Costumbres, tradición, gastronomía, trabajos rurales, vida vaqueira, saber popular

Etiquetas, palabras clave, tags: José Antonio Vega, Tablao, Naredo, La Pola, Lena:

"Este trabajo tiene como objetivo dar a conocer
los bienes que aún forman parte del lugar
y fomentar su reconocimiento
como símbolos de identidad del territorio.
Además, se busca difundir el conocimiento
sobre el estilo de vida de los habitantes de la zona,
que puede ser aprovechado desde diversas perspectivas:
científica, educativa y turística".
(El autor)

A) Prólogo del libru:

Palabras previas
por Xulio Concepción Suárez
www.xuliocs.com

"Resulta, ciertamente, placentero saber que alguien sigue investigando por los paisajes lenenses, incluso en estos tiempos del milenium. Y ello, en este caso, por razón doblada: porque el autor no es de Lena -ye de Mieres-, y porque lo hace hablando hasta con documentos y archivos sobre nuestra historia lenense en el tiempo, las costumbres milenarias, las anécdotas de los pueblos, sin contar todavía lo suficiente.

Así, José Antonio Vega nos va informando sobre detalles de La Pola y los pueblos que no estaban del todo desarrollados hasta la fecha: el pueblín de Tablao, el río Nareo, los asentamientos industriales de Morúes y Riabona, Lena de Suso y de Yuso, El Horro del Viacrucis, las limosnas al probe, los llavaeros, las parteras, El Molín de la Sala, El Puente Tola, los sucesivos emplazamientos del Ayuntamiento desde tiempos medievales… Y tantos otros datos semejantes de interés.

En las páginas que siguen, el autor va describiendo esa historia real de estos pueblos, por pequeña que parezca, comenzando por la misma Pola, para terminar en los altos del Mofusu. De gusto caminar por estas páginas naredinas y comprobar personalmente que no todo está dicho sobre el conceyu: falta hacen, así, nuevos viajeros, de casa o de fuera, que sigan escartafoyando documentos antiguos por los archivos históricos, que asoleyen esa otra versión interna de los chugares más pequeños, tan silenciada en las versiones oficiales demasiadas veces.

Unas cuantas novedades por la cuenca del río Nareo arriba

Investigadores de paso también sobre el terreno, que sigan pateando senderos, en ocasiones ya entre las barcias y las carbas, para que los demás podamos seguir leyendo los pequeños valles lenenses con todos los sentidos en la medida de lo posible: lo que vemos, lo que escuchamos en el boscaje o a los mayores por las caleyas; lo que saboreamos según la época del año.

Por ejemplo, que hasta el s. XIX, sin ir más lejos, los relojes eran privilegio de unos pocos más privilegiados: al alcance de la mayoría, sólo quedaba calcular la hora, aproximada por supuesto, observando la posición del sol, a través de una peña, la inclinación del monte, los árboles… Nun había otru reló.

O como cuenta la anécdota tan entrañable de las limosnas a los probes: el pobre que pasaba pidiendo limosna por los pueblos, y que era bien recibido y atendido en la medida de los posible, y con los escasos recursos familiares que había en los hogares; de lo poco que tenían ellos para tantas bocas a la mesa, le daban al pobre por las caleyas un pedazo de pan, unas sopas de ajo, un poco de tocino, un poco leche…; y el hospedaje para la noche en un payar o payareta sobre la cuadra o la corripa.

Con un detalle más por parte del pobre que, agradecido, se ofrecía a cortar leña, ayudar en las tierras o a lo que le mandaran. En estos casos, la limosna iba a ser mayor, y todos contentos.

Con el detalle de los chavaeros, los madreñeros, los mineros…

El autor recuerda con detalle aquellos trabayos tan duros de las muyeres chavando la ropa en los inviernos de antes: con nieve, con xelu, con los carámpanos colgando de los teyaos…, pero sin guantes pal agua, con sabañones en las manos, en la cara, en los pies… Y tenían que chavar la ropa cada mañana, hasta en los años de las minas, que lo habían de hacer cada día, con aquellas moyaúras que el paisano traía del tayu en la mina.

Un buen homenaje merecían aquellas muyeres, algunas con bastante memoria pa cuntalo hoy mismo. Todo un ejemplo de supervivencia y saber adaptarse en cada tiempu.

Y recuerda también José Antonio Vega el trabayu paicíu de los homes, en el caso de los madreñeros del Mofusu, sobre too: subir a facer madreñas al fayiru, permanecer en una mala cabana muchos días, aguantar las muyaúras y el frío, racionar bien los escasos alimentos que subían de casa, bajar los pares de madreñas a vender por las casas de La Pola, por los mercaos… Los homes aguantaban como podían tamién.

