Costumbres, tradición, gastronomía, trabajos rurales, vida vaqueira, saber popular

Palabras clave, tags: variante Payares, AVE, contaminación, despilfarro, manipulación

"Adiós, ríos; adiós, fontes;
adiós, regatos pequenos;
adiós, vista dos meus ollos....

Miña terra, miña terra,
terra donde me eu criei,
hortiña que quero tanto,
figueiriñas que prantei,

prados, ríos, arboredas,
pinares que move o vento,
paxariños piadores...,

amoriñas das silveiras
que eu lle daba ó meu amor,
camiñiños antre o millo,
¡adiós, para sempre adiós!"

(Rosalía de Castro)

.

Antes d'espiazar y esbaratar...,
igual convenía tantiar, palpiar, mirar un poco...
(el paisaxe, las montañas nun son feudos privaos de naide)

Otra vez en Lena la historia de una variante,
y la variante de una misma historia,
sin aprender de los errores
tampoco ahora

Primera Parte

por Xulio Concepción Suárez.

(Las palabras que siguen
son el resumen de algunas entrevistas
para radio, prensa y TPA
sobre el patrimonio cultural y mediambiental lenense,
realizadas en los últimos meses
con motivo de una serie de obras
más o menos recientes realizadas por el conceyu).

Nunca hay un mismo paisaje (I).

Cada mañana que salimos al campo, cada día que volvemos a casa tras alguna escapada a otra región, podemos leer un paisaje diferente: primavera, otoño..., sol, viento, día de lluvia, día anublinado, día de otoño y de retoños aserondaos... Es el mismo paraje de aquella última mirada, pero un poco transformado por los agentes naturales según las estaciones del año.

Y así podemos refrescar la andadura con las flores más tempranas de las prunales en marzo; con las paciones de verde intenso por abril y mayo; o con las cerezas rojas que apicalban a lo largo del estío; con el aroma de la yerba segada a punto del payar; el tacto fresco de la nublina ciega al mor de la cabana;con el canto esquivo de las ranas invisibles al borde de una laguna. O en un día de nevada, con todo el paisaje blanco, salpicado de acebos, yedras y calizas grisáceas.

También podemos encontrar los efectos del invierno o de una airada, un hinchente, unas lluvias torrenciales a destiempo: un aine, una balancha, un argayu, una fana. O una cabaña derruida, un vaqueru o vaquera menos en la braña, un lugareño o lugareña que se fue para siempre de su pueblo. O un bosque con unas cuantas fayas menos tras el último incendio, ocasional o motivado. Siguen siendo los agentes naturales muchas veces los pintores del paisaje. Y con un vaqueru o pastor menos en la mayada, tampoco es el mismo paisaje del verano pasado: de ninguna manera.

Un paisaje milenario (natural y social), puede ser arrasado en poco más de un par de horas (como en tantos casos...)

Pero en ocasiones son otras las causas del cambio. Podemos topar de frente con una espigada antena de fierros y ferranchos nel picu d'un castiitsu; una pista nueva trazada al azar por la oxa arriba; unas máquinas a destajo en la pradera, escupiendo tierra a diestro y a siniestro. Hay otros agentes que también transforman un paraje con mejor o peor suerte.

El caso es que en cada vuelta al mismo punto de partida podemos encontrarnos, aún sin pretenderlo, con una mirada diferente. Y esos cambios se producen bastante más rápidos que los estacionales del momento. Una máquina, un hombre o muyer encaramados en una cabina con brazos y patas a destajo, pueden destruir en unas horas todo lo que construyeron los astures, los romanos, los lugareños y los agentes naturales durante muchos milenios: una peña, un castro, un mosaico, una braña, un hayedo, una calzada romana, un grueso tejo de años incontables. Pueden destruir todo un paisaje milenario, tallado lentamente por muchos seres vivos para poder sobrevivir en el tiempo.

Con una simple pregunta pa empezar.

