Costumbres, tradición, gastronomía, trabajos rurales, vida vaqueira, saber popular
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"Mamá, la ampola me ha dicho
que si voy a jugar con ella
entre los verdes campos.
Mamá, la amapola me ha dicho
que si voy a jugar con ella
a las montañas;
por no dejarte aquí sola, mamita,
no he ido con la amapola"

(Gemma García) .

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1. La poesía juvenil

Nota inicial.

¡Cuántas pequeñas poesías se pierden en las libretas escolares ya desde bien tempranas! En ocasiones, ni siquiera se pasan a limpio: se garabatean a escondidas, o aburridos entre clase y clase; o en la misma sesión de Literatura que se convierte en puro rollo; o en la anterior o en la siguiente a la espera del bocata y del recreo.

O se componen en un momento eufórico de enamoramiento quinceañero; o en otro desesperado por el fin de la aventura, o por una desgracia cualquiera.

Poemas con destino a la papelera tantas veces, por desgracia

El caso es que cientos, miles de poemas (antes más que ahora, ciertamente) se fueron perdiendo en las libretas de clase, en las portadas, en las contraportadas, en los márgenes..., de unas páginas ya atiborradas de fresecitas amorosas o desesperadas

O de posters pegados con los cantantes favoritos; o junto a otros papelinos que llegan al vecino o a la vecina de pupìtre en forma de avioneta, mientras el o la profe escribe en la pizarra (de tiza o digital, lo mismo da).

Habría que sumar, bien es verdad, esas poesías (y otros textos literarios) que se piden para subir la nota de clase: pequeños trabajos de casa, de ratos libres...,

Porque lo importante era la poesía habitada: vivir las palabras, en las palabras..., a la medida de cada uno o cada una

El caso es que los más creativos y creativas disfrutan expresando sus pensamientos y sentimientos, aunque en ocasiones adviertan de antemano, que ¡por favor! no se lean delante de la clase...

Por supuesto, que pasan sólo para subir la nota... Otros y otras, en cambio, tampoco tienen reparo en asoleyarlos.

Sirvan de ejemplo unos cuantos poemas (de más pequeños y medianos), bien es verdad también de alumnas en su mayoría. Son textos rescatados de esos trabajos voluntarios a modo de actividades añadidas.

O rescatados de algún forro de libreta; o entregados expresamente como fruto de las aficiones literarias personales. La Lengua y la Literatura bien entendida: leer, escribir, crear.

Hasta que esos preciosos poemas pasaron a los libros del Instituto: pues hasta los más célebres poetas, un día escribieron también sobre una libreta en cualquier pupitre

Estos textos fueron publicados en su mayoría en el libro: Seronda temprana. Ed. IES. Benedicto Nieto.. Y en otros libros y revistas que se fueron publicando después: Andecha Lenense, 25 Aniversario del IES Benedicto Nieto, etc.

Finalmente, algunos se fueron colgando en esta misma páxina web, o en otros blogs dixitales. Siempre se comienza por algo: otros poetas más famosos, como Machado, Lorca, Miguel Hernández..., y tantos otros y otras..., un día se sentaron en pupitres parecidos, mucho antes de sus famosos libros consagrados.

Muy agradecida, por tanto, la colaboración de todas estas y estos escritores en sus comienzos, que en ocasiones siguen añadiendo sus creaciones, años después de salir de entre los pupitres. Nota doblada.

Otro ejemplo

"Te busco en el silencio de la lumbre,
y al amparo caliente de la casa;
Subo arriba y no estás, y salgo afuera
a mirar con tristeza a los que pasan.

Te busco en el umbral de cada puerta
y en las cenizas grises de la brasa;
te busco por el mar de las pupilas
oscuramente dulces de las vacas.

¡Soledad, soledad de los pastores,
redonda soledad de las cañadas,
soledad una y sola, soledades
del páramo a la sierra y a la nada!

¡Llorad, hijos de Abel, llorad conmigo
tanta y tanta simiente malograda!

Bajaré a la bodega de los sueños,
andaré de mi sangre por las ramas,
te buscaré de sombra en sombra y solo
hasta dar con mis sienes en las canas.

En la majada de la luna llena
convocaré mis penas y mis ansias,
y esperaré que llegue tu persona
en el amanecer de un otoño oscuro.

(Remedios Rodríguez)

2. La prosa juvenil

Y uno más...

"Y cuando te canses de llamarme,
vuelve a llamarme otra vez.
Y cuando me llames otra vez,
no te canses de llamarme,
si ves que tus esfuerzos son vanos.
Y llámame otra vez,
porque quizás yo esté perdida
y no te pueda escuchar.
Y grita más fuerte, si ves que tu voz se debilita,
para que así mis oídos ciegos
puedan escuchar el eco de tu blanca compañía.
Y si ves que las fronteras
guardan tus mensajes,
no te entretengas con nadie,
grita más fuerte,
y, corriendo hacia mí, ven a buscarme.
Y si tus gritos impunes e incesantes,
bastan para que todos tus amigos te tachen de loco,
¡acelera la marcha!
y, como tal,
destruye los obstáculos que te impiden cobijarte en mi seno
pero . . . no te canses nunca de llamarme".
(Isabel Losada)

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