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Historia de una escalera
Antonio Buero Vallejo.

Representación por los alumnos/as
de 2º Bachillerato, B.
Dirección de Natalia Álvarez Tuñón
IES Benedicto Nieto. Lena.

A) Crítica de Natalia Álvarez Tuñón

En nuestra representación de la obra de Buero Vallejo, podríamos señalar muchos rasgos para elaborar la crítica, pero nos centraremos en el decorado, vestimenta y actuación de cada personaje.

En el primer punto, la decoración no estaba presentada como en el guión se pedía. Es cierto que contábamos con dos puertas y unos pequeños rombos pegados en las ventanas, pero esto no era lo que se había acordado. En primer lugar, las ventanas tenían que estar cubiertas completamente de estas figuras de colores, ya que Buero las describe de esa forma. En segundo lugar, las puertas eran demasiado sencillas. No tenían ni una grieta que diera sensación de antigüedad ni nada que se le pareciese. Podemos intuir que los personajes por la noche iban con linternas, porque no existía en nuestro decorado ni una simple bombilla dibujada en un papel.

Como directora de esta obra, si tuviera que calificar a la encargada del decorado, Bea, estaría suspensa. Las presentadoras, Ángela Álvarez y Alex, hicieron su papel correctamente; sin recibir ninguna indicación, ellas supieron en todo momento lo que tenían que hacer; incluso daban algunas ideas para el resto de los personajes. Ángela, que a la vez era la encargada de las acotaciones, sirvió de gran ayuda a muchos de los personajes que no sabían ni cuando tenían que entrar.

A la hora de establecer una crítica a los personajes en conjunto, debo decir que lo hicieron bastante bien (todo se puede mejorar): nadie tuvo que sacar los papeles y más o menos sabían por dónde se movían. Entrando en pequeños detalles os diré:

•  Victor. Sabías en todo momento qué decir, dónde ponerte y cómo actuar. Seguiste las indicaciones de la directora tal y como ella te había dicho. Tu vestimenta era perfecta. Improvisaste alguna vez, pero si el público no tienen el guión, no se entera; así que mi nota es de un 9.

•  Rubén. Ni te sabías el papel, ni llevabas la vestimenta apropiada. Hablas muy rápido y no atendiste a mis indicaciones. Si llevas una “chuleta” en la mano, procura que no se vea. Dentro de lo que cabe, podrías haber estado peor. Mi nota para ti es de un 5.

•  Cristina . Cumpliste con tu papel. La vestimenta no tiene ni un "pero". Lo único que te debo decir es que, para la próxima, procura no interrumpir la obra para llamar a otra compañera. Tu nota es un 8.

•  Saray. Vestimenta perfecta, sin ninguna duda, aunque con algunos fallos a la hora de hablar; para la siguiente obra que tengas que hacer, te aconsejo que mires un poco más el papel antes de representar las escenas. Mi nota es un 8.

•  María. Unas de las mejores actuaciones sin duda alguna. Tu vestimenta era tal y como te había indicado. Te sabías el papel y en todo momento eras consciente de lo que tenías que hacer. Se agradece que te hayas esforzado, porque eras la protagonista. Mi nota es de un 9.

•  Elsa. Bien en la vestimenta, y bien en la actuación. Aunque lo podías haber hecho mejor, no cometiste grandes fallos. Mi nota es de un 7.

•  Alex. Tu interpretación estuvo perfecta. Improvisaste en algunas ocasiones, pero no se notó. Cumpliste con mis indicaciones tanto en la vestimenta como en la forma de hablar; así que tú nota es de un 9.75.

•  Ángela. Bien en la interpretación, pero mal en el vestuario. Eras una señora mayor y, como tal, no puedes ir con un pañuelo improvisado a última hora rosa fucsia. Tuviste un momento en la obra en el que no sabías qué tenías que hacer, y esto para los personajes era algo fundamental. Mi nota para ti es de un 6.

•  Bea. Bien en la vestimenta y en la representación. Teniendo en cuenta tu miedo escénico, creo que no me puedo quejar, y tu valoración va a ser de un 8.

En conclusión creo que la mayoría de los actores supieron sacar adelante esta representación. Las indicaciones de la directora se siguieron en casi todas las ocasiones. Cabe destacar el mal acierto de Rubén y Ángela con la vestimenta, pero bueno, en general lo hicisteis muy bien si tenemos en cuenta el que sólo lo habíamos ensayado dos días. Otra cosa que os tengo que decir, es la pésima responsabilidad que tuvisteis el primer día con los guiones. Sólo tres o cuatro personas acudieron al ensayo con sus hojas y estabais avisados desde tres días antes.

