"No he de callar
por más que con el dedo
ya tocando en tu boca o en tu frente
silencio avises o amenaces miedo.
¿Nunca ha de haber un espíritu valiente?
¿Nunca se ha de pensar lo que se dice?
¿Nunca se ha de decir lo que se siente?
Pues sepa quien lo niega o quien lo duda
que es lengua la verdad del Dios severo,
y la lengua de Dios nunca fue muda"
(Francisco de Quevedo)
Canciones del pueblo:
para la libertad
(poemas hispano-americanos)
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A desalambrar
Víctor Jara
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Yo pregunto a los presentes
si no se han puesto a pensar
que esta tierra es de nosotros
y no del que tenga más.
Yo pregunto si en la tierra
nunca habrá pensado usted
que si las manos son nuestras
es nuestro lo que nos den.
¡A desalambrar, a desalambrar!
que la tierra es nuestra,
tuya y de aquel,
de Pedro, María, de Juan y José.
Si molesto con mi canto
a alguien que no quiera oír
le aseguro que es un gringo
o un dueño de este país.
¡A desalambrar, a desalambrar!
que la tierra es nuestra,
tuya y de aquel,
de Pedro, María, de Juan y José.
***
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Somos pájaros libres.
Hermano, es tarde ya.
¡Volemos a la cumbre!
¿Cuántos caminos recorre
el hombre sin descansar?
Y se muere en el camino
sin hallar la libertad.
¿Cuántas veces en la noche
el soldado llorará?
Debe cumplir el mandato,
le enseñaron a matar.
¿Hasta cuándo la pobreza
se tiene que soportar?
El hambre es un pozo oscuro,
tan profundo como el mar.
Yo no soy aquel que soy,
yo soy aquel que será.
Si tengo las manos sucias
el viento las limpiará.
Somos pájaros libres.
Hermano, es tarde ya.
¡Volemos a la cumbre!
***
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Somos pájaros libres
Víctor Jara
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Aquí me quedo
Víctor Jara
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Yo no quiero la patria dividida,
ni por siete cuchillos desangrada:
quiero la luz de Chile enarbolada
sobre la nueva casa construida.
Yo no quiero la patria dividida,
ni por siete cuchillos desangrada.
Yo no quiero la patria dividida,
cabemos todos en la tierra mía.
Y los que se creen prisioneros
se vayan lejos con su melodía:
siempre los ricos fueron extranjeros.
¡Que se vayan a Miami con sus tías!
Yo no quiero la patria dividida,
se vayan lejos con sus melodías.
Yo no quiero la patria dividida,
cabemos todos en la tierra mía.
Yo me quedo a cantar con los obreros
en esta nueva historia y geografía.
***
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Caminando, caminando,
voy buscando libertad,
¡ojalá encuentre camino
para seguir caminando!
Es difícil encontrar
en la sombra claridad,
cuando el sol que nos alumbra
descolora la verdad.
Cuánto tiempo estoy llegando,
desde cuándo me habré ido,
cuánto tiempo caminando
desde cuándo caminando.
Caminando, caminando,
caminando, caminando.
***
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Caminando, caminando
Víctor Jara
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Canción del minero
Víctor Jara
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Voy, vengo, subo, bajo,
todo para qué,
nada para mí.
Minero soy,
a la mina voy,
a la muerte voy,
minero soy.
Abro, saco, sudo, sangro,
todo pa'l patrón,
nada pa'l dolor
Minero soy,
a la mina voy,
a la muerte voy,
minero soy.
Mira, oye, piensa, grita,
nada es lo peor,
todo es lo mejor.
Minero soy,
a la mina voy,
a la muerte voy,
minero soy.
***
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El verso es una paloma
que busca donde anidar,
estalla y abre sus alas
para volar y volar.
Mi canto es un canto libre
que se quiere regalar
a quien estreche su mano,
a quien quiera disparar.
Mi canto es una cadena
sin comienzo ni final,
y en cada eslabón se encuentra
el canto de los demás.