En fin, el hombre y la mujer, los agentes humanos, con proyecto o sin proyecto, formamos parte del paisaje. A la vista está, y late en la conocida pregunta, no por exagerada menos coherente: ¿será posible que el único animal del cosmos que no hace falta absolutamente para nada en la naturaleza sea el ser humano? ¿Será la cosa un poco exagerada?

Es decir, ¿la vida vegetal y animal seguiría su curso exactamente igual, o mucho mejor incluso, sin humanos que con ellos? ¿será la cosa tan seria, o será más bien pasase un poco en las sospechas? ¿seguirían creciéndose y multiplicándose las plantas y los animales con mayor libertad, si no estorbaran los humanos? ¿estarían los bosques, las montañas, las aguas, más limpias y sin contaminar? ¿habría tantos incendios? ¿habría tantos muertos de un sólo fogonezu y a la vez? ¿Será la pregunta tan fuera de tono y de contexto...?

Muchos siglos de paraje destruidos en unas horas a destajo

A modo de ejemplo pa reflexionar un poco, y para comprobar una vez más tantas acciones predadoras o depredadoras sobre un paraje (depende del color de las gafas de caún y de caúna), fue llegando el mes de agosto a los parajes de Lena: el mismo mes llegó para todos los conceyos, pero en algunos dejó más huellas que en otros. Aprovechando los días de calor (los pocos que hubo), se apresuraron las garras del AVE (no de un ave cualquiera, ciertamente) a desgarrar la piel del Güerna, una vez más.

Comenzaron las obras de la mal llamada variante del Pajares : será del Huerna, en todo caso (del Güerna, con precisión). Del mismo Huerna que ya sufrió una Autopista, poco menos que privada, hace unos años (tal vez, habría que evitar por lo menos los sinsabores del nombre). Y había que apresurarse en los comienzos, porque las garras de estos AVES, con los barrizales del invierno, nun puen trabayar con placer a boca abierta: nun se defienden bien pa esmagutsar sus presas sobre el barro. Hay que forzar los motores tul verano pa invernar satisfechos cuando nieve...

Y comenzando esta vez por la misma Villa Romana: Mamorana.

Y así se empezaron a desgarrar otra vez los paisajes del Güerna (antes fue con la Autopista), emprecipiando esta vez per bastante más abaxo: pe La Pola mesmo, pe la villa romana de Mamorana, pel Castiellu de La Vega'l Ciegu, pel Curuchu, pel Ronzón. Por esto, en adelante, el paisaje lenense de cualquier mañana al romper el alba, ya nunca va a ser el mismo de ayer por la tarde, ni el de la última primavera, ni el del último verano. Y no será precisamente por las estaciones del año.

Otra vez un mismo espacio en la montaña central asturiana vuelve a ser transformado, como tantas veces en las últimas décadas: Autopista Uviéu a Campomanes, Autopista del Huerna, efímeras explotaciones mineras a cielu abiertu por los altos de La Carisa, Gaseoducto del Payares, minicentrales eléctricas estratégicamente colocadas sobre castros y castietsos documentados, linias de Alta Tensión sobre hayedos impecables, antenas de Radio y Televisión, Móviles...

Y todas estas obras y otras parecidas se podría haber hecho (por unos conceyos o por otros), pero también se podían haber hecho bien: la historia de un paisaje nunca comienza una mañana cualquiera con un papel en la mano y con la llegada de una máquina. Y suele tener personas, plantas, aguas, vestigios milenarios, animales...

¿Predar o depredar?

Por esto, y siempre con el único criterio de la disyuntiva verbal (predar o depredar), seguimos con la duda en la elección de la palabra adecuada para este caso: ¿se toma del medio natural lo necesario, lo justo, lo imprescindible para seguir viviendo, progresando, mejorando el entorno social, tecnológico, medioambiental? ¿Se hicieron los estudios previos y sondeos para para no destruir innecesariamente los componentes anteriores del patrimonio local?

