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tetrasquel:

DE LAS CALLES DE SAN MARTÍN DE TEVERGA
Y OTRAS SOLEDADES
Los últimos druidas
(III)

Serie de artículos
que el autor publica todas las semanas
en el diario de LA NUEVA ESPAÑA

por Celso Peyroux

Habla ya D. Juan Uría Riu de San Martín de las Arenas (concejo de Teberga) en un documento fechado el 14 de julio de 1494 sobre “Rasgo histórico-genealógico de la Casa de Valdecarzana”. Quiere esto decir que el núcleo rural administrativo, comercial y más habitado del municipio tevergano ha sido creado hace muchos siglos y que por ende tiene otros tantos de Historia.

La Historia la hacen los hombres y mujeres a través de los tiempos y nadie ni nada se puede interponer en los hechos reales, en el devenir y, sobre todo, nadie debería ocultar, tergiversar, ni trasgredir por capricho, dudosa información o por ignorancia los acontecimientos que fueron acaeciendo a lo largo de los años.

Hoy conocemos la Historia gracias a los historiadores, a los investigadores y a los cronistas “oficiosos” u“oficiales” (encontrándome entre los segundos mal que les pese a algunas y algunos). Esto viene a colación porque en el año que acaba de irse la Corporación Municipal del Ayuntamiento de Teverga fijó –y dejó de fijar- nuevas placas en el callejero de San Martín de manera arbitraria.

Cuando se toman decisiones de esta manera sin consultar a los cronistas y a quien entiende de Historia se comenten estos errores que quedan fijados para la posteridad. Los cronistas oficiales son elegidos -veinte escasos para setenta municipios y del que representa a la región nada se sabe de su nombramiento años después de la muerte del admirado Joaquín Manzanares; no gusta a los políticos que les saquen los colores y aun menos en tiempos de elecciones- para no como un título que adorne una pared sino porque se supone que han de ser útiles a la comunidad.

No obstante no somos convidados de piedra y sabemos en que se fundamenta nuestra ética y camino a seguir porque deberes y obligaciones no tenemos ninguno. No se tienen muchas referencias de los nombres de las calles de San Martín en la década de los veinte del pasado siglo. Sí se sabe que por aquel entonces el núcleo rural tenía dos calles: la principal que conduce a Valdecarzana y una estrecha que une la parte baja con el barrio de El Canto, donde se edificaron las primeras viviendas, se levantaba la ermita de San Martino y hoy se ubica la Casa consistorial entre otros edificios.

En el año 1928 el general Zubillaga, Gobernador Civil de Asturias inauguraba la unión de los dos núcleos a través de una bien planificada calle que se le terminó llamando la “Calle Nueva”. En 1932 La Corporación decide el“descubrimiento de placas con los nuevos nombres de calles de esta capital, entre ellos el de D. Emilio Alvarez Prida”.

Desconocemos los nombres del resto de las calles que se inaugurarían el domingo 13 de noviembre de aquel año pero sí sabemos que la plaza (hoy sin nombre) de la fuente de abajo se le denominaría la “Plaza Roja” así declarada por la Gestora Municipal en tiempos de la Guerra Civil y que la denominada Santiago García Fuente llevaba el nombre, según acuerdo plenario del 23 de febrero de 1937, de“Manuel Gonzalez Cienfuegos” “muerto heroicamente en defensa de la República”. Durante la dictadura del General Franco esta calle sería la del “General Sanjurjo”, “La Plaza Roja” pasaría a llamarse “General Mola”, la avenida principal “Generalísimo Franco”, mientras la del Diputado a Cortes Alvarez Prida perdía su nombre.

Durante la legislatura de la primera Corporación municipal democrática se acordó en Pleno el cambio siguiente: “Doctor García Miranda” por la de“Generalismo Franco”, la “Plaza de la Paz” por la de “Mola”, “Santiago García Fuente” por la de “Sanjurjo” y la de “España” en el Canto por la de la “Constitución” que así recuperaba su nombre del tiempo de la Republica. Otra pequeña calle, por la parte de abajo de las antiguas escuelas se llamaría la de “Angel Muñiz toca” como recordatorio a quien fuera el primer director de la Sinfónica de Oviedo por sus grandes vínculos con Teverga.

Hace poco tiempo y a petición de este cronista se denominó la de “Manuel Lombardero” a la calle donde está ubicada la Casa de Cultura, dentro de la urbanización “Praopalacio”.

El pasado año –queda dicho- la Corporación acordó cambiar el nombre de la“Plaza de la Constitución” por la de “El Ayuntamiento” (se ve que para la señora alcaldesa y los ediles es más importante “su” Ayuntamiento que la Carta Magna de todos los españoles; dejar sin nombre a la plaza de la “Paz” (en los tiempos que corren parace ser que tan hermoso término no tiene ninguna importancia para algunos); llamarle la “Calle Nueva” a la de Emilio Alvarez Prida (con un mínimo de conocimientos habría que reconocer en esa persona -un liberal y un gran demócrata que amaba su concejo- que fue elúnico Diputado a Cortes que tuvo Teverga; y nombrar la carretera que conduce a León avenida de “Puerto Ventana”.

Con los grandes vínculos que siempre tuvo Teverga con sus vecinos babianos, bien se les pudo haber ocurrido“Avenida de Babia” o de “León” o de “La Meseta”.

Por último se insta a la Corporación Municipal a poner en práctica las siguientes consideraciones: un letrero en las entradas a la población con los siguientes caracteres “Villa de San Martín”; que la Pedrera pase a denominarse “Avenida de Valentín Escobar” y la plazuela de la colegiata,“Plaza del arcipreste “José F. Reguera.

En efecto, por real decreto de Alfonso XIII y siendo ministro de la Gobernación Joaquín Fernández Prida (1865-1943) se otorga el título de “villa” en los siguientes términos “Queriendo dar prueba de Mi Real aprecio al pueblo de San Martín de Teverga, provincia de oviedo, por el creciente desarrollo de su agricultura, industria y comercio y por su constante adhesión a la Monarquía vengo en concederle el título de “villa”. 22 de abril de 1920.”

Fernández Prida estaba íntimamente vinculado a Teverga y habiendo sido Diputado a Cortes, de filiación “maurista”, ministro de Gracia y Justicia y de la Marina. Valentín Escobar obligó durante la Guerra Civil, pistola en mano, a un grupo de milicianos a retirar las cargas de dinamita y bidones de gasolina que se habían dispuesto para dinamitar la colegiata de manera inminente.

En fin, a D. José Fernández Reguera se le debe –a finales de la década de los años veinte- la inauguración del colegio de segunda enseñaza por el que pasaron numerosas promociones desde aquel entonces hasta el pasado año. Es decir, casi ochenta años al servicio de la educación y de la cultura.

Ya ven. No tiene ningún mérito ser cronista –en este caso oficial- más que el de dejar los acontecimientos de la Historia –de manera neutral y como acaecieron- para las generaciones venideras por aquello de que el pueblo que no conoce su Historia está obligada a repetirla. Y de todas las Historias -en palabras del poeta- la de España fue la más trágica.

Ver Los últimos druidas (I)

Ver Los últimos druidas (II)

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