Etiquetas, tags, palabras clave: Orlé, entre los vecinos, en los archivos, en los documentos escritos, medievales, modernos.... nunca *Orllé
En palabras de Marcellin Berot:
"Los nombres de lugar..., nos han sido legados en herencia, a veces desde los tiempos más remotos...; ellos forman por tanto parte de nuestra historia y de nuestro pasado, ellos la vuelven a contar con más calor y realismo que otras formas de contar. Muchos vestigios del pasado se fueron diluyendo, desaparecidos para siempre.
Más sólidos que las piedras, más perdurables que las construcciones, las palabras y los nombres han permanecido, vivos, transmitidos de tiempo en tiempo, de padres a hijos, de memoria en memoria. Es necesario guardarlos de forma preciosa, con el respeto que se llevan los más queridos recuerdos de familia" (Marcellin Berot).
Orlé: foto de Miguel Baranda
Orlé: la asturianía de un nombre, la dignidad de un pueblo. Sestaferia para recuperar el nombre de Orlé.
por Araceli Muñiz.
Presidenta de la Parroquia Rural de Orlé.
En La Nueva España: www.lne.esA) Texto completo en La Nueva España
"Orlé es un pequeño pueblo del concejo de Caso en el que aún es posible encontrar la esencia de la Asturias rural. No sólo por su características paisajísticas y etnográficas, sino también por atesorar en el carácter de sus vecinos esas virtudes que adornan a la humanidad.
Esos valores propios de las gentes sencillas, tales como la generosidad, la hospitalidad y la solidaridad, que se manifiestan en el trato con quienes visitan el pueblo, o en actividades que no hace mucho fueron noticia en estas páginas; como la ayuda prestada a las víctimas de la guerra de Ucrania, confeccionando y vendiendo corazones de tela; o la colaboración en las tareas de búsqueda de las dos montañeras que este verano se perdieron en nuestras montañas.
La llingua asturiana forma parte de su patrimonio cultural más entrañable; y en esta lengua, al igual que todos los casinos y los miles de asturianos que nos conocen, llamamos a nuestro pueblo Orlé, el nombre tradicional que hemos aprendido de nuestros padres y abuelos.
Un nombre que tiene ocho siglos de asturianía, pues su primera referencia historiográfica data del año 1201, año en el rey Alfonso IX dona a Petro Garsie de Orlei sus posesiones en “ipsa villa de Orlei”. Desde entonces, todos los documentos públicos y privados de nuestro pueblo, incluidos los escritos en llingua asturiana, han venido reflejando la misma grafía: Orlé.
Sin embargo, tras la publicación del decreto que oficializa la toponimia del Concejo de Caso, el nombre oficial de Orlé pasó a ser “Orllé”, vulnerando la Ley 1/1998, de 23 de marzo, de uso y promoción del bable/asturiano que, en su artículo 15, señala que “Los topónimos de la Comunidad Autónoma del Principado de Asturias tendrán la denominación oficial en su forma tradicional.”
Esta modificación fue posible porque, durante la instrucción del expediente para la aprobación de la toponimia del Concejo de Caso, se dieron una serie de circunstancias desafortunadas. Entre ellas cabe señalar que el expediente partía del documento “Nomes de conceyos, parroquies, pueblos y llugares del Principau d´Asturies”, del año 2000, el cual, en relación a los pueblos casinos, recogía algunos errores o imprecisiones, tales como “Ñeves” por Nieves, “Guspriz” por Buspriz, “La Fo” por La Foz y “Orllé” por Orlé, entre otros.
El término “Orllé” no fue corregido, entre otras razones porque la Parroquia Rural de Orlé no fue informada del inicio del expediente, ni fue convocada para participar en las sesiones de formación del mismo, ni se le trasladó el expediente con lo actuado, permaneciendo sus vecinos ajenos durante el procedimiento de fijación de la toponimia que les afectaba.
Tan sólo al final del procedimiento se remitió a los pueblos de Caso un bando con el listado de los nuevos nombres oficiales. Pero este bando, que nadie en Orlé recuerda, no subsana la obligación de audiencia a las Entidades Locales que establece el Decreto 98/2002, por el que se establece del procedimiento de recuperación y fijación de la toponimia asturiana.
Como consecuencia se oficializó el topónimo “Orllé”, el cual es unánimemente rechazado por los vecinos del pueblo ya que, además de no ser el tradicional, sólo había sido empleado muy ocasionalmente por algún forastero y en frases de carácter peyorativo o con “animus iocandi”.
