Palabras clave, tags: brañas, Lena, vaqueros, tradiciones, ganadería, cabañas, La Carisa El ramu la yerba na cabana'l puerto. Un día de paisaje en la cabaña. |
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Comienza la vida de las brañas por mayo arriba, "Mañana voy pal puertu |
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Una vez en la braña, comezaban nietu y güelu los trabayos en torno a las cabanas: reteyar con tsábanas, cuidar y curar el ganao... |
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Tiempo atrás, imprescindible resultaba la butía la leche (la del piniitsu) pa facer la mantega. |
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De manera paralela, se bajaba el caballo del monte, pa emprecipiar la yerba: xubir y baxar al puerto, palanquiar, acarretar... |
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En los trabayos de la yerba ayudaba toa la familia: güelos, fíos, nietos, si bien caún y caúna facía según sus posibilidaes y preferencias (segar, desaverar, esparder, amarachar, esmarachar, estolexar cerneyos y burraxos, agarabatar, acarretar, meter nel payar, sotrabiar ...) |
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Y con el saber y cuidaos de las muyeres, especialmente, a la hora de esparder y revolver: quitar carbazas, artos, cardos..., de forma que la yerba llegara limpia y aromática al payar |
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Por esto , los garabatos, los forcones, las palas... siguieron siendo usadas por los paisanos y paisanas más arraigados en su medio. |
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Los montones se palanquiaban hasta el bucarón del payar, directos a la pecha: había que apurrir, apechar, sotrabiar... |
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Más tarde, la empacaora fue mitigando el duru trabayu de la yerba. |
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De vez en cuando, los vaqueros han de xubir al puerto a controlar el ganao, ya que no suele permanecer el vaquero todo el verano en la mayada. |
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Dar sal al ganao es la forma segura de concentrarlo a la voz del dueño en torno a sus pastos preferidos. |
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La hora del miriu: En otras ocasiones, según la hora del día, |
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El toro (el güe, l'anuyu) es el rey de la braña: suele acompañar siempre su cabaná, salvo que se traslade a otra tras de alguna vaca. |
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Y bien que agradecen las vacas el sal: pa evitar el pruyíu que yos-produz la pación del puerto. |
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Los cantizales altos, los pastos cimeros del puerto, son preferidos por el ganao: más sabrosas las yerbas, con las raíces más profundas y batida la planta por los rigores de las cumbres. |
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La hora de dir picando pe la pegarata Por fin, a sentase al frescor de la cabana, |
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Por ejemplo, el remu la yerba celébrase con algún corderu asáu a l'astaca por las hábiles manos, tiempos y tacto de José Antonio, nesti casu: eso ahora, claro. Antes, oveya a la caldereta, nel meyor de los casos. |
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Nun faltan unas buenas botas de vino, como antes nun faltaba el pellleyu de la piétana y la pez, con vino toro de Castietsa. Aunque con diferencias, claro: el pelleyu tenía que durar tul verano. Y n'acabándose, ya nun había otru... . |
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De vez en cuando, el vaqueru va probando el cordiru: en parte por ver si ta ya nel so puntu, y en parte por probar la navaya..., vamos..., allá sobre las dos de la terdi. |
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Y si hay guapamente xente (los que participaron na yerba), cordiru doble. |
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Puestu'l corderu ya na mesa, |
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Pue completase la sobremesa con alguna empaná fecha con el arte de las manos de Fifi, Solita, Rosi, Amparo, María, Reyes... |
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Como además, nel mayéu nun hay que conducir más que sobre las chirucas (o las madreñas) pe los senderos tras alguna res, esi día pue apretase un poco más l'asguitoná de la bota, pa compensar en parte tantas calismas de preu en preu. |
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Y, de postre, unas casadietsas de Rosi al forno, pa seguir chupando los deos per un buen retu. |
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O, pa variar un poco, unas casadietsas de Fifi hoxaldrás, si daquién las prefier conel café de pote o de tizón, al fuiu del tsar. |
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Ya na seruenda (el otoño) el vaqueru empieza a baxar las reses hacia las caserías de los cordales. |
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"Lo que más le puede gustar a Manolín cuando llegan las vacaciones de verano es marchar al pueblo y subir con el abuelo Lolo a cuidar el ganado. Se ve que es algo que lleva en los genes porque desde muy pequeño siempre sintió fascinación por las vacas del abuelo. Y claro, el abuelo encantado. Ahora, todos los veranos, niño y viejo suben juntos por el camino de la braña, cada uno con su vara de avellano. El nido de un pájaro carpintero, la cría escondida de una venada o el vuelo silencioso del águila real sirven para que el abuelo empiece a contar alguna de las historias de su tiempo. Historias de hambre y trabajo duro, pero también de amor por el monte y el ganado, y de un modo de vida ancestral en medio de la naturaleza" |
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Y, por fin, tras la otoñada, |
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