¿En el caso ineludible de tener que destruir un paraje histórico, se salvan los vestigios con los medios previstos en el proyecto? ¿Se ofrece un ejemplo educativo de cómo el progreso ('camino hacia adelante') no significa destrucción a destayu?

En esta hipótesis, la palabra adecuada sería predar , predación : los seres vivos predan cuando comen lo necesario para asegurar de forma sostenible una existencia acorde con el entorno que habitan. Fue la preocupación campesina de siempre: " si cortamos toas las fayas del monte dafechu, en munchos años nun vamos facer más madreñas; será meyor dir cortando y dexando al tiempu ...; cortar sólo las que fagan falta pa esti inviernu" (de caxón, vamos...)

Ahora bien, por terminar con la disyuntiva, ¿se toma del medio que se divisa todo lo que me estorba para que vayan más aprisa los motores a destajo? ¿No se hacen proyectos previos de estudios del paraje porque son caros, necesitan especialistas, llevan tiempo y euros, sabemos que puede haber (que hay) vestigios históricos y me van a parar las obras? Ahí habría que colocar delante un prefijo: de-predar, de-predación .

¿Pues, en un proyecto público, por qué se oculta el final de obra? ¿A qué se van a dedicar los terrenos expropiados, una vez que ya no se usen como vertederos, almacenes de materiales, oficinas...?

Y lo que aún es peor, ¿se hace un proyecto final de obra de forma que los suelos deteriorados puedan volver a sus dueños y a la producción rural, una vez que los espacios utilizados por las máquinas y oficinas quedan abandonados entre chatarras para abono de las zarzas? ¿o no se hacen proyectos fin de obra (no se publican), ni se dice para quién van a ser los espacios arrebatados a los lugareños, porque así van a quedar, sin más, como donaciones por la fuerza al gobierno de turno?

¿O más bien será que se trata de una maniobra hábil (pero mal disimulada) para expulsar a los propietarios rurales de sus fincas a precio de limosna, y luego regalar a los amigos esos espacios expropiados, en forma de suelos millonarios para chalecitos, segundas residencias, campos de golf, hotelitos rurales subvencionados a los trepas de turno, etc. etc.?

Porque todo sería compatible en equilibrio: lo dice la palabra ecología

La disyuntiva verbal, con esa falta de estudios previos, y esa misteriosa ausencia de Proyecto fin de obra (no se hace público a pesar de las protestas), va quedando perclara ( pernidia , vamos): en los tiempos que corren, enfermos con tanta fiebre de ladrillo y pelotita, la palabra depredación asoleya bien su etimología: del latín praeda (robo, saqueo, pillaje, usurpación, extirpación, lucro, aprovechamiento innecasario) con el prefijo citado de destrucción. Sólo es una etimología de diccionario: qué se va a hacer... (y para algo están los diccionarios, claro...).

En fin, por seguir en este caso con el nuevo paisaje lenense del Güerna, a la vista de todos y todas por unos cuantos años en perspectiva, recordemos acciones semejantes que se podían haber evitado o mitigado, simplemente poniendo los cimientos antes de colocar apresuradamente el teyao. Y eso ya rompe la palabra eco-logía : estudio del medio habitado (así de sencillo y todo). Pero estudio, claro. Y así, las cosas podrían ser compatibles.

Como si tampoco hubiera otras cancietsas nin portietsos más que éstos

Porque cuando hay que hacer obras necearias, hay que hacerlas, por supuesto: ya se sabe que el progreso es ‘camino hacia delante'. Y no resulta muy estratégico oponerse a un camino de futuro. Pero ello tampoco implica una carta oficial en la mano para el saqueo de guante blanco, y la colonización impune del paisaje asturiano a cambio de unas limosnas. Expropiaciones públicas con fines privados: según se sospecha, los lenenses igual no van a recibir a cambio ni la parada del AVE en La Pola.

