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Resumen del libro
Por los pueblos de Lena
(pp. 302 ss).
Julio Concepción Suárez.
HiFer., Oviedo, 2014.

La Caleya.

Barrio de La Pola en el entronque de los valles de Lena y Piedracea, sobre el río Naredo (El Río Piquinu, todavía para muchos). Suponía el camín a Quirós, por La Flor, Morúes, Tablao...

Hoy La Caleya recuerda un barrio relativamente conservado, con unos cuantos edificios nuevos, más o menos transformados desde sus estructuras antiguas. No por casualidad, recientemente se viene realizando cada primavera el llamado Mercáu Astur, a la usanza de los primeros mercaos lenenses que recuerda la Carta Puebla firmada por el mismo Alfonso X el Sabio allá por el año 1266:

"E nos, por les fazer bien y merçed e por que la tierra se pueble mejor y sea más al seruicio de Dios y de nos, otorgámosles que fagan la puebla en Parayas".

Entre los oficios artesanos se recuerda especialmente a Custodio’l de La Caleya: aquel carpinteru y ebanista que tallaba relojes, construía figuras decorativas para los salones… O a Julio Comonte: carpinteru y ebanista también, que ejercitó su afición de toda vida en el silencio creativo de quien sólo pretende desarrollar el arte en la madera, de castaño sobre todo: arcones, escritorios, sillas, sillones, marcos, armarios, tayuelos (el tayuelu, el tayuilu asturiano), figuras humanas, figuras animales...

Y, sobre todo, bargaños (el bargañu asturiano): el escritorio a la antigua usanza (en madera tallada, en castaño...), que tanto le gustaba a él trabayar.

Parayas, de los documentos medievales.

La estructura y posición de las casas de La Caleya sobre las aguas del río, junto al camín real a los pueblos quirosanos, hace pensar en un poblamiento antiguo, por supuesto, muy anterior al núcleo urbano de La Pola. La Caleya supondría un lugar de paso secundario (lat. callicula, diminutivo de callis, ‘vía en poblado’, ‘camino estrecho’), que se continúa más arriba, en La Fuente la Caleya (o Fuente Vieya) a la entrada de Palaciós, entre el río y el camino, antes del puente.

Lugares de paso semejantes por estos valles, entre vías principales y secundarias son: La Caleya (en Carabanzo, Retrullés, San Andrés de Parana, Zurea); Las Caleyas (Linares de Riba), La Caleya Riba y El Caleyu (Xomezana Baxo), El Caleyón (en Tuíza Baxo), La Caleyona (en Congostinas), Los Caleyones (Sotiecho), El Caleyón de l’Infierno (Tuíza Riba), El Caleyón del Saliigu (Las Monas), La Cuaña’l Calexu (Zurea), El Caleyín (entre Xomezana y Zurea, valle de Las Cangas)... Todos ellos en conexión con los caminos principales de los distintos valles.

Algún vecino mayor de La Pola recordaba confusamente La Paraya como un lugar sobre La Caleya, tal vez, zona de Gobernación actual (aunque no lo confirman otros). La Paraya atestiguaría esa pequeña ‘parada’, en el lugar más apacible antes de iniciar las pendientes del valle (tal vez, a partir de para, ‘parada’, ‘zona junto al agua, adecuada para ‘morar, cultivar, recoger’ el ganado...).

Hay Paraya sobre La Cueva y Ronzón; Las Parayas, en Carraluz; y Las Esparayas, en La Frecha (ahora, una finca pendiente, cortada por la carretera vieya; pero, antes, con una explanada que llegaba hasta La Capilla’l Cristo, sobre el camín de La Xuliana).

Esa posición apacible de La Caleya sobre las aguas del Naredo, en el primer rellano entre las pendientes de ambas laderas, a salvo de la confluencia con el Lena, debió congregar pronto un primer núcleo más seguro y topaeru para levantar morada en La Pola: casi como hoy, paradógicamente, está otra vez de moda una vivienda en La Caleya.

La Fuente l’Ablenu, La Fábrica Madreñes...

Hasta no faltaban los frutos, pues queda La Fuente l’Ablenu (aunque ya no se arrebusquen los ablanos); o La Nozaleda (calle, hoy, sin un nozal), pero antes, con aquellos árboles tan valorados por los vecinos, por la fame que quitaban todo el año.

Otro dato identifica La Caleya como la zona más asentada y topaíza de La Pola: La Bolera (sobre lo que es ahora acera y casas laterales de la carretera a Quirós), que nunca faltaba en los pueblos mayores ni más pequeños; aquella Bolera destinada a llenar el tiempo estirado y libre, las tardes del domingo, sobre todo.

Tampoco faltaba en La Caleya la pequeña industria rural de muchos poblados entre caminos: La Fábrica Madreñes (en la actual Casa Vaquero, luego Herederos de D. Herminio).

Más arriba (entre Casa Carmina y el Puente la Renfe), estaba La Fábrica Piedres d’Afilar (para distribuir a otros lugares aprovechando el paso de los carros). Todo un conjunto de actividades artesanas en relación con los caminos: alimentos, ferreros, posadas…

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