O en el recuerdo de las lecheras, las parteras, los campaneros, los luceros

Y así, nos va recordando J. A. Vega la vida posible de aquellos tiempos: los distintos toques de campana de la iglesia para información diaria a los vecinos (las esquisas, las estaferias, las misas, las defunciones, los incendios…); el comercio al trueque en la tienda-bar del pueblu; los luceros subidos a los postes de las luces para arreglar los cables en pleno invierno; las muyeres lecheras con sus burros bien temprano camín de La Pola con la leche pal almuerzu; y con las travesuras incluidas de los guajes al salir de la escuela, siempre dispuestos a soltar y montar los burros a poco que se descuidaran las dueñas…

En fin, el autor de este pequeño manual sobre La Pola y todo el valle del Nareo, documenta en sus páginas toda una vida ejemplar de ingenio y peripecias para sobrevivir en los pueblos de montaña tan sólo medio siglo atrás; no digamos ya, cien, doscientos, quinientos años atrás…; tantos siglos antes de las comodidades y tecnologías actuales.

Termina el libru con unas cuantas páginas que describen al detalle toda la actividad industrial, minera, maderera, del valle del Nareo que bien conoce el autor, con unas cuantas publicaciones ya sobre estos temas: Morúes, Riabona, la Naredina, las minas de fierro, del mercurio, las del carbón, la maera del Mofusu, el cal y los caleros imprescindibles, las vías de los vagones camín del Plano en la Estación de La Pola…

Un librín pa leyer con gusto y recomponer en la memoria visual de la retina la vida real de cualquier pueblu en las montañas hasta no hace tantos años. Gracias a José Antonio por el trabayu y por su colaboración con nuestru conceyu lenense".

B) Justificación de la obra: por el autor

"Durante años, como autor, me dediqué a profundizar en el entendimiento del valle del Naredo. A pesar de las dificultades iniciales, debido a la falta de información clara y concisa, empleé diversas formas de investigación. Al comienzo, solo contaba con unos pocos datos escritos y relatos orales, que a menudo resultaban estar incompletos o erróneos. Debido a la escasez de protagonistas directos y a la poca fiabilidad de lo transmitido, apenas utilicé la información oral en mi trabajo.

Con el tema y enfoque ya definidos, mi siguiente paso fue explorar los archivos de Asturias. Inicialmente, las perspectivas no eran muy prometedoras, ya que, según las referencias secundarias, algunos de estos archivos no contenían documentación relacionada con el valle del Naredo.

Sin embargo, al llegar al Archivo General de la Administración del Principado de Asturias (SIGIA), descubrí por casualidad un tipo de documentación que, aunque no era completa en todos los aspectos, me permitiría profundizar en el conocimiento de los hechos que estábamos investigando.

Esta fue la primera documentación con la que inicié el estudio. Data 1893 y parece nunca fue consultada por otros investigadores. En estos primeros documentos aparecen nombres, lugares, sucesos, etc., todos ellos hasta entonces desconocidos para mí.

Con los datos obtenidos en este archivo, pude comenzar a trabajar en el Archivo Histórico de Asturias, explorando diferentes fondos.

Desafortunadamente, la historia del concejo de Lena siempre estará incompleta debido a que una cantidad considerable de documentos y libros han sido condenados a la quema y a la degradación total en diferentes épocas de la historia del concejo.

Este trabajo tiene como objetivo dar a conocer los bienes que aún forman parte del lugar y fomentar su reconocimiento como símbolos de iden-tidad del territorio. Además, se busca difundir el conocimiento sobre el estilo de vida de los habitantes de la zona, que puede ser aprovechado desde diver-sas perspectivas: científica, educativa y turística.

Agradecimientos

Quisiera dedicar un momento en estas páginas para expresar mi más sincero agradecimiento a los colaboradores de este trabajo. Entre ellos, Gonzalo Barrios, Xulio Concepción, Luis Roda y Adrián Vega.

Gonzalo Barrios. Para Gonzalo y para mí, la fiesta del Tablao, del 2023, fue el germen de este proyecto. Lo que inicialmente se ideó como un simple folleto, con el tiempo se transformó en la ambición de crear un libro. Por esta razón, cada sábado del último año nos aventuramos a explorar a pie los rincones del con-cejo de Lena, y muy especialmente el valle que es el corazón de este trabajo.

Aquellas mañanas, a veces arduas por los desniveles del terreno, se veían recompensadas con las comidas en “La Terraza” de Figaredo. Luego llegaban los cafés y las extensas conversaciones. “Hagamos realidad nuestras aficiones”, nos alentábamos mutuamente. La amistad es el pilar de nuestra colaboración: él, con pinceles y acuarelas; yo, con el empeño de documentar e investigar.

Luis Roda. En este trabajo, me encontré con una cuestión que superó mi entedimiento, tal como me sucedió con la Carta Puebla de Pola de Lena. Ante esta encrucijada, recurrí a la generosidad del juez Luis Roda. Con humildad, le pedí que aportara su conocimiento a través de un artículo para aclarar el tema. Fiel a su espíritu altruista, el juez Roda no solo accedió a ayudarme, sino que también me proporcionó un artículo explicativo que iluminó todos los rincones oscuros de mi duda.

Xulio Concepción. ¿Y qué decir de Xulio Concepción? Me ha concedido el gran honor de escribir el prólogo de este libro. Sus prudentes consejos han sido un faro en el Valle Naredo José A. Vega proceso de creación y han enriquecido con creces el contenido de estas páginas. Sencillamente es un hombre sabio y afable.