Y, en todo caso, con parada o sin ella ¿qué beneficios van a recibir los lenenses a cambio de haber destrozado tantos valles, praos y sembrados de los pueblos? ¿el sacrificio del conceyu va a ser rentable para los vecinos de los pueblos, o sólo para los turistas sobre raíles directos a Uviéu, Xixón, Luanco...? ¿Van a tener los vecinos de los pueblos el billete gratis pa un tren que circula gracias a sus propias tierras expropiadas por cuatro euros? (dicen que igual puen llegar a cobrar hasta un euro el metro cuadrao...) ¿O van a poner la finca y el billete, como si de extranjeros en su propia casa se tratara?

Por la otra ladera del Güerna, esta vez

El caso es que ahora le tocan los destrozos a la otra ladera del Güerna (en los años 80 fue la de la Autopista, la de Carraluz y Piñera). Esta vez le toca a toda la fastera y fondo de la vaguada entre Campomanes y Los Pontones. Pocos datos más hacen falta para atestiguar que, no ya la puerta, sino toos los cancietsos y cancietsas, purtietsos y purtietsas, mayores y menores (y hasta la saltaeras de los atayos) nun tienen per ónde catar buxíu, na más que pel conceyu Tsena.

Durante siglos y milenios atrás, las entradas a la región asturiana se habían diversificado (se habían repartido las entradas): vía somedana de La Mesa, camín francés por Teverga, camín francés por los altos de Trobanietso, calzá romana de Sanisidro, calzá romana per Ventaniella, El Pontón, Tarna... Las grandes vías de comunicación con la Meseta habían elegido paralela o sucesivamente muchos valles para llegar a las costas de Xixón, Villaviciosa, Uviéu o Avilés. Y buenos servicios y beneficios que compensaban a lugareños y viajeros, con tantas paradas en cada pueblo. Se dice que el AVE nun va a parar ni en La Pola...

Una vez más, las cargas sobre las mismas albardas

Se diría que hoy, con las tecnologías más avanzadas, no hay manera de diversificar las cargas (recargas y sobrecargas), siempre en los mismos parajes de montaña. O tal vez, ningún conceyu las quier pa sí, pues no van a traer beneficio alguno añadido a largo plazo (antes había muchas ventas y posás a lo largo de una carretera o vía del tren).

La experiencia está a la vista: la Autopista nun dexa hoy más que royíu. Y la franja del Gas, cubas de cemento recubiertas de cascaya, y talas de hayedos o de acebales. Los cables eléctricos al aire (siquiera podían dir enterraos) no producen un euro por los pueblos que pasan; las autopistas a 120 (pe lo menos) no se detienen en posada, casa rural, venta ni restaurante alguno... Queda el consuelo de algunos puestos de trabajo (muy efímeros y escasos), algunas comidas, viviendas arrendadas..., mientras duren las obras. Y luego, se acabó. Algo es algo, no obstante.

En resumen, que como las nuevas expropiaciones del paisaje no traen beneficio a largo plazo para los lugareños de los pueblos que perforan o desgarran, se diría que ningún conceyu las quiere para sí, y todas las echan en el saco de los paisajes lenenses. Se suma la circunstancia de que los espacios expropiados con fondos públicos se explotan luego para las arcas privadas con el mal disimulado eufemismo de las concesiones: la res pública al servicio de la privada. Con el ejemplo de La Autopista (y el peaje creciente cada año), sobran más comentarios.

Incluso en el supuesto del paso ineludible, ¿cómo se va a compensar a Lena por tanto paisaje productivo expropiado y destruido, una vez terminadas las obras?

Los hechos precedentes podrían servir para aprender: pasaron más de 20 años que se terminó la Autopista del Huerna y se sigue negando compensación adecuada al conceyu de Lena: ni exención de impuestos, ni autopista gratis, ni una renta anual, ni compensación alguna por el derecho de paso (antes, por lo menos, había derechos de portazgo, de montazgo, consumeros...). Algo siempre sería menos que nada.

