Costumbres, tradición, gastronomía, trabajos rurales, vida vaqueira, saber popular

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"Hijo mío, para que no te fíes
ni de tu padre..."

-dice aquel relato inmemorial-

Tomado del blog:
http://9accesorio.blogspot.com/2011/06/
hijo-mio-no-te-fies-ni-de-tu-padre.html

"En algunas ocasiones , y en la mayoría de ellas cuando alguien te está contando un desengaño de esta puñetera vida, viene alguien y te cuenta  la historia del padre y del hijo. Se ha convertido en una leyenda urbana, todo el mundo la hace propia, aderezándola de su toque personal, familiar o local. Ya puestos, la voy a contar en primera persona, aunque yo nunca he vivido algo parecido"

"Un día cualquiera, a la tierna edad de 6 años, mi padre quiso darme una lección sobre lo que me iba a esperar en la vida.

Me subió a la mesa del comedor de mi casa, justo cuando no miraba mi madre para que no se pusiera como una loca, porque era una de esas de madera noble (de pino bueno, vamos) que sirven para todo menos para comer , ya que las dos patas centrales  son tan historiadas que te tropiezan las rodillas y tienes que comer a medio metro del tablero; !que le vamos a hacer, la casa de mis padres era como vivir en Cuéntame !

Al caso, esto es , que allí estaba yo de pie en lo alto de la mesa, cuando mi padre me dijo que me tirase a sus brazos que él me recogía. Y yo, alma cándida de infante, carente de miedo dispuesto a ser recogido por los brazos dél , por aquel entonces, fornido progenitor. 

Total que allá que me lanzo; cuando durante el vuelo sin motor, en esa décima de segundo de lucidez que dicen que posee todo ser humano  en algún momento de su vida y que yo gasté ahí, veo como mi padre, mi amado padre , se aparta de mi y caigo al vacío, de 72 cm de altura que tiene la mesa del comedor de mi madre.

En ese trayecto corto, que para mi fue como caer desde las Torres Trango , vi pasar ante mí toda mi corta vida , hasta el aterrizaje forzoso contra el duro suelo del salón comedor de la casa de los Alcántara. 

Fue en ese instante cuando oí la voz de mi padre diciendo:

" Ves hijo mio, así es la vida, para que no te fíes ni de tu padre".

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