foto de La Casería en sus tiemposEl Puertu Ventaniella:
la entrada asturiana por las mayadas de Ponga:
el antiguo camín real
entre el cielo azul de La Uña
y el azul del mar.
.
con la chiminea afumando a la espera de la cena:
la tarde en la mayada
Una venta a la antigua usanza
La Casería de Ventaniella:
posada, albergue en la mayada,
con suspiros p'almorzar,
- comida casera,
- pote asturiano,
- fabada,
- fabes con almejas,
- cabritu, cecina,
- chorizu de casa,
- caza,
- tortos d'adobu,
- tortes de maíz,
- picadillo con güevos fritos,
- empanadas,
- boroñu preñáu,
- postre casero,
- suspiros integrales,
- suspiros de mantega,
- café de pote, buen tinto..
Tlfn.de información
669 51 47 61, 679 09 36 50
(Chelo, Tamara, Arancha y Humberto)
los sabrosísimos suspiros pal café, pal postre...
en el menú de la Venta
Y todo ello en cocina de leña,
con las recetas de las abuelas del pueblu.
patatas fritas, carne guisao de la casa y las camperas,
pa cenar: un privilegio tras la andadura por Pileñes...
Y hasta la mañana siguiente,
con el murmullo del río,
el silencio de las camperas,
la brisa fresca del hayedo, del jayéu,
los páxaros al amanecerín,
cuando ya va rompiendo l'alba ...
y van subiendo al ganado los vaqueros
y las vaqueras.
O a dormir en el pueblu,
en La Coviella
(casa rural de aldea)
(Sobrefoz).
Rutas a la carta
(según perspectivas de cada uno y cada una,
según el día, el tiempu y la nublina,
el tiempo disponible, y la estación del año,
por sendas, senderos, pistas todoterreno... :
el placer de la andadura diseñado a la medida.
- El Puertu Ventaniella,
- La Salguerosa,
- La Collá les Arriondes,
- Pileñes,
- Peña Ten,
- El Monte Peloño,
- Les Bedules,
- El Recuencu,
- Caldes,
- El Colláu Zorru,
- L'Arcenoriu,
- La Mayá Viañu,
- La Mayá Cazoli,
- La Mayá'l Xerru
- El Picu Pierzu,
- Maciédome,
- Pandellanza,
- El Tiatordos...
Lugares para pisar sin prisas,
para disfrutar con los cinco sentidos,
para recordar el resto de la semana,
para seguir construyendo los otros días del año...
A) El Peñón del Cabreru
Del Puertu Ventaniella queda un precioso relato oral recogido por Sordo Sotres de los lugareños. En unos tiempos de aquella ruta muy frecuentada por pastores con sus ganados entre los puertos asturianos y los mercados leoneses, muchas peripecias tendrían que soportar hombres, muyeres y rebaños en días de nublina, tormentas, nieves..., por aquellos vericuetos a la falda de Ten y Pileñes.
Por ejemplo, la triste aventura que hubo de aguantar aquel cabrero al que sorprendió una fuerte nevada al paso por la gran peña desgajada de los altos, que hoy reposa muy erguida en el camino de La Collada de Las Arriondas hacia La Capilla y Puertu L'Arcenoriu. Durante unos días el cabreru pudo sobrevivir al calor de sus cabras refugiadas en un recovecho de la peña, mientras se alimentaba de la escasa leche que alguna le podía dar todavía.
Pero las cabras se fueron muriendo poco a poco por el frío y el hambre, hasta que un pastor de La Venta se apercibió de su ausencia, salió a buscarlo, y pudo traerlo ya exhausto a Ventaniella, arrastro y sobre la nieve, aún a tiempo para poder contarlo. Recoge Sordo Sotres esta sentida copla escuchada a Castro Martínez en Sobrefoz:
. "En Puertu de Ventaniella
hai un peñón milagreru
que de fríu salvó a un cabreru
que cudiaba so reciella
como si fose forniella:
les cabres daben calor
y fartábase el pastor
con llechi de la mariella;
les cabres pacíense el pelu
que la fame ya gruñía;
la ñeve caía, caía,
pal pastor no había consuelu;
en esto llegó mio güelu
pa salvalu de la muerte;
de les cabres ñegra suerte
quedó escrita en aquel suelu,
pero El Peñón del Cabreru
desde entonces tien so fama
que la publica una rama
siempre puesta en su quimera".
los buenos xatos criaos con las yerbas del puertu, a la falda de Miédome, Maciédome, Pileñes...Y otras historias ponguetas
Como todas las ventas en el paso de las montañas entre regiones contiguas, la Casona de Ventaniella debió ser lugar de confluencia de muchos pastores de los pueblos del conceyu, pues todavóa hoy escuchamos las resonancias lejanas de algunas, a poco que nos sentemos a dialogar con los venteros y lugareños que la rigen o frecuentan. Las ventas, las posadas, venían a ser el centro de información de todos los pueblos circundantes a uno y otro lado de las montañas.