Ante esta anómala e injusta situación, los vecinos de Orlé, reunidos en junta extraordinaria, acordaron por unanimidad solicitar al Ayuntamiento de Caso el inicio del expediente para la recuperación del nombre tradicional de su pueblo. Esta solicitud, tras recibir el apoyo también unánime de todos los representantes políticos del pleno del Ayuntamiento de Caso, fue tramitada a la Consejería de Cultura, Política Llingüística y Turismo.
Creemos que rectificar es de sabios, y en este caso no parece difícil, pues existe el mandato legal de que los topónimos de Asturias tengan la denominación oficial en su forma tradicional; y por otro lado, es público y notorio que la forma tradicional de nuestro pueblo es Orlé, como así lo ha señalado el Ayuntamiento de Caso y la Parroquia Rural de Orlé.
Sin embargo, tras nueve meses de espera no hemos recibido ni una sola comunicación oficial, y ante este silencio administrativo hemos tratado de impulsar el procedimiento invitando a los organismos responsables a visitarnos y a hablar con los vecinos, especialmente con nuestros 26 octogenarios, que pueden dar testimonio de que sus abuelos, sus padres y ellos mismos única y exclusivamente han usado el nombre Orlé para referirse a su pueblo.
También hemos puesto a su disposición los informes que confirman el carácter tradicional del nombre de Orlé, tales como los emitidos por auténticos conocedores de la realidad cultural y sociolingüística de Orlé como el Cronista Oficial de Caso, o expertos en toponimia asturiana como Xulio Concepción Suárez, entre otros.
Finalmente, hemos solicitado ser recibidos por el Presidente del Principado de Asturias y por los responsables de la Consejería de Cultura, para recabar su ayuda e impulsar el procedimiento. Pero la respuesta a todas estas iniciativas ha sido el silencio o la lacónica contestación de que no nos “pueden” recibir.
En este punto no podemos evitar sentir cierta sensación de desamparo institucional; por lo que, al son de campana tañida y al pie del viejo roble, como es costumbre inmemorial, hemos convocado una sestaferia para recuperar el nombre de Orlé.
En esta tarea todos los vecinos estamos colaborando en la medida de nuestras capacidades: los mayores están redactando escritos para dejar constancia de su testimonio; un grupo de mujeres ha escrito el nombre de Orlé con grandes piedras a la entrada del pueblo; varios jóvenes defienden el nombre tradicional en las redes sociales, mientras otros recaban apoyos en el ámbito institucional y académico. Y mientras tanto, los niños registran en su ADN cultural la lucha de sus mayores.
Pero nuestra voz parece no llegar a los despachos de Oviedo, por eso nos gustaría invitar a aquellas personas que sientan simpatía por nuestro pueblo a que nos ayuden en esta sestaferia.
Orlé necesita la solidaridad de todos para que, uniendo su voz a la nuestra, hagamos llegar al Gobierno del Principado de Asturias su obligación de cumplir la Ley, de respetar el acuerdo del Ayuntamiento de Caso y la voluntad democrática de los casinos, de defender nuestra cultura y nuestra lengua y, en resumen, de respetar la dignidad del pueblo de Orlé".
por Araceli Muñiz
B) Textos publicados en el periódico, La Nueva España:
- por Araceli Muñiz: www.lne.es
- por Ramón d'Andrés: www.lne.es
C) Artículo en www.elcomercio.es, por Marta Varela:
Orlé no quiere llamarse Orllé | El ComercioD) Carta de Aida Coya Martínez:
vecina de Orlé, nacida en 1931
E) Artículo de Juan Manuel Estrada, Cronista Oficial de Caso:
"Orlé ye asturianu. En defensa de la reivindicación de los vecinos sobre el topónimo oficial del pueblo de Caso": en www.lne.es.
450897333_500172719335196_4454546948225218744_
n.jpg (907×1200) (fbcdn.net)F) Otros datos de fuentes diversas que no coinciden con la opinión de los lugareños actuales de Orlé
El popular Xosé Antón Ambás, en un video de sus grabaciones musicales por algunos pueblos de Caso, recoge Orllé en la voz de un vecino de pueblo cercano, Nieves; como ocurre en otros casos para la articulación toponímica: los del pueblu tienen su forma, la que quieren que prevalezca en los letreros, cartografías; pero los de los pueblos circundantes, los de fuera, pueden tener otra. Puede haber varias razones: resonancias cultistas, castellanización antigua... Hay muchos casos parecidos
El toponimista Fernando Álvarez-Balbuena encuentra la articulación orllé en el ALPI (Atlas Lingüístico de la Península Ibérica, 1934), que confirma con testimonios de mayores en el barrio fonderu de La Nozaleda, en el mismu pueblu, que decían Orllé. La solución a la duda pudiera estar en una simple, pero lejana, cuestión de grafías ya romances y altomedievales: como recuerda el mismo Fernando, un topónimo rexistráu en sieglo XI como «Lomba» yera yá daquella con seguranza [llomba] porque la elle inicial entovía nun se trescribía con doble ele naquel tiempu.
