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Víctor Jara.
Chile
Plegaria a un labrador
Levántate y mira la montaña,
De donde viene el viento el sol y el agua.
Tú que manejas el curso de los ríos.
Tú que sembraste el vuelo de tu alma.
Levántate y mírate las manos,
Para crecer estréchala a tu hermano.
Juntos iremos unidos en la sangre.
Hoy es el tiempo que puede ser mañana.
Líbranos de aquel que nos domina en la miseria.
Tráenos tu reino de justicia e igualdad.
Sopla como el viento la flor de la quebrada.
Limpia como el fuego el cañón de mi fusil.
Hágase por fin tu voluntad aquí en la tierra.
Danos tu fuerza y tu valor al combatir.
Sopla como el viento la flor de la quebrada.
Limpia como el fuego el cañón de mi fusil.
Levantate y mírate las manos,
Para crecer estréchala a tu hermano.
Juntos iremos unidos en la sangre.
Ahora y en la hora de nuestra amén .
Amén, amén.
Preguntitas sobre Dios
Un día yo pregunté:
¿Abuelo, dónde esta Dios?
Mi abuelo se puso triste,
y nada me respondió.
Mi abuelo murió en los campos,
sin rezo ni confesión.
Y lo enterraron los indios
flauta de caña y tambor.
Al tiempo yo pregunté:
¿Padre, qué sabes de Dios?
Mi padre se puso serio
y nada me respondió.
Mi padre murió en la mina
sin doctor ni protección.
¡Color de sangre minera
tiene el oro del patrón!
Mi hermano vive en los montes
y no conoce una flor.
Sudor, malaria y serpientes,
es la vida del leñador.
Y que naide le pregunte
si sabe dénde esta Dios:
Por su casa no ha pasado
tan importante señor.
Yo canto por los caminos,
y cuando estoy en prisión,
oigo las voces del pueblo
que canta mejor que yo.
Si hat una cosa en la tierra
más importante que Dios
es que naide escupa sangre
pa' que otro viva mejor.
¿Qué Dios vela por los pobres?
Tal vez sí, y tal vez no.
Lo seguro es que Él almuerza
en la mesa del patrón.
El martillo
Oh hermano, oh hermano.
SI tuviera un martillo,
Golpearía en la mañana,
Golpearía en la noche
Por todo el país,
Alerta el peligro,
Debemos unimos para defender, la paz.
Si tuviera una campana ,
Tocaría en la mañana.
Golpearía en la noche,
Por todo el país.
Alerta el peligro.
Debemos unimos para defender, la paz.
Si tuviera una canción,
Cantaría en la mañana.
Cantaría en la noche
Por todo el país.
Alerta el peligro.
Debemos unimos para defender, la paz.
Ahora tengo un martillo,
Y tengo una campana,
Y tengo una canción que cantar,
Por todo el país.
Martillo de justicia
Campana de libertad.
Y una canción de paz.
El derecho de vivir en paz
El derecho de vivir,
poeta Ho Chi Ming,
que golpea de Vietnam,
a toda la humanidad,
ningún cañón borarrá
el zurco de tu arrozal
El derecho de vivir en paz.
Indochina es el lugar,
más allá del ancho mar,
donde revientan la flor,
con genocidio y napalm.
La luna es una explosión
que cunde todo el clamor.
El derecho de vivir en paz.
Tío Ho, nuestra canción
es fuego de puro amor,
es palomo, palomar,
olivo del olivar,
es el canto universal
cadena que hará triunfar
el derecho de vivir en paz
Juan sin tierra
De un hombre que fue a la guerra,
Y anduvo en la sierra herido,
Para conquistar su tierra
Lo conocí en la batalla,
Y entre tanta balacera,
Él que es revolucionario,
Puede morir donde quiera.
El general nos decía:
Peleén con mucho valor,
Les vamos a dar parcela,
Cuando haya repartición.
