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Etiquetas, tags: rutas didácticas, verano, ecológicas, interactivas, campamentos,
Una jornada ecológica:
sólo a estudiar sin rollos
el entorno
del campamento
(como manda la palabra)
(V)
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"Las ventanas han ido siendo sustituidas
por las pantallas, y se ha ido dejando de mirar la realidad de forma directa. La referencia de la realidad ya no es la observación directa de millones de ojos, sino lo que la pantalla dice"
(de la revista Ecologista).
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Pero con un ciertu orden:
hay yerba,
puede haber bichitos...
Porque cada uno tiene su territorio,
y nosotros íbamos de paso...
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El amor a la naturaleza
(y en la naturaleza):
pero sin flechitas,
ni corazones tallados
en ningún sitiu...,
por supuesto...
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Nin que se hubieran colocao
pa la semeya...
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Tanteando las piedriquinas,
los palos, las flores,
los pinchos de los espinos y de los artos,
los grillos, los saltamontes...
Leyendo con cuidado
la piel del paisaje.
Pero en sin molestar demasiao...,
que primero taban ellos allí...
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Escuchando al monitor:
lección primera del programa.
Saber escuchar
(y nun ye tan fácil...)
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El aroma del boscaje:
la humedad del hayedo,
el frescor de la altura,
la sombra del mediodía
en pleno estío.
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¡probes formigas...!
tendrán que aguantalos un poco...
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hasta descubrieron
florinas más raras:
disfrutando con el aroma en la andadura
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Nel casu las agallas,
enseguida los avisó Franc,
el monitor,
de que nun yeran florinas,
sino estratégicas protecciones
de las avispas
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Probando el mosquitu:
al final, nun picó.
Fue bien pacíficu...
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Y más contentas que en clase,
claro
:
hay que poner los cinco sentidos
pa enterase del prau.
pero como nun hay notas...
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Por supuestu,
la libretina siempre
a puntu na mochila,
pa cuando faga falta:
las descripciones, narraciones...
de Lengua;
los trabayinos de Ciencias Naturales;
una presentación en PowerPoint
pa Informática...
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Y con el olor refrescante
de la oreganina,
vamos baxando
poco a poco del monte
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Reflexión en grupo.
A la sombra de una alameda junto al río,
surgió el tema de la supervivencia en el campo,
sin más recursos que los que uno/a sepa buscarse.
Y enseguida, la pregunta:
¿cómo pudo sobrevivir
la niña camboyana perdida en la selva 19 años?
Estudia el caso el sicólogo ovetense:
Héctor Rifá.
Preguntas que fueron apareciendo:
-
¿Cómo pudo perderse la niña, si estaba cuidando ovejas? Se supone que conocía el terreno, habría ido más veces de pastora...
-
¿Se desorientó, no supo dar la vuelta, la raptaron otras tribus.., se escaparía de casa, nadie salió a buscarla porque ya eran muchos hermanos en la familia, tanto se habría alejado en poco tiempo?
-
¿Cómo pudo sobrevivir durante casi veinte años?
¿es una superdotada, conocía muchos recursos familiares?, ¿es simplemente inteligente, muy inteligente? En cambio, un primo suyo de 6 años, que iba con ella, desapareció hasta hoy.
-
¿Por qué no la comerían los animales salvajes, ni la ataracarían, la protegerían, incluso, se haría amiga suya?
-
¿Qué habría comido en ese tiempo, cómo sabría lo que era bueno y malo?
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¿Se habría puesto enferma alguna vez?, ¿en ese caso, cómo se curaría?
-
¿Tomaría leche alguna vez, se acercaría a las madres con las crías pequeñas?
-
¿Cómo se comunicaría con los animales?
-
¿Habría estado siempre desnuda, se vestiría de alguna forma contra el frío, las noches?
-
¿Cocinaría algunos alimentos, usaría el fuego?
-
Reflexión personal: ¿quién de nosotros/as podría sobrevivir casi 20 años en esas circunstancias? .