Tengo que señalar la importancia de Ángela Álvarez, ya que sin ella la mayoría de los actores no sabían ni cuando tenían que entrar. Ella muy disimulada les indicaba cada cosa y hasta lo que tenían que decir en muchos casos. Conforme a la representación tengo que deciros que estoy contenta porque nadie se atrevió a hacer el ridículo con los papeles en la mano y más o menos me hicisteis caso.

Todos somos conscientes de que se podría haber hecho mucho mejor y hubiera quedado una cosa muy bonita.

B) Otras conclusiones después de la representación (Xulio pide la palabra, pues también presenció la obra con atención...)

En su conjunto, los actores y actrices siguieron (más o menos) las instrucciones previas que la directora les había dado para la representación (sirvan los matices que les reprocha Natalia). Desde el principio, se aprecia que la mayoría conoce su papel: atuendo adecuado, maquillaje... Hay una dinámica de grupo evidente: ya al principio, en el aula todavía, se ultiman los retoques para salir a escena, y Ángela escribe en el encerado el título de la obra, como si la fueran a reescribir de nuevo: ahora sólo en su interpretación, oral, escénica. Otra forma de leerla y actualizarla, por supuesto. Es la función creativa y recreativa del arte. La foto conjunta de actores y actrices improvisados ante el encerado y la HISTORIA DE UNA ESCALERA (todo en mayúsculas) fue el primer paso para que los demás también fluyeran ligeros y acompasados.

Las presentadoras (Ángela Álvarez y Alex) se sucedieron en la escalera, al tiempo que los actores iban haciendo un gesto para su identificación bajo sus vestimentas. Leyeron el texto, que también podían haberlo recitado de manera más informal, pero quedó bien. Comienza la escena con un ligero retoque en el descanso de la escalera: unos cristales decorados con algunas figuras geométricas. El resto de la decoración ya no aparece, tal como se había prometido: Beatriz había quedado en diseñarla más acorde con el escenario que describen las acotaciones de Buero Vallejo en la obra. Destaca la figura de Fernando padre, bien encarnada por Víctor: bigote, traje impecable, sombrero...

Los diálogos fueron directos: la apuntadora estuvo siempre detrás, pero todos los personajes se sabían más o menos su papel (tenían el texto bastante bien memorizado, con algunas improvisaciones para salir del paso). No leyó nadie directamente, aunque hubo algunos cortes, pero enseguida la voz tras la escalera permitía hilar el diálogo. Ganó así la escena en naturalidad. Muy resueltas, María (Carmina hija), Alex (Fernando hijo) aparentemente resuelto, Víctor (Fernando padre), que echó imaginación suficiente para los lapsus breves; esforzado, Rubén (Urbano), aunque a veces se prolongaba el lapsus; lo mismo que Sara (Trini), Cristina (Paca), Elsa (Rosa), Beatriz (Manolín) , Ángela (Carmina)...

En su conjunto, se cumplieron bien los objetivos: después de leer la obra programada, y de algunos comentarios en el aula varias sesiones, la mejor práctica para entrar en el ambiente escénico era, sin duda, meterse en los personajes de algunas escenas. No se pudo representar entera, es evidente, pero de la parte se va al todo. Y, en realidad, el todo ya está en cada parte, especialmente cuando se trata de un autor como Buero.

Finalmente, el papel de María y Alex, sus ilusionadas palabras finales, parece que traducen la idea solapada del autor: la importancia decisiva de la mujer en la realización de los proyectos futuribles de cualquier enamorado. El tono insistente de Fernando para convencer a Carmina de sus fantasías, es correspondido con ilusión confiada de la figura femenina en el final de la obra. No se dice si aquellos proyectos se habrían cumplido o no. En el final del segundo acto, no se habían cumplido. La repetición en el segundo, la insistencia del autor, pudiera connotar que, por lo menos, habría que seguir insistiendo hasta que el sueño se hiciera realidad.

Hoy, en fin, más de medio siglo después, tal vez el sueño de Fernando y Carmina se haya cumplido en muchos casos. La progresión social de la mujer en el segundo milenio, y ya parte del anterior, va demostrando que la función de la mujer en muchos campos y profesiones viene transformando sustancialmente toda una sociedad: occidental, oriental, nórdica o austral. El campo, la ciudad, la investigación, la opinión, las mismas academias lingüísticas y literarias, la participación ciudadana, la comunicación en el aula..., es otra bien distinta a los años de la obra y del autor.

