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Despedida en Bellanzu y Ceremal.
por Segundino García.
Amieva

El día veintitrés de agosto
del año cuarenta y cinco
bajó con su ganado
de Bellanzu Secundino.

Al dejar la mayada,
estas palabras dijo:
Quédate con Dios Bellanzu,
desde el Cantón te bendigo.

Desde el Cantón a la Bolera
esto diba diciendo:
Como los jóvenes mueren
y no queda ningún viejo,
lo primero que voy hacer
despedir los compañeros.

Adiós les digo a todos
con mucho sentimiento.
A [oaquina, María y Pepe,
Plácida, Jesús y Eusebio.

A Flor no la despido,
ya marchó primero
a tomar la rica agua
a la mayada de Parriello;
y si no la hay allí
que baje al ... Infierno.

Camino de los pastores
bajamos el monte abajo;
al pasar a Ceremal
nos costó mucho trabajo.

Fue conmigo Joaquina,
llévame a Cuenya Estrencha;
allí nos despedimos
con mucho dolor y pena.

Adiós Coto, adiós Joaquina;
adiós hasta la primavera.
Vuelva luego por la manta
y más trastes que deja:
la desea y la parrilla,
y dos arnios de madera,
les madreñes de padrino,
unas alpargatas viejas,
la zuela y el berbiquí,
un platu y la trinchera.

Tráigame ablanes del jornu
cuando por todo eso vuelva,
alguna que otra manzana
y , con eso, alguna pera.
Todo te lo vaya traer,
que fuiste buena compañera;
Llegué a la Posa Les Torgues ,

Cuando fui a la Coilada.
Pasé por San Román
y Ilegue hasta Aguiyón
Mucha pena he tenido
que nadie me recibió

Una hora de descanso
les di a mis ovejas.
A la sombra de aquellos fresnos
dormimos a pierna suelta

Ya les mandé levantarse,
que subieran a la sierra.
que del Campin a la Porra
hay buena hierba

No entréis en Angarru,
en esa linda pradera
que está allí José el de Albina
que vos puede echar las perras.
¿No vos acordáis
de esta primavera?

Ellas obedecieron
como al domador las fieras.
Yo entré por la cabaña.

Lo primero que miré:
una lata con chorizos
y los botes de café;
la fardela con harina,
una saca con patates,
un bollu y tres cebolles
y unos pocos tomates.

Me metí de cocinero,
preparé la gran comida,
y detrás tomé café
con la lecha de la Pinta.

Después de haber comido
ya se me quitó la pena;
me puse a cantar cantares
seniáu en la tayuela.

Adiós mayada de Bellanzu,
la baja y la de arriba,
Cuenyes del Porru y Les Duernes,
y el Colláu de Cuvellía:
Cantalón y El Cantal,
El Cuviellu y La [ocica,
Barga del Ramu y Plaganón
y el Cuviellu de la Riña.

Adiós digo al Maedón,
Canal de los Jelechos,
y la Canal del Torrayu,
sin dejar atrás la del Medio.

La Fuente Treslacueva
con sus aguas tan claras,
debajo del Zumbón,
camino de La Pasada.

Quédate con Dios Quileñu,
muchos favores te debo,
donde se siega la yerba
para cebar los terneros.

Adiós digo al Rincón,
Canales de Garcia,
Cuenyes del Reguileru,
que en ellas mucho dormía.

La Barra Visca Redonda
con su linda Becerrera,
Los Alces y Los Toyos,
y el Cuviellu La Espinera,
El Canalón y Texuques,
Séu del Gatu y Becerreda,
el pasu del Abedulu
donde van los de la Cuenya.

Adiós Colláu Traviesu,
Colladín de Treslacueva,
Fuente la Gorgolizada,
muchas veces bebí en ella;
El Tornu y Ceremalón,
La Escampada y Llanu de la Puente.

Pero, al decir El Potril,
Ruma llegó a la puente.
Bien contentu estás,
grandísimo tochón;
allí nos dimos dos abrazos,
otra cosa no pasó.

Adiós Campín del alma.
Dos cosas te hacen falta:
un chigre que no cobre
y el gaiteru con la gaita.

Entonces el año que viene
echaremos buenas danzas,
tomando buenos vasos
a la sombra de las hayas.
Ozania se vendrá abajo,
El Porru y Los Corredores
en vemos bailar la jota
a dos viejos sesentones.

Adiós digo a Les Xerres
y también Asomadorio.
Si queda atrás algún sitio,
se lo van a decir a Coto.

Aquí terminó la historia
de este humilde pastor,
que termina el verano
sin poder tirar el zurrón.

Ver poema de Domingo Hevia

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