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La Marniega

Caserío sobre El Reúndu, entre Cuturresu y El Cochéu: dos casas, hoy, y algunas cuadras, con murias de otras ya derruidas. Antes, tuvo otras: La Cuaña (un poco más arriba, incluso más soleada en invierno), en el paso en cuaña (cantizal), que le da el nombre. Otros, tal vez más castellanizados, o fieles a la etimológía, conservan La Inverniega.

Vivieron hasta los años ochenta. Llegó a tener 8 personas. Pero es uno de esos pueblos asturianos que nunca llegó a ver la luz en las cocinas: ni una bombilla, a pesar de que pasaban cerca los cables para La Mina La Marniega; a pesar de solicitarlo los vecinos, nunca se lo concedieron. En 1970 se fueron los últimos inquilinos, que hasta entonces se alumbraban con candil (mixto o de aceite), con el carburo, velas...

Muy propicio a los frutales, truébanos de miel...

La posición del lugar en un valle cerrado a espaldas del norte, de los vientos y envesnás, retirado, incluso, a la vista de la ladera, ya justifica el topónimo: una pequeña vaguada muy propicia para pasar el invierno. Fue lugar propicio a los frutales, como queda en L'Ablaniru: finca de nombre transparente, entre tantos ablanos y ablanares; al lado de nozales, figares, rebotsales... Fue lugar propicio a las abeyas, en los truébanos que había bajo las casas (sobre La Güerta y el regueru).

La Marniega supone, pues, el camino de vuelta de los altos y las cabanas: era un lugar adecuado para pasar el 'invierno', frente a las brañas (en las que se enverangaba, o se pasaba el verano). Lo saben bien los animales que, con los primeros reveses del otoño, bajaban al abrigo del frío y al grenu de las panoyas en los maizales del caserío; o a las castañas, las manzanas, las ablanas... Era el estudio detallado del terreno por personas o animales.

Y lo confirman los nombres del suelo

Los nombres del paisaje se distribuyen, así, por aquellos lugares intermedios entre los altos y los valles, en los que, de alguna forma, hubiera que invernar. Es el caso de La Campa las Marniegas (La Vallota): lugar sobre Las Matas, en ocasiones, refugio del ganado; El Invernal (praos altos sobre Parana). En algún caso, como La Inverniza allerana, podía tratarse de 'lugares fríos', en contraste con otros inmediatos más privilegiados.

En varias zonas asturianas y santanderinas, queda el invernal como voz apliacada a las cuadras fuera del pueblo, o en el monte, donde pasan el invierno los animales; envernar es 'alimentar los animales en el invierno'; inverná, invernada..., es 'período breve de mal tiempo en primavera y otoño', sobre todo. En el santanderino valle del Pas, invernizas son 'praderas bajas'.

Resumiendo, La Marniega, en esa vaguada recogida sobre El Reúndu, desapercibida a la vista de caminos más fonderos y cimeros, en el límite donde las nieves empezaban a espesar, se levantó en un pequeño valle bien elegido para la estancia inverniega (lat. vg. hibernum, más sufijo derivativo). La pérdida de vocal átona inicial, confusión b/v ya antigua, refuerzo nasal ante bilabial, diptongación, etc. motivaron el nombre del caserío. Esa evolución de la voz, entre ver = mer (y viceversa), se da en otros casos asturianos: Gumersinda > Versinda.

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Xulio Concepción Suárez

Ver el Diccionario etimológico de pueblos y montes

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