Costumbres, tradición, gastronomía, trabajos rurales, vida vaqueira, saber popular

Cantiga serrana
Arcipreste de Hita

Pasando yo una mañana
el puerto de Malangosto
asaltóme una serrana
tan pronto asomé mi rostro.
-«Desgraciado, ¿dónde andas?
¿Qué buscas o qué demandas
por aqueste puerto angosto?»

Contesté yo a sus preguntas:
-«Me voy para Sotos Albos»
Dijo: -«¡El pecado barruntas
con esos aires tan bravos!
Por aquesta encrucijada
que yo tengo bien guardada,
no pasan los hombres salvos»

Plantóseme en el sendero
la sarnosa, ruin y fea,
dijo: -«¡Por mi fe, escudero!
aquí me estaré yo queda;
hasta que algo me prometas,
por mucho que tú arremetas,
no pasarás la vereda.»

Díjele: -«¡Por Dios, vaquera,
no me estorbes la jornada!
deja libre la carrera;
para ti no traje nada.»
Me repuso: -«Entonces torna,
por Somosierra trastorna,
que aquí no tendrás posada.»

Y la Chata endiablada,
¡que San Julián la confunda!
arrojóme la cayada
y, volteando su honda,
dijo afinando el pedrero:
-«¡Por el Padre verdadero,
tú me pagas hoy la ronda!»

Nieve había, granizaba,
hablóme la Chata luego
y hablando me amenazaba:
-«¡Paga o ya verás el juego!»
Dije yo:-«¡Por Dios, hermosa,
deciros quiero una cosa,
pero sea Junto al fuego!»

-«Yo te llevaré a mi casa
y te mostraré el camino,
encenderé fuego y brasa
y te daré pan y vino.
Pero ¡a fe!, promete algo
y te tendré por hidalgo.
¡Buena mañana te vino!»

Yo, con miedo y arrecido,
le prometí un garnacha
y ofrecí, para el vestido,
un prendedor y una plancha.
Dijo: -«Yo doy más, amigo.
¡Anda acá, vente conmigo,
no tengas miedo a la escarcha!».

Cogióme fuerte la mano
y en su pescuezo la puso,
como algún zurrón liviano
llevóme la cuesta ayuso.
-«¡Desgraciado!, no te espantes,
que bien te daré que yantes
como es en la tierra uso.»

Me hizo entrar mucha aína
en su venta, con enhoto;
y me dio hoguera de encina,
mucho conejo de Soto,
buenas perdices asadas,
hogazas mal amasadas
y buena carne de choto.

De vino bueno un cuartero,
manteca de vacas, mucha,
mucho queso de ahumadero,
leche, natas y una trucha;
después me dijo: -«¡Hadeduro!,
comamos de este pan duro,
luego haremos una lucha.»

Cuando el tiempo fue pasando,
fuime desentumeciendo;
como me iba calentando
así me iba sonriendo.
Observóme la pastora;
dijo: --«Compañero, ahora
creo que voy entendiendo».

La vaqueriza, traviesa,
dijo: «Luchemos -un rato,
levántate ya, de priesa;
quítate de encima el hato» .
Por la muñeca me priso,
tuve que hacer cuanto quiso,
¡creo que me fue barato!

***

HABLA EL AMOR...

"Si quieres amar dueñas o a cualquier mujer
muchas cosas tendrás primero que aprender
para que ella te quiera en amor acoger.
Primeramente, mira qué mujer escoger.

»Busca mujer hermosa, atractiva y lozana,
que no sea muy alta, pero tampoco enana;
si pudieres, no quieras amar mujer villana,
pues de amor nada sabe, palurda y chabacana.

»Busca mujer esbelta, de cabeza pequeña,
cabellos amarillos, no teñidos de alheña;
las cejas apartadas, largas, altas, en peña;
ancheta de caderas, ésta es talla de dueña.

»Ojos grandes, hermosos, expresivos, lucientes
y con largas pestañas, bien claros y rientes;
las orejas pequeñas, delgadas; para mientes
si tiene el cuello alto, así gusta a las gentes.

»La nariz afilada, los dientes menudillos,
iguales y muy blancos, un poco apartadillos,
las encías bermejas, los dientes agudillos,
los labios de su boca bermejos, angostillos

»La su boca pequeña, así, de buena guisa,
su cara sea blanca, sin vello, clara y lisa;
conviene que la veas primero sin camisa
pues la forma del cuerpo te dirá: ¡esto aguisa!"

***

Cántiga de la serrana

Cerca de Tablada, 
la sierra passada, 
falléme con Alda, 
a la madrugada. 

Ençima del puerto 
cuydéme ser muerto 
de nieue e de frío 
e dese rruçío 
e de grand' elada. 

Ya a la decida 
dy una corrida: 
fallé una sserrana 
fermosa, loçana 
e byen colorada 

dixel' yo a ella: 
«Omíllome, bella.», 
Diz: «Tú, que bien corres, 
aquí non t' engorres, 
anda tu jornada.» 

Yo l' dix: «Frío tengo, 
e por eso vengo 
a vos, fermosura: 
quered por mesura 
oy darme posada.» 

Díxome la moça: 
«Pariente, mi choça 
el qu' en ella posa 
conmigo desposa 
e dame soldada,» 

Yo l' dixe: «De grado; 
mas yo so cassado 
aquí en Ferreros; 
mas de mis dineros 
darvos he, amada», 

Diz: «Vente comigo»; 
Levóme consigo, 
diome buena lunbre, 
com' era costunbre 
de sierra nevada. 

Diom' pan de centeno 
tyznado, moreno, 
diome vino malo, 
agrillo e ralo, 
e carne salada, 

Diom' queso de cabras: 
Diz: «Fidalgo, abras 
ese blaço, toma 
un canto de soma, 
que tengo guardada», 

Diz: «Uéspet, almuerça, 
e bev' e esfuerça, 
caliéntat' e paga 
de mal no s' te faga 
fasta la tornada. 

»Quien donas me diere, 
quales yo pediere, 
avrá buena çena 
e lichiga buena, 
que no l' cueste nada.» 

«Vos, qu' eso desides, 
¿por qué non pedides 
la cosa çertera?» 
Ella diz: «¡Maguera! 
¿Sy me será dada? 

»Pues dame una çinta 
bermeja, byen tynta, 
e buena camisa 
fecha a mi guisa 
con su collarada 

»Dame buenas sartas 
d' estaña e hartas, 
e dame halía 
de buena valya, 
pelleja delgada. 

»Dame buena toca, 
lystada de cota, 
e dame çapatas, 
bermejas byen altas, 
de pieça labrada. 

»Con aquestas joyas, 
quiero que lo oyas, 
serás byen venido: 
serás mi marido 
e yo tu velada». 

«Sserrana señora, 
tant' algo agora 
non trax' por ventura; 
faré fladura 
para la tornada.» 

Díxome la heda: 
«Do non ay moneda, 
non ay merchandía 
nin ay tan buen día 
nin cara pagada. 

»Non ay mercadero 
bueno sin dinero, 
e yo non me pago 
del que non da algo 
nin le dó posada. 

»Nunca d' omenaje 
pagan ostelaje; 
por dineros faze 
ome quanto'l plase: 
cosa es provada.»

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