De paso hacia los altos del Moncayo
nos encontramos con Diego y Javier:
dos jóvenes entusiastas que dedican sus tiempos libres
(y muchas horas menos libres)
como voluntarios del Departamento de Medio Ambiente
del Gobierno de Aragón.
Nos informan del Espacio Protegido,
de sus normas, recomendaciones prácticas,
consejos útiles para afrontar la subida al picacho
de forma constructiva, sostenible y placentera,
al mismo tiempo
.
Charlamos un buen rato con Javier y Diego,
intercambiamos preocupaciones,
aprendemos unas cuantas cosas de los aragoneses
para seguir protegiendo los espacios naturales:
cualquier paraje en vivo y en directo,
sin más términos raros...
Finalmente, nos entregan unos folletos,
y
unas bolsas ecológicas para recogida de
algunos restos contaminantes por el camino
("olvidados", vamos a decir simplemente).
Retomamos la senda,
monte
y tupidos pinares
arriba,
confortados con la idea de que
aún estamos a tiempo para mejorar las cosas,
si sigue habiendo muchos voluntarios en el empeño
por cualquier paraje de montaña.