Costumbres, tradición, gastronomía, trabajos rurales, vida vaqueira, saber popular
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El Puerto'l Meicín:
la pista hasta la misma base de Peña Ubiña
(hasta la campera limpia).
En el llamado Parque Natural de Las Ubiñas:
paisaje protegido, etc. etc...

 "Cuando hayáis talado el último árbol,
cuando hayáis matado el último animal,
cuando hayáis contaminado el último río,
os daréis cuenta de que
el dinero no se come"

(bien avisan los indios Cris de Canadá)

Una pista para edificar
(para urbanizar unas praderas pastoriles)
a poco más de un kilómetro de un pueblo
(Tuíza Riba),
que ya tiene numerosos edificios
de buena piedra vista y tallada,
los cuales podrían ser rehabilitados
para refugio, albergue, camping,
campamentos de verano,
casas rurales,
hoteles y hotelitos,
en las más diversas variedades.

el edificio antiguo de piedra destruido
(refugio antiguo en piedra tallada,
hoy destruido y
enterrado en la tsamarga)

Reconvertir edificios de Tuíza
sería un inteligente
aprovechamiento ecológico
(y ecologista)
de los recursos naturales de un pueblo.
Y se evitarían la contaminación, la depredación,
el despilfarro,
en el mismo viaje.

el nuevo edificio de ladrillo y de plaquetas
(el edificio de ladrillo,
que sustituye al que estaba construido con
piedra caliza de la zona)

El desprecio al entorno fue
tan lamentable como mal disimulado:
la piedra caliza del antiguo refugio,
tallada por los canteros de los pueblos
(Pepe el de Reconcos, Mino el de Riospaso...)
fue enterrada en una tsamarga (lodazal).

Y todo el despilfarro, para sustituir la caliza tallada
por unos acicalados ladrillos de pacotilla,
que iban a producir mucho dinero
para unos cuantos amigos de turno
(presupuesto para comprarlos,
subirlo en helicóptero,
recubrirlo con otra piedra fina importada...).
Muy antiecológico, antipopular...
todo el despilfarro (la depredación autorizada).

En cambio, el aprovechamiento,
el aprecio, el respeto, por el entorno,
se llevaría progreso y trabajo
a unos cuantos lugareños y lugareñas,
sin tener que irse de sus pueblos.

Pero el apoyo al pueblo de Tuíza ni se hizo
ni aparece en este proyecto político del Meicín,
sólo al servicio y al capricho de unos pocos
(como casi siempre).

Ahí queda como símbolo antiecológico
('contra el medio habitado')
una pista innecesaria,
que no es para servicio ganadero
de la braña:
Brañachuenga
(que bien indica el nombre) .

Algunas fotos de la depredación
ya efectuada:



Los argayos inevitables del talud:
ya no pasa ni el ganado...

Y las piedras desgarradas por las palas
caen solas sobre las aguas cristalinas
del río Sañeo:
pa que las truchas enrieden con ellas, vamos...


Los arbustos ya destrozados:
la espinela, el agracejo
(Berberis vulgaris)


El agracejo es rico en xantofila:
bien a la vista la dejaron
las dentelladas de la máquina

O la piedra toba destrozada por la pista,
la piedra que dio origen al nombre de Tuíza:
por algo, antes Tubiza.
Es el mismo tipo de piedra que recubre
la techumbre abovedada
de Santa Cristina de Lena.
La piedra de los monumentos prerrománicos.


Y el césped, los tapinos arrancados
por las máquinas:
pero eso no está permitido a los vaqueros...,
por supuesto...


Y sigue bajando (argaxando)
el terraplén sobre la caja de la pista


La valeriana superviviente
de los argayos:
hasta la siguiente argaxá, claro....


O los berros:
salvados del gasolio, por el momento...


Sigue la pradera destrozada por la pista:
a cuatro pasos de las casas de Tuíza Riba
(sobre un kilómetro desde estas piedras
esparcidas al azar por la pradera )


Y poco más arriba:
botellas, plásticos...,
muy disimulados, vamos...


Una pista justo hasta la falda de las calizas
de Peña Ubiña


O tapones de latas abandonadas

Hasta los llobos (los tsobos)
baxaron ya
a pasear por la carretera:
por llegar a tiempu y dir reservando sitiu
pa la fiesta
de inauguración, vamos...
del Parque de Las Ubiñas
(Pena Ubina, Peña Ubiña, Penubina,
según hablantes distintos).

El símbolo de lo que fue
el camín de los vaqueros:
la senda de las merinas extremeñas,
la señal milenaria de toda una cultura transhumante.

En fin, la vía literaria de los romances pastoriles,
antes de La Fuente La Plata,
unos pasos más allá de estas preciosas pedreras,
al otro lado de Las Irías y Las Morteras tuizanas.

El símbolo comunicativo
de aquella buena vecindad entre vaqueros y pastores
a uno y otro lado de las montañas,
bastante más allá de otras barreras y fronteras,
siempre más o menos politizadas
y al privilegio de unos pocos.


Una pista del todo innecesaria
justo hasta el nacimiento
del río Güerna en aquellos altos.
Y, en consecuencia,
del río Lena.


Una pista que cruzará campo através
por estas impecables camperas de
Brañachuenga:
la braña larga,
que asoleya el nombre.

En fin, que predar no es depredar:
lo dicen los biólogos, los botánicos,
lo dice la Ecología de sentido común.
Lo proyecta el desarrollo sostenible
más elemental.
Simple cuestión de diccionario.

O de respeto y aprecio
por el entorno y por los lugareños, claro.


Foto: el silencio de la braña al miriu, al mediudía

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