Tal vez, por ello, Buero Vallejo pase a la historia literaria y social como un adelantado a los tiempos: no podría romper claramente una lanza en favor de la figura femenina como factor de transformación social, pues no se lo habrían permitido ni las normas vigentes, ni la misma sociedad circundante. Pero tal vez lo haya dejado sólo de forma connotada, solapada, a modo de apunte a interpretar. Decir y no decir, sugerir, mover ideologías asentadas, al tiempo que tenga que ser el lector quien ponga de su parte la otra cara de la lectura. Pero la palabra clave de todo el entramado en los dos últimos actos era la misma: la mujer. Bien parecen haberlo entendido estos autores y actrices en su hora literaria fuera del aula.

C) Los recursos multidisciplinares

Al leer las instrucciones en PDF de la directora teatral por unas clases, dentro y fuera del aula, se diría que usa recursos procedentes de otras actuaciones previas. Por ejemplo, en sus instrucciones no describe con párrafos largos la forma en que han de ir vestidos los personajes (estilo de los cuarenta), sino que incluye varias fotos numeradas, y dice simplemente "debe ir vestido/a más o menos como la foto nº...". Así al tiempo que no quedan dudas de interpretación por parte de sus compañeros/as, y no hay lugar a disculpas o descuidos, los personajes disponen de un margen de libertad para variar en su atuendo: traje, tonos, sombreros, toquillas... De hecho, así resultó en la práctica de su actuación.

En realidad, una técnica tan sencilla de dar instrucciones supone toda una práctica anterior: ni el profesor la había dado en clase, ni es frecuente. Esta alumna en concreto, siempre muy creativa, vino participando en otras muchas actividades de otras áreas, que vieron su fruto al final del Bachillerato. De hecho, se convirtió en directora sin titubeos. Por ejemplo, en las jornadas sobre el Plan de Igualdad del Centro, que dirige con esmero Carmen Arias González, ya había aprendido bien la técnica de presentación en público (vestuario adecuado, maquillaje, actitudes, gestos, formas de saber estar en un escenario...).

En fin, ése fue el objetivo de la representación teatral: conocer el contenido de una obra que entra en el programa PAU, entender mejor el ambiente escénico, los personajes, las intenciones solapadas o no del autor..., pero, sobre todo, aplicar recursos multidisciplinares del presente y de años anteriores. No por casualidad tampoco, Natalia, otros/as de la escenificación (Alex, Ángela, Rubén...) también habían participado en la optativa de PII (Proyecto Integrado), todo el año con recursos digitales y multimedia. Los productos que germinan y florecen nunca se dan aislados: más bien se multiplican en el conjunto. Y hasta sirvió la obra para la discusión de grupo en términos de feminismo, feministas, machismo..., tan de moda hoy.

A modo de síntesis

Y ya para terminar del todo (ahora de verdad), mi felicitación a la directora, lo mismo como organizadora que como observadora externa de la representación: primero distribuyó a cada personaje su papel, dejó por escrito cómo tenían que ir vestidos/as, etc. Y luego, en consecuencia, los calificó de forma muy objetiva -creo yo- y justa, sin amiguismos, sin contemplaciones: si tenían claros sus deberes, deberían haberse preocupado de ponerlos en práctica hasta el detalle. Pero bueno, tampoco pidamos demasiado... (cada uno, cada una, hace lo que sabe hacer...).

Muy buena esa idea de la calificación numérica, con el desparpajo, decisión y asertividad que caracterizan a Natalia. No obstante, yo creo que la media de todos y todas, como grupo de trabajo (equipo de representación), sería más bien rozando el sobresaliente, pues sólo ensayaron dos días. Mi felicitación a todas y a todos (y en este orden ahora, pues ellos eran sólo dos...). Muy aceptable remate literario del curso. Gracias por vuestra colaboración en las clases prácticas: desde la directora, hasta el que no pasó del cinco (que ... "dentro de lo que cabe, podrías haber estado peor..."), con esas palabras tan espontáneas y sinceras de Natalia, que a nadie pueden parecer mal en este contexto del aula.

Ver texto de instrucciones previas
para la representación en PDF:
por Natalia Álvarez Tuñón

Ver representación de 2º A

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por Xulio Concepción Suárez

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