En el caso del AVE, ¿se compensará al conceyu con mejora de las carreteras rurales, mejor acceso a las Nuevas Tecnologías, Internet para todos en los pueblos de montaña, nuevos Centros de enseñanza en sustitución de los antiguos, nuevas instalaciones deportivas, preferencia para unos cuantos puestos de trabajo relacionados con las vías del tren (puestos indefinidos), alguna industria con destino de productos a este tipo de comunicaciones viales? Por el momento, con la citada ausencia del proyecto fin de obra, tampoco se conoce compensación alguna por el impacto de las futuras vías del tren.

Sin remontarse mucho en el tiempo ahora

Con todo ello, una nueva mirada al paisaje lenense (al siempre bucólico, variado y entrañable paisaje lenense), no puede menos de recordar la serie ininterrumpida de acciones que parecen tener a Lena como monopolio de paso entre la Meseta y el mar. La cosa viene ya de antiguo, por lo que no es el caso ahondar más ahora. A modo de ejemplo sirvan unos cuantos:

    • Vía Pecuaria de Pindietsa.

    • Vía romana de La Carisa.

    • Calzá romana de La Frecha.

    • Camín Francés del Payares (Camín de los peregrinos): ruta de verano.

    • Camín Francés del Payares (Camín de los peregrinos): ruta de invierno.

    • Camín Francés del Güerna: ruta de verano.

    • Camín Francés del Güerna: ruta de invierno.

    • Vía de la Plata (la balata)

    • Camín de los carreteros.

    • Carretera del Payares.

Sólo a modo de ejemplo

No obstante, el mayor deterioro de este entorno lenense se produce más intensamente a partir de los años sesenta, por el aumento destructor de la maquinaria, y la ausencia casi generalizada de proyectos previos sobre el entorno patrimonial (histórico, mediambiental, socicultural, agrícola, ganadero...) de las zonas expropiadas. Algunos ejemplos:

1) Vía Romana de La Carisa.

Fue el comienzo antiguo de las comunicaciones más organizadas por Lena, y el símbolo reciente de los mayores desperfectos al patrimonio local, en unos tiempos ya con suficiente información escrita para haberse documentado y evitado tanta depredación evitable. Ello resulta paradógico en un momento en el que empezaban a asoleyarse tantos términos huecos en bocas políticas y municipales: desarrollo sostenible, impacto medioambiental, ecología y medioambiente, turismo cultural, turismo sostenible.. .(pura realidad virtual, sin más eufemismos, léxico vacío de un márquetin puramente electoralista y hueco).

Las pistas para las minas a cielu abiertu.

En todo el entorno inmediato de La Carisa, el patrimonio lenense viene sufriendo innecesariamente los desperfectos ocasionados por cualquier aventura pasajera sin sondeos ni estudios previos elementales. Así, allá por los años 80 la especulación con las subvenciones a las explotaciones mineras terminó por abrir numerosos chamizos en los cordales de La Carisa (puertos de verano con cabanas, brañas...).

La aventura chamicera duró el tiempo justo para cobrar la subvención, y ni siquiera se detuvo a cerrar las bocaminas, o a recoger la cantidad de chatarra, fierros sueltos, uralitas y cementos que siguen semienterrados en cualquier arroyo o bajo las ramas de los hayedos. Los morrillos rodando por las camperas de las brañas son un triste espectáculo a la vista del mochilero.

Pero el efecto más lamentable que hoy rompe el patrimonio de Lena, es la destrucción de gran parte de la misma caja de la Vía Romana de La Carisa, en un tramo de unos 30 km, sobre los 40 y pico de la calzada en su conjunto desde la ladera de Pendilla hasta Ujo.

  • Palas y bulldozer sobre los empedrados romanos .