Sigamos cantando juntos
a toda la humanidad,
que el canto es una paloma
que vuela para alcanzar,
estalla y abre sus alas
para volar y volar.
Mi canto es un canto libre.
***
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Plegaria de un labrador
Víctor Jara
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Levántate y mira la montaña
de donde viene
el viento, el sol y el agua,
tú, que manejas el curso de los ríos,
tú, que sembraste el vuelo de tu alma.
Levántate y mirate las manos,
para crecer, estréchala a tu hermano.
Juntos iremos unidos en la sangre,
hoy es el tiempo
que puede ser mañana.
Líbranos de aquel que nos domina
en la miseria.
Tráenos tu reino de justicia
e igualdad.
Sopla como el viento la flor
de la quebrada.
Limpia como el fuego
el cañon de mi fusíl.
Hágase por fin tu voluntad,
aquí en la tierra.
Danos tu fuerza y tu valor
al combatir.
Sopla como el viento la flor
de la quebrada.
Limpia como el fuego
el cañon de mi fusíl.
Levántate y mírate las manos,
para crecer estréchala a tu hermano,
juntos iremos unidos en la sangre,
ahora y en la hora de nuestra muerte
amen, amen, amen. |
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Aprieto firme mi mano
y hundo el arado en la tierra,
hace años que llevo en ella,
cómo no estar agotao.
Vuelan mariposas, cantan grillos,
la piel se me pone negra
y el sol brilla y brilla.
El sudor me hace surcos,
yo hago surcos a la tierra
sin parar.
Afirmo bien la esperanza
cuando pienso en la otra estrella,
nunca es tarde me dice ella,
la paloma volará.
Vuelan mariposas, cantan grillos,
la piel se me pone negra
y el sol brilla, brilla y brilla.
Y en la tarde cuando vuelvo,
en el cielo, apareciendo,
una estrella.
Nunca es tarde me dice ella,
la paloma volará, volará, volará.
Como yugo de apretao,
tengo el puño esperanzao,
porque todo cambiará.
*** |
El arado
Víctor Jara
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Ven, ven conmigo, ven
Celso Garrido Leca
Victor Jara
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Ven, ven conmigo, ven.
Ven, ven conmigo, ven,
vamos por ancho camino,
nacerá un nuevo destino, ven.
Ven, ven conmigo ven.
Ven, ven conmigo ven
al corazon de la tierra,
germinaremos con ella, ven.
El odio quedó atrás,
no vuelvas nunca,
sigue hacia el mar,
tu canto es río, sol y viento,
pájaro que anuncia la paz.
Amigo, tu hijo va;
hermano, tu madre va,
van por el ancho camino,
van galopando en el trigo, van.
Ven, ven conmigo ven.
Ven, ven conmigo ven,
llegó la hora del viento
reventando los silencios, ven.
El odio quedó atrás,
no vuelvas nunca,
sigue hacia el mar;
tu canto es río, sol y viento,
pájaro que anuncia la paz.
Ven, ven conmigo, ven.
Ven, ven conmigo, ven. |
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Por un camino trumao
va la carreta crujiendo,
palpita la ventolera
entre las hojas del trébol.
Mi vida es sólo trumao,
ventoleras y silencio,
camino el mismo camino,
con mi yunta voy vengo.
La tarde baila en las nubes,
cubre de sangre los cerros,
una corona de buitres
acompaña al carretero.
A veces pierdo la huella
mientra' el corazón da un vuelco.
¿Cuándo mi vida tendrá
el camino que yo quiero?
Un aleteo de sombras
alarga más el silencio,
como hundiéndose en la noche
la carreta va crujiendo.
Yo también abro la tierra
y con ella abro mi fe.
¡Apúrate, yunta ‘e negro',
que comienza a amanecer!
***
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Campesino
Atahualpa Yupanqui
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Cuando vayas a los campos,
no te apartes del camino,
que puedes pisar el sueño
de los abuelos dormidos.
Campesino, campesino.
¡Por ti canto, Campesino!
Unos son tierra menuda.