""Tierra, enséñame
la libertad del águila
que grita en el cielo..."
(de la tribu india de los Ute)
B) La hazaña de Martín Llamazales,
con el ataúd de su esposa durante unos cuantos días, bloqueado por la nieve
Protagonista de la obra publicada por
Gerardo López y Gonzalo Barrena:
Viaje al mundo de Martín Llamazales.
Los Beyos de Ponga. 1893
La voz oral está muy arraigada en los pueblos de Los Beyos: Vivoli, Casielles, Biamón, Tolivia... Nos cuentan unos nativos de Casielles el relato detallado de un vecino de Llué, en otra nevaona de 1893: Martín Llamazales, muy famoso por su fuerza y hazañas. Se dice que en una ocasión, bajando él solu al ombru una osa que habían cazado unos cazadores, rompió las madreñas por el peso del animal sobre sus espaldas. No le dio importancia al percance y siguió monte abajo caminando en escapines hasta el pueblo.
Ya con en forma literaria de novela, Fernando Barrena y Gerardo recogen la voz oral que perpetúa la hazaña legendaria: en un invierno con gran nevada, se murió la mujer de Martín Llamazales, éste no pudo bajar desde Llué a Tolivia para avisar a otros vecinos, pues había demasiada nieve.
Entonces, Martinón -como le decían en los pueblos por su fuerza- hizo una caja de tablas a modo de ataúd; metió a su mujer dentro, y de noche la sacaba fuera de casa para que se conservara mejor con la nieve y el hielo. Así estuvo ocho días hasta que se fue quitando la nevada: él mismo cargó a sus ombros el ataúd, y llevó a su mujer como pudo por los caminos hasta Tolivia para darle sepultura.
Escuché contar con mucho respeto esta leyenda entre algunos ponguetos ya muy mayores que, incluso, conocieron de jóvenes a Martinón -como decían aquellos pueblos cuando él vivía.
C) O la nevaona de Ponga en el 88 -voz oral escuchada en el Puertu Ventaniella-: el valor de aquella heroína de Vega Cien, que sobrevivió en la cabaña gracias al calor y a la leche de las vacas; pues sobrevivió ella y el recién nacido al que allí mismo había dado a luz aislada por la nieve...
Cuenta la voz oral que en la gran nevaona del 88 (1888), una mujer de Vega Cien subía a poblar el ganado a su casería en los cordales altos el pueblo, ya en estado muy avanzado de embarazo: eran aquellos duros tiempos tan lejos de las tecnologías y costumbres renovadas. Esa noche, en pleno invierno, empezó a nevar con tal fuerza que ya no pudo descender de nuevo a casa, pues la senda se hacía imposible para su estado.
Pero los vecinos vecinos tampoco pudieron subir a rescatarla en unos cuantos días -cuentan los pastores- pues la nieve no les permitía dar paso monte arriba. Cuando al cabo de una semana pudieron, por fin, romper senda, se acercaron con miedo a la cabaña, sospechosos de que había ocurrido una doble desgracia.
Por ello, se fueron aproximando silenciosos y expectantes, a la espera de la desgracia. Pero ocurrió lo más inesperado: a medida que se acercaban, vieron que la cabaña echaba humo, lo que interpretaron como signo de esperanza.
Una vez llegados, la madre les explicó la razón del milagro: el niño había nacido bien, y se había salvado gracias al calor que le daban las vacas, pues los dos se metían entre ellas para dormir entre un poco de yerba, acurrucados entre vaca y vaca.
Y, así, día tras día, a la espera de que la nevada escampara y pudieran volver a casa, con la leche y el calor, que le daban las vacas, el milagro se había completado. La muyer, el guaje y los vecinos solidarios, todos regresaron gozosos al pueblo, convencidos del valor y la fortaleza de una madre, en plena nevaona del 88.
.
Ya con el crepúsculo colgado de la ramas,
camín de la Venta a pernoctar al murmullo del ganado en la mayada
Para las etimologías de los lugares:
ver el Diccionario etimológico de la montaña asturiana
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