Costumbres, tradición, gastronomía, trabajos rurales, vida vaqueira, saber popular

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El Güiyu la Fuente:
el nacimiento del río
(Puertu Axeite)

Una braña, a la antigua usanza

Axeite es la braña que se encuentra subiendo al Alto'l Palo (La Cubilla para los leoneses, y en algunos mapas): una mayada casi al completo, incluso en estos tiempos del milenium. Allí se instalan cada verano Abilio y Matutina, como a la antigua usanza, desde primeros de xunio a últimos de setiembre.

Tienen ayuda, claro: la familia sube ocasionalmente, cada pocos días, los fines de semana, por si algo yos-ficiera falta. Los dos andan por los ochenta..., y siguen siendo al alma de estas alturas, con su salud muy bien conservada, por lo menos en apariencia, claro...

Esa cultura milenaria en la memoria de las mayadas

Todo un patrimonio etnográfico -etnolingüístico, sobre todo-, suponen estos dos vaqueros, que mucho agradecemos los caminantes por los pueblos y las montañas. Una muy grata parada obligatoria para tantos montañeros, estudiantes, investigadores..., con sus trabayos sobre el terreno para sus diversos objetivos y campos. Imprescindibles los dos, vaqueru y vaquera en la mayada: con unos jóvenes detrás, que bien aprendieron las lecciones ganaderas de paso.

Sus trabayos, casi los de siempre: las vacas, las oveyas, los perros pa espantar chobos, osos, raposos, xabalinos...; y, así, poder vivir de sus ganados, al tiempo que mantener viva una braña; sobre todo, un sistema ecológico en el sentido etimológico de la palabra: conservar las camperas, convivir con la fauna de forma equilibrada, sostenible para unos y otros.

Cuánto agradece el que va de paso el verdor de una mayada habitada; la conversación con sus pobladores de siempre: los sabios de un paisaje milenario. Pero eso tiene un precio, claro: hacer su vida posible en sus cabañas; cuando no se pueden tocar los peornos ni las ortigas, las camperas se vuelven matorrales, a la espera del fuego arrasador. A esto no llegan, de momento, algunos técnicos de corbata y de moqueta; ni algunos políticos... Pero tengamos esperanza: a no ser que el fuego se haya vuelto ya un negocio, claro.

Cuando de imprevisto, el pequeño arroyo de la mayada, se convierte en surgencia por unos días

Me cuentan estos vaqueros que las aguas de la braña se vienen alborotando en los últimos años, por causas para ellos desconocidas: de repente, hace dos años -2016-, el 10 de xunio, irrumpió de golpe una gran cantidad de agua en el manantial del arroyo; una surgencia nunca vista en sus ochenta años ni de zagales ni de vaqueros, entre aquellas cabañas. "Paicía una catarata" -precisan por más datos.

El río imprevisto que rompió de golpe en El Güiyu la Fuente -nombre evidente-, se convirtió en una mezcla de agua y abundante barro; el caudal desbordado inundó las riberas del arroyo hasta la altura de las cabañas -situadas con su estrategia siempre previsora, a una cierta distancia a salvo de posibles hinchentes-; el arroyo desbordado llenó ahora de lodo las praderas verdes a rebosar por este mes de junio. Como un metro en altura, calculan los vaqueros que aumentó de golpe el arroyo por aquellos días.

Una surgencia extraña, al modo de unos nuevos garrafes ajenos a estos altos

El río tan extraño a la braña terminó por asustar a los vaqueros, familiares y vecinos de paso, con unos rugidos en la surgencia nunca escuchados entre aquellas cabañas. A los tres días, de repente también, las aguas se hicieron ya más limpias, y empezaron a bajar de nivel; como a los 5-6..., una semana...

Tras la irrupción misteriosa, el arroyo volvió a su caudal de siempre, sin más signos que el bocarón de la surgencia -el burecu del Güiyu, nos precisan-, y el barro diseminado por las riberas. Un garrafe nuevo, como bien saben los quirosanos de Bueida, en sus espectaculares surgencias cada año de primavera: cuando atempera.

