PREGÓN DE SAN XUAN EN LA CALEYA 2006
Palabras pronunciadas por
Avelino Llera,
en la Nuiche de San Xuan,
en La Caleya,
con motivo de la foguera.
23 de xunio de 2006.
Buenas noches, vecinas y vecinos de Lena, y bienvenidos a la foguera de San Xuan, una fiesta tan tradicional, en un marco con tanta solera como es La Caleya.
Un año más, y ya son siete consecutivos, gracias a la activa Asociación de Vecinos, se ha conseguido mantener viva la llama del fuego y, también, la de un encuentro por el que varias personas han trabajado con tanta fuerza como ilusión a lo largo de los últimos meses.
Vender rifas, preparar toda esta infraestructura y dejarlo todo a expensas de que acompañe el tiempo en un lugar como esta verde, aunque cada vez menos, región asturiana es una tarea tan sacrificada como en ocasiones poco agradecida. Por ello, y antes que nada, vaya desde aquí un reconocimiento a cada una de esas personas que ha hecho posible que hoy estemos disfrutando de una tarde noche plagada de atractivos. Homenaje que habría que hacer extensible a aquellas comisiones de fiestas de prau que, en ocasiones diana de inmerecidas críticas, siguen sacando adelante unas romerías que hacen que los pueblos de este concejo aún tengan vida.
Se me ha encomendado pregonar esta celebración y a buen seguro que no soy la persona más indicada. A quien les habla, por el mero hecho de ser periodista, se le presuponen ciertas virtudes y cualidades. Y, por supuesto, también se le achacan muchos defectos inherentes a la profesión. Pero si he de ser sincero, ni conozco a fondo la historia de este barrio, ni de sus gentes (ya me gustaría).
Ni tampoco sé demasiado acerca de un evento rodeado de un enorme misticismo como es la foguera de San Xuan. Personas como Bertha Castañón, convaleciente de una enfermedad de la que, afortunadamente, se está recuperando, para alegría de todos, el experto en toponimia y profesor Xulio Concepción, el estudioso José Carlos Alvarez, "Pepón d'Usebio", por mencionar tan sólo algunos, hubieran sido más apropiadas para asumir esta misión.
A mi me suele tocar estar al otro lado de la línea, entre vosotros, tomando nota, bolígrafo en mano, para luego contaros que tal o cual pregonero estuvo muy divertido o que aburrió hasta a las mísmisimas piedras. Creedme, con la disculpa de un pregón de por medio me he tenido que tragar mítines más políticos que los propiamente electorales, largos y pesados discursos, casi tratados históricos, y hasta las divagaciones de unos invitados que no sabían, como decimos en esta tierra, "por donde estaban revueltos".
Estoy plenamente convencido de que lo que los asistentes lo que menos desean en estos casos es ver a alguien dándoles pretendidas lecciones desde un escenario, sino que lo realmente importante en cualquier fiesta es la música, el baile, los juegos infantiles, los fuegos artificiales o la misma barra del bar.
Por ello me he propuesto ser breve, huir de esa tentación de los ilustres que siempre quieren sentar cátedra, y aprovechar esta oportunidad para hacer un llamamiento a la reflexión: es evidente que La Caleya ha sentado las bases para dar un paso más, para que sus rústicas viviendas y su tranquilidad se conviertan en un potente reclamo. En mitad del asfalto de una villa dibujada por grandes bloques de viviendas, coches, pitidos, ruidos... todavía se encuentra un espacio en el que se respira sosiego, adornado con su hórreo y esa fuente, hoy enramada.
El vecindario y la Administración deben apostar, conjuntamente, por presentar sus cualidades, en definitiva "vender" un lugar con unas características excepcionales, eso sí respetando su tipología y conservando toda su esencia. Acontecimientos como el concurrido "Mercáu Astur" o la Foguera nos ayudan a descubrir que estamos en un sitio "muy topaeru", que llama a quedarse, algo a lo que, sin duda, también contribuye la hospitalidad de sus gentes.
Qué no decaiga el trabajo de la Asociación de Vecinos, que nos veamos todos en un próximo Mercáu y que las brasas de esta foguera que muy pronto va a ahuyentar los malos espíritus enciendan los preparativos de la de 2007. Porque con noches como ésta La Caleya reivindica su protagonismo como un rincón hermoso de Lena.
Muchas gracias a todos por escucharme. O por soportarme, no sé. Y a disfrutar de la fiesta.
Buenas noches y hasta siempre.
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