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La lectura toponímica de un paisaje:
Siero, sin ir más lejos (en PDF)

En nuestros paseos a diario por caleyas, calles o montañas, o con nuestra vista tendida desde la ventana de casa, contemplamos un paisaje toponímico de nombres que, tantas veces, bien recordamos desde la infancia: fincas particulares, praos, pastos de montaña, picos, peñas, rocas, ríos, regueros... Cada uno tiene su nombre, o tenía, pues también vamos viendo que alguno se nos olvida, pues se usa menos; va quedando entre los bardios aquella pequeña finca que fue sembrada no hace tantos años todavía.

Y, si cruzamos las camperas de una braña, o ascendemos un picacho mayor, recordamos tantos rincones que tiempo atrás nos fueron enseñando los vaqueros o pastores de la mayada, con esa sabiduría milenaria que tuvimos el honor de saborear en boca de los nativos de cualquier pueblo. Muchos se nos van olvidando también, porque en las cabañas ya no quedan aquellos entrañables pastores o pastoras que nos los recordaban a la caída de la tarde, ya de vuelta a casa.

En fin, todo un diccionario de nombres de lugar, oral en la mayoría de los casos, que está desapareciendo al ritmo que los mayores del lugar dejan de cultivarlos en el campo o en su sabia memoria. De ahí la necesidad de retomar el trabajo, pues siempre estamos un poco a tiempo. Se van los mayores de sus montañas (el paso y el cambio inevitable de los tiempos), pero quedan tantos jóvenes o menos jóvenes, tantos montañeros y montañeras que vuelven a esos espacios pastoriles aunque sólo sea los fines de semana.

Y nos quedan tantos mayores, güelos y güelas, que nos explicarán muchos de esos nombres, aunque ahora sea en el parque de la plaza, en la cafetería de una residencia o en el salón de unas charlas, a las que acuden entusiastas como cuando andaban a la yerba o por las brañas. Ahora, con menops prisas y penurias, ciertamente, por lo que, incluso, nos deleitarán con tantos nombres, y hasta con más gracia que entonces.

Todo un honor compartir con los vecinos del Berrón en Siero unas horas de topónimos, bajo la dirección de Víctor en sus actividades tan amenas y creativas, del grupo de montaña el Pataricu. Como síntesis de aquellas palabras a medias entre todos y todas los que dialogamos en la charla, sirvan estos esquemas, para seguir matizando y saboreando una vez más.

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