En su conjunto, fue la nota común de los pueblos tiempo atrás, tal vez por aquella sabia intuición popular, por experiencia acumulada, o por necesidad a la fuerza

Tampoco había otru remediu, pocos alimentos se podían combinar pues no los había (demasiadas bocas a la mesa, y las maseras, los horros..., con lo justo para el año, que siempre parecía a las madres y güelas con unos cuandos días más).

Cuando se comía algo fuerte (platu fabas, xuan, chosco, tortilla...) se comía sólo eso a fartucar, si había pa toos. Un pizcu de carne con el pote, el cocido (chorizu, morciella, xuan, xuanicu...). De postre, un poco queso, una taza leche.... Y así, un día, y al utru tamién.

Con la misma idea, se elaboran con ansiedad numerosas dietas alimentarias: no combinar alimentos incompatibles (proteínas con hidratos de carbono, féculas).

Hay que restar hoy todo tipo de embutidos, grasas..., pues ni se queman físicamente esas calorías (depende del tipo de trabajo, por supuesto), ni tienen la calidad de los embutidos de antaño (xamón, chorizu, morciella...), de animales de casa, sin un pizcu de piensu compuestu: sólo castañas, farina d'escanda, centeno...

Los tiempos cambiaron, y la alimentación cambia a la fuerza. El casu ye nun mezclar...