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El corderu a la estaca
y El Prau Llagüezos (1)
Parte de estas conclusiones
ya fueron publicadas
en diversos trabayos del autor:
Xulio Concepción SuárezPero con las cosas siempre empezando por sus nombres...
El origen del corderu a la estaca, tan difundido últimamente, nada tiene que ver con las interpretaciones que aparecen con frecuencia en algunos folletos propagandísticos al uso, con fines exclusivamente politizados.
La Fiesta'l Corderu es ya parte del patrimonio popular, es un premio merecido a la buena vecindad entre conceyos limítrofes, lo disfrutamos los lenenses y los quirosanos (también más o menos primos o hermanos), pero nada tiene que ver con los inventos puramente verbales de un turismo mal entendido ("las trampas siempre rescamplan" -dicen en los pueblos).
Que siga la fiesta por muchos milenios, pero llamando a las cosas por su nombre, que para eso están las palabras y los hechos.
Pero los inventos y los infundios (las mentiras, en este caso) pueden ir muy lejos. Hasta se llega a decir (mal-informar, manipular...) que el corderu a la estaca tiene en Lena tradición milenaria, que es costumbre prerromana, que es patrimonio exclusivo de Lena y de Quirós...
Y semejantes manipulaciones sólo confunden a los asturianos de buena voluntad. Una manipulación informativa entre otras. Hasta algunos vecinos y vecinas que aprecian la cultura rural se sienten ofendidos con semejantes infundios (mentiras, en ste caso).
Cuando Antón Viejo regresó de L'Argentina a Los Pontones
El origen del corderu a la estaca lo recuerdan, sin ir más lejos, paisanos que tienen hoy 70, 80... años. Ésa es toda su antigüedad en estos pueblos. La cosa es mucho más sencilla: aprendimos la técnica también de las culturas amerindias, como tantas otras buenas costumbres y productos que disfrutamos hoy venidas de allende el mar (patatas, maíz, chocolate, tomates...).
Un patrimonio que agradecer a culturas tan ancestrales como las que proceden más allá del mar. La culturas ultramarinas: palabra exacta.
Y recuerdan el origen del corderu a la estaca personas bastante más jóvenes como Tere Viejo, que nos cuenta la versión que llegó a ella. En los años cuarenta Antón Viejo el de Los Pontones trae de Argentina la técnica de asar los corderos a la estaca. Queda la casa hoy reconstruida en hotel, justo al otro lado del río, camino de La Cortina.
Antón fue uno de los emigrantes lenenses que no se marchó a América precisamente por necesidades económicas, pues era de familia bien: tenía y tiene posesiones y haciendas en la parroquia de Telledo. Antón nació en 1879, estuvo 25 años en La Pampa argentina (en La Patagonia) y murió en 1959.
Antón había emigrado a América por quedar viudo sólo a los 6 meses de casarse. Otros muchos lenenes, en cambio, sí emigraron por probar suerte al otro lado del mar: muchos ejemplos en el concejo y en toda Asturias, en zonas rurales, sobre todo.
Una de tantas innovaciones migrantes de unas culturas a otras
Asturias debe muchas atenciones a los paises receptores de inmigrantes por los beneficios que le reportaron desde los años cuarenta, sobre todo, tras la guerra in-civil (para ser exactos). Emigrantes rurales, perseguidos políticos, hombres y mujeres en busca de la aventura, el riesgo y la creatividad.
Fueron emigrantes (inmigrantes, según se mire) Es todo ese conjunto de Indianos que volvieron con más o menos suerte: una gran mayoría volvieron más o menos ricos, trajeron dinero, y levantaron todas esas casas ricas que llaman Casas de Indianos (son famosas en Llanes, Porrúa, Posada y todo el oriente asturiano). Y muchas innovaciones trajeron los emigrantes de regreso.
Antón Viejo Menéndez era hermano de Pedro y familia de los Menéndez Pidal de Payares (Ramón, Juan, Luis...), de importancia decisiva en varias facetas culturales asturianas, españolas, internacionales... (filología, lengua, historia, arte...). En consecuencia, todos ellos coincidían a veces en el pueblo de Los Pontones por motivos familiares, vacaciones, descanso...
Los primeros corderos a la estaca..., en Los Pontones
En este contexto, surge la técnica de los corderos asados a la estaca en Los Pontones. Antón la había aprendido bien en Argentina, donde había tenido un rancho de ovejas entre otros animales.
Con motivo de esas celebraciones de vez en cuando agasajaba a los invitados con un corderu a la estaca, que mucho había de chocar entre los vecinos: para los pobres, pues un cordero era un lujo, que no se podía disfrutar porque había que pagar impuestos, rentas... El privilegio de unos pocos.
Y no se ponían los corderos a la estaca, porque se estiraban para menos comensales. Sabido es que el corderu a la estaca pierde la mayoría de las grasas: es decir, se desaprovachan.
A todo más el corderu se comía el día de la gran fiesta del pueblu, y sólo entre las familias más pudientes: se guisaba, se asaba al forno, simplemente, o se ponía a la caldereta.... Sólo se comían las oveyas vieyas, las que ya no parían, las machorras... Los corderos y las corderas, que eran para la cría y la recría.
Lo atestiguaba Rebustiello, en La Nueva España, allá por los sesenta...
La familia de Antón el de Los Pontones, como eran pudientes y emigrantes venidos con buen pie, se permitían el lujo. El periodista Rebustiello (inconfundible cronista de las costumbres lenenses) ya sacó estos temas rurales, como otros muchos, en sus páginas asiduas de La Nueva España, allá por los años 60-70... Allí dejaba claro Rebustiello el origen de la costumbre del corderu a la estaca.
Hasta se se ideó El Corderu y El Prau Llagüezos allá en La Campa los Fitos del Aremu
Años más tarde (allá por los 60) se inventó, como se verá, la llamada Fiesta del Corderu en el igualmente llamado ahora Prau Llagüezos, en rigor y para los paisanos lenenses y quirosanos, La Campa los Fitos. Es decir, el alto divisorio de Lena y de Quirós sobre El Alto La Cobertoria y Campa la Soma, a las faldas del Aramo.
Una cumbre muy vistosa, asentamiento milenario de enterramientos megalíticos: dólmenes, menhires, túmulos... Es decir, los fitos ('piedras plantadas') que dieron lugar a La Cobertoria: las cobertorias, las coberteras de grandes piedras..., en los enterramientos prerromanos (documentados hoy en buena parte).
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Diccionario toponímico de la montaña asturiana
Julio Concepción Suárez