Costumbres, tradición, gastronomía, trabajos rurales, vida vaqueira, saber popular

Etiquetas, palabras clave, tags: Antonio Álvarez Rodríguez, Geolocalización toponímica, Aguino, Somiedo

"La tarea de nominalizar el territorio, o sea, la toponomástica, parece en muchos aspectos una ciencia exacta: un gran porcentaje de topónimos están aplicados al lugar a que se refieren con tal justeza que modificarlos significaría desvirtuar la relación que existe entre la lengua y la realidad.

En muchas ocasiones, recorriendo los parajes sobre el terreno, investigando sus nombres, llega uno a la conclusión de que ese lugar concreto sobre el que se camina no podría llamarse de otra manera que como se llama; o dicho de otra forma, que de haber estado uno en el momento aquel en que se "bautizó" el paraje, no se nos hubiera ocurrido poner otro nombre mejor que el que se le puso"
(Maximiano Trapero, Para una teoría..., 1995: 187).

Ciclo de Conferencias
sobre paisaje y toponimia:
Real Instituto de Estudios Asturianos.

Martes 16 de marzo de 2021. Salón de Actos del RIDEA, 19:00
Presentación por Xulio Concepción Suárez

"Geolocalización toponímica de la parroquia somedana de Aguino: el vuelo americano y el primer catastro sobre fotografía aérea".

Conferencia impartida por: Antonio Álvarez Rodríguez (ver web del autor):

A) Presentación

Antonio Álvarez Rodríguez es Ingeniero de Minas y funcionario del Principado de Asturias: su trabajo proyectando y dirigiendo obras públicas por el territorio asturiano le ha permitido conocer a fondo la geografía rural desde el mar a la montaña.

Además sus orígenes y crianza somedana le permiten identificar y comparar usos, costumbres y formas de pronunciar los topónimos asturianos en muchas comarcas diferentes, pero similares en el fondo: raíces léxicas, significados, referencias etnográficas....

Por otra parte, su formación y manejo de herramientas de dibujo y cartografía le permite ver el territorio y ubicarse con facilidad sobre planos y fotos aéreas; ello le da una gran ventaja a la hora de interpretar el territorio desde el punto de vista geográfico: una imprescindible herramienta digital a la hora de componer planos y georreferenciar topónimos sobre los mismos.  

B) La documentación local de los topónimos: un autor somedano, ahora digitalizando lugares y nombres de paso

El trabajo de Antonio resulta, por tanto, muy adecuado a una jornadas toponímicas que pretenden el estudio local del lenguaje toponímico que fue dando forma verbal a un paisaje concreto en cada zona asturiana: en este caso, la parroquia de Aguino y Pertsunes.

El origen somedano del autor, su conocimiento desde guaje de los topónimos de su pueblo, y su capacidad técnica -informática, cartográfica, digital- para posicionar ahora cada nombre sobre su mapa correspondiente, nos garantizan una charla a la medida de los objetivos del Ciclo. Por eso lo invitamos y accedió de buen grado, que bien le agradecemos.

C) Ejemplo práctico sobre el terreno: 50 páginas de toponimia en un libro de casi 600, ya publicado sobre el paisaje somedano

En su exhaustivo y muy documentado libro, Del sentir a la memoria: crepúsculo en Somiedo, HiFer, 2017 (595 páginas), Antonio dedica unas 50 al estudio de los topónimos de todo el territorio de Aguino y Pertsunes: pueblos de la parroquia, caseríos, fincas de labor, montes, brañas, cabañas, caminos, fuentes, linderos... Y hasta las casas familiares, cuadras, hórreos, paneras de cada vecino barrio a barrio...; todas ellas localizadas con nombres y apellidos, posicionadas y cartografiadas en los mapas correspondientes a todo color.

Un impresionante trabajo, por tanto, en el que el autor va combinando hábilmente muchas ciencias ensambladas: geografía, historia, antropología, etnografía, lingüística, toponimia, antroponimia, genealogía, tecnología, agricultura, ganadería, dibujo, fotografía...

