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El árbol de la ciencia: Santiago de Compostela
El juego interdisciplinar con las palabras:
entre la casa, las calles, las caleyas,
el deporte, la montaña... y las aulas
(texto completo en PDF),
por Xulio Concepción Suárez
2017Síntesis de unas cuantas
clases prácticas,
talleres lingüísticos y literarios,
salidas al campo, rutas didácticas...,
compartidas tantos años
dentro y fuera de las aulas.A) Palabras de gratitud
Otra vez, unas páginas sobre el entorno -en esta ocasión con objetivo más didáctico- no habrían sido posibles como están, sin la inestimable colaboración de todas aquellas personas que, con mucha paciencia, aguantaron mis tiempos, mis preguntas y mis rollos.
Lo mismo en la enseñanza que en distintas profesiones, entre unos cuantos amigos fuimos haciendo posibles estos manojos de palabras, durante muchas conversaciones y recreos, siempre más o menos acordes o encontrados: en todo caso, los desajustes, y otros fallos, sólo son fruto de mis empeños discutidos.
Un especial recuerdo he de acotar para todos aquellos alumnos y alumnas por las aulas, o de ex-alumnos y ex-alumnas siempre agradecidos, que durante muchos años armonizaron (y amenizaron) muchas clases relajadas cada mañana: pequeños trabajos monográficos, aquellos juegos con los prefijos y los sufijos, algunas cavilaciones con los lexemas, y muchos titubeos para la definición precisa.
1. Con este juego elemental: el puzzle diario de las palabras
Y tantas otras venturas (aventuras y desventuras), en busca de la selección adecuada, y estética a ser posible, de sinónimos, antónimos, hiperónimos, parónimos…, durante tantos trabajinos sobre el entorno, encargados y acordados desde las clases de Lengua, Técnicas de Estudio. Informática…
Como ramos primaverales florecidos tras el largo invierno, o tras el frío más libresco de las clases, con las miradas de reojo tras los cristales, levantamos ahora estos mosaicos de términos y voces, con un único objetivo: seguir jugando a este entrañable puzzle de las palabras, sin el peso de unas notas, y sin que nadie tenga (ni sostenga, con mejor o peor ceño) la última palabra.
2. Para seguir aprendiendo y compartiendo con las mismas leyes del juego
Una gratitud más para las críticas, sobre todo de aquellos ex-alumnos y ex-alumnas que, de cuando en cuando, seguimos platicando: sin ellas no me hubiera aventurado yo con estas conclusiones; y con ellas, pondré remedio más severo a mis errores, entre los tonos más ocres ya (y ya más reposados) de un otoño cualquiera en adelante.
Aún a riesgo de posibles círculos rojos sobre algunos términos, sirvan estas páginas de punto de partida para tomar conciencia del problema: tampoco está mal que el buen alumno/a llegue, con el tiempo, en algún punto a superar a su maestro. Es la ley del juego.
B) Anotación preliminar
Existen, ciertamente, muchas otras formas de acercarse a una palabra cualquiera, o a una terminología específica concreta: por su origen, por su sentido, por sus usos, por sus asociaciones posibles, por ramas del saber, por asignaturas, por áreas más o menos extensas o intensas….
Existen, bien es verdad, formas muy variadas para definir las palabras (más comunes o más técnicas) en cada contexto concreto: ésa es la función de los diccionarios, de los vocabularios específicos, de los manuales por áreas separadas, de los libros de texto, de las explicaciones de cada profesor/a en su materia y en su aula.
Damos por supuestas todas estas referencias y partimos de que ya tienen su imprescindible función en el lenguaje de cada asignatura.
El enfoque adoptado aquí no pretende, por supuesto, sustituir ninguno de ellos, sino, más bien, añadir el grano de arena al montoncito: poner de manifiesto lo común de todos esos métodos para entender y expresar términos, conceptos y palabras: relacionar en un punto lo que cada uno puede aportar a los otros; buscar lo que los une; darles un uso interdisciplinar.
El sentido primero que une las diversas áreas a partir de unas mismas palabras
Pensando en el hecho de que en las más diversas áreas podemos estar usando casi idénticas palabras, intentamos que al aprender (comprender y expresar) podamos usar interactivamente terminologías, conceptos y palabras, comenzando por el sentido más elemental, el primero, que las une hoy a todas ellas.
