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Al frescor de las fuentes que fluyen
del Fontún
(Villamanín, León)
(VI)
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"Cuando me levanto siento el calor del sol,
y cuando vuelvo al campo
siento su verdor;
a mí, como a ti,
me da la claridad;
un ciego no vive en la oscuridad"
(José Feliciano).
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Practicando un poco el arte
de escuchar en un receso de la andadura:
de vez en cuando,
convién dir poniendo los puntos sobre las íes,
tamién nel campu abiertu...
Y ... algo yos-dirá quedando,
con la paciencia y estrategias de
Antonio, Raúl, Franc, Javi, Ana, Adela, Cristina, Alicia
...
De momento, y pa empezar,
leyendo los folletos previos
pa entender un poco mejor el monte y la andadura.
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Aunque pa dir al monte,
y sentir un poco menos los efectos
de la calisma,
o del cierzo de los altos
al filo de las cumbres,
hay que acordarse antes del agua,
de la chaquetina...
Pero en la mochila pesan, claro.
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"El alpinismo pone a prueba
la capacidad del hombre
para lograr aquello que parece inalcanzable.
Antes de conquistarla, una cima es sólo un ideal,
una aspiración que se alimenta de tenacidad y confianza.
Sólo quien está convencido de poder culminarla
dispondrá de fuerzas para llegar hasta ella"
(Francesc Miralles). |
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Y a disfrutar de los senderos
cavilando sobre el nombre de
los insectos, de las flores,
de las plantas, de los páxaros,
de las rocas, de los vientos...
cada uno y cada una
con sus huellas sobre el paraje
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O a valorar el agua
milagrosa en pleno estío:
el sabor doblado del manantial
a la falda de unas calizas,
justo con el sol del mediodía encima.
El sabor de las fuentes
del Fontún,
que por algo el monte lleva
el nombre
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"Cada dos pasos que damos hacia delante
nos veremos obligados
a dar uno hacia atrás,
porque los obstáculos
forman parte de la ruta"
(Francesc Miralles) |
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Aprendiendo un poco mejor
aquello de los turnos,
las esperas
cuando
tenemos más urgencias...
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Ya cuando columbramos
una collada alta,
a pesar del sol implacable
en la subida,
las buenas deportistas
(como Laura y Fanny),
quieren seguir hasta la cumbre
del Fontún.
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Un pequeño grupo de collacios
y collacias más decididos/as,
se animó ladera arriba
entre las peñas calizas,
hasta que nos llamaron pal bocata.
Como tantas veces,
las dificultades que imaginamos
sólo son fantasmas de la mente...
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Muchos detalles seguimos
observando en el descenso.
El secreto estratégico de la agalla
en el escaramujo:
también tienen su economía
las aviespas...
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Algo tendrá la amapola
que tanto saborea el mosquitu...
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"Ayer me porté mal con el cosmos.
Viví todo el día sin preguntar por nada,
sin sorprenderme de nada.
Realicé acciones cotidianas
como si fuera lo único que tenía que hacer"
(Wislawa Szymborska) |
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Por si alguien dudara
de la fuerza de las formigas:
quién sabe cuántas veces
estará intentando mover ésta solita
la pata del saltamontes...
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Probamos el sabor silvestre
de los bruseles:
aquellos frutos
a modo de grosellas refrescantes
que tanto apreciaban
pastores y vaqueros por las brañas.
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Y a comprobar el dulzor
fresco
y el aroma
dulce
de los bruseles:
otro arbusto a extinguir
si nadie lo protege.
Pero con cuidado:
tiene sus pinchos bajo las
bayas todavía rojas.
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Los aficionados a los fósiles
y a las vetas de las rocas
rebuscan entre las calizas
cualquier forma milenaria petrificada:
filamentos, ramas, capas superpuestas,
helechos...
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Guillermo y compañía
encontraron varios fósiles
para llevar a casa en las fotos
digitales y en la memoria.
Algunos trabayinos de aula
saldrán de estos recuerdos
para subir nota por el año arriba.
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En otras ocasiones
comprueban algunos la estrategia
de ciertas semillas
para protegerse
y dispersarse con el viento
al mismo tiempo:
reproducción casi asegurada
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Lo hacen también los repegones:
se pegan los animales,
y a otros agentes,
para transportar sus semillas a distancia
(zoocoria, hidrocoria, anemocoria,
antropocoria...
)
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Y, por fin,
a disfrutar un buen ratiquín
de la sombra perfumada
al borde del boscaje:
salgueras, oriégano,
oreganina...
La planta que sabe a pizza
(saltan algunos):
será al revés,
vamos, creo yo...
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O a escudriñar un poco el bosque,
para atisbar siquiera
algunos animalillos a la sombra
y al sesteo del mediodía:
algún páxaru carpinteru,
el picapinos, los esquiles...
Con tantu bulliciu,
nin se atreven
a gorgutar suquiera...
Nos limitamos a escuchar,
sólo por si acaso hubiera
algún despistáu...
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O a sentir en la piel
el cosquilleo de la ranita
que trepa brazu arriba:
y la niña disfrutando con
tan improvisada compañera de camino
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Y a sentir
entre las manos y en la cara
el frescor de las aguas
un día de calor.
"
Corrientes aguas, puras, cristalinas, árboles que os estáis mirando en ellas...",
que diría Garcilaso...
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Alguna mariposa,
medio camuflada en el color,
resiste mejor el calor de la siesta
en la orla del boscaje:
y sin inmutarse:
menos mal....
Procuramos dejarla seguir
entusiasmada con su flor...
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Finalmente, refrescados por dentro y por fuera en los manantiales que fluyen
con el nombre
del Fontún, desfilamos de nuevo al campamento, cavilando una vez más sobre los nombres del pueblu o conceyu de cada uno y cada una: Xixón, Cabrales, Veigadéu, Avilés, Uviéu, El Naranco, La Felguera, Cardeo, El Fontán, La Fresneda, Villamanín, León, Ponferrada, el río Duero
... Saboreamos un poco más la larga riestra de nombres
que vamos pisando y pasando,
ya desde bien pequeños. Y a lo meyor, vemos con otros güeyos el paisaxe en adelante.
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