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“La referencia religiosa es, en general, una respuesta a la angustia frente a las fuerzas que sobrepasan al hombre preocupado por asegurarse la protección del cielo, para él mismo, para su ganado, para las cosechas [...]. Se trata, evidentemente, de simpatía toponímica! El número de diminutivos afectivos tiene mucha importancia. Como si el hombre aislado en la naturaleza, adulándola, halagándola quisiera poner la montaña de su lado con palabras tiernas”.
(Marcellin Berot, 2002, La toponymie..., p. 340)


La cruz colgá del correor pa espantar las tormentas
(semeya de Rosana, Vitsar de Corneyana)

LA VOZ TÁRANO
Y TARANÍN:

etimología.

Voz de origen indoeuropeo sería, asimismo, Tárano (y, a su lado, Taranín): el topónimo con que se designó la masa caliza situada en la confluencia de los ríos que proceden de Payares y Congostinas, justo sobre el encajonamiemto más profundo de la vaguada que forman aquellas encerradas vertientes entre Casorvía y Güeches.

Se trata de una zona entre rocas, especialmente dada a la resonancia de los truenos en las tormentas. La voz Tárano se interpreta, asimismo, como de origen galo, y, en consecuencia, indoeuropea (Martín Sevilla. Toponimia..., p. 51 ss; 76 ss.): Taranis (el dios del trueno).

Esta divinidad celta equivalía al Júpiter galo, por tanto, 'dios del trueno' también. De hecho, y una vez más en la estructura correlativa de los nombres, en la vertiente opuesta, sobre Herías y Bendueños, está La Penasca Xuviles, con la misma finalidad protectora de los rayos (lat. Iovis, 'dios del cielo luminoso').

La memoria de los vecinos de Bendueños está viva: siempre rezaron a la Virgen mirando a la Penasca Xuviles, donde caían las chispas de la zona; en las casas y en las cuadras, ninguna. La misma iglesia del pueblu, el Santuario, conserva un pararrayos, porque dicen que, en alguna ocasión, sí que cayó un rayo. No por casualidad, tiene a Santa Bárbara también como patrona, en continuidad con la divinidad pagana en Xuviles.

En fin, aquella presencia de la voz Taranis en Asturias atestiguaría un culto a la divinidad céltica del trueno en el noroeste ibérico, probablemente romanizado después, como en tantos casos más. Como el culto a Júpiter, de donde Piedra Xueves, La Pena Sobia, El Sueve, Xoxe..., en Teverga, Piloña, Xixón...

Cuando las chispas caen sobre ciertas peñas: con minerales debajo, casi siempre

La posición de Tárano sobre el riachuelo que baja de los altos de Congostinas reforzaría también la idea de un culto a esta divinidad, en relación con las aguas y las corrientes fluviales.

La motivación parece clara: se trata de un lugar entre peñas a ambos lados del río, que hacen retumbar, de forma especial, los truenos sobre el prolongado estrechamiento en la garganta de ambas cuencas (la de Malabrigo y la de Ribiecha). A veces, hay diversos minerales debajo que atraen más los rayos.

El nombre de Tárano resuena en el angosto valle entre Congostinas y Renueva. En estos pueblos vecinos, se temen los troníos y los rayos sobre esas peñas: en días de tormenta, las laderas de Tárano se oscurecen con el tono azulado oscuro, que anuncia, de forma inequívoca, la inevitable descarga.

Una oración de rodillas, y con un crucifijo entre las manos, mirando a Tárano, asustados tras el correor

Una costmbre muy arraigada sobrevivió en los pueblos hasta medio siglo atrás. Y aún, hoy, las muyeres bastante mayores, cuando truena, y empieza a relampaguiar, todavía se santiguan y murmullan entre los labios alguna oración a Santa Bárbara. La supervivencia -la traducción- de un culto prerromano al culto cristiano posterior.

El caso de Tárano es muy claro, aunque hay otros por el conceyu: La Penasca Chamartín bajo La Pena la Portietsa (Güerna), se recuerda también como lugar de rayos; tal vez, el culto a Marte (el dios del cielo también).

Cuando empieza a relampaguiar -explican con precisión los lugareños de Herías, La Frecha..., los rescamplíos se traducen impresionantes troníos que inundan el valle entre Fierros y Campomanes.

Por ello, en algunas casas, las güelas colgaban un crucifijo en el interior de la ventana que miraba al lugar donde estaban cayendo los rayos, sobre Tárano y Taranín, con la esperanza de que siguieran cayendo allí, y no sobre las casas o las cuadras de los ganados. A la hora de rezar, la güela lu descolgaba entre las manos por unos momentos, hasta que amainara la tormenta..

En fin, el caso es que, por las razones que sean, en estos valles del La Frecha y Fierros nunca se habló de desgracia alguna por los rayos. Pero de los ojos clavaos en Tárano, todavía tenemos la imagen en la retina, tantos años después...


La cruz de maera al detalle, (semeya de Rosana, Vitsar de Corneyana)

Publicado en la revista Belenos, nº 12, 2001 (pp. 30-41)
Colaboración de Julio Concepción Suárez

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