Intentamos que al aprender términos, al usar palabras especializadas, podamos aprovechar mejor las explicaciones de un área para aplicar a la siguiente; podamos facilitar el aprendizaje y la labor del que habla o del que escucha con un mismo camino siempre en parte conocido por los dos: las familiares palabras.
En fin, este enfoque, metodológicamente concreto (partir del sentido primero de las palabras), no puede tomarse aislado de los otros, no pretende sustituir a ninguno de ellos, como se dijo. Supondría quedarse en los sentidos arcanos (arcaicos) de las palabras. Sería un objetivo muy recortado.
O el sentido común de las palabras
Este enfoque, más bien ensamblador de las palabras, es complementario a otros: una vez descubierto el núcleo significativo de una voz, podremos manejarla en los usos y contextos más dispares (incluso enfrentados).
Bajo las apariencias más variadas, seguirá siendo la misma palabra, pues siempre será mucho más lo común que lo específico; lo que une, que aquello que separa en áreas tan aparentemente irreconciliables.
Descubrir ese punto de partida, reutilizar el hilo significativo que enhebra tantos campos terminológicos y léxicos; reducir las complejidades a componentes elementales, a veces muy sencillos y triviales…, supondría tanto como descubrir el otro punto de apoyo para mover ese maravilloso e impresionante entramado del lenguaje.
Por eso (ya lo sabemos de antemano), tal vez, tampoco lo vamos a conseguir ahora. Convencidos de ello, no obstante, lo seguiremos intentando.
C) Y una autocrítica previa
Nos hacemos la primera autocrítica: faltaría en cada tabla una columna más; aquélla que definiera cada terminología en el sentido actual, el que usamos hoy, el que llegó a nuestros libros de texto, a las explicaciones del profesor/a en clase, el sentido exacto que le da cada ciencia hoy por separado.
Somos conscientes de esta evidente carencia, lo mismo en las tablas intermedias que en el diccionario final: una columna más completaría el proceso de sentidos originarios y actuales; los que fueron antes y los que son hoy.
Pero ni era ese el objetivo ahora, ni es cuestión de meterse nadie donde ha de comenzar la difícil -interesante y creativa- tarea de cada profesor, y de cada alumno, en la personalización de cada uno de los lenguajes por materias y por clases.
Ahí continúa el trabajo de aprender (y de prender) cada uno de los conceptos y procesos, especializados (atomizados) terminológicamente hasta el extremo en cada rama del saber.
Partimos de la palabra, como método de aprendizaje y de trabajo
Partimos sólo aquí, por razones evidentes de espacio y método, de lo que una palabra “fue”, para poder llegar luego, más razonadamente, por uno mismo, a lo que esa palabra hoy “es” en cada rama. Tiempo habrá para seguir añadiendo columnas a las tablas.
Nos interesa sólo, pues, el punto de partida del proceso significativo, por si reducidas las distancias marcadas por la evolución del sentido con los descubrimientos en el tiempo, pudiéramos valorar, más productiva e interdisciplinarmente, ese preciso, imperecedero y precioso, juego ensamblador de las palabras.
En palabras de Juan José Durán Valsero
"Pues un primer estadio para estudiar las cosas es nombrarlas. Y si esas cosas, objetos de estudio, son formas o procesos de la Tierra, parace clado que la disciplina científica que las aborda debería haber aprovechado el acervo de términos preexistentes para construir su edicficio científico desde la óptica terminológica...
Los científicos y estudiosos se han olvidado con una frecuencia mayor de la deseable que existen muchas de esas palabras; y lo que es peor, una mayoría importante, sobre todo de jóvenes, desconoce su existencia o sus significados precisos.
El lenguaje científico, en su continua especialización y creciente complejidad, se ha ido alejando del lenguaje popular, de lo local, de lo propio, dejando paso a numerosos barbarismos y neologismos, en ocasiones para sustituir con poco tino algunos términos ya existentes en español...
Esta es la finalidad... contribuir... a recuperar esa memoria perdida del rico y variado patrimonio lingüístico español y ponerlo a disposición tanto de los investigadores en ciencias de la Tierra coo de muchos aficionados a la naturaleza geológica"
(Texto completo en PDF)
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Xulio Concepción Suárez