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La juventud es más que una etapa
por Illán Fernández González
(4º C, IES La Correedoria)

La juventud es más que una etapa:
son sentimientos, confusión, desamor,
amor, preparación, pero en el corazón
uso de razón, cúmulo de emoción que escapa.

Entre los dedos, son vivencias
experiencia, una contínua pérdida de paciencia.
Algo que no demuestra la ciencia
es despertar a la una con somnolencia.

Creer que sabes de todo,
sin saber de nada:
un día, hundirse en el lodo;
al otro, volar sin alas.

Una montaña rusa de sentimientos.
Empezar los libros y dejar los cuentos,
vivir sin prisa y disfrutar del momento,
pensar menos en "lo mío" y más en "lo vuestro".

Discutir con tus padres, que te trajeron al mundo,
ganar y perder todo en un solo segundo;
no querer admitir que a veces me confundo,
y pensar que lo que cuentan los abuelos es absurdo.

Sentir que puedes morir de desamor
y el mundo cae entero sobre ti;
que te dé vergüenza pedir perdón,
y creer que no eres feliz.

Una confusión constante,
dudas absurdas pero reales,
querer manejar el volante
sin saberse las señales.

La juventud es corta, pero divertida,
no nos damos cuenta hasta que acaba;
que perderla se hace enseguida
y, una vez perdida, queremos recuperarla.

Tirar las monedas sin miedo a que caigan de canto,
mirarte al espejo y gritar ¡qué espanto!,
vivir tranquilo sin carga de conciencia,
salir de Educación Física desprendiendo tu fragancia.

Que te duela lo que piense la gente,
aún sabiendo que todo es mentira,
notar que eres distinto como en divergente,
y sentir que el tiempo nunca espira.

Pensar que lo que dices nadie lo entiende,
sobre todo, si es dentro de tu casa;
desear con ansia el finde,
para reunirte con tus amigos en masa.

Creer que tú eres el yo lírico,
sentir miedo al ir solo al médico,
dificultar tú solo lo más básico,
no saber qué hacer como un errático.

La juventud es confundirse para mejorar.
La juventud es hundirse para flotar.
La juventud es pulirse para no lijar.
La juventud no es sólo una etapa:
ni una forma de pensar.

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