiones transformada con mejor o peor gusto, en ocasiones.

8. Tradiciones locales y etnografía: Joaquín Fernández y José Martínez

Otras pocas páginas quedan reservadas en la guía a las tradiciones locales y a la etnografía, una vez que la mayor parte del trabajo se extendió en los aspectos más geográficos, históricos, sociales..., del conceyu allerán. Unos apartados a la cultura material: casas, cuadras, horros, cabanas de las brañas; o a la alimentación popular en la casa y en los puertos de verano; la medicina popular, los remedios caseros, los fervinches, las friegas... Las fiestas y romerías, los mitos y creencias, la poesía y la música popular... O la misma variedad lingüística allerana, estudiada con detalle por Lorenzo Rodríguez Castellano..

9. Itinerarios y excursiones culturales: Joaquín Fernández y José Martínez.

Cierran las 226 páginas de la guía unos pocos itinerarios culturales, a modo de ejemplo por el conceyu y cordales limítrofes: Peña Mea, La Mota, El Picu Torres, Toneo, Nogales, La Fitona, La L.laguna, L'Esturbín..; en todos ellos queda trazado un itinerario con sus topónimos de paso, alturas, perfiles de la ruta, desde el punto de salida hasta el punto de llegada. Todos ellos, con alguna footo representativa de los parajes contemplados.

10. Bibliografía

Unas 125 obras bibliográficas citadas quedan recogidas al final del libro, una vez indexadas todas aquellas que fueron utilizadas por los autores en los sucesivos capítulos a lo largo de las páginas: una selección muy práctica para un mejor conocimiento del conceyu alleranu, en todas sus facetas; un verdadero documento multidisciplinar para futuras investigaciones y profundización en los diversos temas del gran paisaje milenario de Aller..

11. Material gráfico y fotográfico

Se suceden en la guía los diversos materiales aportados por cada autor para sus documentaciones en cada caso: mapas, fotografía, gráficos con estructuras diversas, cuadros, tablas, grabados..., que facilitan una lectura mucho más amena y popular (unas 200 en total).

Para concluir ya:

En fin, gracias también a la publicación del RIDEA (publicar en papel en estos tiempos no es nada fácil) disponen los alleranos, los asturianos, dentro o más allá de estas montañas, de un pequeño manual muy práctico, a la hora de conocer y seguir investigando el devenir del concejo desde tiempos megalíticos hasta estos mismos días. Tenemos entre la manos un denso manojo de capítulos que abre tantos paisajes sobre el terreno como campos de investigación se van sucediendo a lo largo de los distintos apartados.

Una guía que se suma, y complementa muy bien, a esa otra pequeña enciclopedia por capítulos que está desarrollando la Revista Estaferia Ayerana, con el saber más minucioso de Santos Nicolás y compañía, sobre la etnografía y la realidad allerana de antes y de ahora. Sin olvidar a Guillermo Fernández Lorenzo que, desde hace años, viene recorriendo los pueblos también con sus escritos locales: otra fuente de datos en unos tiempos que, en parte, serían irrecuperables ya; su libro Ruta por los pueblos de Aller es una buena muestra para llegar a tantas costumbres apunto de esfumarse para siempre. Y sin olvidar tampoco a Lorenzo Rodríguez Castellano, que algunos tanto estudiamos, por aquellos años atrás, en su famosa otra, La Variedad dialectal del Alto Aller. por la cantidad de palabras y costumbres tan comunes con el habla y los pueblos de Lena..

Gracias a todos y todas los que colaboraron con la idea de Juaquín. Y gracias a los diversos colaboradores del Ayuntamiento, en los que también el ilustre, y muy popular, allerano tenía puestas sus esperanzas para seguir sacando a la luz la historia más documentada de su conceyu entrañable.

por Xulio Concepción Suárez


Juaquín, más que satisfechu y gayasperu, el día de la fiesta La Brañuela baxo los altos del Puertu Vegará: con los sones del gaitiru y tamboretiru ente las cabanas, nun podía tar más contintu...

Anexo bibliográfico: obras citadas en la Guía