Otras, la raíz del trigo.
Otros son piedras dispersas
en la orillita del río.
Campesino, Campesino.
¡Por ti canto, Campesino!
Cuántas veces, cuántas veces,
más allá del sembradío,
en la fragua de las tardes
fueron á templar sus gritos
Campesino, Campesino.
¡Por ti canto, Campesino!
Sagrado misión del hombre:
nieve, sol y sacrificio.
Morir sembrando la vida.
Vivir, templando su grito.
Campesino, Campesino,
Par ti canto, ¡Campesino!
Cuando vayas á los campos,
no te apartes del camino,
que puedes pisar el sueño
de los abuelos dormidos.
Nunca muertos, ¡sí dormidos ¡
Nunca muertos, ¡si dormidos!
Campesino, Campesino
***
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En las arenas bailan los remolinos,
el sol juega en el brillo del pedregal,
y prendido a la magia de los caminos,
el arriero va, el arriero va.
Es bandera de niebla su poncho al viento,
lo saludan las flautas del pajonal,
y animando la tropa par esos cerros,
el arriero va, el arriero va.
Las penas y las vaquitas
se van par la misma senda.
Las penas son de nosotros,
las vaquitas son ajenas.
Un degüello de soles muestra la tarde,
se han dormido las luces del pedregal,
y animando la tropa, dale que dale,
el arriero va, el arriero va.
Amalaya la noche traiga un recuerdo
que haga menos peso mi soledad.
Como sombra en la sombra por esos cerros,
el arriero va, el arriero va.
***
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El arriero va
Atahualpa Yupanqui
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Los ejes de mi carreta
Atahualpa Yupanqui
|
Porque no engraso los ejes,
me llaman abandona'o ...
si a mi me gusta que suenen,
¿pa qué los quiero engrasaos?
E demasiado aburrido
seguir y seguir la huella,
demasiao largo el camino
sin nada que me entretenga.
No necesito silencio.
Yo no tengo en qué pensar.
Tenía, pero hace tiempo,
ahora ya no pienso mas.
Los ejes de mi carreta
nunca los voy a engrasar...
***
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Si yo le pregunto al mundo,
el mundo me ha de engañar:
cada cual cree que no cambia
y que cambia los demás.
Y paso las madrugadas
buscando un rayo de luz,
por qué la noche es tan larga,
guitarra, dímelo tú.
Se vuelve cruda mentira,
lo que fue tierna verdad
Y hasta la tierra fecunda
se convierte en arenal
Y paso las madrugadas
buscando un rayo de luz.
Por qué la noche es tan larga,
guitarra, dímelo tú.
Los hombres son dioses muertos
de un templo ya derrumba'o
Ni sus sueños se salvaron
sólo una sombra ha queda'o.
Y paso las madrugadas
buscando un rayo de luz.
Por qué la noche es tan larga,
guitarra, dímelo tú
*** .
|
Guitarra, dímelo tú
A. Yupanqui
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Nieve, viento y sol
Atahualpa Yupanqui
|
Desde mis montañas
nieve, viento y sol,
he bajado al valle
pa verte, mi amor.
He bajado al valle
con una canción,
llena de perfumes,
nieve, viento y sol.
Traje la esperanza.
Traje la emoción.
Y sólo desdenes
me llevo de vos.
Vuelvo a la montaña
a pedirle a Dios
pa estas penas mías
nieve, viento y sol.
Nieve pa las penas.
Viento pa'l dolor.
Y sol pa las sombras
de mi corazón.
A llorar a solas
y a pedirle a Dios
pa estas penas mías,
nieve, viento y sol.
***
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Yo soy un hombre sincero
De donde crece la palma.
Y antes de morirme quiero
Echar mis versos del alma.
Yo vengo de todas partes,
Y hacia todas partes voy:
Arte soy entre las artes,
En los montes, monte soy.
Yo sé los nombres extraños
De las yerbas y las flores,
Y de mortales engaños,
Y de sublimes dolores.
