"Santamarina y Vitsar,
El Nocíu y La Malvea,
son los dos tsugarinos
que'l Ferriru de Yanos Pasea"
(se decía de José'l Ferriru)
SANTA
MARINA;
Santamarina, abogá del agua
Pueblu de la parroquia de Payares (Lena), situado junto al camín francés que descendía de los altos de Payares por San Miguel, y seguía hacia Yanos de Somerón, Munistiriu, San Miguel d'Heros, Herías... Dista 19,2 kms. de la capital municipal, y se sitúa a unos 790 ms. de altitud. No tiene habitantes censados. Se venera a Santa Marina en la pequeña ermita del poblado.
Una arraigada tradición se mantiene en torno a la imagen de la santa y a unas reliquias guardadas con gran repeto y misterio en una pequeña caja bajo el ara. Dicen los lugareños que Santa Marina ye abogá del agua, por haber nacido en día de mucha lluvia: por esto, cuando no llueve, se le reza para que llueva; y cuando llueve demasiado, para que cese ya de llover.
De hecho, una circunstancia observan los feligreses: hasta el día de la fecha, nunca llovío en día de la fiesta (primer domingo de setiembre). Muchas informaciones debo a Palmira, Gloria, Mary Nieves, María Jesús, María Eugenia, Tista, Modesto, Ramón, Guillermo, Fonso... (y unos cuantos cafés también, pa calentar las moyaúras por aquella boscosa y sosegada ladera del Valgrande).
Cuando la Virgen pasaba demasiado para llevarla a Yanos
Finalmente, en conversación amena con tan acogedores vecinos y vecinas de Santa Marina, muchas cosas fuimos aprendiendo a la caída de cualquier crepúsculo, sentaos nel puyu ente casa, o entre los garrapetos del chiñiru al mor de un par de gatos; muy atentos permanecimos, unos y otros (en sin parpadiar migaya), a una larga historia de palabras y recuerdos aún muy vivos en la memoria de estos entrañables lugareños.
Y así nos enteramos de tantas leyendas que siguen revoloteando en torno al pueblu y a la ermita, como recuerda Fonso. Por ejemplo, aquélla de la disputa entre los vecinos de Santa Marina y los de Yanos de Somerón por llevar cada uno la imagen de la Virgen a su pueblo.
Se pusieron a llevarla al hombro los de Yanos desde La Cochá, pero en La Reguera Bisná empezó a pesarles tanto que ya no pudieron continuar con ella a cuestas pel camín de Yanos. Entonces la cogieron los de Santa Marina, y sin más problemas, la llevaron muy ligeros hasta la capilla actual. Y ya no hubo más disputas en adelante, pues todos entendieron bien las intenciones de la Virgen... -versión de los de Santa Marina, claro...
La leyenda del filu y la madexa desancantá
O aquélla otra leyenda en torno a los encantamientos que se decía eran frecuentes en los pueblos. Resulta -sigue Fonso su relato- que sobre Los Cherones, en La Cueva Sabornín, una muyer encontró un filu de chana; empezó a desenchurdialu y tirar de la madexa, pero tiró y tiró, desenchurdió y desenchurdió la madexa o el dubiichu, pero vio que nun se acababa. Entonces acordó por rompelu, pero en ese momento el filu habló para exclamar: "¡Oh, maldiañu..., si nun me hubieras cortao, hubiérasme desencantao...!" Y se esfumó el filu con el dubiichu.
Las comunicaciones a viva voz deuna ladera a otra del valle
Muchas otros detalles recuerdan los vecinos de Santa Marina que sirven a la historia no sólo de Lena, sino de cualquier pueblo asturiano en la montaña. Por ejemplo, la forma de comunicarse que tenían tantos siglos antes del móvil, el teléfono o gwasap; era el caso de la viva voz de una ladera del valle: desde Santa Marina llamaban a voces a los de Vitsar, para comunicarles algo, pedirles un favor, ofrecer un servicio, pedir ayuda... Lo hacía, sobre todo, en las horas que andaban unos y otros por las tierras, de paso por los caminos. Los de Vitsar contestaban por el mismo sistema, y el caso es que se entendían y se atendían los recaos.
Un sistema parecido de comunicación, tan sólo poco más de medio siglo atrás, lo recordaba José'l Panaíru Renueva para decir algo a los de casa, cuando andaba por los praos. Por ejemplo, cuando estaba en El Preu Molín, sobre La Frecha, frente a Renueva, pero a una cierta distancia, para decir algo a Flora, la muyer, colocaba un trepu (tela, prenda...) sobre un pelu (palu plantáu) a uno o a otro lado de la finca, en torno a la cabaña; según lo colocara, la muyer ya entendía el mensaje: acudir a la yerba a su hora, traer algún utensilio necesario...
Y el mismo sistema de "telecomunicación" tan rústico lo usaba Isaz el de La Frecha para decir algo a Caridá, la muyer, desde los altos de Chinarinos y Fraimanes: se colocaba en un punto de la finca desde el que se divisara la casa, buscaba también los trapos correspondientes, y los agitaba de la forma acordada según los mensajes a enviar. Caridá los entendía y respondía con lo que fuera (como un km también el medio en línea visual).
Para más información,
ver
Diccionario Geográfico de Asturias.
Ciudades, villas y pueblos.
Editorial Prensa Asturiana.
Colaboración de Julio
Concepción Suárez