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Respuestas que se fueron aportando correlativamente:
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Se pondría nerviosa, se asustó por algo, y corrió a esconderse.... Cuando se dio cuenta no supo volver. También podría hacer fuego para que la vieran, quemar el bosque... Aunque entonces igual se quemaba a sí misma...
-
Viviría con una familia animal de acogida, como en el mito de Rómulo y Remo, los niños-lobo, el hombre-lobo..., de tantas leyendas, cuentos, películas..
-
Sobrevivió porque era muy lista: observaba a los animales, les hizo gracia para camelarlos, hacerse querer por ellos, jugar con ellos..., hasta que se integró en alguna manada de ciervos, lobos... .
-
Tenía que haber corrido siempre en la misma dirección: aunque anduviera miles de kilómetros, algún día saldría por la otra parte del bosque
-
No la comieron los animales porque les cayó en gracia, los cuidaba....
-
Sería muy fuerte, y haría como los animales para estar sana.
-
Tomaría leche de las madres cuando los hijos iban a mamar.
-
Se comunicaría por gestos, miradas..
-
Cogería ramas para vestirse.
-
Haría fuego con piedras y chispas.
- Nadie responde que hubiera sobrevivido como la niña. Imposible..., fue la respuesta generalizada lo mismo en pequeños que en mayores (entre 8 y 16 años)
Más informción en varias páginas web:
http://www.elmundo.es/suplementos/cronica
http://www.elpais.com/articulo/internacional/joven/selva |
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Actividades posibles para una actividad de clase más adelante:
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Una noticia: elaboración de una información breve con este tema, buscando algunos datos más por internet, algunos periódicos, revistas... Resumen divulgativo del hecho, lo más próximo posible a los datos conocidos hasta ahora.
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Una narración: relato imaginado de cómo sucederían las cosas encadenadas, una vez que la niña se perdió en el bosque.
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Un cuento: relato autobiográfico imaginándose lo que uno pensaría y haría una vez perdido en el bosque (todos los recursos empleados para sobrevivir).
-
Un debate en grupo (planteamiento y solución del problema) una vez perdidos, qué posibilidades habría de reaccionar. Y qué soluciones tomaríamos personalmente. Exposición y discusión en público.
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Una tabla comparativa: ventajas de la niña para que ella pudiera sobrevivir y nosotros, tal vez no.
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Con la lección de supervivencia de la niña camboyana
(Rochom Pngieng),
y con el aroma de unas cuantas plantas medicinales,
como el oriégano, la oreganina, el
brúncanu...,
desandamos el camino monte abajo.
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Ya con las cámaras y las libretinas
tapecías de fotos y notas,
damos nel campamento
otra vez, camín de la ducha.
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Una agradable andadura,
en un ambiente relajado de collacios y collacias,
tan gallasperos tul tiempu, en sin aburrise un rispiu.
Meyor, abondo meyor,
que ente los pupitres de clase.
En sin dudalo migaya...
Y para ver atarceder...,
un pequeño poema vespertino en la retina.
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Visiones en el crepúsculo.
"Pasadas las primeras luces del alba
de claro pinta la mañana:
hago encajes con las leves nubes;
emprendo viaje con el vuelo de los pájaros;
divago con la savia de las marchitas hojas;
me esponjo como la hierba que ronda el surtidor.
Pasa el silencio y me reconozco en lo que toca.
Con las últimas luces de la tarde
la mirada me lleva a otros avatares:
un perro callejero tira la litrona de unos jóvenes;
dos conductores acaloradamente se increpan;
alguien con aspecto de cansado pasa delante de un banco;
una ambulancia serpentea rápida por la calzada.
Y al aplicarme a ver soy consciente de mi grey.
(Imagino y siento, y doy gracias
por poder hacer míos los enigmas del crepúsculo)"
(Isabel Mendoza)
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Otros trabajos sobre el entorno:
Xulio Concepción Suárez
Didáctica del paisaje en las aulas Índice alfabético de materias |