Yo he visto en la noche oscura
Llover sobre mi cabeza
Los rayos de lumbre pura
De la divina belleza.
Alas nacer vi en los hombros
De las mujeres hermosas:
Y salir de los escombros
Volando las mariposas.
He visto vivir a un hombre
Con el puñal al costado,
Sin decir jamás el nombre
De aquella que lo ha matado.
Rápida, como un reflejo,
Dos veces vi el alma, dos:
Cuando murió el pobre viejo,
Cuando ella me dijo adiós.
Temblé una vez en la reja,
A la entrada de la viña
Cuando la bárbara abeja
Picó en la frente a mi niña.
Gocé una vez, de tal suerte
Que gocé cual nunca: --cuando
La sentencia de mi muerte
Leyó el alcalde llorando.
***
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Si ves un monte de espumas,
Es mi verso lo que ves:
Mi verso es un monte, y es
Un abanico de plumas.
Mi verso es como un puñal
Que por el puño echa flor:
Mi verso es un surtidor
Que da un agua de coral.
Mi verso es de un verde claro
Y de un carmín encendido:
Mi verso es un ciervo herido
Que busca en el monte amparo.
Mi verso al valiente agrada:
Mi verso, breve y sincero,
Es del vigor del acero
Con que se funde la espada.
*** |
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Tú piensas que eres distinto
Porque te dicen poeta,
Y tienes un mundo aparte
Mas allá de las estrellas.
De tanto mirar la luna,
Ya nada sabes mirar.
Eres como un pobre ciego
Que no sabe adónde va.
Vete a mirar los mineros,
Los hombres en el trigal,
Y cántale a los que luchan
Por un pedazo de pan.
Poeta de tierras rimas,
Vete á vivir a la selva,
Y aprenderás muchas cosas
Del hachero y sus miserias.
Vive junto con el pueblo,
No lo mires desde afuera,
Que lo primero es ser hombre,
Y lo segundo, poeta.
De tanto mirar la luna...
***
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El poeta
Atahualpa Yupanqui
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Juan Manuel Serrat
canta a
Miguel Hernández
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Para La Libertad
Para la libertad, sangro, lucho, pervivo.
Para la libertad, mis ojos y mis manos
como un árbol carnal, generoso y cautivo,
doy a los cirujanos.
Para la libertad siento más corazones
que arenas en mi pecho: dan espumas mis venas,
y entro en los hospitales, y entro en los algodones
como en las azucenas
Porque donde unas cuencas vacías amanezcan
ella pondrá dos piedras de futura mirada
y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan
en la carne talada.
Retoñarán aladas de savia sin otoño
reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.
Porque soy como el árbol talado que retoño
porque aún tengo la vida.
***
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Camina lento el arado,
abre el surco, lentamente.
Al fondo se van sudores,
lágrimas, lloros recientes.
Afloran sudores viejos,
penas ocultas, gastadas
de tanto penar. Las penas
no se erosionan ni cascan,
no se corroen, perduran:
empiezan donde se acaban.
Son tus penas, campesino,
siempre las mismas, cansadas
de tanto ser penas ya,
cansado tú de llevarlas.
Pero las sigues llevando,
porque las penas no acaban:
del fondo a la superficie,
igual que la tierra arada
*** . |
Marisa Vázquez Oreiro
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Quítame el pan, si quieres,
quítame el aire, pero
no me quites tu risa.
No me quites la rosa,
la lanza que desgranas,
el agua que de pronto
estalla en tu alegría,
la repentina ola
de plata que te nace.
Mi lucha es dura y vuelvo
con los ojos cansados
a veces de haber visto
la tierra que no cambia,
pero al entrar tu risa
sube al cielo buscándome
y abre para mi todas
las puertas de la vida.
Amor mío, en la hora
más oscura desgrana
tu risa, y si de pronto
ves que mi sangre mancha
las piedras de la calle,
ríe, porque tu risa
será para mis manos
como una espada fresca.
