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el frisnu na seruenda:
el fresno en otoño
FRESNEO
Parte ya publicado en el libro
Por los pueblos de Lena
(pp. 352 ss).
Xulio Concepción Suárez.
Edición actualizada,
HiFer., Oviedo, 2014
Un pueblo en la estrategia de los caminos
Fresneo es el pueblo de la parroquia de Las Puentes (Lena), que dista 12,5 kms. de la capital del concejo, con una altitud de unos 600 ms. Tuvo hasta 40 personas. El poblado se sitía sobre Fierros en un pequeño altozano en la pendiente, a pocos metros de la Estación de Renfe. Un pueblo vistoso, discreto al paso por el valle, soleado buena parte del año, sosegado sobre la encrucijada de ríos, puentes y caminos en el fondo de la vaguada.
Fresneo es un pueblo con la sabia estrategia de pobladores milenarios: ver y no ser vistos; observar, contemplar, sin ser contemplados ni observados demasiado... Abajo Las Puentes: aquellos pontones de maera (latín illas pontes, puentes grandes) para cambiar de ladera en las distintas direcciones de la andadura, y según las exigencias del clima en cada estación del año. Nunca fue Fresnéu, ni Fresnedo, entre los lugareños, como se deforma a veces en algunos mapas y libros de rutas.
Las partes del poblado y los nombres del contorno
Fresneo tiene varias partes por las diversas caleyas. A la entrada desde Las Puentes, La Casa'l Quentu: conjunto señorial de vivienda, horro, portalá, corralá, cuadras ... Arriba, La Casona y El Cuartón ; más al sur, El Quentu, Ente la Peral y La Muezca (una cuaña que da vista a la Estación de Fierros.
El pueblo de Fresneo tiene larga historia al lado de aquel camino, el camín de peregrinos (camín francés), que venía de los altos del Payares por La Abadía de Arbas, descendía por La Calera, La Casa Tibigracias, Polación, Samiguel... Subía por Santa Marina, Yanos de Somerón, pasaba por Munistiriu, La Berguera (la alberguería de los peregrinos), cruzaba La Pena Serralta, y se dirigía a Fresneo. Otra desviación (para las carretas y xarrés) ascendía por Fuentes, Espinas, y retomaba el camín de La Mortera, otra vez a unirse con el de Munistiriu hacia el poblado.
el alcafrisnu
Al paso del camín francés: el camín de peregrinos y romeros
Y de Fresneo, al Cabanón, Samiguel d'Heros, Herías, Campomanes, Bendueños... Era el camín del verano por la ladera más fresca del valle. Por el invierno, en cambio, el camín francés descendía por la vertiente opuesta: La Romía, Naveo, Orria, Parana, Güeches, Congostinas, Casorvía, Malveo... La estrategia bien trazada de los sabios caminantes y lugareños tiempo atrás: caminos al sol, y caminos a la sombra. Cada cosa a su tiempo. No había otras comodidades.
Hoy, el pueblo lucha por la mejora de sus perspectivas y comunicaciones también. Un grupo de vecinos y vecinas unidos y emprendedores (como en aquellas esquisas comunitarias de antaño), trabaja en varios proyectos, entre otros, el de reconstruir el camín de peregrinos, ahora intransitable por La Penasca Serralta. Sería una buena vía a pie, sosegada y placentera para la andadura larga, tras los pasos de aquellos romeros medievales, que por aquel entonces venían nada menos que de Francia.
La Casa'l Quentu
Es el caserón que destaca en el pueblo, no sólo por su posición saliente y apartada del resto de las viviendas, sino por la estructura muy conservada (hoy bien reconstruida), que ofrece: panera (seis pegochos), portalá empedriá, una capilla, el pareón de alreor, la caballeriza, los duernos de piedra ... Una quintana completa a la antigua usanza.
Desde el pequeño saliente del caserón, hoy bien remozado, se divisa todo el valle de Fierros. La Casa'l Quentu (de Los Campomanes) está situada junto al camín real que venía de Munistiriu por Espinas, y continuaba hacia Heros, San Miguel, Herías... Se accede a la portalá por un portón con dintel superior de piedra enteriza (unos 2,5 m.). Tal vez, el origen del poblamiento que se fue organizando alrededor.
Una vez más, como la mayoría de las casonas, es el último lugar del poblado (junto con La Muezca), donde se quita el sol en los días más cortos del invierno. Todo el conjunto de La Casa'l Quentu está levantado en piedra labrada, y gruesas maderas, aunque varias veces reconstruido, a juzgar por los sillares y dinteles cambiados de lugar en las paredes de hoy. Los suelos ocultan buenas chábanas (grenu y caliza), anchas, gruesas, pulidas..., ahora semiocultas entre capas de cemento y los efectos del desuso y de los establos.
Fuera del conjunto, al lado del portón, está La Capilla'l Quentu , con la puerta al camín. Bajo la casa y la capilla, el nombre de Las Güertas ( praos hoy), recuerda los sembrados de ayer. Finalmente, una palmera, dos laureles y algunos fresnos, defienden el edificio de los vientos del norte.
El nombre de Fresneo hasta el detalle.
En principio, el origen del nombre es evidente: lat. fraxinetu, 'lugar abundante en fresnos', antes muy empleados para diversos recursos (maera pa mangos, fueya en verde na seruenda, foyaos pal ganao pel invierno...). Y la mejor leña para el fuego, de donde el dicho:
"Dixo-y el frisnu a la faya:
si nun fora de vergüenza,
ardería baxo l'agua"Otros muchos parajes tienen nombres significativos. Resulta de interés el lugar llamado La Ninina de Serralta : una peña alargada en vertical, al sur de las casas, que, contemplada en perspectiva desde la cuaña de La Muezca, recorta en el espacio la silueta de una" niña" (cabeza y medio cuerpo). La imaginación popular fue construyendo con el tiempo su pequeña leyenda sobre el nombre, pero sin motivación original concreta.
Como una nota más de cada palabra aplicada a una cualidad del suelo (cada topónimo), llaman La Fuente la Pinga a un pequeño manantial muy escaso (que sólo pinga ), al que iban a buscar el agua para las legumbres ("cocían mejor" -dicen allí-).
Otras funciones completaban la pequeña actividad del pueblo. Sobre La Mortera, saliendo a La Vega'l Puzu, quedan los restos de La Teyera : algunas pozas en el suelo, donde extraían la masa para las teyas ; y abundantes trozos esparcidos en torno al pequeño forno donde las cocían. Hoy es casi un barcial. .
Destaca, por la singularidad del nombre, La Barcelona: zona de praos y mayaos sobre el pueblo, húmedos y abundantes, como corresponde a la palabra bárcena (tal vez, del vasco ibar, 'vega'), luego *bar-c- (lugar húmedo). Algo parecido ocurre en Bárcena de Los Pontones (entre las buenas y húmedas fincas del triágulo que deja la confluencia de los ríos de Tuíza y Foz).
Y en tantos lugares asturianos llamados Bárcena. Más cerca del poblado, sobre las mismas casas, está La Iría San Esteban: hoy praos y tierras, antes cultivados, en las que, al labrar, se encontraron restos de edificaciones y algunas losas plantadas en el suelo. Por esta razón, los vecinos continúan la voz oral de que allí estuvo el primer núcleo habitado del lugar.
la noble madera del fresno:
resistente, ligera, fina, duradera...
Para más información,
ver
Diccionario Geográfico de Asturias,
Ciudades, villas y pueblos.
Editorial Prensa Asturiana.
Colaboración de Julio Concepción Suárez.