"Poeta de tierras rimas,
vete a vivir a la selva,
y aprenderás muchas cosas
del hachero y sus miserias"
(Atahualpa Yupanqui)
La
ecología,
ciencia que estudia el entorno
(continuación 3)
Extracto del artículo
publicado sobre este tema:
"La alimentación en la casa'l monte y en las cabañas
de la montaña central asturiana ",
en Etnografía y folclore asturiano:
conferencias 2001-2003 (pp. 159-194).
Julio Concepción Suárez.
RIDEA. Oviedo. 2004
Real Instituto de Estudios Asturianos
Ver Bibliografía.
La palabra ecología: ‘el estudio del lugar habitado, el entorno’.
En este contexto el lugareño siempre fue un verdadero ecologista en sentido etimológico: griego oîkos (‘lugar habitado, casa’), más –logia (‘palabra, estudio, razón, tratado’), más –ista (‘agente, partidario, oficio de...’).
En definitiva –dice Corominas- ecología es “el estudio del lugar donde se vive o se halla algo”. Y el ecologista de verdad sería ‘el partidario del estudio del entorno’. No ‘el que ama el entono’, como se cree: no dice eso la palabra. Si a la vez analizamos el término estudio daría como resultado ‘el esfuerzo por conocer, razonar, aplicar las técnicas adecuadas’ sobre un objeto concreto.
Una esfueya, o esfoyaza
(del libro Las bellezas de Asturias, 1933)
En este caso, el ecologista trataría de ‘analizar, buscar, investigar, examinar, discutir, planificar...’ sobre el entorno habitado para tomar las decisiones más adecuadas, de modo que podamos vivir y sobrevivir en él de la forma más racional a corto, medio y largo plazo: vivir en nuestra propia casa de la mejor manera posible, individual y colectivamente.
El lugareño de la montaña era un verdadero ecologista porque sabía que tenía que vivir en su entorno y de su entorno: nada le iba a venir de fuera; por eso tenía que estudiar bien su medio para explotarlo tanto como para alimentar toda una familia más que numerosa; conservarlo de modo que el próximo año pudiera seguir obteniendo nuevos frutos; y planificarlo de tal manera que sus hijos y sus nietos pudieran seguir haciendo lo mismo (o algo más, a ser posible) muchos años después.
Predar: no-depredar
Por eso, el lugareño en su pueblo y en sus montes roturaba tierras, limpiaba los bosques, seleccionaba las mejores especies, injertaba, plantaba árboles, conocía las plantas, estudiaba los animales, cazaba para comer... Era un predador (no un depredador): tomaba lo necesario y planificaba para el año siguiente. Sabía que los productos para su casa sólo le iban a venir del contorno de su valle, de sus montes, de su región más o menos inmediata.
En Los Picos no hay nada con más futuro
que la revisión inteligente de la historia,
la modernización evolutiva de la cultura
y la rehabilitación del complejo mundo del pastoreo
(Jaime Izquierdo Vallina)"Qué triste llega el pastor
a la cabaña mojado,
todo lo disimula
si no le falta el ganado"
(copla popular)
que concretan y sintetizan los contenidos completos)