Junto al mar en otoño,
tu risa debe alzar
su cascada de espuma,
y en primavera, amor,
quiero tu risa como
la flor que yo esperaba,
la flor azul, la rosa
de mi patria sonora.
Ríete de la noche,
del día, de la luna,
ríete de las calles
torcidas de la isla,
ríete de este torpe
muchacho que te quiere,
pero cuando yo abro
los ojos y los cierro,
cuando mis pasos van,
cuando vuelven mis pasos,
niégame el pan, el aire,...
***
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En la misma pensión,
con el mismo hambre,
en la misma habitación
vivíamos Rogelio y yo.
Bajo el mismo techo,
con el mismo frío
tiritando en el lecho
dormíamos Rogelio y yo.
Con el mismo coche,
la misma mujer,
la misma noche
soñábamos Rogelio y yo.
En el mismo trabajo,
el mismo sudor,
y el mismo fracaso
luchábamos Rogelio y yo.
¿Ya no te acuerdas, Rogelio,
de aquella cantina?
del viejo Anselmo
y su acordeón.
Cuantas las noches
nuestro vino alegró,
cuantas las noches
tu música tocó.
Cuantas las noches
que al oír esa canción
tú te reías y reía yo.
Y nos despertaba el sol
llenos de vino y de ilusión.
Te reías del dolor,
de si hacía frío
o hacía calor,
si había dinero
o sólo sudor.
Con el mismo equipaje,
en el mismo tren que me marché
he vuelto a hacer el viaje.
A tu nueva dirección,
con el mismo traje
y la misma ilusión
he ido, he ido a buscarte.
El guardacoches me ha entrado
por la puerta de servicio
y me ha metido en un cuarto
desde donde mirar.
Y te he visto bien vestido,
en un salón lleno de espejos,
gente importante a tu lado
y en tu cara el fastidio
cuando te han avisado.
Has salido, me has mirado,
Te has acordado de mi nombre
¡Aleluya!
Luego, luego te has marchado.
Me has dejado con un saludo,
una cita en tu despacho,
y una tarjeta en la mano
con tu nombre bien grabado.
Pero no importa, Rogelio.
Esta noche iré a la cantina
y al viejo Anselmo
pediré tu canción.
Y en la misma mesa
beberé por los dos.
Y entre mil copas
me reiré del dolor.
Y como otras noches,
al oír esa canción
yo reiré, yo reiré.
Me reiré de tu adiós,
de mis zapatos, de tu confusión,
del pantalón de tu frac,
de tus espejos y de tu salón
Y cuando te vuelva a ver
Te diré:
¡Muy buenas tardes!
¿Qué tal está usted?
Y ¿cómo no?
te pediré un favor
para que esa noche
duermas un poco mejor.
Tra, la, ra, ra, ra .....
***
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Rogelio
Patxi Andion
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El Pan Nuestro
de César Vallejo
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"Se bebe el desayuno... Húmeda tierra
de cementerio huele a sangre amada.
Ciudad de invierno... La mordaz cruzada
de una carreta que arrastrar parece
una emoción de ayuno encadenada!
Se quisiera tocar todas las puertas,
y preguntar por no sé quién; y luego
ver a los pobres, y, llorando quedos,
dar pedacitos de pan fresco a todos.
Y saquear a los ricos sus viñedos
con las dos manos santas
que a un golpe de luz
volaron desclavadas de la Cruz!
Pestaña matinal, no os levantéis!
¡El pan nuestro de cada día dánoslo,
Señor...
Todos mis huesos son ajenos;
yo tal vez los robé!
Yo vine a darme lo que acaso estuvo
asignado para otro;
y pienso que, si no hubiera nacido,
otro pobre tomara este café!
Yo soy un mal ladrón... A dónde iré!
Y en esta hora fría, en que la tierra
trasciende a polvo humano y es tan triste,
quisiera yo tocar todas las puertas,
y suplicar a no sé quién, perdón,
y hacerle pedacitos de pan fresco
aquí, en el horno de mi corazón...!"
***
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Látigo,
sudor y látigo.