Efectivamente, para abrir las pistas a las explotaciones mineras, los pequeños aventureros de los chamizos (conscientes o no del patrimonio romano), queriendo o sin querer, con permisos o sin ellos, con proyectos o a calicatas, el caso es que no tuvieron mejor idea que aprovechar los 3-4 m de caja abierta por los romanos para meter sobre ella las palas y los bulldozer, ensancharla, ahondarla en algunos tramos, taparla en otros, echar tierra y grava sobre las pedreras antiguas..., tapar mayaos, derribar cabanas...

Si nadie les previno antes –nos decían en algún caso- no tenían por qué saber ellos lo que estaban destrozando... (y no les faltaba algo de razón). Los hechos fueron denunciados en su día al Defensor del Pueblo en Madrid.

En definitiva, por unos y otros descuidos, de la vía romana de La Carisa sólo se conservan hoy pequeños tramos sueltos, allí donde no había una bocamina, o donde la calzada daba algún rodeo, o cortaba por algún atajo que no interesaba para los camiones más pesados. Las consecuencias fueron ya del todo contaminantes, pues los errores en los mapas fueron definitivos: algunos suelen trazar la vía siguiendo el curso exacto de la pista minera, lo mismo por la vertiente lenense que por la cara allerana.

Y el mismo error se sigue manteniendo en los trabajos en torno a los montes de Currietsos actualmente. Mientras tanto, los tramos auténticos de la calzada se esfuman cada año entre las zarzas, o terminan por enterrarse del todo en las sucesivas obras y pistas que hoy rodean cualquier finca para mayor comodidad de los propietarios. Una vez más, la inesistencia de proyectos previos a los permisos y a las obras, sigue desdibujando el patrimonio lenense.

  • O el Dolmen de Padrún: el Cementerio de Carabanés.

Dispersas entre los felechos y gorbizos sobreviven de momento las grandes piedras talladas que formaban el recinto megalítico del Dolmen de Padrun : el Dolmen d'Espinas, el Cementrio de Carabanés, según que informen los lenenses o los vecinos alleranos. Con un nombre o con otro, las palas de la pista entre Carabanzo y Carraceo no supieron detenerse a tiempo y destruyeron parte de la campa bajo El Picu Padrún, al tiempo que dispersaron las grandes piedras, derribaron las que estorbaban, y taparon las que tuvieron peor suerte todavía. Algunas, plantadas hasta la fecha, o tumbadas en el suelo, sobreviven de milagro.

Todos estos daños a la Vía Romana de La Carisa ya fueron denunciados en su día ante el entonces Defensor del Pueblo en Madrid, Torcuato Fernández Miranda, de quien en sucesivas cartas intercambiadas constan las amables respuestas y su interés por la solución de estos problemas, a pasar de que una vez consumados los hechos, ya poco se podía hacer también entonces.

2) Vía de RENFE por Payares.

Era inevitable, eran otros tiempos, no había medios para demasiados sondeos, el caso es que las vías del tren rompieron sin más contemplaciones lugares como La Iría Vidrieles (El Fabón): justo la parte fondera de las tierras sembradas, donde medio siglo después se extrajo el Mosaico de La Vega'l Ciegu (hoy en el Museo Arqueológico de Oviedo). No se conoce ya la parte que habría sido destruida entonces bajo Mamorana, de la que hasta la fecha sólo se salvó el mosaico. Con esta improvisación, el mosaico vivió un milagro.

  • La Villa de Memorius: Mamorana.

Paradógicamente, por el mismo entorno de la Villa Mamorana, ahora sobre la tierra del Mosaico, vuelve a pasar otra versión modernizada de RENFE (más de siglo y medio después), con las mismas prospecciones previas: ninguna que se sepa, o que se haya publicado. Si algo se encuentra, ahora como antes, tierra encima, para que nadie venga a asoleyarlo y a parar las obras, las máquinas, los plazos para cobrar, las prisas para las inauguraciones... Demasiado caro y engorroso. Tapar y seguir palante ("tira que libras", dicen los guajes ahora), que por cuatro piedras no se va a detener un AVE tan grande.