Adrián Vega González Para concluir, me pregunto: ¿Por qué buscar un diseñador de portadas externo cuando tengo la suerte de compartir mi casa con uno? Esta colaboración es una más en nuestra serie de proyectos creativos, donde hemos fusionado nuestras aficiones por la historia.

Conclusión

Tengo la inmensa fortuna de contar con amigos que son auténticas joyas. Su compañía en mi vida es una constante fuente de amistad y apoyo. Es-tas páginas no solo son un testimonio de nuestro trabajo, sino también un homenaje a la camaradería y al espíritu colaborativo que nos ha unido. Cada uno, con su talento y dedicación, ha aportado una pieza esencial a este mosaico de conocimiento y pasión.

Juntos, hemos tejido una narrativa que trasciende lo individual para convertirse en una obra colectiva, un legado que esperamos perdure en el tiempo y en la memoria de aquellos que buscan comprender la riqueza de nuestra historia y cultura".

C) Crónica del acto, por J. A. Vega:

"El viernes por la tarde, cuando el sol empezaba a bajar y el aire acariciaba los tejados y entoldados. Llegarían las gentes de Mieres que decidieron visitar a sus parientes en La Pola, puesto que habían sido invitados por el cartel de las fiestas de Rosario.

Los de Yuso, con sus ropas bien planchadas y sus rostros radiantes de anticipación, subieron por los senderos hacia Suso, donde sus hermanos los esperaban. Al llegar a la Casa de la Cultura, fueron cálidamente recibidos por el Cronista Oficial de Lena, quien, con su voz firme y amistosa, dio inicio a los honores protocolares en nombre del Ayuntamiento.

Entretanto, la alcaldesa y la concejala de cultura se habían dirigido a otro acto de igual importancia, asistiendo al vibrante concierto del talentoso DJ Masid, también oriundo de Mieres. Dos actos culturales se desarrollaban simultáneamente: por un lado, jóvenes chicas y chicos bailaban al ritmo contagioso del reguetón y la bachata en el concierto, llenando el aire de energía y alegría. Por otro, en la Casa de la Cultura, Xulio y sus acompañantes se sumergían en un mundo de palabras y pensamientos, discutiendo redacciones y reflexiones.

Así, esa tarde de viernes, los de Mieres vivieron en La Pola una dualidad fascinante de cultura y diversión, donde tanto el ritmo del DJ Masid como las palabras de Xulio encontraban su lugar en los corazones de todos los presentes.

Y así, ambos mundos, aunque diferentes, se unieron en una noche mágica, recordando a todos la riqueza de la cultura y la importancia de compartir momentos juntos". Afortunadamente, y para bien de todos, estas fiestas no terminaban a palos. Aquella costumbre de echar a los forasteros se había transformado en métodos más sutiles y acogedores".

D) La Fuente Morúes

"El Valle del Naredo, antaño era un paraíso de fuentes que daban de beber a los que iban andando a Quirós o a los que venían a la Pola, así como a los vecinos de Tablao y sus alrededores, ahora muchas están abandonadas. Pero este olvido se rompió este año en San Juan, cuando una de estas fuentes fue recuperada y adornada modestamente. A su lado se colocó un simple cartel contando su historia, lo que ha convertido a Morúes en una parada obligatoria para los caminantes, senderistas, montañeros, ciclistas, etc.

Curiosos se detienen, atraídos por la fuente que había permanecido oculta más de ochenta años. La leen, se empapan de su historia y su curiosa leyenda. No es un simple paisaje en su camino; es un lugar con pasado, una joya olvidada que ahora resplandece. No solo brota agua, sino también relatos de tiempos pasados. En cada gota, un fragmento de historia emerge, invitando a todos a descubrir el legado escondido del Valle del Naredo.

Con el teléfono móvil en mano, inmortalizan la fuente y la comparten en las redes, llevándola más allá de los confines del valle. Gracias a esta iniciativa, el lugar de moda del Naredo es ahora su fuente, visitada y apreciada por muchos, y siempre lista para recibir a más exploradores.            Algunos traen flores para adornarla, otros recogen pequeñas piedras y las apilan en señal de respeto, creando pequeños altares improvisados.

Además, la historia de la fuente ha comenzado a inspirar a artistas y creadores de la región. Poetas escriben versos sobre su resurgimiento, pintores como Gonzalo Barrios capturan su esencia en lienzos, y un músico como es Jesús Alberto Alonso Pacheco a compuesto una melodía que evoca la tranquilidad de su agua. Incluso las leyendas locales se han enriquecido con nuevo cuento titulado “la niña L… y la fuente” escrita por un autor vinculado con la zona, lo que está añadiendo capas de significado a este emblemático rincón del valle.

Gracias a la magia de las redes sociales, la fuente del Valle del Naredo no es solo un punto de interés local, sino que ha capturado la imaginación de personas de todo el mundo. Comentarios y likes se acumulan bajo cada publicación, y las visitas aumentan con cada nueva historia compartida. La pequeña fuente, una vez recuperada, se presenta como una fuente de vida, que da origen a la creación y la renovación"