Hacia el libro electrónico toponímico, con hiperenlaces para una lectura hipertextual de los mapas

Un trabajo multidisciplinar imprescindible para la historia rural asturiana y, en buena parte, universal. Y un proyecto de futuro: el libro electrónico, digital, que incluya topónimos geolocalizados -georreferenciados-, con hiperenlaces a videos, grabaciones de voz, textos escritos, fichas etimológicas, fotos, reportajes, mapas, planos añadidos, coordenadas...; con un visor, incluso, que los pueda visualizar directamente sin falta del programa QGIS descargado.

En consecuencia, para estas charlas no podíamos menos de pedir al autor que, de alguna forma ya informatizada, nos expusiera los recursos tecnológicos, digitales, cartográficos que él utiliza para la recogida y tratamiento de los topónimos, por si, de paso, nos sirvieran a otros muchos para tomar el modelo, y aplicarlo a nuestro modo en los espacios correspondientes. Su modelo de trabajo a nuestro alcance, en definitiva.

D) Resumen de la charla

“La toponimia fue, y seguirá siendo, el primer sistema de geolocalización construido por el hombre. Hoy tenemos herramientas para representar esa toponimia en un plano a escala y geolocalizarla con medios como el GPS, lo mismo que los nativos hacían con su “gps” mental.

Con ambos métodos, hemos ubicado sobre planos georrenciados los topónimos que ellos nos aportan del mapa mental y sobre el terreno, que atesoran. Antonio lo hace ahora con el ejemplo de la parroquia somedana, la de Aguino, tan rica en toponimia y en fuentes documentales”.

E) La documentación toponímica comparada: de Aguino y de Somiedo, a los hayedos de Peloño y Ponga

Ciertamente, la práctica y la técnica de recoger, indexar y posicionar topónimos, va mucho más allá de un conceyu, cuando alguien trasciende los reducidos límites que a veces se aplican a la ciencia toponímica: el análisis exclusivamente fónico, gráfico, lingüístioco, etimológico... El lenguaje toponímico es mucho más.

Por esto, el autor de la toponimia somedana aplica su técnica investigadora a cualquier geografía por la que le va llevando su profesión, sus viajes, sus aficiones... Por ejemplo, lleva años recogiendo topónimos por los pueblos y montes de Ponga, que bien conoce por los años de trabajo y de residencia en la zona.

F) Teoría y práctica toponímica de Antonio, tomada del libro de Somiedo (pp. 513 ss)

Por eso, nada mejor que las palabras del texto del propio autor sobre su actuación investigadora y cartográfica con los nombres del terreno:

“Porque el topónimo precisa ser comprendido a pie de campo, contemplándolo, paseándolo y observándolo en compañía del paisano que lo ha pateado y vivido toda su vida... Se puede hacer toponimia a partir de la hermenéutica, se pueden rastrear topónimos de escrituras y otros documentos antiguos, y en el laboratorio lingüístico se pueden interpretar y descomponer para encontrarles sentido y significado como palabras. Algunos lo hacen.

Esa labor ayuda, no nos cabe dudarlo, pero la verdadera toponimización del territorio tiene que ser a pie de campo, a pie del topónimo. Ahí es donde se comprende el significado...

Toda una historia del paisaje que late bajo los nombres

Vayamos pues, con nuestros topónimos. Nos llena de orgullo y satisfacción haber podido recuperar estos casi setecientos nombres de lugar, en el último estadio antes de su desaparición. Junto con el plano que se acompaña al final, quizás sea nuestra más valiosa aportación a las generaciones futuras, pues de los nombres del paisaje puede leerse muchas veces la historia.

Y esta historia no la puede tapar el matorral, ni la pueden destruir, aunque alejen al hombre, al campesino, de su solar. Quedará aquí para siempre; como la prueba del robo, que el ladrón no supo ocultar. Quedará como testigo de cargo de nuestros antepasados para decirle al futuro que aquí estuvieron ellos, sus ganados y sus construcciones.

Las Muruecas del Monte, allá por medio del Monte de Los Rozos, siempre nos indicarán que allí hubo corros, hubo majada y hubo ganado, y mientras el nombre permanezca, junto a La Braña del Monte y Las Campas de Fasgal, sabremos que en este monte habitó el hombre durante un tiempo, y lo hizo con sus ganados y con sus aprovechamientos.