El sol despertó temprano,
y encontró al negro descalzo.
Desnudo el cuerpo llagado
sobre el campo.
Látigo,
sudor y látigo.
El viento pasó gritando:
"¡Qué flor negra en cada mano!
La sangre le dijo.'¡Vamos!'
El dijo a la sangre: "¡Vamos!'
Partió, en su sangre, descalzo.
(El cañaveral, temblando,
le abrió paso...)
Después, el cielo callado;
y bajo el cielo, el esclavo,
tinto en la sangre del amo.
Látigo, sudor y látigo,
tinto en la sangre del amo;
látigo, sudor y látigo,
tinto en la sangre del amo,
tinto en la sangre del amo.
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SUDOR Y LÁTIGO
Nicolás Guillén
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A la teverna del mar.
Lluís Llach
A la taverna del mar hi seu un vell
amb el cap blanquinós, deixat anar;
té el diari al davant perquè ningú no li fa companyia.
Sap el menyspreu que els ulls tenen pel seu cos,
sap que el temps ha passat sense cap goig,
que ja no pot donar l'antiga frescor d'aquella bellesa que tenia.
És vell, prou que ho sap; és vell, prou que ho nota.
És vell, prou que ho sent cada instant que plora.
És vell, i té temps, massa temps per a veure-ho.
Era, era quan era ahir encara.
I se'n recorda del seny, el mentider,
com el seny que li va fer aquest infern
quan a cada desig li deia "demà tindràs temps encara".
I fa memòria del plaer que va frenar,
cada albada de goig que es va negar,
cada estona perduda que ara li fa escarni del cos llaurat pels anys.
A la taverna del mar, hi seu un vell
que, de tant recordar, tant somniar,
s'ha quedat adormit damunt la taula.
***
Noches de boda
Joaquín Sabina
Que el maquillaje no apague tu risa,
que el equipaje no lastre tus alas,
que el calendario no venga con prisas,
que el diccionario detenga las balas,
Que las persianas corrijan la aurora,
que gane el quiero la guerra del puedo,
que los que esperan no cuenten las horas,
que los que matan se mueran de miedo.
Que el fin del mundo te pille bailando,
que el escenario me tiña las canas,
que nunca sepas ni cómo, ni cuándo,
ni ciento volando, ni ayer ni mañana
Que el corazón no se pase de moda,
que los otoños te doren la piel,
que cada noche sea noche de bodas,
que no se ponga la luna de miel.
Que todas las noches sean noches de boda,
que todas las lunas sean lunas de miel.
Que las verdades no tengan complejos,
que las mentiras parezcan mentira,
que no te den la razón los espejos,
que te aproveche mirar lo que miras.
Que no se ocupe de ti el desamparo,
que cada cena sea tu última cena,
que ser valiente no salga tan caro,
que ser cobarde no valga la pena.
Que no te compren por menos de nada,
que no te vendan amor sin espinas,
que no te duerman con cuentos de hadas,
que no te cierren el bar de la esquina.
Que el corazón no se pase de moda,
que los otoños te doren la piel,
que cada noche sea noche de bodas,
que no se ponga la luna de miel.
Que todas las noches sean noches de boda,
que todas las lunas sean lunas de miel.
La rueda del hambriento
César Vallejo
"Por entre mis propios dientes salgo humeando,
dando voces, pujando, bajándome los pantalones...
Vaca mi estómago, vaca mi yeyuno,
la miseria me saca por entre mis propios dientes,
cogido con un palito por el puño de la camisa.
Una piedra en qué sentarme
¿no habrá ahora para mí?
Aún aquella piedra en que tropieza la mujer que ha dado a luz,
la madre del cordero, la causa, la raíz,
¿ésa no habrá ahora para mí?
¡Siquiera aquella otra,
que ha pasado agachándose por mi alma!
Siquiera
la calcárida o la mala (humilde océano)
o la que ya no sirve ni para ser tirada contra el hombre
¡ésa dádmela ahora para mí!
Siquiera la que hallaren atravesada y sola en un insulto,
¡ésa dádmela ahora para mí!
