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Porque, como decía el escritor portugués Miguel Torga:
"Lo universal
no es más que lo local sin muros"
Foto de Rufino Vallejo: a la Escuela Casorvía, tantos lustros atrásCon la "e" de cuscurpín
Revista Vindonnus: Rufino Ceferino Vallejo y Xulio Concepción SuárezLibro de Mario Obrero:Con la e de cuscurpín. Editorial Anagrama, 2025
A) El libru de Mario Obrero
Todo un honor la lectura del libro reciente, Con la e de cuscurpín, así titulado por su autor, Mario Obrero. Y ello no porque este autor recoja aquel artículo publicado en el nº 6 de la Revista Vindonnus, con el título L'Ascuela Casorvía (por Rufino Ceferino Vallejo y Xulio Concepción Suárez), si no, y sobre todo, porque Mario Obrero va poniendo en valor la importancia decisiva del aprendizaje en la lengua vernácula -oficial o no oficial-local, autóctona, de cualquier región peninsular. Así lo va atestiguando en las que estudia con ejemplos de forma tan didáctica y amena: castellano, galego, aragonés, catalá, aranés, asturianu, estremeñu, euskera.
Y lo hace el autor Mario con un estilo tan didáctico, ilustrativo, visual, como poético. Dice así el texto (p. 132):
"En la revista Vindonnus, un artículo de... cuenta una historia de infancia. La nieve cubre la parroquia de Casorvía. Con la exacta insistencia con que los copos caen al techo de los establos, con el mismo frío, franquismo y nieve comparten un mismo silencio gélido. Los niños del lugar van a la escuela. El primer día de clase el maestro, castellanohablante, enseña las vocales. En la pizarra amenaza una A mayúscula con aristas de escuadra y cartabón, mientras una a minúscula se perfila lenta como la piedra de un molino.
El maestro dibuja al lado un abanico y examina a las rodillas desnudas: «es la a de... ». Todos los guah.es gritaron al unísono: ¡a d'abanicu! Del abanico al abanicu el pecado de hablar tu lengua se podía permitir. Las terminaciones en -o calarían de forma más paulatina, convertidas en noticiarios, textos escritos, señoritos de capital y años de maestros no asturianos. Al llegar la siguiente vocal, la diferencia entre lengua hablada y lengua oficial se abre como las hoces de un río.
La e aparece al tiempo que un erizo ocupa la pizarra. En ese baile de partículas, la tiza cayendo al encerado, el maestro repite la operación: «es la e de...». Los guah.es, sin dudarlo, replican: ¡ye la e de curcuspín!
Por mucho que salgan a la pizarra, los erizos normativos son pocos en comparación con los curcuspines asturianos, sardos, euskaldunes o bereberes. Las minorías, en su conjunto, son mayoritarias y universales. En un mundo tan arrasado de erizos monocromáticos, buscar el curcuspín es una necesidad” (p. 132 del libro).
B) El artículo de Vindonnus, por Rufino y Xulio
Reproduzco tamién el testu completu de Rufino y míu, pues pa nosotros fue una ilusión redactalu así: recordar esa importancia que le damos hoy a aquellas expresiones de una tsingua asturiana, tan poco valorá -y hasta despreciá- por la xente más fina naquetsos tiempos.
Hoy disfrutamos el doble, comprobando que, gracias a las palabras de nuestras caleyas, no sólo aprendimos nosotros toa la vida, sino que enseñamos per las aulas, durante décadas, que sólo se apriende desde lo que caún y caúna sabe ya de alguna manera, insertado encima -enchurdiando, encaxando...- too lo que vaya viniendo después. Aprendimos xuntos, antes y después.
Resumíamos así nel artículo citáu una de tantas aventuras pe la escuela:
E..., DE CUSCURPíN (p. 104-108)
"El maestro sentómos n'aquetsos pupitres de maera y entamamos col famosu Rayas. La primera páxina traía las vocales: a, e, i...; y, a la vera de caúna, un dibuxu como exemplu qu'emprecipiaba cola mesma letra: asina, la a..., y el dibuxu d'un abanicu. Toos pensemos que aquetso diba ser muy fácil, pero tsuiu tsegaron las dificultaes; la e..., y el diuxu d'un cuscurpín, que ya nun mos cuadraba.
- E..., de cuscurpín -decíamos nosotros, convencíos, claro.
- ¡Que no! E..., de erizo, ¿no lo veis? -decía'l maestro, tsevantando la voz ya bramente-.
-Eso ye un cuscurpín, e..., de cuscurpín -nosotros ensin dudar migaya-.
Y, asina, hasta que algún de los mayores, que ya sabían leyer, nos esplicó que en castetsán cuscurpín decíase erizo.
- ¿Como los arizos de las castañas? -nosotros, erre que erre-.
- Sí, pero emprecipiando con e..., no con a...
Y toa la mañana cola mesma cantinela pa nosotros, con los güeyos clisaos mirando pa las letras y las palabras que nun mos cuadraban.
I..., de ilesia; o..., de güiyu -convencíos otra vez..., por supuestu.
-¡Y güelta la burra'l trigo! O..., de ojo; u..., de uña.
Y así, puquinín a poco, fuimos entrando pelas letras, qué se diba facer, habría que facer quesu al mestro ...
En fin, la Escuela Universal de Casorvía, de Irías, de cualquier pueblu asturiano, de cualquier pueblu rexional en cualquier lengua..., tantos lustros, décadas, sieglos atrás... Pero de actualidá inequívoca nesti mesmu milenium dixital. A la vista está.
Foto prestada por Gloria Muñiz: los segaores del pueblu, en andecha comuñera
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