Los ejemplos podrían multiplicarse con tanta obra realizada a hechos consumados. La Villa de Corneyana, el lugar del Castro y Corros, justo sobre Salas y Malveo respectivamente, el mismo Castión del pueblu de Campomanes, son otros de los topónimos que atestiguan entornos históricos, en los que las vías del tren y las canteras correspondientes para la piedra sólo dejaron los nombres para contarlo.

3) Ensanche de la carretera del Payares.

Recuerdan los mayores de hoy que allá por los años setenta, se destruyó La Campa Santacristina: un pequeño rellano a lo fondero de La Senra (frente a La Frecha), donde se encontraron varias tumbas, tal vez en relación con el monasterio de Santolaya (bajo Herías). Las máquinas echaron tierra encima sin más contemplaciones, ante los ojos impotentes de los obreros de picu y pala, que sólo pudieron asoleyar por los pueblos los hechos, sin más consecuencias. Tierra encima, silencio, la carretera terminada, y los coches a pasar por encima de las tumabas hasta la actualidad: nadie va a levantar el asfalto ahora, por supuesto.

  • Santolaya de Renueva :

Un poco más arriba de La Frecha, en Renueva, se recubrió de tierra para el ensanche toda la finca de Santolaya, sin más prospecciones previas: el topónimo tampoco significó nada para los responsables de las obras.

4) Autovía Uviéu Campomanes.

Los destrozos más significativos tuvieron lugar en El Castiechu Villayana: un recinto castreño documentado por José Manuel González y por otros investigadores como Carmen Fernández Ochoa. Se citan en los documentos algunas monedas de la época de Claudio II.

Las obras de la Autovía dejaron El Castiechu como está hoy, tajado al medio de arriba a abajo: la parte del túmulo que da al oeste, las tumbas encontradas, y algunas corras en piedra, fueron cortadas de un tajo, y el picacho cónico partido justo a la mitad. Las corras y la otra cara del túmulo que dan al este aún sobreviven allí para recordarlo entre los vecinos y los topónimos.

5) Autopista del Güerna.

Otra obra hecha tan aprisa que, por ahorrar en tiempo y cuartos, hasta se pasó justo sobre las casas y teyaos de Campomanes: un estudio elemental previo de Imapacto Ambiental (tan cacareado siempre) habría detectado que, sólo a unos metros bajo el viaducto, duermen los vecinos en sus habitaciones de siempre. Cualquier camión cisterna desbocado Peaje abajo se empotraría sobre las cocinas de los vecinos, o sobre los dulces sueños de la media noche.

Los beneficios de la autopista para los vecinos de los pueblos en todos estos más de 30 años fueron los previstos: ninguno (los coches pasan, no paran en Campomanes, en La Pola...). El colmo del desprecio real por los vecinos de los pueblos de montaña (muy pocos a la hora de votar) está en un dato lamentable: los ganaderos tienen que pagar diariamente el peaje para ir al puerto ( pagar pa riba y pagar pa baxo –dicen medio resignados, medio indignados, los vaqueros).

Pagar diariamente si quieren subir a cuidar sus ganados: por supuesto que al final del verano, lo comío por lo servío , y poco más. Se suma la circunstancia de que la Autopista cortó los antiguos caminos al puerto, de forma que hoy tendrían que dar muchos rodeos para llegar a las cabañas de siempre (caso de L'Ablanea, Vegasna, Praogrande...).

Sobre todo el hecho simboliza el desprecio calculado a la ganadería, a la agricultura, a los ganaderos... Las ganas de que se extingan cuanto antes, una vez que los paisanos y paisanas mayores que van quedando, vendan su ganado por no poder atenderlo ya. Los ganaderos jóvenes no parecen preocupar a los políticos, más que cuando hay elecciones, con sus promesas virtuales.

Xulio Concepción Suárez

Paso a la Segunda parte del informe (II)

Más sobre la Variante de Pajares:
La Plataforma el Mesqueiru

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