Siquiera la torcida y coronada, en que resuena
solamente una vez el andar de las rectas conciencias,
o, al menos, esa otra, que arrojada en digna curva,
va a caer por sí misma,
en profesión de entraña verdadera,
¡ésa dádmela ahora para mí!
¿Un pedazo de pan, tampoco habrá para mí?
Ya no más he de ser
lo que siempre he de ser,
pero dadme
una piedra en qué sentarme,
pero dadme,
por favor, un pedazo de pan en qué sentarme,
pero dadme
en español
algo, en fin, de beber, de comer, de vivir, de reposarse
y después me iré...
Hallo una extraña forma, está muy rota
y sucia mi camisa
y ya no tengo nada, esto es horrendo".
***
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“¡Canto, qué mal me sales
cuando tengo que cantar espanto!
Espanto como el que vivo
como el que muero, espanto”.
(Últimos versos de Víctor Jara).
****
Yo te nombro, libertad
Paul Èluard
Por el pájaro enjaulado
Por el pez en la pecera
Por mi amigo que está preso
Por que ha dicho lo que piensa
Por las flores arrancadas
Por la hierba pisoteada
Por los arboles podados
Por los cuerpos torturados
Yo te nombro Libertad
Por los dientes apretados
Por la rabia contenida
Por el nudo en la garganta
Por las bocas que no cantan
Por el beso clandestino
Por el verso censurado
Por el joven exilado
Por los nombres prohibidos
Yo te nombro Libertad
Te nombro en nombre de todos
Por tu nombre verdadero
Te nombro y cuando oscurece
cuando nadie me ve
Escribo tu nombre
en las paredes de mi ciudad
Escribo tu nombre
en las paredes de mi ciudad
Tu nombre verdadero
Tu nombre y otros nombres
que no nombro por temor
Por la idea perseguida
Por los golpes recibidos
Por aquel que no resiste
Por aquellos que se esconden
Por el miedo que te tienen
Por tus pasos que vigilan
Por la forma en que te atacan
Por los hijos que te matan
Yo te nombro Libertad
Por las tierras invadidas,
Por los pueblos conquistados
Por la gente sometida
Por los hombres explotados
Por los muertos en la hoguera
Por el justo ajusticiado
Por el heroe asesinado
Por los fuegos apagados
Yo te nombro Libertad
Te nombro en nombre de todo
Por tu nombre verdadero
Te nombre cuando oscurece
cuando nadie me ve
Escribo tu nombre
en las paredes de mi ciudad
escribo tu nombre
en las paredes de mi ciudad
Tu nombre verdadero
Tu nombre y otros nombres
Que no nombro por temor
Yo te nombro Libertad
Somos
Labordeta
Somos
como esos viejos árboles
batidos por el viento
que azota desde el mar.
Hemos
perdido compañeros
paisajes y esperanzas
en duro batallar.
Vamos
a echar nuevas raíces
por campos y veredas,
para poder andar
tiempos
futuros y anhelados,
de manos contra manos
que es la fraternidad.
Somos
como la humilde adoba
que cubre contra el tiempo
la sombra del hogar.
Hemos
perdido nuestra historia
canciones y caminos
en duro batallar.
Vamos
a echar nuevas raíces
por campos y veredas,
para poder andar
Vamos
hundiendo en las palabras
las huellas de los labios
para poder besar
Somos
igual que nuestra tierra
suaves como la arcilla
duros del roquedal.
Hemos
atravesado el tiempo
dejando en los secanos
nuestra lucha total.
Vamos
a hacer con el futuro
un canto a la esperanza
y poder encontrar
tiempos
cubiertos con las manos
los rostros y los labios
que sueñan libertad.
Somos
como esos viejos árboles.
Otras canciones populares de Lena
Otras canciones de Asturias
(Cancioneru asturianu de Vicente Sánchez)
Otros trabajos recoyíos por el autor de la páxina:
Xulio Concepción Suárez
Índice alfabético de materias
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