Mi padre fue peón de hacienda,
y yo un revolucionario.
Mis hijos pusieron tiendas,
Y mi nieto es funcionario.
Gritó Emiliano Zapata:
"¡Quiero tierra y libertad!"
Y el gobierno se reía,
Cuando lo íban a enterrar.
Vuela Vuela Palomita,
Párate en aquella higuera,
Que aquí se acaba el corrido,
Del mentado Juán sin Tierra.
Manifiesto
Yo no canto por cantar
ni por tener buena voz,
canto porque la guitarra
tiene sentido y razón.
Tiene corazón de tierra
y alas de palomita,
es como el agua bendita
santigua glorias y penas.
Aquí se encajó mi canto
como dijera Violeta
guitarra trabajadora
con olor a primavera.
Que no es guitarra de ricos
ni cosa que se parezca
mi canto es de los andamios
para alcanzar las estrellas,
que el canto tiene sentido,
cuando palpita en las venas,
del que morirá cantando,
las verdades verdaderas,
no las lisonjas fugaces,
ni las famas extranjeras,
sino el canto de una lonja,
hasta el fondo de la tierra.
Ahí donde llega todo,
y donde todo comienza,
canto que ha sido valiente,
siempre será canción nueva.
Zamba che
Vengo cantando esta zamba
con redoble libertario,
mataron al guerrillero
Che comandante Guevara.
Selvas, pampas y montañas
patria o muerte su destino.
Que los derechos humanos
los violan en tantas partes,
en América Latina
domingo, lunes y martes.
Nos imponen militares
para sojuzgar los pueblos,
dictadores, asesinos,
gorilas y generales.
Explotan al campesino
al minero y al obrero,
cuanto dolor su destino,
hambre miseria y dolor.
Bolívar le dió el camino
y Guevara lo siguió:
liberar a nuestro pueblo
del dominio explotador.
A Cuba le dió la gloria
de la nación liberada.
Bolivia también le llora
su vida sacrificada.
San Ernesto de La Higuera
le llaman los campesinos,
selvas, pampas y montañas,
patria o muerte su destino.
Casitas de barrio alto
Las casitas del barrio alto
con rejas y antejardín,
una preciosa entrada de autos
esperando un Peugeot.
Hay rosadas, verdecitas,
blanquitas y celestitas,
las casitas del barrio alto
todas hechas con recipol.
Y las gentes de las casitas
se sonríen y se visitan.
Van juntitos al supermarket
y todos tienen un televisor.
Hay dentistas, comerciantes,
latifundistas y traficantes,
abogados y rentistas
y todos visten polycron.
(y todos triunfan con prolén)
Juegan bridge, toman martini-dry
y los niños son rubiecitos
y con otros rubiecitos
van juntitos al colegio high.
Y el hijito de su papi
luego va a la universidad
comenzando su problemática
y la intríngulis social.
Fuma pitillos en Austin mini,
juega con bombas y con política,
asesina generales,
y es un gángster de la sedición.
Vientos del pueblo
De nuevo quieren manchar
mi tierra con sangre obrera,
los que habland de libertad
y tienen las manos negras,
los que quieren dividir
a la madre du sus hijos
y quieren reconstruir
la cruz que arrastrara Cristo.
Quieren ocultar la infamia
que legaron desde siglos
pero el color de asesinos
no borrarán de su cara.
Ya fueron miles y miles
los que entregaron su sangre
y en caudales generosos
multiplicaron los panes.
Ahora quiero vivir,
junto a mi hijo y mi hermano,
la primavera que todos
vamos construyendo a diario.
No me asusta la amenaza,
patrones de la miseria.
La estrella de la esperanza
continuará siendo nuestra.
Vientos del pueblo me llaman,
vientos del pueblo me llevan.
Me esparcen el corazón
y me avientan la garganta.
Así cantará el poeta
mientras el alma me suene
por los caminos del pueblo
desde ahora y para siempre.
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