Un trabajo pegado al terreno y a las costumbres en la memoria toponímica de los lugareños

Nosotros particularmente, pensamos que más antiguamente existían cerdos en semilibertad y cuidados por vecera por todos los vecinos, y se alimentarían por montes, con fayucos y bellotas, incluso los tapaculos (fruto del espino garbancero que también se recogía para cebados).

En otras zonas de Asturias así ocurría y los topónimos como Porciles en Perlunes, o esas muruecas junto a Las Ferichosas en Aguino, en pleno monte, nos parecen estar indicando claramente esa costumbre de engordar los cerdos en el monte.

Tampoco sabemos por qué motivo se dejó de practicar. Hoy esos montes que cebaban a los cerdos para la matanza, ceban a los jabalíes y otros animales que el campesino ya no puede aprovechar en beneficio propio, y como producto de sus montes...

Presentaremos la toponimia de nuestros valles dividida por zonas lógicas para nosotros, para su mejor agrupamiento y comprensión, ya que este no es un trabajo erudito sino apegado al terreno, y para nuestros vecinos principalmente”.

(Ver un amplio resumen en el libro, en PDF)

G) La imprescindible visualización cartográfica de los nombres del terreno: geolocalización, georreferenciación

Esta aplicación de los recursos digitales a los estudios toponímicos resulta muy útil a las etimologías: ver los topónimos en un mapa relacionados en un espacio (valle, monte, mayada...) supone la facilidad de poder determinar las conexiones que pueden existir entre ellos (posición, orientación, distancias, productos, costumbres de la zona...).

Y, así, hasta decidirse por una etimología u otra según las referencias que se vayan deduciendo de la geografía del paraje. Los nombres aislados son más difíciles de analizar y más insegura la propuesta etimológica.

Para una mayor seguridad etimológica, con la visión referenciada de los topónimos en su posición exacta

Con la geolocalización cartográfica podremos entender mejor el lenguaje toponímico que previamente hayamos pateado sobre los nombres sucesivos que íbamos cruzando de forma aislada. Una vez escritos los nombres sobre un mapa, iremos viendo con mayor seguridad la referencia remota del topoónimo: forma del suelo, producto, posición, lugar de culto...

Y, en definitiva, podremos decidirnos por una etimología u otra, incluso contraria; o decidir si se trata de simples sinónimos, homónimos, antónimos, matáforas toponímicas tan abundantes en el lenguaje del suelo. Con la visualización de los nombres podremos equivocarnos menos.

H) La construcción cartográfica, la traducción personal de los nombres pateados, a un mapa, en unas capas superpuestas de forma tan sintética

Con la otra cara de la moneda: la aportación personal de las experiencias montañeras, viajeras... A lo largo de los años vamos recorriendo paisajes, leyendo folletos de rutas, cruzando mayadas, columbrando picachos... Nuestra memoria toponímica puede resultar ya muy amplia, sobre todo, si conversamos con los nativos de los pueblos, con los vaqueros, pastores, pastoras de las cabañas.

Con un programa cartográfico más o menos fácil, gratuito, al alcance de cualquiera, a poco que nos informemos, podremos hacer de cada ruta un mapa imborrable para siempre o para otros. De hecho ya se está haciendo en blos, webs..., que ponen al alcance de todos los nombres que van descubriendo en cada ruta. Y se observan los agradecimientos en las redes: señal de que sirven a muchos y muchas para sus andanzas posteriores.

Los programas con capas, tipo QGIS y similares, tienen la ventaja de que se pueden anotar los nombres y otras muchas referencias separadas que se podrán leer con más detalle. Incluso, en un punto del mapa se pueden añadir fichas desplegables con las informaciones más amplias: textos, totos, videos... Es decir, el lenguaje hipertextual ya generalizado. El paisaje, al completo, en definitiva.

I) Publicación somedana de Antonio

Del sentir a la memoria: crepúsculo en Somiedo
HiFer, 2017.
Ver un extracto amplio del libro, Del sentir a la memoria... (en PDF)