Pero con una diferencia significativa: los garrafes de Bueida, esperables cada año, revientan bajo las peñas de Socetsares y Ventana con los desnieves del invierno; mientras las nuevas surgencias de Axeite, desconocidas antes, revientan bajo las cumbres de Las Rubias y las Ubiñas en estos últimos años, precisamente sin nieves invernales; con las mayores sequías de las últimas décadas. No parecen proceder, por tanto, de nieves acumuladas en las entrañas calizas.

Hasta se repitió el garrafe en el valle de al lado por los mismos días

Algo parecido ocurrió en el valle vecino del mismo puerto, en Las Fuentes de Axeite: las pequeñas surgencias de esta mayada, las de siempre, reventaron también por esos mismos días, aunque en cantidades menores, al distribuirse las aguas por unos cuantos manantiales -hasta la media docena, que dan origen al arroyo-.

El relato -y las sospechas- de los vaqueros se completó esta misma semana -última de xunio-, cuando unos biólogos -o geólogos, o algo así..., nos dicen a su modo-, vinieron preguntando por el río y las surgencias: se ve que ellos lo sabían bien, taban enteraos...; pero ya podían haber venío en su puntu, cuando taba el hinchente a rebosar... -matizan también convencidos.

Y sin más explicaciones, nin de técnicos nin de naide..., seguimos con la oreya y la vista preocupaos en las cabanas...

Nun mos dieron más explicaciones los técnicos: sólo que andaban catando de ónde podría venir tanta agua; ónde podría haber roto una tsaguna, algún tsegu... Se fueron sin más noticias hasta la fecha.

En fin, de la conversación vespetina hasta buenas horas del crepúsculo tan acogedor en los altos de la braña, las sospechas fluyeron tan uniformes como las mismas aguas del buracón: los manantiales que se secaron en la vertiente leonesa con motivo de las inadecuadas perforaciones de la Variante, por algún sitio tendrán que empezar a reventar. Taba visto...

Si se quedaron secos tantos pueblos y majadas leonesas en torno a los acuíferos registrado de las Ubiñas -unos 14, bien dibujados en los mapas geológicos documentados-, con sus aguas de siempre; si los arroyos y ríos secaron en parte hacia la región vecina...; si cambiaron de sitiu y se estancaron en otros, las aguas han de buscar so madre -dicen los lugareños-: su salida natural; per algún sitiu tenían que bramar....

Cuando el peligro de unas aguas se puede estar gestando en las entrañas calizas sobre unas brañas

Porque, ciertamente -y no lo dicen sólo los lugareños- las aguas nunca se esfuman de sus cauces por arte de magia: de algún sitiu vendrán; en algún sitiu se almacenan; y por algún sitiu habrán de reventar, tarde o temprano.

Como parece que igual ya lo están haciendo, justo en las inmediaciones de los problemáticos túneles de la llamada Variante del Pajares; unas obras tan conflictivas como costosas, para un AVE que quién sabe cuándo -a este paso, a qué precio, y con tantos problemas con las aguas- podrá remontar el vuelo (en la prensa aparecen con frecuencia los detalles).

Y, sobre todo, a qué precio, costes, peligros en potencia se estarán gestando en el aire y en las mismas entrañas de estas caliares más encrespadas, a medias entre leoneses y lenenses.

Las misteriosas surgencias, los imprevistos garrafes de Axeite, se repiten ya cada mes de xunio. Alguna explicación tendrán: bien convendría buscarla y tranquilizar a los vaqueros, y a los pueblos altos del Güerna. Simple derecho a la información, como tributarios que son también a las arcas y a los costes -a los despilfarros y daños medioambientales, en este caso- de unas obras públicas tan mal programadas.

Imprescindibles vaqueros y pastores en sus mayadas: impagable privilegio

Una vez más, de paso por la braña, siempre aprendiendo algo nuevo de los lugareños y lugareñas mayores, tan comedidos y prudentes con sus palabras, a pesar de tiempos tan verborreicos; unos vaqueros fieles investigadores, a su modo, de su territorio tan pateado, por pequeño que parezca. Impagables sus palabras habitadas por las cabañas también.

Ver la braña de Axeite: un paseo en pleno estío

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