De forma que grafías del tipo Aler, Orle..., medievales, ya pudieran suponer la articulación fónica palatal (ll), aunque no se registrara todavía de forma gráfica; como en el caso de la l, la n, castellanas, que se grafiaban simples, pero que ya eran pronunciadas como palatales. Así ocurre en el resto de las lenguas románicas europeas: las representación gráfica llegó siglos después que la articulación fónica de los nativos, los verdaderos agentes creadores de las lenguas; grafías gl (italiano), lh (portugués), l, li (castellano), con articulación fónica [ll]; grafías gn (francés), nh (portugués), n, nn (castellano), con articulación [ñ]; ya palatales en los dos casos. Y como ocurre en tantas otras lenguas.
a) mapa con signo de la grafía fonética Orlle
b) grabación de Ambás en Nieves (reproducir sonido del lugareño entrevistado, en MP4)
F) Nuevos documentos remitidos por Ana Álvarez, actual presidenta de la Parroquia Rural de Orlé (lectura completa en PDF).
Informe documentado de la parroquia de Orlé: INFORME QUE FORMULA LA PARROQUIA RURAL DE ORLÉ SOBRE EL DICTAMEN 03/2022 DE LA JUNTA ASESORA DE TOPONIMIA DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS.
Certificado del acuerdo del Pleno del Ayuntamiento de Caso: "Que el Pleno del Ayuntamiento de Caso, en su sesión extraordinaria celebrada el 30 de noviembre de 2022 aprobó por unanimidad de los presentes, el siguiente acuerdo". INFORME DEL ALCALDE PARA REMITIR A LA CONSEJERÍA DE CULTURA EN RELACIÓN CON EL TOPÓNIMO DE ORLÉ.
Declaración oral de los vecinos nativos de Orlé (escuchar Video): "Lo que diz la xente d'Orlé".
Mapa de Orlé de 1797, con la grafía autóctona del topoónimo: "Coto de Orle". Mapa de Caso, de Manuel Rodríguez de la Granda. Biblioteca Nacional. Madrid.
Para concluir
En fin, la historia de cada topónimo puede ser muy larga, con varios milenios detrás, por ello son necesarias muchas voces para su estudio: arqueólogos, historiadores, lingüistas...; siempre tendrán algo que aportar, si son sinceros y objetivos en sus investigaciones. Hasta los documentos escritos, que a veces se toman como dogma de fe (que se decía antes) pueden estar manipulados, mal interpretados, ser falsos, ocasionales, excepción.... En muchos casos, no sirven como criterio, no se puede asentar algo en documentos falsos o falsificados.
Pues, quienes son del todo imprescindibles a la hora de estudiar un topónimo, por rural y pequeño que resulte, son los propios nativos del pueblu: los lugareños, los mayores, sobre todo, que siguen trasmitiendo la articulación, la referencia, la situación, que sus güelos y güelas daban a cada nombre. Luego habrá que interpretarla y combinarla con las informaciones de los estudiosos. Pero la articulación que hace el pueblu (lo de dentro de las caleyas) es la que hay que respetar: los cultismos, los semicultismos, los castellanismos..., por las razones que sean, existen en todas las lenguas. Y la evolución de las palabras, también.
La solución no puede ser más natural, lingüística, etnográfica, etnotoponímica, socionímica: la simple convivencia social, el respeto a la voz del pueblu, de los pueblos, una vez más. El camino del diálogo, la estaferia, el aconceyamientu..., imprescindible, siempre, en el estudio y transmisión del lenguaje toponímico de cada milenium al siguiente.
Los ejemplos abundan por todas partes: la lengua, las lenguas siempre las hicieron los pueblos. Y comenzando por las lenguas orales, por supuesto. O a la hora de colgar un cartelín a la entrá'l pueblu, lo mismo da. Los vecinos, los de dientro, dirán cómo se ha de llamar su propiu pueblu: pues, nun falaba más, que los de fuera vengan a deci-yos a los de dientro cómo se tienen que llamar a sí mismos...
Y en definitiva, en palabras de García Arias, muy claro en este punto, cuando informaba sobre el topónimo “El Campu” en 22 de enero de 1981:
“… la pronunciación tradicional de la xente´l pueblu ye´l meyor niciu de cómo tienen que se llamar oficialmente los nuestros llugares. Ye el pueblu na so pronunciación el meyor informante y non vieyos documentos porque estos munches vegaes lo único que faen ye llevar a la lletra y al papel los enquívocos o prexuicios llingüísticos y culturales de los que los escribieron y oficializaron”.
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